Más que una realidad, esto asemeja una pesadilla. Nos debiera quedar una exclamación, “Qué está sucediendo en nuestro país”.
El cierre de la siderurgia chilena, parece que no inquieta a nadie, o quizás, sólo a unos pocos nos preocupa.
En lo histórico, parece que algo le inquietó el tema al Presidente de la República; pero todo quedó hasta ahí, como de pasada. No se manifiestan inquietudes en los partidos políticos, tampoco en los parlamentarios, que debiera preocupar especialmente a los representantes de la región más afectada.
Uno tiene derecho a preguntarse, por qué esta situación no ha motivado a la Universidad de Concepción a decir algo sobre esta delicada materia.
No se aprecian manifestaciones sobre el tema en ningún sector de nuestra sociedad.
El sector laboral, que deja de tener un puesto estable por el cierre de esta usina, queda conforme con las indemnizaciones que se le ofrecen. Pero parece que no le preocupa lo qué viene después.
A nadie se le siente preocupado por cierre de la siderurgia nacional, especialmente en los efectos geopolíticos. Un país, para su seguridad nacional, necesita disponer de una siderurgia importante.
Algo nos está pasando en Chile.
Cada día parecen reducirse más las contrataciones formales, que arrastran muchos otros males.
Cabría seriamente pensar, hasta dónde esta realidad contribuye a que se expanda la delincuencia, o hasta dónde, esto está afectando cada día más al problema de la vivienda. El que no tiene un trabajo formal, difícilmente puede llegar a tener una vivienda propia.
Aparecen entonces los campamentos, como se estaría dando en la situación actual chilena, como factor agregado a la inmigración ilegal. Lo de los campamentos se había superado, pero este último tiempo, ha vuelto a hacerse presentes. Retrocedemos.
Parece increíble que sean las importaciones de acero provenientes de China las que generen esta desastrosa situación. Perfectamente podría neutralizarse esa causa con las sobretasas que se estableciesen a niveles adecuados para evitar este dumping. Pero desgraciadamente el Banco Central, que tiene facultades para establecer las sobretasas a los niveles adecuados, no lo hace. Al parecer se fundamenta en ineficiencias que tendría el sistema productivo de Huachipato.
Se debiera estar consciente de las imperfecciones del mercado mundial del acero, el que ofrece al mercado acero a costos marginales muy bajos, lo que hace especialmente China.
