Medicina natural, actualidad y economía

Crisis de la Educación Superior en Chile. Primera parte

Hay bastante conciencia de que en el sistema universitario chileno hay grandes problemas, que repercuten en toda la sociedad, especialmente en sus valores. Las noticias no son nada de halagüeñas. Ya empieza a sentirse la situación de nuevos profesionales que se reciben con grandes deudas, que no pueden pagar por las bajas posibilidades de trabajar y si logran ocuparse, obtienen muy bajas remuneraciones. Por otra parte hay riesgo de que algunas universidades paralicen por problemas financieros.

 
Son varias las universidades que enfrentan problemas, tanto privadas como públicas.
 
La tremenda estructura de la Universidad de Santo Tomás se estremece ante el accionar de quien fuera el cerebro de su creación, el gran motor de ella y de su tremenda expansión, con proyecciones internacionales. Hoy se sabe que con investigadores privados se vigilaba a sus funcionarios para que no formasen sindicatos; eso sucede en democracia, en una universidad que se pretendía ser paradigmática; una universidad que se proyectaba con grandes valores, ligados a principios cristiano e incorporando a su desarrollo a religiosos, a destacados personeros de la actividad pública y a prestigiados académicos de otras universidades. Hoy aparecen intereses capitalistas dispuestos a comprar la parte mayoritaria de la empresa universitaria perteneciente a la familia Rocha.
 
Con la inteligencia del que la crea, con su gran condición de empresario moderno logra ocultar sus limitaciones en valores o posiblemente sus enfermedades mentales. La imagen proyectada de ella y la habilidad para crear y publicitar nuevas carreras conduce a la universidad a incorporar una gran masa de alumnos y de lograr una acumulación de patrimonio impresionante, grandes edificios. Páginas completas de publicidad en la prensa nacional, similar a otras universidades privadas, logra captar a masas de alumnos ilusionados con las carreras que pudiesen cursar, dentro de un ambiente de valores éticos y religiosos proyectados.
 
Esta universidad tendría unos 15 mil alumnos, frente a poco más de 23 mil que tiene la Universidad de Chile y cerca de 19 mil que tiene la Pontificia Universidad Católica de Chile. La Universidad Santo Tomás en menos de 20 años de vida ha llegado a ese impresionante número de alumnos. Debe sí señalarse que otras cuatro universidades privadas superan a la Santo Tomás, la de Las Américas con 22,4 mil, la Nacional Andrés Bello con 22,0 mil, la del Mar con 16,4 mil y la Mayor con 15,1 mil.
 
Llama la atención que dos universidades privadas, las de Las Américas y la Nacional Andrés Bello, superan claramente la matrícula de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
 
Varios otros ejemplos señalan crisis; cómo se generan patrimonios en universidades privadas que después se negocian para pasar a ser propiedad de empresas mayores, obteniendo sus primeros gestores grandes utilidades. Se asignan altos pagos a sus directivos. Parece increíble que estas cosas existan en democracia, para las universidades privadas que por ley no pueden tener finalidades de lucro; pero éstos quedan ocultos mediante habilidosos procesos o resquicios legales apoyados por eficientes y bien remunerados abogados. Hoy se pretende legislar para que estas empresas puedan abiertamente tener finalidades de lucro.
 
Por otra parte en algunas universidades, tanto públicas como privadas, se desarrollan verdaderas estructuras internas de poder, que en casos son como tumores que debilitan a la universidad misma, a favor de minorías . Tenemos el caso de la Universidad de la República, en que una minoría compromete irregularmente a la Masonería Chilena a tal extremo que la misma Orden decide expulsar de ella a su rector, sin mayor juicio, a pesar de haber sido su Gran Maestre. Queda una masa de académicos impagos y con sus actividades paralizadas, generando daños e incertidumbres en el estudiantado.
 
Otro caso lamentable es el de la Universidad Tecnológica Metropolitana, la UTEM; donde hay una profunda crisis interna, de la cual existe muy buena información en el libro del Olivia Mönckeberg, «El Negocio de las Universidades en Chile».  Se han formado una series de empresas internas, sociedades que actúan como verdaderos tumores internos, que estarían sobrepasando la legalidad. El Gobierno ha debido tomar serias medidas..
 
En mi opinión esta nueva universidad estatal no debió haberse formado; su creación fue en 1993, en plena nueva democracia. Debe recordarse que se deriva del Instituto Profesional de Santiago, el IPS, formado por la extracción de un grupo de carreras de la Universidad de Chile, durante el Régimen Militar. La habilidad profesional y política del último rector del IPS, le permitió transformarlo por ley en una nueva universidad del Estado. Yo consideraba en su oportunidad que este instituto debiera haber vuelto a la Universidad de Chile, al igual que la Universidad Metropolitana de la Educación, como lo pedía la mayoría del alumnado y una parte minoritaria de profesores, entre los que yo me encontraba. Pienso que los académicos no respaldaban este traspaso, debido a que la buena administración del IPS y su baja participación en investigación y extensión, permitía pagar a sus académicos remuneraciones sensiblemente más altas que a los de la Universidad de Chile.
 
Es impactante la propaganda que en determinados meses del año hacen las universidades, especialmente las privadas. Se presentan páginas enterasen diarios, a lo cual se agrega toda la propaganda por televisión y por radio; también se aprecia mucho avisaje en el Metro de Santiago, como al igual en las calles. No cabe duda que este negocio traspasa así recursos a los medios de comunicación, por lo cual ellos tienden a tener  simpatías a estas entes universitarias. Las Universidades Públicas deben también entrar en esta lucha, en la medida que cada vez más sus financiamientos provienen de lo que pagan sus clientes alumnos, disputados por universidades privadas, que disponen de grandes recursos y fuertes capacidades empresariales.
 
Todo el financiamiento, a base de créditos avalados por el Estado, llega también a constituir interesantes negocios lucrativos para el sistema financiero, que después pasa a ser un implacable cobrador, para defender sus resultados. El aval del Estado favorece a que el banco no seleccione a sus clientes alumnos a base de su capacidad de pago, ni busque las adecuadas garantías, pues el Estado responde; se podría criticar esta situación, pero de no ser así, muchos alumnos de menores recursos verían limitadas sus posibilidades de ingreso a la educación superior.
 
Es impresionante todo lo que tiene que financiarse con el esfuerzo principalmente de los padres para pagar sus matrículas y aranceles, que año a año suben más que el IPC. De esos recursos hay que financiar no sólo el costo directo de la educación universitaria, sino que toda la formación de patrimonios de las universidades privadas y los ingresos recibidos por los sistemas publicitarios y bancarios, que acusan altas rentabilidades de sus capitales. También hay personeros directivos que reciben altos ingresos.

Por otra parte a las Universidades del Estado cada vez se les exige que una mayor proporción de sus ingresos provengan de entradas propias, especialmente de matrículas y aranceles cobrados a los alumnos, que van pasando a ser paulatinamente más clientes alumnos, que alumnos propiamente tales como los de la época universitaria del pasado predictadura. También se ven forzadas a orientar sus investigaciones hacia actividades que ayuden a su financiamiento, contribuyendo, con su patrimonio humano y financiero, a favorecer a los sectores que habitualmente tienen más poder. La extensión universitaria, su proyección más amplia a favor de la sociedad, se va cada vez más debilitando; algunas universidades privadas entran en este terreno, principalmente para proyectar imágenes positivas ante la opinión pública.
 
Muchas de las universidades del Estado se endeudan fuertemente para sobrevivir, en la espera que en algún momento su propietario les aporte recursos adicionales. Algunas de estas universidades regionales extienden su accionar a otras regiones, para así lograr financiar su supervivencia. Ya varias universidades del Estado regionales, tienen sedes en Santiago. Algunas también aprovecharon sus facultades legales para acreditar carreras de universidades privadas para hacerlo, incluso en materias que ellos mismos no abarcaban en sus actividades académicas. Todo lo hacían para poder obtener los imprescindibles recursos adicionales. Sin duda que ello representó una pérdida de valores.
 
Fue bien conocida la forma como se iniciaron muchas universidades, que para favorecer sus financiamientos se dedicaron a crear las carreras llamadas de tiza y pizarrón. Hay conciencia de la sobreoferta de estas profesiones en el mercado y las bajas rentas que reciben muchos de estos profesionales, inferiores a las que reciben obreros y técnicos especializados.
 
Las causas de gran parte de todos estos problemas vienen de lo que hizo el Gobierno Militar primero con su Ley General de Universidades y después respaldadas nada menos que por una ley orgánica constitucional, de muy difícil modificación. Pero también en mi opinión hay culpa de los gobiernos de la Concertación, como al igual de las mismas universidades del Estado, especial de la Universidad de Chile.
 
La Casa de Bello no fue capaz o no tuvo la voluntad en el momento oportuno de hacer una proposición de política nacional universitaria y esperaba que el Gobierno fijara la política, en circunstancias que para el Ejecutivo había otras prioridades. En el pasado el rector de la Universidad de Chile se relacionaba a menudo directamente con el Presidente de la República y se analizaban así las grandes políticas nacionales, pero pos Gobierno Militar, lamentablemente eso no sucedió. Uno con nostalgia recuerda a rectores como Juvenal Hernández y Juan Gómez Millas.
 
Recordemos cómo era el sistema universitario antes del Golpe de Estado. Se podría resumir en grande enunciados.
 
 1.  El sistema universitario no tenía fines de lucro. No era un negocio como lo es ahora para muchos. Eran universidades del Estado o de corporaciones o fundaciones auténticamente sin fines de lucro.
 2.  Para la gran masa de estudiantes la educación universitaria era gratuita; ello sin dudas contribuía a una mayor justicia social y a obtener profesionales con compromisos de servir a la sociedad.
 3.  Se tenía un sistema universitario compuesto por ocho universidades basado en cuatro tipos de organizaciones, a saber:
1. Las universidades del Estado, tipo formado por dos grandes subsistemas, uno de la Universidad de Chile nacida en1842 y el otro, más nuevo, el de la Universidad Técnica del Estado, fundada en 1947.
Ambas universidades proyectaban sus acciones a sedes regionales.
2. Las universidades regionales no directamente dependientes del Estado, pero en grado importante financiada por éste. Eran universidades sin fines de lucro. Este grupo los constituyen esas dos grandes universidades que mucho han contribuido a la formación de recursos humanos y a la investigación de aporte nacional y regional, como también con positivos labores en materia de extensión; son centros universitarios muy pluralistas. Me refiero a la de Concepción nacida en 1919, la más antigua, y a la Austral de Chile, creada en 1954, con su sede principal en la ciudad de Valdivia.
3. Las universidades ligadas la Iglesia Católica, representadas por la Pontificia Universidad Católica de Chile(1888), con sede principal en Santiago; la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso(1928) con sede principal en ese puerto y, la Universidad Católica del Norte(1956), con sede principal en Antofagasta.
Otra universidad era la Universidad Técnica Federico Santa María(1935), con sede en Valparaíso, ligada a un legado entregado por su progenitor a la Fundación que lleva su nombre.
 
Puede ser útil ordenar a estas universidades por orden de antigüedad.
 
1. Universidad de Chile, 1842.
2. Pontificia Universidad Católica de Chile 1888
3. Universidad de Concepción 1919
4. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 1928
5. Universidad Técnica Federico Santa María 1935
6. Universidad Técnica del Estado 1947
7. Universidad Austral de Chile 1954
8. Universidad Católica del Norte 1956
 
 
 4.   El sistema universitario del Estado disponía de financiamiento fiscal, en grado importante proveniente de recursos financieros originados en impuestos específicos para esta finalidad.
 5.   Cabe destacar el significado que tenía la Universidad Técnica del Estado, que se encargaba de la formación del recurso humano, desde los niveles iniciales de prácticos y técnicos, para avanzar a niveles superiores, hasta llegar a los de ingeniero, permitiendo formar recursos humanos que rápidamente se incorporaban a la vida laboral, quienes posteriormente podían seguir su formación hasta llegar a los más altos niveles profesionales. Su quehacer se extendía a muchas sedes regionales.
 
 
Cuáles serían causas más importantes que han llevado a esta caótica situación de la enseñanza superior, especialmente de la universitaria en Chile.:
 
1. El Gobierno Militar con varias medidas:
 
 –  Las intervenciones de las universidades públicas, creando la institución de los rectores delegados. Se hizo algo similar con las otras universidades existentes, generando algunos conflictos con personeros de la Iglesia Católica.
 –  La desintegración de la Universidad de Chile, separando el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en 1981 y fundada como Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en 1985 y trasladando varias carreras al Instituto Profesional de Santiago (IPS) creado en 1981. Sus sedes regionales se desmiembran y pasan a ser nuevas universidades con la integración de las sedes regionales que tenía la Universidad Técnica del Estado; a la Universidad de Chile le dejaron sólo las deudas de sus sedes regionales.
 
Estas medidas parecen responder a debilitar el poder político indirecto que podían tener centros educacionales tan importantes, con las inquietudes sociales y políticas especialmente de sus académicos y sus estudiantes.
 
 –  La eliminación del financiamiento proveniente de impuestos específico para destinos académicos. Identificada esta nueva política con el pensamiento monetarista de la Escuela de Chicago.
 –  La creación de una series de nuevas universidades Regionales del Estado y de un instituto profesional a partir de las sedes regionales de la Universidad de Chile y de la Universidad Técnica del Estado, lo que se produce a principios de los años 80. Éstos son:
– Instituto Profesional de Iquique creado en 1981 y que pasa a ser la Universidad Arturo Prat en 1984.
– Universidad de Antofagasta, 1981
– Universidad de Atacama, 1981
– Universidad de La Serena, 1981
– Universidad de Valparaíso, 1981
– Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación 1985, a partir de parte de la Universidad de Valparaíso y del Instituto Pedagógico de Valparaíso.
– Universidad de Talca, 1981
– Universidad de La Frontera, 1981
– Universidad de Los Lagos, 1993, a partir del Instituto Profesional de Osorno, 1981 y de la ex sede de la Universidad Técnica de Estado
– Universidad de Magallanes, 1981.
 
Se aprecia que toda la división de las universidades de Chile y Técnica del Estado se produce en 1981, aunque algunas de las universidades se crean más tarde, incluso una de ellas en 1993, durante la nueva democracia. Es conveniente recordar que la Universidad Tecnológica Metropolitana también se creó en 1993.
 
 –  Creación de un conjunto de universidades privadas, varias de ellas nacidas durante el Gobierno Militar y otras durante la nueva democracia a partir de una legislación de último momento del Gobierno Militar, posterior a la pérdida del Plebiscito de 1988.
 
Estas universidades por orden cronológico son:
 
– Universidad Gabriela Mistral, 1 de diciembre de 1981
– Universidad Finis Terra, 2 de enero de 1982
– Universidad Diego Portales, 21 de diciembre de 1982
– Universidad Central de Chile, 23 de febrero de 1983
– Universidad Bolivariana, 21 de junio de 1988
– Universidad Académica de Humanismo Cristiano, 26 de agosto 1988
– Universidad Santo Tomás, 28 de diciembre de 1988
– Universidad de Las Américas, 29 de diciembre 1988
– Universidad Nacional Andrés Bello, 29 de diciembre de 1988
– Universidad Adolfo Ibáñez, 13 de enero de 1989
– Universidad Internacional SEK, 9 de febrero de 1989
– Universidad La República, 13 de febrero de 1989
– Universidad de Viña del Mar, 18 de julio de 1989
– Universidad Autónoma de Chile, 31 de enero de 1990
– Universidad Adventista de Chile, 6 de febrero de 1990
– Universidad de Los Andes, 9 de febrero de 1990
– Universidad del Mar, 9 de febrero de 1990
– Universidad San Sebastián, 9 de febrero de 1990
– Universidad de Artes, Ciencia y Comunicaciones UNIACC, 20 de febrero de 1990
– Universidad del Desarrollo, 22 de febrero de 1990
– Universidad del Pacífico, 6 de marzo de 1990
– Universidad Bernaro O´Higgins, 7 de marzo de 1990
– Universidad de Artes y Ciencias Socials. ARCIS, 9 de marzo de 1990
– Universidad de Ciencias de la Informática. UCINF, 9 de marzo de 1990
– Universidad de Aconcagua, 31 de enero de 1991
– Universidad Tecnológica de Chile, 29 de enero de 1992
– Universidad Alberto Hurtado, 3 octubre 1997
– Universidad Miguel Cervantes, 27 de noviembre de 1997
– Universidad Cardenal Raúl Silva Henríquez, 16 de agosto de 2001
– Universidad Pedro de Valdivia, 13 de diciembre de 2001 a partir de la Universidad Mariano Egaña, 25 de agosto de 1988
– Universidad de Rancagua, 11 de diciembre de 2003
– Universidad Regional San Marcos, 10 de marzo de 2004
– Universidad Chileno-Británica de Chile, 1 de febrero de 2006
 
– Es interesante hacer a lo menos un breve análisis del número de alumnos, en universidades importantes. La información es obtenida del Libro «El Negocio de las Universidades en Chile», de Olivia Mönckeberg; corresponde a situaciones al año 2006.
Las cifras de alumnos están presentadas en miles.
 
Universidades anteriores al régimen militar
 
– Universidad de Chile, 23,4
– Pontificia Universidad Católica de Chile, 18,7
– Universidad de Concepción, 19,5
– Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 12,8
– Universidad Técnica Federico Santa María, 7,7
– Universidad de Santiago de Chile, ex Universidad Técnica del Estado, 17,4
– Universidad Austral de Chile, 9,3.
– Universidad Católica del Norte, 8,9
 
 
 
 
Nuevas universidades públicas nacidas en el Régimen Militar
 
 – Universidad de Valparaíso. 13,8
 –  Universidad Tecnológica Metropolitana, 13,8
 –  Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación 4,9
 
 
 
 
Universidades privadas con mayor número de alumnos
 
 –  Universidad de Las Américas 22,4
 –  Universidad Nacional Andrés Bello 22,0
 –  Universidad del Mar 16,4
 –  Universidad Mayor 15,1
 –  Universidad Santo Tomás 14,9
 –  Universidad San Sebastián, 10,1
 –  Universidad Tecnológica de Chile 10,0
 –  Universidad Diego Portales 9,7
 –  Universidad Central de Chile, 6,1
 
2. Los gobiernos de la Concertación, que muy poco han hecho por corregir la herencia recibida desde los tantos años del Gobierno autoritario. No se dio un análisis profundo del tema en los momentos iniciales; desgraciadamente ya la situación se hace difícil por el tiempo transcurrido y la serie de intereses que se han ido creando en torno a esta educación superior. Impresiona ver a tantos académicos calificados que fueron de universidades tradicionales, especialmente de la Universidad de Chile, que hoy ocupan cargos directivos en las privadas; también se observa que en estos cargos, posiblemente bien remunerados, se puede ver hasta la presencia de ex ministros de Estado de los gobiernos de la Concertación.
3. Muy interesante es lo que contiene ese extenso libro de Olivia Mönckeberg, ya varias veces mencionado, «El Negocio de las Universidades en Chile». Hay opiniones muy valiosas de distinguidos académicos. Sus contenidos son para un largo análisis. Pero por lo menos se presentan aquí algunas ideas. Uno puede formarse la impresión del tema del financiamiento; cómo se mantuvieron restringidos los recursos financieros a las universidades del Estado, especialmente a la Universidad de Chile. Interesantes opiniones da por ejemplo el profesor Iñigo Díaz, nada menos que hoy Vicerrector Académico de la Universidad de Chie; señala que en su opinión el Gobierno, para desligarse de los financiamientos que debía haber dado a la necesaria expansión universitaria, tomó una posición pasiva y dejó que los recursos aparecieran del sistema de universidades privadas. El Gobierno dominado por las posiciones de los Ministros de Hacienda, vieron que el problema se solucionaba a través de la expansión de estas universidades privadas. Concuerdo plenamente con esos juicios. Otras ideas críticas son muy importantes; cómo se ha ido debilitando el pluralismo que tan necesario es en una auténtica universidad; eso se ha ido perdiendo con las universidades privadas. El debate interno y el público es esencial en la universidad, pero eso cada vez más se debilita.
Más adelante tengo la intención de escribir algo más sobre  valiosos contenidos que se encuentran en este libro.
 
4 En las mismas universidades públicas, especialmente en la Universidad de Chile, se fueron generando situaciones adversas que han contribuido a la situación existente. Han sido como círculos regresivos. Los bajos ingresos de los académicos y en muchos casos sus descensos de remuneraciones y el pesimismo del futuro, los hace tomar posiciones adversas a su propia universidad. Cuántos académicos por obtener ingresos adicionales imprescindibles par su vida familiar, fueron atraídos por la universidades privadas, aprovechando sus capacidades formadas a costa de su universidad de origen y sus prestigios. Primero fueron incorporados a tiempos parciales y después, para no pocos, pasar desempeñarse en las nuevas universidades a tiempo completo.
 
Por ahora dejo el análisis hasta aquí. Seguiré escribiendo sobre estas inquietudes.

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