Para mí uno de los problemas más serios que enfrenta la educación en Chile ha sido consecuencia de la municipalización de la educación y el criterio del financiamiento que se les ha dado a los municipios. Se pueden agregar varias otras causas del deterioro de la educación pública chilena, entre ellas el trato que se le ha dado al profesorado.
Desgraciadamente a mi juicio no se han enfrentado prioritariamente la neutralización de las causas más importantes causantes de este desastre.
En democracia previo al golpe militar, la educación pública chilena había logrado una valiosa madurez. Fueron probablemente los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda y de Eduardo Frei Montalva, ambos grandes estadistas, los que dieron un fuerte impulso a la educación pública en Chile .Al profesorado se llegó a darle un justo tratamiento y el merecido reconocimiento de la comunidad. El director de la escuela era una autoridad local. El rector del liceo fiscal lo era en un ámbito más amplio. Las escuelas normales, formadoras de grandes maestros se extendían por amplios sectores del país. Teníamos un valorado sistema de perfeccionamiento del profesorado.
Ello permitió un importante ascenso social basado en una educación pública gratuita, llegando a crear profesionales con compromisos con la sociedad. Muchos fueron verdaderos colaboradores de la redistribución del ingreso. Cuántos destacados médicos atendían gratuitamente a los pobres y cobraban altos aranceles a los de mayores ingresos. El enfermo era un paciente que había que sanar, no era el cliente que había que hacer dependiente de sus servicios; paralelamente hoy se aprecia como el medicamento estimulado por los laboratorios llega a ser promovido por el facultativo que es premiado por el laboratorio que lo comercializa.
En torno a estos temas, cabe tener presente cómo se han debilitado los colegios profesionales en torno a la ética de sus integrantes y a la pérdida de la obligación de su colegiatura para poder ejercer.
El financiamiento del Estado a la educación municipalizada establecido por la dictadura militar ha sido y lo sigue siendo nefasto. Se le da tanto por alumno que asiste, dejando en pésima situación a las escuelas más marginales, las que debieran tener los mayores aportes.
El sistema de educación municipal ha tendido en muchos casos a dar más poder político al alcalde de turno. Ello ha contribuido a debilitar la posición contraria a la municipalización de la educación.
Ha sido impresionante como han decaído las escuelas públicas fiscales como también los liceos municipalizados, que fueron en la antigua democracia, anterior e la larga dictadura, un orgullo nacional.
La escuela pública, el liceo fiscal y la universidad gratuita qué importante función cumplieron en el ascenso social de tantos nuevos profesionales y técnicos comprometidos con la sociedad.
Lo fundamental para mejorar la educación pública es que cada establecimiento constituya un proyecto de desarrollo social y en torno a ese proyecto objetivo se entreguen los recursos fiscales.
Debe volver a lograrse que el director de escuela y el del liceo sean nuevamente respetados por la sociedad y que ellos sientan ser hombres importantes en los frutos de sus desenvolvimientos.
El debilitamiento de la educación pública junto al subsidio estatal al establecimiento privado cómo han contribuido al desarrollo de la educación privada. Impresiona cómo algunas empresas educacionales en el nuevo ambiente que se les creó, han tenido un desarrollo extraordinario basado en grado importante en capacidades empresariales que se han incorporado al sistema.
La agudización en la desigualdad de distribución del ingreso en Chile junto al debilitamiento de la educación estatal ha generado un reforzado sistema educacional no subsidiado, en expansión impresionante; muchos de esos establecimiento con construcciones y otras infraestructuras que contrastan con las que existieron en el pasado y qué decir con los establecimientos de educación fiscal.
Impresiona por otra parte cómo se ha ido reduciendo el alumnado de los establecimientos públicos.
Parece importante la meta o idea de que los alumnos sean de la escuela del barrio y el liceo tenga como alumnado los estudiantes provenientes de áreas de atracción algo mayores. Los establecimientos contribuyan así a una integración social local y regional. Ayer conversaba sobre el tema con un joven ingeniero francés y él me señalaba la importancia de la educación pública en ese país europeo; si un padre quería poner a su hijo en un colegio que consideraba mejor ubicado en otro barrio no lo podía hacer, salvo que se fuera a vivir a ése.
Falta una planificación de la educación como lo era en el pasado, que descanse en diagnósticos serios, profundos, objetivos y continuos que permitan ir identificando problemas, buscando soluciones y contribuyendo a que no se vayan presentando problemas futuros. Qué lejos estamos de esos.
Cuándo van a ser dependientes los establecimientos de un gran sistema nacional de educación pública como también lo deberían ser los establecimientos de salud, cómo lo fue en el pasado.
Cómo deben seleccionarse los alumnos que entran a la formación de profesor y cómo ellos puedan hacer carrera basados en sus capacidades y en sus desempeños. Que los mejores puedan llegar a ser importante directivos del ministerio de Educación.
Estamos lejos de buscar soluciones sobre estos planteamiento.
La formación de profesores deben estar relacionados con las demanda futuras. Hace poco oía a Evelyn Mathei que señalaba que se están formando profesores en una cantidad diez veces mayor a la demanda real por ellos.
Cada establecimiento debiera tener sus metas a cumplir y los que se encuentren en ambientes más difíciles son los que debieran tener más y mejores recursos, Hoy los mejores profesores o se van a la enseñanza privada o a la pública de las comunas más ricas.
Parece que sobre estas aspiraciones poco se conoce.
Estamos más preocupados por destruir forzadamente la enseñanza privada con aportes fiscales y el copago, que reforzar la educación pública.
Una buena educación pública será la mejor forma de atraer alumnos a ellas y a debilitar paulatinamente los otros sistemas. Debemos atraer a los mejores profesores con reales vocaciones a la enseñanza pública. Recuerdo con nostalgia a los grandes maestros que teníamos en lo liceos fiscales del pasado y los grandes directores de la escuelas públicas, que no tenían la intranquilidad de que en cualquier momento pierdiesen sus cargos; por el contrario ellos se sientan en un sistema que por sus méritos y capacitaciones podían ir ascendiendo e incluso llegar a altos cargos en la administración de ese gran ministerio de Educación del pasado, encabezados por grandes maestros estadistas.
Qué importante es recuperar los sistemas de perfeccionamiento del profesorado que se logró establecer en el pasado.
Por ahora no quiero referirme a la educación superior.
Cabe preguntarse, qué pasa en el Ministerio de Educación. Por ejemplo que ha hecho por procurar recuperar la enseñanza de educación cívica; qué pasa con el ministerio de Educación que no se preocupa de un mejor uso de nuestro idioma.
El trato al profesorado ha sido indigno. Es una vergüenza que aún se tenga esa deuda histórica con parte importante del profesorado. Parece increíble que con tantos gobiernos democráticos que hemos tenido aún no se haya podido corregir esta aberrante situación.
