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Nueva Constitución y Asamblea Constituyente. Preocupación por posiciones en la Democracia Cristiana y en el Partido Socialista. Primera parte sobre la DC

Estamos en momentos muy importantes en torno a la definición de cómo llegar a una nueva constitución y ver qué ha pasado con las opiniones de militantes de dos partidos, la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. Abordaré especialmente el tema de una Asamblea Constituyente (AC). En este artículo sólo me referiré en especial a la DC; en uno próximo analizaré al Partido Socialista.

Al parecer el PPD se mantiene firme en la idea de una nueva constitución basada en una AC, posiblemente respaldando el nombre de su partido y hasta poder pensar que su tarea principal pendiente es llegar a una autentica Constitución, que debería ser como sucede en las grandes democracias, que la Carta Magna pasa a ser un orgullo nacional por su contenido y forma de generación.

El Partido Radical al parecer se mantiene, a lo menos mayoritariamente, en favor de una AC, aunque no aparecen recientemente, expresiones frecuentes en su defensa.

Es posible que algunos auténticos demócratas de Derecha se pronuncien por una AC, como en la época del gobierno militar un Armando Jaramillo se manifestó por un proceso de esa naturaleza.

Desde hace años he sido defensor de una asamblea constituyente para en Chile llegar a ese tipo anhelado de constitución. Tuve la grata oportunidad de cursar en el Instituto Nacional el ramo de Educación Cívica con grandes maestros y captar en varios países democráticos el orgullo por su constitución. Participé en ese vergonzoso proceso de 1980, que relativamente partió bien en las circunstancias en que se encontraba el país en 1973. Este proceso culminó después de largas etapas de gestión en resultado lamentable. Varias personas de prestigio fueron utilizadas en su elaboración, para que en último momento se acomodara su redacción a intereses de minorías. Gran víctima de ello fue el muy respetable ex Presidente de la República Jorge Alessandri Rodríguez. Lo más escandaloso fue el plebiscito de 1980; hay mucho escrito sobre el tema.

Esa comisión inicial llamada de Ortúzar, si bien estaba constituida por mayoritariamente personas de prestigio, no era totalmente representativa de la ciudadanía. Algunos designados o invitados por el gobierno militar se desistieron de participar en ese proceso, como de un comienzo Eduardo Frei Montalva.

Me ha sorprendido que en esos dos partidos mencionados inicialmente, Democracia Cristiana y Socialista, hoy importantes militantes se manifiesten contrarios al mecanismo de una AC. Nada menos que entre ellos está nuestro actual Ministro del Interior, Jorge Burgos, un político demócrata cristiano de larga carrera política en su partido y que probablemente mucho puede influir en la Presidenta de la República.

Al parecer también lo estaría en contra otro muy importante político chileno, el ex Presidente de la República Ricardo Lagos que entiendo que por excepción es militante activo de dos partidos, el PPD y el Partido Socialista. Otro destacado socialista que se ha pronunciado casi agresivamente contra la AC, ha sido Camilo Escalona.

He tenido la oportunidad reciente de leer el muy interesante y documentado artículo cuyo autor es Patricio Segura Ortiz, publicado en el Monde Diplomatique de junio de 2013 que se le titula “Los años en que la elite política sí creía en la Asamblea Constituyente”.

Encabeza la publicación la siguiente leyenda “En las décadas de los 70 y 80 fue vista como la principal vía para dotar al país de una nueva Constitución”.

En este artículo sólo seguiré refiriéndome preferentemente a la Democracia Cristiana, para en uno próximo hacerlo con el Partido Socialista.

El artículo de Patricio Segura parte con el siguiente párrafo:

Gabriel Valdés, Ricardo Lagos, Patricio Aylwin, Eduardo Frei Montalva, Enrique Silva Cimma y Ricardo Núñez, entre otros, adhirieron firmemente a la idea que hoy mueve el piso de la institucionalidad de Pinochet. En negrita he destacado a demócratas cristianos.

La idea a la que se refiere es la de la Asamblea Constituyente (AC). En la enumeración se destacan dos presidentes de la República. Eduardo Frei Montalva quien diera una valiente lucha por una nueva constitución obtenible por un AC y Patricio Aylwin.

Es probable que el fuerte peso de la opinión de Frei Montalva en los niveles nacionales y mundiales, y en especial lo relacionado con una nueva constitución, pudo haber influido en lo que se cree fue su asesinato. Hombres con Frei Montalva y Bernardo Leighton eran personas pacíficas pero muy peligrosas para una dictadura. No olvidemos el intento de asesinato de Leighton en Roma, que lo dejó herido, pero en situación peor a su esposa Anita Fresno que quedó inválida hasta el resto de su vida. No extraña la opinión de Gabriel Valdés, que para no pocos de los chilenos pensamos que mereció ser presidente de Chile y seguramente hubiera encabezado un gran periodo presidencial. Él tenía a mi parecer grandes dotes de estadista y una fuerte personalidad.

Otro párrafo de este artículo es el siguiente:

En un informe dirigido a la comisión en marzo de 1974 el profesor de derecho constitucional Francisco Cumplido reforzó este principio, señalando que el poder en el pueblo y que “la legitimidad de la autoridad debe descansar, en consecuencia, en el consenso del pueblo democráticamente expresado, por medio de un referéndum o eligiendo una asamblea constituyente”(1). La comisión a la que se refiere es la “Comisión Ortúzar” que estaba encargada por la dictadura para redactar una constitución.

1. Actas Comisión Ortúzar, 19 de marzo de 1974. Memorándum de Francisco Cumplido. Tomo I, p. 397. Ver en http://bit.ly/COrtuzarT1

Francisco Cumplido es un destacado abogado constitucionalista, demócrata cristiano, académico de la Universidad de Chile y quien formara parte muy activa del Congreso Transitorio, que fue como una Asamblea Constituyente que estuvo encargada a fines de los años 60 de preparar y aprobar un nuevo estatuto de la Universidad de Chile. Lo que aprobaba este llamado congreso por alta mayoría quedaba a firme y debió ir a consideración de un plebiscito los otros contenidos aprobados por mayorías más estrechas. Me correspondió ser congresal por la sede de Santiago. Estaba constituido ese congreso por representantes de los tres estamentos, académico(70%), estudiantil(20%) y funcionario no académico(10%). Los congresales académicos podían ser nacionales, de sedes regionales y de facultades.

Un nuevo párrafo del ariculo aborda la opinión de otro destacado demócrata cristiano, Juan de Dios Carmona.

Dos años más tarde volvió sobre este concepto el jurista Enrique Evans, quien en 1976 afirmó sobre las instituciones a las que se estaba dando génesis en la comisión- que “deben probarse para que después el pueblo o una asamblea constituyente [acota que prefiere esta segunda fórmula], les dé forma definitiva en un texto constitucional orgánico que rija el futuro estado de derecho de este país”. Algo similar señaló en 1978 el ex ministro de Defensa de Eduardo Frei Montalva y posterior embajador de Pinochet en España, Juan de Dios Carmona: “La asamblea constituyente -que permitirá un debate sobre los grandes problemas y sobre la nueva institucionalidad, indudablemente, encauzará, mediante ese debate político, las aspiraciones ciudadanas”.

También cabe destacar que Enrique Evans de la Cuadra fue subsecretario de justicia del Presidente Eduardo Frei Montalva. Además recibió la distinción de Profesor Emérito de la Facultad de Derecho de la PUC.

Otros dos párrafos destacables de este artículo y que compromete a favor de la AC a demócratas cristianos son los siguientes:

Uno de los primeros esfuerzos colectivos para proponer una alternativa a la Constitución fraguada por los militares fue la conformación, en 1978, del Grupo de Estudios Constitucionales (“Grupo de los 24”), integrado, entre otros, por su presidente Manuel Sanhueza, Patricio Aylwin, Edgardo Boeninger, Carlos Briones, Jorge Correa Sutil, Francisco Cumplido, Armando Jaramillo, Jorge Mario Quinzio, Alejandro Silva Bascuñán, Enrique Silva Cimma y Hernán Vodanovic. En un informe de 1979 concluyó que la nueva Carta Fundamental debía gestarse bajo determinadas condiciones: en un régimen con plena vigencia del derecho y las libertades públicas; mediante una Asamblea Constituyente y un posterior plebiscito aprobatorio; y con un sistema electoral válido.

Esta idea fue reiterada por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva en el teatro Caupolicán durante su histórico discurso del 27 de agosto de 1980 con motivo del referéndum constitucional convocado por el régimen. “Constituido este gobierno de transición (cívico-militar) se elija por votación popular una asamblea constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión”.

En el primero de estos párrafos aparecen importantes demócrata cristianos a favor de una AC. Se destaca nuevamente a Francisco Cumplido.

Cabe mencionar especialmente la presencia de ese gran abogado y académico Alejandro Silva Bascuñán, nada menos que fundador de la Falange Nacional. También se menciona a Jorge Correa Sutil, demócrata cristiano y hoy consejero del Colegio de Abogados, que en la actualidad, extrañamente, se manifiesta en contra de una AC.

He tenido la oportunidad de analizar recientemente este tema con varios destacados demócratas cristianos, que se manifiestan en contra de una AC. Me extraña mucho esa posición. Por razones obvias no daré esos nombres, pero si puedo mencionar a otros, como nada menos de Ignacio Walker último ex Presidente de ese partido que junto con el constitucionalista Patricio Zapata, destacado académico, nada menos que Decano de Derecho de una universidad privada chilena de gran cantidad de matriculados, hoy perteneciente al capital extranjero, han preparado una proposición para redactar la Nueva Constitución a base de un equipo de 60 ciudadanos, 30 de ellos parlamentarios por partes iguales de ambas cámaras y por 30 ciudadanos elegidos por el Congreso Pleno. A esta estructura le han dado la denominación de “Convención Constituyente”.

Llama la atención lo que se señala en la prensa que. “En la DC explican que esta propuesta no se relaciona con la que está elaborando una comisión especial, creada por el partido, y que encabeza el mismo Zapata” Fte El Mercurio, 14 de julio de 2015.

Hay un dicho muy chileno “estar emborrachando o embolinando la perdiz”; parece que éste se pueda aplicar a estas extrañas iniciativas para impedir la concretización de una auténtica AC. Tiempo que pasa más se debilita el llegar a una AC en esta etapa de la vida política nacional. Seguramente más adelante, en situaciones políticas más tensas se llegará finalmente a esta senda. En mi opinión es mucho mejor hacerlo hoy en un medio político de menores tensiones y que contribuiría a una muy convenienterecuperación del prestigio de nuestra política y especialmente del Parlamento.

Se captan en los sectores políticos tres posiciones principales: una la de no hablar de una nueva constitución, sino de modificación o perfeccionamiento de la existente. La segunda, una nueva constitución que no descanse en una AC sino que en el poder constituyente de la constitución vigente que es el Parlamento y una tercera posición es la que la nueva constitución nazca principalmente de una AC formada por integrantes elegidos por votación ciudadana.

En torno a esta AC, surgen dos posiciones, una es que ésta se resuelva por un plebiscito inicial que se pronuncie sobre el procedimiento de una AC y su forma de constituirse, prescindiendo del poder constituyente actual, el Parlamento. La otra fórmula es que el poder constituyente, el Parlamento, apruebe la creación de una AC elegida por votación ciudadana.

Un grupo de destacados académicos, entre los que está el DC Ricardo French Davis plantea un mecanismo basado en una consulta plebiscitaria que determine el procedimiento para preparar la nueva constitución considerando diversas alternativas, siendo unas de ellas la que sea el parlamento y otras la de una “convención constituyente” que posiblemente se piense que sea similar a la AC.

Es extraño que tanto la proposición Walker-Zapata como la de los 50 académicos no usen el término AC.

El dúo Walker-Zapata aparece como “posición de avanzada” en El Mercurio, defendiendo la postura de una Nueva Constitución. Así lo publica privilegiadamente El Mercurio del 20 de julio reforzando el debate con la publicación de una carta al Director en que se cuestiona una nueva constitución que ha originado un amplio debate captado por más de 200 comentarios llegados a este matutino referidas al contenido de esta carta.

No he captado en la Democracia Cristiana una posición firme en favor de una AC. Al parecer en su debilitada juventud habría una clara posición en favor de una AC; pero ella no se comunica.

En el párrafo próximo, sin dudas que se destaca al Presidente Frei Montalva que en forma tan tajante plantea la necesidad de que por votación popular se elija una asamblea constituyente que tendrá la tarea en la transición a la democracia de la elaboración de un proyecto de constitución.

Recuerdo muy claramente sus palabras en ese histórico acto del Teatro Caupolicán del 27 de agosto de 1980, en vísperas del referéndum convocado por el gobierno militar.

El artículo de Patricio Segura se refiere a ese gran ex Presidente.

Esta idea fue reiterada por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva en el teatro Caupolicán durante su histórico discurso del 27 de agosto de 1980 con motivo del referéndum constitucional convocado por el régimen. “Constituido este gobierno de transición (cívico-militar) se elija por votación popular una asamblea constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión.

Me parece conveniente agregar a este artículo lo que presenta en su trabajo Patricio Segura sobre la Comisión Ortúzar y lo que plantearon en terceros países a la misión que viajó a Europa a informar sobre el proceso para llegar a una nueva constitución.

La Comisión Ortúzar

Para los chilenos no es inédito eso de los procesos constituyentes democráticos. Aunque es posible encontrar ejemplos de hace 100 años, la idea quedó plasmada en las propias actas de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política de la República de Chile (o Comisión Ortúzar, por su presidente Enrique Ortúzar) creada por Pinochet a días del Golpe con el fin de elaborar un anteproyecto para reemplazar a la Carta Fundamental de 1925.

En un viaje que algunos miembros de la comisión hicieron en diciembre de 1973 a Europa con el fin de explicar “las circunstancias que condujeron al movimiento del 11 de septiembre de 1973 y la orientación que inspira la actual dirección del país”, intelectuales del viejo continente plantearon sus aprensiones por la génesis de un nuevo marco institucional. En su informe sobre la gira, Sergio Díez relató que “la inquietud fundamental de estos círculos académicos reside en que la redacción de la Carta Política no se haya entregado a una asamblea constituyente que la promulgara. En Alemania, existe también, la misma preocupación por la generación de la Carta Fundamental”.

Es conveniente llamar la atención de dos hechos, uno que tan rápidamente en 1973 se tomara la decisión de trabajar en una nueva constitución y el otro que se escogieran como integrantes de la Comisión a distinguidas personas. Puede haber influido que el gobierno militar tenía inicialmente un importante apoyo nacional y que era muy necesario prestigiarse en el ámbito internacional, ya que la imagen del presidente Allende en el mundo era bastante positiva, muy superior a la que proyectaba internamente.

Volviendo a la Falange Nacional y a la Democracia Cristiana, no puedo dejar de recordar a Jorge Rogers Sotomayor, a ese gran falangista, a quien tuve de profesor en la Universidad de Chile. Cómo luchó: por una mejor democracia con su proyecto de reforma electoral para debilitar el cohecho que tanto viciaba los resultados electorales, y por la sindicalización que llamaba profesional- que denominaríamos hoy por ramas- frente a la de por empresas. Tema este último hoy de especial actualidad. Fue en una época en que la Falange tenía bajo electorado, pero grandes idealista de elevados valores políticos y éticos los que constituían su núcleo básico.

Frei Montalva empieza a destacarse como un gran líder político en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Se le postula a la presidencia de la república, pero triunfa Jorge Alessandri Rodríguez. Las juventudes vibraban con sus posiciones idealistas. Recordar “la marcha de la patria joven”, para después al llegar al gobierno se llevan adelante las grandes reformas y otras valiosas iniciativas como la gran reforma del agro, la nacionalización del cobre, la promoción popular, las reformas educacionales, los planes habitacionales, etc.

Recuerdo especialmente al equipo agrícola de entonces con esas tres grandes cabezas, Hugo Trivelli, Jacques Chonchol y Rafael Moreno, que llevara adelante la Reforma Agraria, con esas tres grandes líneas, la de expropiación de los latifundios, la de sindicalización campesina y las organizaciones del campesinado en comités y cooperativas de base; todo ello sin dejar de impulsar políticas generales de desarrollo agrícola.

Debilitamiento de la formación cívica nacional

La dictadura militar contribuyó a este debilitamiento junto con todo el proceso de la transición a la nueva democracia. Recordemos decisiones de esa dictadura tales como la que si una ley se le podía considerar distante de la constitución vigente, automáticamente a esta se le daba la constitucionalidad con la modificación automática de la Carta Magna. Además se hicieron vigentes las llamadas leyes secretas, conocidas sólo por minorías y que generaban publicaciones en el Diario Oficial de ediciones, una mayoritaria con páginas en blanco y otra edición completa de conocimiento restringido. Leyes secretas que todavía existen.

Poco ha hecho la nueva democracia por la formación cívica. En el gobierno de Frei Ruiz Tagle se habría oficializado la eliminación en los programas de estudios de la asignatura de educación cívica en la educación media. Es impresionante lo poco que se conoce en la población sobre el contenido de nuestra actual constitución.

Desgraciadamente parece conveniente para muchos intereses y para aminorar la gravedad de muchos delitos políticos y económicos, evitar que se establezcan los grandes principios de una auténtica constitución democrática.

no  puedo dejar de expresar mi opinión en cuanto a que habría bastante ignorancia sobre lo que para un país, para una democracia, significa tener una auténtica constitución, de esas que sea un orgullo nacional. Que haya nacido de la voluntad ciudadana plenamente preparada para tomar conciencia de su importancia y de cuáles deben ser sus principales contenidos.

Al terminar este artículo, no puedo dejar de manifestar mi inquietud en cuanto a que la Democracia Cristiana de hoy tenga posiciones tan ambiguas. Qué lejos parecen estar sus líderes de hoy de la posición de Eduardo Frei Montalva y de tantos otros viejos falangistas que defendía grandes principios cívicos y morales; eran otras épocas de otros valores de la política chilena en los diferentes partidos.

En otro artículo anterior he hecho una propuesta de asamblea constituyente que podría implementarse rápidamente, respetando a la actual constitución que nos rige. Bastaría una ley aprobada por el Congreso pleno por amplia mayoría en que se estableciese una Asamblea Constituyente integrada por representantes nacionales y regionales elegidos por votación popular. Cada ciudadano podría votar por un par de representantes nacionales y también por representantes regionales para preparar un proyecto de Constitución que pase finalmente a plebiscito.

El Ejecutivo y el Legislativo, que desgraciadamente está bastante desprestigiado, deleguen constitucionalmente en esa Asamblea Constituyente la formulación de un proyecto de constitución que contenga las posiciones mayoritarias para que de ahí se pase a la aprobación plebiscitaria. Pienso, tal vez utópicamente, que un Parlamento tan desprestigiado no se niegue apoyar una iniciativa de esta naturaleza y no pretender ser él el que pueda preparar la nueva constitución.

Un procedimiento de esta naturaleza tendría entre otros beneficios transformarse en un proceso de formación cívica de amplitud y eficacia.

Posiblemente los mejores constitucionalistas serían los representantes nacionales. Cada corriente política o ideológica buscaría a sus mejores representantes de manera que ellos sean defensores de sus posiciones e ideales. Donde estén presentes grandes valores, es muy esperable que se logren importantes consensos como los que obtuvimos en la preparación del nuevo estatuto de la Universidad a fines de loa años 60 y comienzos de los 70.

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2 comentarios

  1. Hola, pase por tu blog y tienes temas muy interesantes yo también estoy creando un blog de relacionado con temas de política y esas cosas puedo publicar algunos de tus artículos citando tu nombre y la fuente por supuesto. si estas utilizando wordpress te puedo dar algunos consejo si te interesa claro, saludos.

  2. 29 de julio de 2015
    Gerald: Ningún problema en que uses mis artículos. Los redacto para que sean aprovechados por la sociedad. Fui académico universitario por más de 50 años. Respecto a tu oferta, no la entiendo bien. Poco domino los sistemas de edición. Pero si tienes un consejo, hazmelo llegar y pediré ayuda para aprovecharlo. Atentamente. Rolando

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