Medicina natural, actualidad y economía

El anuncio de una futura caída pluviométrica nunca se puede dar con una característica absoluta, eso debe anunciarse. Es conveniente ampliar la cultura sobre la climatología con una extensión adecuada

La intendenta de la Región Metropolitana ha lanzado duras críticas a la Dirección Metereológica de Chile(DMCH).

Sólo en parte parece justificada. Nunca un fenómeno climático puede pronosticarse con resultado exacto. Los fenómenos climáticos pueden dar siempre sorpresas; algo parecido sucede con el mar.

Pienso que deben mejorarse la información sobre pronósticos que entregue la DMCH. Dar probabilidades porcentuales de que esa se presente.

Recuerdo lo que nos enseñaba en Agronomía de la Universidad de Chile a mediados del siglo pasad, el catedrático a cargo de la asignatura Climatología. Él era ese destacado profesional Don Elías Almeyda Arroyo. Tenía una amplia sala académica en el extremo norte del hermoso edificio que tenía la Facultad de Agronomía en la entrada de la Quinta Normal.

En su sala, que era una especie de museo, tenía diferentes aparatos, un gran mapamundi y muchos cuadros con informaciones climáticas históricas de hechos o acontecimientos destacables.

El profesor Almeyda Arroyo nos pedía a los alumnos que donde a futuro estuviéramos instaláramos un simple pluviómetro consistente en un tarrito abierto de los de leche condensada donde midiéramos cuando fuese necesario el agua caída mediante la altura del líquido existente, los milímetros observados. Importante es su ubicación, despejado hacia arriba y con vegetación de altura u otras protecciones a prudente distancia de la localización del tarrito. Y que la información recogida se la enviásemos. Sin duda que era importante el registro diario de los días de lluvia y las cifras acumuladas.

Tengo todavía una valiosa publicación del Ministerio de Agricultura de 1958 titulada “RECOPILACIÓN DE DATOS CLIMÁTICOS DE CHILE Y MAPAS SINOPTICOS RESPECTIVOS”. Sus autores Elías Almeyda Arroyo y Fernando Sáez Solar.

La publicación presenta información de distintas localidades con sus pluviosidades anuales y por estaciones y una serie de mapas con curvas de igual pluviosidad para las estaciones: otoño, invierno, primavera, verano y promedio año.

La pluviosidad varía con la latitud y la topografía; en general aumenta de norte a sur y es más alta en la costa. Crece a medida que los vientos del poniente (nor o sur poniente) ascienden por la Cordillera de la Costa y la de los Andes y bajan cuando las pendientes descienden especialmente las de la Cordillera de la Costa.

Un caso interesante de destacar, mientras en Puerto Aysén arroja un promedio anual de 2868 mm, Coihaique bajo, solo 961 mm.

En Santiago el promedio era del orden de 360 mm y en la actualidad ya es menor a los 330 mm.

Volviendo al tema de los pronósticos.

Siempre hay un porcentaje de que él no se cumpla, tanto porque sea menor o mayor. Lo corriente es que el pronóstico dé un rango, que debería ir asociado a una probabilidad de que se cumpla.

Los pronósticos de la DMCH se ha visto que se cumplan bastante bien en cuanto a las temperaturas, pero bastante menos en la pluviosidad. El último pronóstico para Santiago fue muy inferior a lo que fue la realidad, en cambio el anterior, fue muy inferior al pronosticado. Se puede pensar que como el año venía seco la DMCH fue más prudente en el anuncio del último.

Los frentes a veces se activan localmente y otras veces se elevan y rápidamente pasan la Cordillera de Los Andes, dejando muy bajas precipitaciones. Son alteraciones en cierto modo inesperadas y difíciles de prever.

Un caso típico es el de los huracanes tropicales, que cambian de intensidad y siguen cursos en parte inciertos, a pesar de los enormes recursos que se tienen para estudiarlos y seguirlos.

La siguiente noticia se recoge de la prensa, del diario La Tercera de Santiago de Chile

Los pronósticos señalaban lluvia, pero no con la intensidad que alcanzó. Numerosos pasos bajo nivel y avenidas anegadas, congestiones de tránsito, semáforos apagados y cortes de energía formaron parte del escenario que debieron enfrentar este jueves los capitalinos. Si bien la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) había pronosticado que caerían sobre Santiago entre cinco y ocho milímetros de agua, entre las 2.00 y las 9.00 precipitaron 14 milímetros.

La situación llevó a que la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, lanzara duras críticas contra la DMC. “Hemos manifestado a la Dirección Meteorológica nuestra preocupación por la calidad y la oportunidad de los pronósticos. Llovió el triple de lo que se había informado”, declaró.

La autoridad regional enfatizó que la planificación de la ciudad “es completamente diferente cuando se cuenta con información”. En este marco, señaló que la institución especializada ha planteado que “necesitan tecnología superior. Estamos a la espera de que presenten el proyecto. Dicen que no tienen las herramientas, pero tampoco presentan un proyecto”, recalcó.

Los mensajes de la DMC deberían indicar muy claramente que son probabilidades; desgraciadamente se dan sin esa información o desde luego si señalar porcentajes de posibilidad, como se das en otros países.

El Gobierno debe tener muy claro que los frentes pueden dar resultados mayores a los anunciados, y no descartar que lo que realmente se presente.

En el día de hoy he visto en la prensa que ha sido criticada la Dra. intendenta, por atacar a la DMC. Pero también en mi opinión hay deficiencia en la entrega de los pronósticos, al no señalar sus incertidumbres.

Tema aparte es el tratamiento que se le debiera dar a las inundaciones generadas por la lluvias intensas. El agua tiene un valor social inmenso y toda ella debe ser aprovechada. Necesitamos una política nacional de aguas.

PIENSO QUE DEBERÍA PENSARSE EN UNA MINISTERIO  DEL AGUA. En Chile mucha de ella se pierde y vemos por otra parte como se van secando lagunas como la de Aculeo, la baja del lago Rapel y lago de Peñuelas en el camino a Valparaíso. Debiéramos mejor conocer las disponibilidades de aguas subterráneas y usar alimentadores de ellas para aminorar los excedentes temporales de aguas superficiales y los generados por el mal uso de aguas de regadío. Muy importante es el potencial del aprovechamiento de las aguas marinas y el traslado de excedentes de aguas del sur al norte.

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