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Triste espectáculo en mi opinión da la política chilena. Mezcla de molestia, rabia e indignación frente a querer hacer de nuevo el voto obligatorio

Ayer oí en radio que nada menos que el ex Presidente Lagos aparecía propiciando una nueva ley para hacer nuevamente obligatorio el voto. He estado informado que varios parlamentarios propician esta modificación y hoy capto la declaración de un senador de Renovación Nacional que apoya esta iniciativa y plantea otra por la que a quienes se les inscribió automáticamente se les permita borrar su inscripción.

Parece preocuparles a muchos políticos actuales frente a los mayores desprestigios surgidos, que cada día voten menos electores y quizás surja el día de mañana un gran líder que pueda atraer a masas de votantes. Ojalá sea un líder como Ibáñez del Campo o especialmente como un Frei Montalva que arrastraron a masas electorales y que realizaron grandes cambios políticos, afortunadamente en democracia. Es muy probable que frente a una situación así, la abstención electoral se reducirá considerablemente.

Estamos legislando como acordeón. Aparecen los legisladores arrepentidos. Ya varios diputados transversales apoyaron una legislación que permita que las empresas puedan seguir haciendo aportes a las campañas políticas. Esto originó molestias de muchas y hasta una recia manifestación de la Presidenta Bachelet; a pocas horas diputados manifiestan su arrepentimiento por apoyar esta iniciativa.

Es increíble cómo se pierde tiempo en estos procesos legislativos, atrasando tantas otras iniciativas de legislaciones fundamentales.

Vemos que el senador Navarro es censurado como vicepresidente del Senado por amplísima mayoría transversal porque publica información conocida sobre aportes reservados a los candidatos parlamentarios en la última elección y no quiso arrepentirse de ello. A Navarro se le ve feliz con su destitución, que sin dudas lo favorece ante gran parte de la opinión pública.

Cabe preguntarse, hasta dónde lo están transformando en un gran nuevo líder, cuando el MEO que tan bien iba, aparece ligado a la SOQUIMICH y su imagen se debilita o se derrumba. En mi opinión, Navarro pedía algo inaceptable; si los aportes legalmente eran reservados, los candidatos no podían declarar la identidad de los aportantes, sin que éstos lo aceptasen, pero ante gran parte de la opinión pública es posible que su intervención fuese calificada como una muy pausible su petición.

Sería lamentable que siguieran los parlamentarios llevando adelante este cambio de legislación y más aún llegar nuevamente el voto obligatorio. La obligatoriedad debería ser de conciencia y ello quedar establecido en lo que se manifestara en una auténtica constitución futura, que nazca de la voluntad mayoritaria de nuestros ciudadanos que pueda ser manifestada con plena libertad y derecho, estando acompañado de una amplia información cívica.

En mi opinión, ya manifestada en artículos anteriores, la preparación de una nueva constitución con la presencia de una asamblea constituyente, generaría un valioso proceso de educación y formación cívica de la ciudadanía chilena. Pero parece que ese proceso se posterga.

Debemos llegar a una auténtica constitución que sea de orgullo nacional como lo es nuestra bandera patria o nuestro himno nacional, y no la espuria constitución que nos rige. Las grandes y maduras democracias tienen en su constitución un gran símbolo de su nacionalidad.

Si sale de nuevo el voto obligatorio, cabe preguntarse: no generará esto una mayor molestia del electorado y un mayor rechazo a los actuales políticos. Volveremos a tener aglomeraciones de personas ante establecimientos policiales justificando su distancia geográfica a su mesa electoral para evitar sanciones. No tendrán cosas más necesarias nuestra limitada fuerza policial. Qué pasará con las obligadas denuncias que se deberían hacer de los potenciales delincuentes que cometieron el “grave delito” el de sin justificación no haber sufragado. Podrá cumplir la justicia chilena su obligación de investigar si esos probables delitos denunciados efectivamente lo fueron y aplicar sanciones. Dejaremos que la institucionalidad nacional deje de hacer las denuncias obligadas y que la justicia deje de atender esta obligación de acogerlas y fallar. Cuánto tiempo quitará a tanto recurso humano que debiera dedicarse a funciones más nobles. Cuántos miles de notificaciones deberían hacerse.

Estamos mal, no tratemos de empeorar la situación.

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