El último incendio de Limache debiera contribuir a dar base a programas de prevención de incendios, de una mejor forma de enfrentarlos y de búsqueda de maneras de ayuda a los damnificados.
Sin duda que el incendio que destruyó masivamente unas sesenta viviendas en esta comuna, debiera merecer un especial análisis tanto en sus causas, en su desarrollo como en sus impactos.
Es posible que muchas otras localidades puedan tener las características de ésta en cuando a la generación del incendio y a su desarrollo, como también a las de sus daños, tanto en los aspectos materiales como en los efectos en la salud humana, en especial en las repercusiones sicológicas de su población, en particular en quienes han perdido casi todo, posiblemente la mayoría de ellos productos de esfuerzos de mucho años.
Repentinamente se les ha originado sus ruinas. No pocos de los damnificados son ya de edades avanzadas.
Sobre la base de los antecedentes que las informaciones provenientes de un completo análisis del caso, debieran plantearse sugerencias para prevenirlos, mejor atacarlo y recomendaciones para paliar los daños producidos tanto en los económico como en los efectos de la salud humana, especialmente en lo psicológico.
La experiencia del gran incendio de Valparaíso de años atrás sin duda que nos dio una lección muy importante. Con un gasto de limpieza de unos 200 millones de pesos, pudo haberse evitado ese daño inmenso; informes técnicos señalaban el peligro y recomendaban esos trabajos. Pero no se hicieron, por qué. Difícil justificarlo por falta de recursos, más bien debe haber sido por indolencia, por irresponsabilidades. Pero parece que de ello nada se investigó; posiblemente muchos estaban comprometidos en diversos grados de irresponsabilidad.
Pienso que con las experiencias recogidas y los análisis que se hagan en el caso de Limache, éstas podrían motivar a que las comunidades se organicen, hagan labores preventivas y se preparen para enfrentar las apariciones de focos y los avances del fuego en sectores limítrofes. Habría que motivarlas a hacerlo y dar apoyo de Estado para ello.
Hay muchas prácticas que podrían recomendarse.
El análisis de las causa podrían dar base a prevenciones. Es posible que un factor importante puedan ser los pastizales secos y las acumulaciones de basuras especialmente en las partes bajas.
Otro factor puede ser las características de los árboles y arbustos que existan. Por ejemplo los pinos y los eucaliptos fácilmente se incendian. Hay especies que pueden constituir verdaderos cortafuegos o arboladas que generen las anheladas sombras.
Es posible que existan especies nativas que sean más resistentes a la combustión, como lo es el exótico aromo australiano (Acacia melanoxylan).
El fuego generalmente se inicia en los pastizales secos, especialmente más densos en los años de primaveras lluviosas.
Esos fuegos iniciales originan la quema de los arbustos que requiere mayores temperaturas, la que a su vez genera más calor y así van subiendo las temperaturas las que motivan el incendio de los árboles mayores que requieren mayor calor para arder y pasan a ser a su vez agentes generadores de más altas temperaturas.
Los temperaturas que aumentan llegadas a ciertas intensidades generan combustiones a la distancia, por las elevación del calor que inicia procesos de gasificación de sólidos vivos y de inertes como son varios materiales de construcción.
Tres factores facilitan el incendio: las altas temperaturas, la sequedad del aire y la velocidad del viento, a lo que se puede agregar los días más largos que son los de verano. Coinciden las condiciones más adversas a medida que avanza el día.
Las quemas controladas oportunas de los pastizales pueden ser muy importantes y efectivas; ellas son simples de ejecución. Hacer éstas en días previos a los de más calor y a las horas más oportunas y de manera que en lo posible el fuego o la quema avance en contra de las corrientes de vientos. Vientos dominantes son en el día de verano los del SW.
La comunidad debiera organizarse de manera de constituir brigadas dirigidas por miembros de la comunidad de más experiencia. Brigadas que se les capacite oportunamente por la CONAF y/o por el Cuerpo de Bomberos. Esta actividad podría tener otros beneficios sociales como los de asociación y los de desarrollo de valores y motivaciones.
Por otra parte importante puede ser el pastoreo por animales de estos recursos forrajeros que facilitan la generación y expansión de los incendios. Tener presente que en lomajes en que se ha hecho pastoreos intensos no se desarrollan incendios, tanto en sus inicios como en sus desplazamientos.
Pueden hacerse verdaderas franjas prioritarias para hacer desaparecer esos pastizales ya sea por pastoreos, o labores de limpieza como también mediante las quemas controladas.
Otro aspecto importante puede ser las acumulaciones de agua en lugares estratégicos, tanto para apagar focos que se inician como también para humedecer vegetaciones y construcciones cuando se acerca el avance del fuego.
Al parecer la Defensa Civil y las organizaciones de scout se han debilitado en Chile. A ellos podría recurrirse, como también a estudiantes a quienes además de trasmitirle conocimientos y experiencias, se contribuya a reforzarles valores. También estas actividades podrían contribuir a debilitar el sedentarismo, y con ello tener efectos positivos en la reducción del crecimiento y gravedad de los sobrepesos y obesidades.
Existen en Chile profesionales capacitados para apoyar estas iniciativas y en general en la lucha contra el fuego, entre ellos pueden mencionarse a los que hicieron recomendaciones previas al gran incendio de Valparaíso, recomendaciones que no fueron consideradas.
Estos temas toman mayor importancia frente a los anuncios del calentamiento global en que cada año pueden irse presentando temperaturas más altas.
Ojalá se desarrolle una política de Estado, que vaya a una prevención profunda de los incendios forestales y que en ella participe gran parte de la sociedad. Importancia en ello podría tener entre otros ministerios el de Educación asociado con las organizaciones estudiantiles.
Pienso que debiera haber un seguro nacional que indemnice a quienes sean damnificados por incendios que dañen a sectores amplios de poblaciones, afectados que en alto grado nada de responsabilidad tienen en la presencia de estos siniestros que les destruyen su patrimonio material e incluso social.