Medicina natural, actualidad y economía

Cincuenta años de la Reforma Agraria chilena, algunas informaciones y comentarios personales. Las reformas de Alessandri, Frei y Allende. Segunda parte

En la primera parte hice referencia principalmente a políticas agrícolas de desarrollo que caracterizaron a los gobiernos de Ibáñez del Campo, Jorge Alessandri y Eduardo Frei Montalva las que en mi opinión favorecieron el crecimiento de la agricultura chilena durante el gobierno de Frei Montalva, a pesar de haberse desarrollado una amplia política de Reforma Agraria, basada en tres grandes líneas: Expropiación de latifundios, Sindicalización campesina y Cooperativismo campesino especialmente en la pequeña agricultura y en el minifundio. Crecimiento que en parte puede explicarse también por la política de expropiación preferente a la gran propiedad subexplotada y para esas expropiaciones con formas de pagos que resultarían de montos más castigados, lo que motivaría trabajar más esas tierras.

Como lo había señalado en el artículo anterior, me referiré en éste a algunos aspectos de las reformas agrarias de los gobiernos de los presidentes Alessandri Rodríguez, Frei Montalva y Allende Gossen.

Sin duda lo que presento es bastante incompleto, pero espero hacer algunos aportes relativamente nuevos.

No cabe duda que estas reformas de los tres gobiernos fueron muy diferentes con resultados indiscutibles muy distintos; se dieron en contextos disímiles.

 

Reforma Agraria de Alessandri

Se puede decir que el proceso de la RA de Alessandri se inicia con la promulgación de la Ley 15.020 de 1962 y con la reforma constitucional del artículo 10, numeral 10 de la Constitución Política entonces vigente (1925), que permite exceptuar del pago totalmente al contado de la expropiación de predios rurales. Un 20% al contado y el resto con bonos con vencimientos hasta cinco años.

Cabe preguntarse por qué un gobierno de derecha inicia el proceso de reforma agraria en Chile.

Se habrían dado varias circunstancias. Una de ellas habría sido la pérdida de poder de poder político de la derecha chilena; al perder la representación política de los dos partidos Liberal y Conservador del tercio del Senado, proporción que le impedía que se legislara contra su voluntad. Por ello Jorge Alessandri busca recuperar ese mínimo poder incorporando al Partido Radical a su gobierno. Él tenía gran aprecio al parecer por ese partido; sus próceres iniciales sin duda eran valiosos no solo por la defensa de sus principios ideológicos sino que también por sus valores éticos.

Alessandri, en mi opinión, buscó a grandes políticos para sus ministerios, hombres en quienes confió y delegó importantes responsabilidades; no fueron al parecer personas impuestas por los partidos políticos, que algo se ha dado en los gobiernos del país.

Por otra parte Alessandri era muy respetuoso de los funcionarios públicos y de sus carreras funcionarias.

El Partido Radical entra con la bandera de la Reforma Agraría. Se destaca en su promoción y defensa el ministro de Agricultura Osvaldo Sandoval de ese partido y el diputado del mismo, Julio Aníbal Sepúlveda Rondanelli en la gestión parlamentaria. Recuerdo a Domingo Durán, otro destacado y hábil político radical, promoviéndola desde el SEAM(Servicio de Equipos Agrícolas Mecanizados) con “el tren de la reforma agraria” publicitando así el apoyo a esta reforma por parte de esa filial de CORFO que él dirigía.

Un segundo aspecto podría considerarse que fueron las presiones externas por estas reformas agrarias que pretendían fundamentalmente corregir fuertes desigualdades que se observaban en la distribución de la tierra agrícola, en los ingresos y la riqueza en la agricultura de muchos países del mundo y especialmente en América Latina. A lo que se puede agregar algunas circunstancias inhumanas que afectaban a sectores de las poblaciones campesinas.

Se promulga en 1962 la Ley de Reforma Agraria 15 020. En agosto de 1962 el Congreso Nacional aprobó así la Primera Ley de Reforma Agraria. Ésta autorizó al Estado a adquirir por expropiación tierras con pago en efectivo del 20% y el resto en bonos. Además permitió la creación de la Corporación de Reforma Agraria (CORA), para supervisar el proceso de expropiación; el Consejo Superior de Fomento Agropecuario (CONFSA) para garantizar el aprovechamiento eficaz de la tierra; y el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) para proporcionar asistencia técnica y crediticia a los campesinos.

La ley se basaba en el pago de los terrenos con una parte relativamente baja al contado y la mayor en bonos, con ello aliviaba los requerimientos de recursos financieros para la reforma.

Siendo funcionarios de CORFO se me solicitó ayudar técnicamente la preparación de una solicitud de financiamiento de la Reforma Agraria para ser presentada al BID. Así conocí al Vicepresidente de la CORA, quien lo había sido de la Caja de Colonización Agrícola, al abogado don Jorge Baraona Puelma.

Él personalmente me precisó lo que se me solicitaba y así preparé un documento que sirvió como una de las bases para la solicitud financiera internacional. Me formé una opinión muy positiva de esta autoridad, especialmente por su trato y caballerosidad. Quedé muy gratamente impresionado cuando poco tiempo después me llega un agradecimiento nada menos que del Presidente de la República, Jorge Alessandri Rodríguez, por la colaboración prestada.

Al preparar antecedentes de este artículo recogí información sobre a quien conocí en esa oportunidad de colaboración y del que tan grata impresión me dejó por su trato y forma de agradecer la entrega de una marginal colaboración.

Así supe que era abogado de la PUC, fue diputado del Partido Conservador por el departamento de San Fernando y Santa Cruz(1941-45). Nacido en mayo de 1902 y fallecido de un infarto el 30 de abril de 1971.

Casado con doña Alicia Urzúa Soupper y padre de 11 hijos, uno de ellos Pablo Baraona Urzúa, quien llegara a ser Ministro de Economía en el Gobierno militar. Es uno de los principales economista de la llamada Escuela de Chicago, que tanta influencia llegó a tener en el Gobierno Militar y que sus efectos perduran hasta hoy en nuestro Chile. Fue un gran impulsor de la privatizaciones de las que fueron empresas del Estado. En varias oportunidades tuve en el pasado contactos con él, mis últimos fueron cuando él llevaba adelante las gestiones de privatizaciones a comienzos del Gobierno militar estando yo en un alto cargo de la CORFO. A mediados de 1975 me alejé de la corporación al pedírseme la renuncia.

Reuniendo antecedentes biográficos de don Jorge Baraona recogí esto que lo presento textualmente: “Educado en el Colegio San Ignacio y en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se tituló de abogado (1924), con una tesis titulada “Desocupación Obrera. Fue abogado de la Municipalidad de Rancagua y de la Gobernación de Cachapoal. Se dedicó también a la agricultura, explotando la hacienda “Nilahue”, en Colchagua. Murió, de un infarto, cuando se le obligó a abandonar la Hacienda Nilahue, de la que era propietario, durante la toma de ésta por parte de la Unidad Popular”.

“Militante del Partido Conservador (1933-1966). Fue elegido Diputado por la 10ª agrupación departamental de San Fernando y Santa Cruz (1941-1945), integrando la comisión permanente de Agricultura y Colonización.

Alcalde de la Municipalidad de Pumanque (1950-1953).
En 1966 pasó a formar parte del Partido Nacional, cuando se fusionaron los liberales y conservadores”.

Fue vicepresidente de la Caja de Colonización Agraria (1958-1962)

Impresiona saber que quien inicia la RA y la CORA, fallece en momento que el gobierno de Allende toma posesión de su hacienda.

Además supe que uno de mis compañeros de estudios de ingeniería Comercial de la U. de Chile intervino en ese fatídico acto cumpliendo sus deberes funcionarios.

Volviendo al tema de la reforma agraria, lo que se hizo durante el Gobierno de Alessandri no fue mucho, por ello se le ha llegado a llamar “Reforma de Macetero”, denominación que según Mario Arnello proviene del Partido Comunista. Sin duda lo más importante fue lo que se legisló y la creación de la Corporación de Reforma Agraria.

Arnello destaca en su interesante artículo publicado en El Mercurio el 3 de marzo del 2016 titulado “A 50 años de la reforma agraria: Mitos y realidad de un desastre”, que todos los predios expropiados fueron divididos entre los trabajadores y que cada uno de los campesinos recibió el título de su propiedad.

Me ha parecido interesante incluir al final de este artículo, el de Arnello anteriormente señalado y un segundo documento que se presentara en el Diario El Mercurio, escrito por Rafael Moreno. Son dos trabajos que entregan interesantes opiniones en tan distintas posiciones.

También señala Arnello que el Gobierno de Alessandri no sólo sacó adelante la Ley de Reforma Agraria sino que además modificó la constitución para permitir que el valor de lo expropiado pudiese pagar en parte importante a plazo, mediante bonos.

Estos fueron llamados bonos de la RA y el plazo era hasta 5 años; con ellos se pagaba el 80% del valor de lo expropiado.

 

Reforma Agraria del Gobierno de Frei.

Una de las iniciativas más importante del Gobierno de Frei Montalva fue su programa de Reforma Agraria.

Recuerdo como un documento muy interesante y completo el mensaje enviado por el Ejecutivo al Parlamento que acompañaba el proyecto de ley.

Creo conveniente volver a señalar que esta reforma tenía tres bases fundamentales, una era la expropiación de los llamados latifundios y las otras dos eran el sindicalismo agrícola y el cooperativismo campesino. La primera base caía principalmente en la responsabilidad de la CORA a cargo de Rafael Moreno y las otras dos del INDAP, dirigido por Jacques Chonchol. Sin dudas que estas dos últimas bases fueron las que incorporaron más masivamente al campesinado.

El movimiento campesino fue realmente impresionante. Un par de veces me tocó acompañar a visitas a terreno de las autoridades máximas del sector agrícola, Ministro Trivelli y vice presidentes de CORA (Moreno) y de INDAP (Chonchol); eran masas campesinas que se reunían y a mí me impactaban ver la atención y respeto con que ese campesinado oía a estos líderes de gobierno. Recuerdo especialmente un acto masivo en un gran gimnasio de Puerto Montt en que hablaron estos tres líderes, muy elocuentes Trivelli y Moreno y con palabras más simples Chonchol. Me llamó la atención la especial concentración de este campesinado en las palabras de este último expositor.

Yo formaba parte del equipo político del sector agrícola de Gobierno, desde mi puesto de Gerente Agrícola de CORFO. Como tal fui componente temporal del Consejo de INDAP. Tuve una experiencia que en parte me impactó; en una reunión de ese consejo se llevó la proposición de compra de una relativamente pequeña planta vitivinícola regional. No concurrí con mi voto ya que la política de CORFO consideraba que las plantas elaboradoras de productos agrícolas estuvieran preferentemente en manos de cooperativas agrícolas en las que participaran gran parte de los agricultores y en las que los pequeños tenían la misma representación individual que los grandes.

Fue extraño para mí que El Diario El Mercurio informara de ello nada menos que en su página editorial, cuestionando esa adquisición y además alabando mi actitud. Posteriormente un periodista de ese diario me pidió una entrevista para conversar sobre el tema; a él mucho le había extrañado la amplia información que el diario le había entregado para prepararlo para la entrevista. Le expliqué las razones de mi posición.

Siempre me ha sorprendido el rechazo a Chonchol, a quien yo mucho aprecio. Tuve en una oportunidad una larga discusión con él, eso fue al término del gobierno de Frei Montalva con respecto a una planta de cecinas construida adyacente al matadero de Puerto Montt, recientemente construido por CORFO. Fue en torno a qué sistema cooperativo debía ser adjudicada esa planta, a la cooperativa regional o a una cooperativa campesina. Su enfoque era el de darle siempre un tratamiento preferencial, pudiera decirse un hándicap, a favor de la cooperativa campesina; yo defendía la adjudicación a la gran cooperativa regional. La discusión duró varios días. Finalmente llegamos al acuerdo de que ello se definiera en el nuevo gobierno próximo a elegirse.

Debe recordarse que Chonchol quedó de ministro de Agricultura en el Gobierno de Allende.

Los que participamos en la preparación del programa agrícola de Frei Montalva, estábamos seguros que Chonchol quedaría a cargo de la CORA. Extrañamente no fue así. El Presidente por razones que no conocí ni comprendí, marginó a Chonchol de esta responsabilidad. Debo señalar que muchos de los que han trabajado con él le tienen un gran aprecio, dentro de ellos estoy yo.

Recuerdo de su alejamiento de la DC. En 1968 o 1969 Rafael Agustín Gumucio Presidente de la DC renunció a la presidencia del PDC después que fuera fuertemente recriminado por el Presidente Frei Montalva en la Junta Nacional de Peñaflor. Al día siguiente de ese acto tuvimos en CORFO reunión del Comité Ejecutivo Agrícola en que como nunca asistieron todos los miembros del sector público agrícola, quienes unánimamente  rechazaron todos los proyectos de crédito que llevábamos a aprobación; fue en el fondo un respaldo a Gumucio, quien posteriormente renuncia al partido. Sólo Chonchol y Alberto Jerez lo siguen renunciando después de fracasar en conseguir que Gumucio siguiera luchando por sus posiciones dentro de la DC. El resto del equipo agrícola siguió en el partido, varios otros militantes también renunciaron.

Así se crea el MAPU constituido por un grupo de idealistas; muchos de ellos bastante cambiaron posteriormente. Cuando este nuevo partido gira a posiciones más marxistas, renuncian Gumucio, y varios otros también y crean el partido Izquierda Cristiana, que termina siendo finalmente en el Gobierno de Allende de posiciones más extremas. Chonchol termina dejando el Ministerio de Agricultura y al término del Gobierno de socialista junto a Alberto Jerez quedan muy cerca de reingresar a la DC, cuando se produce el Golpe militar.

Volviendo al tema de la RA de Frei Montalva; además como profesional y académico universitario me tocó participar inicialmente en la preparación de esa ley. Recuerdo el tema del límite normal de la superficie del predio expropiado, que fue de 80 hectáreas de riego básico(HRB). El origen de esta superficie era lo que se estimaba que un empresario eficiente podía atender bien la empresa con su relación directa con sus trabajadores; era como el segundo nivel sobre la empresa familiar. Se pretendía que no hubiese administradores y capataces, que era la característica de las estructuras de los latifundios.

La HRB corresponde a una hectárea de riego de la zona del Río Maipo de clase de calidad de suelo 1. Otras calidades de suelos de productividades inferiores para llevarlas a equivalente HBR deben ser castigadas de acuerdo a una tabla de coeficientes.

El latifundio y la gran propiedad agrícola tenía principalmente en su fuerza laboral al inquilino y al afuerino. El inquilinaje era un sistema bien especial; habitualmente el llamado inquilino por una parte era un trabajador obligado del predio, que residía en él con su familia y a veces con allegados. Su ingreso estaba formado en parte por dinero efectivo, en parte por alimentos que recibía, además el goce de su vivienda y un pequeño terreno adjunto, el goce de un terreno mayor para hacer sus cultivos comerciales y derecho a talaje de un par de animales mayores.

Habitualmente cada inquilino debía aportar una jornada diaria, que podía ser la de él, o bien un familiar varón o un allegado. A veces el inquilino podía ser además mediero, cultivando superficie el predio en las llamadas medias o medierias, que era un tipo de aparcería en que el dueño de la tierra, en este caso el patrón, aportaba el terreno, a veces una labor inicial de tierra con maquinaria, adelantaba la semilla, para finalmente repartir la cosecha en parte iguales.

En ciertos aspectos el inquilino en parte era un pequeño empresario. Se producía una estrecha dependencia del inquilino y su familia del latifundista. Vivía dentro de la empresa lo que en parte le hacía perder independencia y le era difícil sin duda salir de esa dependencia; además el sistema era un obstáculo para una sindicalización campesina. La sindicalización autorizada legalmente era la de sólo por empresa con una serie de limitaciones que en la practica hacía muy difícil llegar a constituir un sindicato.

Había en muchos casos un paternalismo del patrón o de su administrador, que le permitía en situaciones de emergencia recurrir a su auxilio.

El otro tipo de trabajador era el llamado afuerino, que temporalmente llegaba a trabajar al latifundio para labores estacionales. Común era para la cosecha especialmente de trigo, para las siegas a manos antes de que aparecieran las automotrices. El trigo era el cultivo principal de la agricultura chilena, muy distante de los otros. Hoy se da mucho la presencia de afuerinos en la fruticultura, con la diferencia en que muchos de éstos ya vienen preferentemente de sectores urbanos.

Es interesante analizar el origen del inquilinaje. No proviene de la encomienda colonial sino del arrendamiento de tierras por pequeños agricultores que paulatinamente pasan a ser dependientes del propietario de la gran superficie, del que pasa a ser su patrón. Hay mucho escrito sobre el tema.

El tipo de propiedad que formaría la RA fue en los inicios ampliamente debatida a niveles técnicos y políticos. Se enfrentaron dos posiciones, una defensora de la propiedad familiar como meta y la otra de no amarrarse a esa meta sino que también considerar la posibilidad de un sistema cooperativo de producción. Ello condujo a tener como objetivo inicial en el predio expropiado la constitución del llamado asentamiento que para ser manejado se creaba la llamada Sociedad Agrícola de Reforma Agraria(SARA). Se declaraba que en un plazo prudencial el asentamiento debería pronunciarse sobre como quedar en definitiva, como una unidad integrada por todos los beneficiarios o bien se hacía la subdivisión para dejar propiedades individuales con probablemente alguna superficie y otros patrimonios de propiedad colectiva.

Se le critica a la CORA de este gobierno que mantuvo permanentemente el asentamiento y la SARA correspondiente y no se hizo las asignaciones individuales que posiblemente en forma mayoritaria deseaban los asentados. Otra crítica que se le hizo a la CORA fue la poca libertad que se le dio al asentamiento para operar libremente y no se les informaba de los resultados anuales, de los balances.

Los asentados recibían de CORA una asignación diaria por día trabajado como anticipo de los resultados del balance anual.

Críticas interesantes ha planteado Mario Arnello.

Algunos hechos omitidos lo demuestran:

  1. Se crearon asentamientos en los que la propiedad de la tierra no se otorgó a los campesinos y estos quedaban sometidos al arbitrio de la CORA, aun a riesgo de ser despedidos.
  2. Para hacer admisible otra ley de R. A. que quería dicho gobierno, presentó una nueva reforma constitucional al artículo 10 Nº 10, en la que se profundizaron las excepciones a la garantía constitucional de dicha norma;
    a. Se fijó como valor del predio rural expropiado el avalúo fiscal del mismo.
    b. Se fijó como plazo para el pago de los bonos: ¡30 años!
    c. Se hizo admisible que la CORA calificara la mala explotación del predio, y los bonos se pagarían sin intereses ni reajustes, en un país con inflación creciente.
  3. Se promulgó una nueva Ley de R.A. en 1967, que admite la arbitrariedad de coaccionar al propietario expropiado con la sanción de calificar mala la explotación del predio. Y aun en casos en que los propios trabajadores se oponían a la expropiación, que la CORA impulsara la ocupación violenta del predio. El asentamiento es el instrumento y fin último de esa R.A., y consagra el control sobre aquella de los funcionarios estatales.
  4. El Reglamento de la Ley de 1967 señala las finalidades colectivistas y estatistas de la R.A. Basten dos puntos:
    a. Prohíbe que sean miembros de un asentamiento las personas que trabajaban como empleados en el fundo.
    b. Que el gobierno podía decretar la intervención de todo predio rural de cabida inferior a las exigidas para poder ser expropiado en caso de que hubiese un conflicto social con sus trabajadores (el abuso posterior de esta disposición llegó a extremos inconcebibles).
  5. Con todo, cuando un centenar de propietarios recurrieron a los tribunales de justicia en defensa de sus derechos, y obtuvieron sentencias favorables, el gobierno promulgó una ley inaudita: quitar la jurisdicción y competencia de los tribunales para admitir y juzgar las demandas por casos de expropiación de la R.A. de predios rurales. Esa ley, presentada por el senador Aylwin en el Congreso, fue aprobada por los parlamentarios del gobierno y los de la Unidad Popular -regocijados de tal regalo-. Fue inútil que advirtiéramos que se violaba la igualdad ante la ley, y la garantía y derecho esencial de toda persona de recurrir a los tribunales de justicia, y cómo aquella denegación abría caminos a la violencia en el campo.

Sería largo analizar estas observaciones. Sin duda que fue una legislación bastante revolucionaria. Algunos argumentos de Arnello serían rebatibles pero otros dan mucho que pensar.

Me tocó conocer varios casos en que propietarios de predios agrícolas mucho sufrieron y sin duda fueron afectados en sus patrimonios. Recuerdo un caso de empresarios ajenos a la agricultura que compraron recientemente tierras y perdieron con la expropiación gran parte de ese patrimonio. Otro buen empresario que sentía la espada de Damocles sobre él, rogaba que lo expropiaran para concentrarse en su reserva que le deberían dejar de a lo menos la equivalente a 80 HRB de riego básico que esperaba recibir. La incertidumbre era inmensa, sin duda que comprensible.

El asentamiento en general aparece como no de un buen manejo. No era fácil obtener una cabeza de dirección. Asentados se quejaban de distintos niveles de esfuerzo de ellos en sus trabajos, recibiendo todos iguales remuneraciones.

Supe de un asentamiento del Valle del Aconcagua que habría tenido un muy buen resultado basado en que cada asentado era mediero del patrón que era el asentamiento mismo. Así el asentado mediero recibía parte importante de ingreso que premiaba su propio esfuerzo y parte restante iba a un fondo común del cual el mismo recibiría un ingreso proporcional.

El predio expropiado en general no daba más posibilidades de otorgar tierras que a los inquilinos del latifundio, por lo tanto no podía incorporar a otros trabajadores del predio y desde luego a empleados, como lo critica Arnello entre sus planteamientos.

Posiblemente pudo haber habido un interés de manejo político de los asentados para obtener votos. El campesino tiende mucho a apreciar la propiedad del terreno que trabaja, lo que no se fue dando.

Es interesante que paralelamente a la RA de gobierno de Frei, se fue dando la reforma agraria de tierras de la Iglesia Católica. Conocí algunos antecedentes de dos Obispados, el de Santiago con el cardenal Raúl Silva Henríquez y el de Talca con el obispo Manual Larraín Errázuriz, fallecido en un accidente automovilístico en 1966. Tuve ocasionalmente contacto con autoridades de la Iglesia Católica, algunas de la cuales sentían cierto temor de que esta política comprometiera ingresos de la iglesia para cubrir los recursos destinados a otras obras de caridad y para el pago a los párrocos. Pero esta reforma se hizo.

Sin dudas que el tema de la RA y sus 50 años da para mucho analizar y discutir. No es fácil obtener comentarios y análisis objetivos. No pocos han sufrido con este proceso.

Los resultados son discutibles. Lo que sí queda claro que estos procesos facilitaron finalmente el desarrollo empresarial que pudiera llamar capitalista nuevo, que no era la finalidad básica de la RA.

También las reformas agrarias han pretendido cambios importantes en el poder político nacional y/o regional de un país. Un caso representativo fue la RA de Japón bajo la ocupación de EE.UU. que le quitó poder político entre otros a los militares del país oriental, que sin duda tuvo efectos muy importantes en el desarrollo económico y social de un Japón nuevo, después de lo tremendamente destruido que quedo al final de la Segunda Guerra Mundial. La obra del genera Mc Arthur fue extraordinaria en diversos campos de acción, es muy importante conocerla, que terminó en cierto modo llegando a ser Japón un importante competidor económico internacional del país del Norte.

Desde luego esta reforma motivó un fuerte crecimiento de la agricultura japonesa y un notable mejoramiento en los ingresos de sus campesinos; todo ello acompañado en un aporte alimentario importantísimo a un país que llegó a experimentar hambre.

Es muy interesante saber todo lo que hizo este gran general para la recuperación y el desarrollo de un Japón tremendamente destruido.

La RA de Frei con sus tres frentes de acción dignificó al campesinado chileno, muy importante lo que se hizo en cuanto a sindicalismo y cooperativismo. Mucho de ello quedó dañado profundamente en el Gobierno de Allende, por el tremendo conflicto social y político. De allí se llegó al Golpe Militar y a tantos campesinos perseguidos e incluso algunos asesinados; muchos dirigentes campesinos por haber sido tales perdieron derechos por muchos años. La lucha de clases se agudiza en ese proceso de RA que pasó a ser incontrolado.

Mucho se logró en cuanto a la sindicalización campesina, de lo cual bastante perdura. Fueron interesantes las federaciones sindicales que se formaron, en grado importante ligadas a corrientes políticas diferentes.

La Reforma Agraria de Frei tuvo un gran mártir, este fue Hernán Mery, quien fuera asesinado cuando fue en Longaví a tomar posesión de un predio expropiado.

Me parece conveniente incluir lo que hace poco publicara Reinaldo Sapag en que hace referencia a la RA de Frei y en forma muy emotiva e ilustrativa al asesinato de Hernán Mery.

El 8 de julio(de 2015) se presentó en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, el libro “Sin reforma agraria no habría sido posible”, cuyo autor es Rafael Moreno Rojas, escrito magistralmente por uno de los protagonistas más decisivos de ese proceso que cambió definitivamente la faz agrícola de Chile, y que permitió, a su vez, eliminar el inquilinaje, una verdadera semi esclavitud a la que estaba sometida la población rural, logrando además la erradicación del latifundio, sin lo cual no habría sido posible el desarrollo que hoy presenta el sector rural del país.

Pero lo más importante lo constituye la incorporación de millones de personas a una condición de dignidad que nadie podrá negarles ni en el presente ni en el futuro.
En un Salón de Honor con más de 400 personas que abarrotaron el recinto, monseñor Alejandro Goic y el ex ministro Jacques Chonchol comentaron el gran trabajo realizado por Rafael Moreno.
Participaron presentes ex presidentes de la República, ministros de estado, embajadores, senadores y diputados, junto a campesinos y trabajadores de la CORA de aquel tiempo, los que concurrieron masivamente a la convocatoria del anfitrión, el presidente del Senado, Jorge Pizarro.
Fue la oportunidad para rendir un homenaje al mártir de la Reforma Agraria de Chile, Hernán Mery Fuenzalida. Estaban su viuda, sus hijos y sus nietos a los que no pudo conocer. El homenaje, con el que culminó el acto, fue realmente conmovedor y emocionante.

A principios de abril de 1970, el ingeniero agrónomo Hernán Mery Fuenzalida, jefe Zonal de la Corporación de la Reforma Agraria de Linares y Maule, junto a su esposa, María Angélica Castro, se encontraban de paso en Santiago para informar a la CORA lo que estaba ocurriendo en Linares en esos momentos.
Siendo yo gerente de Finanzas de la institución, nos habíamos hecho muy amigos con Hernán, por lo que habíamos acordado cenar con él y María Angélica en mi casa en Santiago junto con mi esposa Sylvia. Fue la última vez que lo vi.
Días más tarde, el 30 de abril de 1970, mientras cumplía con su deber de expropiar el fundo La Piedad, en Longaví, un joven analfabeto, víctima del inquilinaje y la semi esclavitud existente en el campo chileno, antes de la Reforma Agraria, y obedeciendo las órdenes del mismo patrón que lo esclavizaba y mantenía en la ignorancia, mató con un golpe de garrote a Hernán Mery.

Ese golpe de garrote fue también un golpe al alma de Chile, al Chile que buscaba los caminos de la justicia, de la paz y del desarrollo de la agricultura en campos prácticamente abandonados.
El país se convulsionó por ese asesinato cuyo verdadero autor no fue ese campesino analfabeto; el verdadero asesino del mártir de la Reforma Agraria, fue una oligarquía terrateniente que quería mantener sus privilegios en un sistema feudal que oprimía y esclavizaba al campesino y que además, no cultivaba la tierra, ese don regalado por Dios para el sustento humano.

En la sesión especial de la Cámara de Diputados que se efectuó para rendir homenaje a Hernán y su familia, un diputado llegó a decir “yo no rindo homenajes a esa familia que anda robando fundos”.

Hoy día, nosotros queremos seguir rindiendo homenaje a Hernán Mery y a su familia y es por ello que le decimos a Hernán con fervor y con amor: “Muchas gracias Hernán, tu sacrificio no fue en vano”.

Lo anterior refleja los sentimientos de muchos.

La familia de Hernán Mery no sólo sufrió el asesinato de su cabeza; mucho han sufrido posteriormente. Duras expresiones como las de ladrón de fundos y muchas otras manifestaciones adversas; tuve la oportunidad hace algunos años como académico de la Universidad de Chile saber de las angustias que experimentó una de sus hijas al cursar Ingeniería Agronómica.

Se vio como alumna de la PUC seriamente afectada lo que la llevó a trasladarse a la Universidad de Chile, donde tampoco le fue fácil salir adelante.

Sin duda las reformas agrarias especialmente las de los gobiernos de Frei y de Allende dejaron profunda huellas tanto en quienes fueron expropiados como en quienes fueron afectados como participantes activos de esos procesos y algunos como beneficiarios iniciales de ellos.

Si bien en el gobierno de Frei se presentaron algunas situaciones dramáticas, en el gobierno de Allende la violencia fue mayor.

No puedo dejar de recordar como en el Gobierno de Allende, en una elección complementaria a senador, la derecha chilena apoya a Rafael Moreno como candidato a ese sillón senatorial, resultante triunfante por amplia mayoría, en una zona netamente agrícola del llano central, fuertemente afectada por la reforma agraria de Frei.

 

Reforma agraria de Allende

Poco he sabido de sus características básicas, más se conoce de las violencias desatadas, de ocupaciones de predios y de familias que incluso quedaron como rehenes.

Lo que supe de su parte básica ideológica fue que se redujo la reserva de 80 HRB a la mitad, a 40, con el objeto de lograr que más campesinos pudiesen integrarse a las áreas reformadas,

El asentamiento que se suponía un proceso transitorio en la RA de Frei, para transformarse a futuro en parcelas individuales o en un sistema de cooperativa de producción o algo mixto, ahora pasaba a ser más permanente y se integraba por comunas a lo que se llamaba Centro de Reforma Agraria(CERA), con características más estatales.

Ahora se iba a tener una integración de todos los asentamientos de una comuna.

Además se iban a desarrollar grandes empresas estatales productoras en algunos rubros, uno de ellos sería el avícola,

Es interesante recordar el tema avícola, especialmente de carne, que tuvo características deseadas muy distintas en cada gobierno. En el de Frei Montalva se apoyó especialmente al sistema de cooperativas, un caso característico fue el de Marchigüe, que se iniciara en el Gobierno de Alessandri. Contó con importante apoyo estatal y que tuviera un gran desarrollo en el Gobierno de Frei Montalva. Se le apoyo con recursos para llegar a tener incubadoras, fábricas de alimentos e incluso un matadero industrial.

Se pensó que fuese productor de aves especialmente el campesino minifundista o de pequeña propiedad, que se vería favorecido con la fertilización de sus suelos con los guanos de las aves.

No se creía necesario que los asentamientos se dedicaran a esta actividad, por la disponibilidad de suelos que tenían para la agricultura y ganadería comercial. Sí había ayuda para pequeños y medianos agricultores incorporados a sistemas cooperativos, especialmente que tuviesen fábricas de alimentos y mataderos industriales.

Posteriormente el sistema neoliberal capitalista del Gobierno militar y después el de la Concertación dejó que el sistema se desarrollara espontáneamente lo que ha resultado en una gran concentración productiva con claras economía de escalas, que han conducido a oligopolios con tendencia a fuerte presencia de una de las empresas participantes.

Conocemos el escándalo que se ha suscitado en torno a la colusión, que era de esperar que se generase para evitar lo que podría transformarse en un monopolio, en cierto modo algo controlable en los abastecimientos nacionales por las importaciones.

El modelo de Allende fue el de llegar a constituir grandes centros productores estatales; recuerdo el que se empezó a crear en el predio de CORFO, Corrales de Julio, a unos 300 Km al norte de Santiago.

Además se negoció la internación si mal no recuerdo de Bulgaria de un gran equipo productor de carne de cerdos que se establecería en Melipilla. La planta estaba a punto de embarcarse para Chile cuando se produce el Golpe Militar. La reacción externa al golpe motivó que ese embarque no se hiciese, lo que ayudó a desistirse de esa operación, entiendo sin más costos para el Estado chileno.

La RA de Allende perseguiría que los asentamientos más productivos trasladaran ingresos a los de menor productividad. Lo que realmente a mi juicio era un proceso difícil de implementar, además posiblemente rechazados por aquellos más productivos. Según tengo entendido nada de eso se implementó.

Recordemos que el ministro de Agricultura en los dos primeros años fue Jaques Chonchol. Después dejo el ministerio, las razones no las conocí.

Supe informalmente que Chonchol buscó un sistema para que no fuesen expropiadas la viñas, de manera de conservar sus estructuras productivas. Entiendo que siempre Chonchol fue partidario del desarrollo vitivinícola especialmente para la exportación, proceso que se fue dando paulatinamente durante el Gobierno militar y muy especialmente en los de la nueva democracia.

Se sabe además que en este gobierno, de Allende, se habría llegado a expropiar todo lo que correspondía; fue una superficie que superó largamente lo expropiado en el gobierno de Frei Montalva, que sólo alcanzó a algo menos de un tercio de la meta inicialmente planteada.

Hubo mucha violencia en los campos. Predios fueron tomados incluso quedando como rehenes propietarios con sus familias completas.

Lo sucedido especialmente en este gobierno es muy probable que haya sido una causa del atropello a tantos derechos humanos que se presentaron en forma más aguda en los inicios de la dictadura militar, tanto por intervención de civiles, como uniformados especialmente de Carabineros. También lo acontecido en el periodo de Allende sobre el Poder Judicial, pudo haber influido en la pasividad de éste en la defensa de los derechos humanos.

Presento a continuación lo que Mario Arnello expone sobre la RA de Allende:

La tercera etapa, gobierno del Presidente Allende, utiliza en la destrucción del Estado de Derecho la legislación arbitraria del gobierno anterior, y deja campo libre a los delitos de usurpación con violencia contra las personas, a los grupos armados de los partidos de la Unidad Popular y el MIR y el Mapu, mientras prohíbe que Carabineros o Investigaciones puedan cumplir la ley e intervenir en defensa de las víctimas, u obedecer las resoluciones de los tribunales al respecto.

Con esto termino este artículo. Mucho quedaría por decir de la llamada contra reforma agraria que se origina y desarrolla después del Golpe militar.

Presento a continuación dos interesantes artículos, uno de Mario Arnello que hace una fuerte crítica a todo lo sucedido en las reformas agrarias comentadas, que lo titula “A 50 años de la reforma agraria: Mitos y realidad de un desastre” y en seguida el artículo de Rafael titulado “El proceso de reforma agraria”. Ambos fueron publicados en El Mercurio, el primero el 3 de marzo y el segundo el 4 de marzo, ambos de este año 2016.

 

Jueves 03 de marzo de 2016

A 50 años de la reforma agraria: Mitos y realidad de un desastre

Mario Arnello: «La tercera etapa, gobierno del Presidente Allende, utiliza en la destrucción del Estado de Derecho la legislación arbitraria del gobierno anterior, y deja campo libre a los delitos de usurpación con violencia contra las personas, a los grupos armados de los partidos de la Unidad Popular y el MIR y el Mapu…»

El artículo de don Rafael Moreno («El Mercurio», 17 de febrero) debe tener más de un comentario. Por mi parte, lamento tener que discrepar de su intento de conmemorar la reforma agraria (desde ahora R.A.) realizada en el gobierno del Presidente Frei (1964-1970), y atribuirle tener como resultado final la situación actual de desarrollo, progreso y estabilidad de la agricultura chilena.

Creo que esa relación no existe, a menos que sea conmemorar el haber creado un mito y luego alterar los fines iniciales y crear las condiciones que incubaron la revolución que arrasó con el Estado de Derecho, el orden y la paz social. Ese fue el desarrollo del mito de la R.A. desde 1965 a 1970 y entre 1971 y 1973. En ambos casos, los daños, víctimas, derechos conculcados y negados, y sufrimientos causados por el desastre desatado por imprevisión y por soberbia revolucionaria quedan fuera de la memoria.

El análisis del artículo es preciso en cuanto señala que el proceso R.A. se inicia con la Ley 15.020 de 1962 en el gobierno de J. Alessandri, y con la reforma constitucional del artículo 10 Nº 10 de la Constitución política entonces vigente (1925), que permite exceptuar la expropiación de predios rurales, para -dice- «un pago en bonos a un largo plazo» (rectifico: era a cinco años).

Omite precisar que todos los predios expropiados fueron divididos entre los trabajadores y que cada uno de los campesinos recibió el título de su propiedad. Baste recordar que el Partido Comunista la calificó como «Reforma de Maceteros».

La segunda etapa, gobierno de Frei, en la cual don Rafael Moreno fue vicepresidente de la CORA, ya no tiene como objetivo hacer 100.000 nuevos propietarios, como fijaba el programa presidencial. En esos seis años, no se hizo ninguno.

Algunos hechos omitidos lo demuestran:

  1. Se crearon asentamientos en los que la propiedad de la tierra no se otorgó a los campesinos y estos quedaban sometidos al arbitrio de la CORA, aun a riesgo de ser despedidos.
  2. Para hacer admisible otra ley de R. A. que quería dicho gobierno, presentó una nueva reforma constitucional al artículo 10 Nº 10, en la que se profundizaron las excepciones a la garantía constitucional de dicha norma;
    a. Se fijó como valor del predio rural expropiado el avalúo fiscal del mismo.
    b. Se fijó como plazo para el pago de los bonos: ¡30 años!
    c. Se hizo admisible que la CORA calificara la mala explotación del predio, y los bonos se pagarían sin intereses ni reajustes, en un país con inflación creciente.
  3. Se promulgó una nueva Ley de R.A. en 1967, que admite la arbitrariedad de coaccionar al propietario expropiado con la sanción de calificar mala la explotación del predio. Y aun en casos en que los propios trabajadores se oponían a la expropiación, que la CORA impulsara la ocupación violenta del predio. El asentamiento es el instrumento y fin último de esa R.A., y consagra el control sobre aquella de los funcionarios estatales.
  4. El Reglamento de la Ley de 1967 señala las finalidades colectivistas y estatistas de la R.A. Basten dos puntos:
    a. Prohíbe que sean miembros de un asentamiento las personas que trabajaban como empleados en el fundo.
    b. Que el gobierno podía decretar la intervención de todo predio rural de cabida inferior a las exigidas para poder ser expropiado en caso de que hubiese un conflicto social con sus trabajadores (el abuso posterior de esta disposición llegó a extremos inconcebibles).
  5. Con todo, cuando un centenar de propietarios recurrieron a los tribunales de justicia en defensa de sus derechos, y obtuvieron sentencias favorables, el gobierno promulgó una ley inaudita: quitar la jurisdicción y competencia de los tribunales para admitir y juzgar las demandas por casos de expropiación de la R.A. de predios rurales. Esa ley, presentada por el senador Aylwin en el Congreso, fue aprobada por los parlamentarios del gobierno y los de la Unidad Popular -regocijados de tal regalo-. Fue inútil que advirtiéramos que se violaba la igualdad ante la ley, y la garantía y derecho esencial de toda persona de recurrir a los tribunales de justicia, y cómo aquella denegación abría caminos a la violencia en el campo.

La tercera etapa, gobierno del Presidente Allende, utiliza en la destrucción del Estado de Derecho la legislación arbitraria del gobierno anterior, y deja campo libre a los delitos de usurpación con violencia contra las personas, a los grupos armados de los partidos de la Unidad Popular y el MIR y el Mapu, mientras prohíbe que Carabineros o Investigaciones puedan cumplir la ley e intervenir en defensa de las víctimas, u obedecer las resoluciones de los tribunales al respecto.

La cuarta etapa es «la contrarreforma de la dictadura». Y precisa que de los casi 10 millones de hectáreas expropiadas o usurpadas, «el gobierno de Pinochet» pudo dividirlos en tres tercios: asignar en propiedad parcelas a cerca de 40 mil campesinos; sacar a remate las grandes haciendas y devolver a sus propietarios las tierras usurpadas o cuya expropiación no había sido finiquitada legalmente.

La conclusión final que cabe extraer de ese proceso de R.A., que siempre requirió una exclusión o erosión del Estado de Derecho, y que luego con el desquiciamiento ideológico de la revolución destrozó principios esenciales y arrasó con aquel, es que no es herencia de aquella R.A. la estabilidad, desarrollo y progreso que evidencia la agricultura chilena en la actualidad.

Esta es consecuencia directa del acierto del gobierno que supo resolver el problema, volver a encauzarlo dentro del Estado de Derecho Constitucional, de una economía libre, de la iniciativa y propiedad privadas, garantizadas por la Constitución de 1980, que da estabilidad y certeza a la nación.

No por nada, aquella es uno de los objetivos a destruir del programa gramsciano del gobierno actual.

Mario Arnello Romo
Diputado (1969-1973) y (1973-sept. 1973)

_______________

 

Viernes 04 de marzo de 2016

El proceso de reforma agraria

Rafael Moreno: «Imaginar en la realidad de hoy qué es mejor haber hecho hace cincuenta años es un ejercicio útil, y estamos abiertos a discutir sus implicancias. Pero que nadie se equivoque, agradeciendo la cortesía del señor Crespo hacia mi vida pública, me he preguntado muchas veces si lo que se hizo debería haberse hecho…»

Respondo a los comentarios publicados en «El Mercurio». He leído lo formulado en ellos. Respeto sus opiniones, pero claramente no las comparto. Ellos insisten en declarar que el proceso de reforma agraria (R.A.) no ha tenido ningún efecto en la modernización de la agricultura chilena, y que por el contrario habría tenido un efecto muy adverso.

Argumentar ello en nuestro país, cuando la R.A. se realizó para terminar con el latifundio improductivo y con la explotación de los campesinos, es como negar que la Revolución Francesa o la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos no tuvieron ningún efecto positivo. Una cosa es no estar de acuerdo con lo que se hizo, otra es cerrar los ojos ante las evidencias concretas.

La R.A., tanto la Ley 15.020 del Presidente Alessandri, como las leyes 16.640 y 16.625 de Reforma Agraria y Sindicalización Campesina del Presidente Frei Montalva, al igual que las reformas constitucionales respectivas, fueron las leyes más analizadas en los foros, muy en particular en el Parlamento. Basta revisar los años 1962 a 1973 para comprobar lo afirmado. La Ley 16.640 ingresó al Parlamento el 21 de diciembre de 1965, después de un año de estudios. Dicho proyecto se discutió durante un año y siete meses. Se escucharon todas las opiniones sobre el tema, y finalmente se aprobó con una votación de 105 votos a favor y 8 en contra en la Cámara de Diputados, y de 25 votos a favor y 4 en contra en el Senado, promulgándose en la Plaza de la Constitución el 16 de julio de 1967. La reforma constitucional al derecho de propiedad fue aprobada por el Congreso Pleno por 118 votos a favor y 11 votos negativos.

Insinuar que la ley de reforma agraria no fue debidamente analizada y que no tenía respaldo ciudadano no resiste ningún análisis serio. Las leyes y los procesos que ellas representan, cuando existe la democracia, se apoyan en la mayoría ciudadana, en este caso abrumadora.

Se argumenta que durante la R.A. del Presidente Frei, la producción agropecuaria no habría aumentado. Uno de los comentaristas reconoce que si hubo un aumento de ella, fue debido a evitar las expropiaciones. Ello es efectivo, pero a ello deben sumarse las producciones de los mil asentamientos, los que llegaron a exportar productos producidos por ellos.

Respecto de que los asentamientos eran similares a los koljoses rusos, basta estudiar la historia rusa para comprender que lo ocurrido en Chile no resiste comparación alguna. Los asentamientos campesinos estaban destinados a preparar a los campesinos para recibir la propiedad definitiva de la tierra expropiada. La ley 16.640 es categórica al respecto, e insinuar que ello no estaba contemplado por el gobierno del Presidente Frei no puede sostenerse con objetividad. La respuesta la ha dado otro de los comentaristas, al indicar que durante la dictadura, aplicando la ley 16.640, se les entregó tierra a los campesinos beneficiarios de la reforma agraria. Eso ya se había iniciado durante el gobierno del Presidente Frei.

Pero los comentaristas silencian absolutamente el hecho más fundamental de todo el proceso de reforma agraria, cual es la eliminación de los latifundios improductivos, y la eliminación total del sistema del inquilinaje en Chile.

¿Quién puede negar que la reforma agraria significó la dignificación de miles de familias campesinas, que pasaron de ser semiesclavos a ciudadanos libres y respetados, dejando atrás el analfabetismo al que estuvieron sometidos, a los salarios de miseria (la mitad de lo que se pagaba a los obreros en la ciudad, y de esa mitad el casi 70% se les imputaba a una vivienda indigna, a una galleta de pan diaria y a un pequeño pedazo de tierra, llamado el «revuelco»)? Callar esto es no entender por qué pasó lo que lamentan.

Hoy en día, producto de la reforma agraria, todos estos negativos elementos han desaparecido, y con alegría constatamos cómo miles de hijos e hijas, nietos y nietas de los campesinos chilenos, llegan a ser profesionales y técnicos, porque se les reconoció la dignidad que se les negó en el pasado. Si ello no ha dejado huella en la historia de Chile, no imagino qué otra cosa pudiese haberlo hecho.

Imaginar en la realidad de hoy qué es mejor haber hecho hace cincuenta años es un ejercicio útil, y estamos abiertos a discutir sus implicancias. Pero que nadie se equivoque, agradeciendo la cortesía del señor Crespo hacia mi vida pública, me he preguntado muchas veces si lo que se hizo debería haberse hecho, y sigo pensando que sin la reforma agraria no habría sido posible alcanzar lo que hoy estamos presenciando, una población agraria que vive y se desarrolla con dignidad, y una agricultura moderna y productiva.

Rafael Moreno R.
Vicepresidente ejecutivo de la CORA
(1964-1970)
Senador de la República (1972-1973/1998-2006)

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