Medicina natural, actualidad y economía

Después de 30 años. Plebiscito de 1988. Una experiencia para recordar

El 5 de octubre de 2007 escribí en mi página web un artículo titulado “Plebiscito de 1988. Una experiencia para recordar”.

Ya transcurrido 30 años del tan importante plebiscito que enfrentó la sociedad chilena, me ha parecido conveniente volver a escribir sobre el tema y además repetir en este escrito el contenido del anterior.

Inquietan la realidad actual de Chile y sus perspectivas futuras; seguimos con muy pocos cambios en la Constitución del Estado de Chile impuesta por la dictadura militar. En torno a sus contenidos y vigencias se han mantenidos sus orientaciones que benefician a minorías que se enriquecen. Se agudizan las desigualdades de ingresos que contribuyen de alguna manera a la presencia y desarrollo de la delincuencia y la violencia, especialmente en sectores marginales. Parece increíble que en poblaciones se destruyan escuelas, salas cuna y jardines infantiles. Incluso se ataque a los bomberos que llegan al combate de incendios en sus localidades. Se nos ha producido cambios importantes en los valores humanos, un fuerte deterioro de ellos.

La tan analizada, defendida y aspirada “Asamblea Constituyente” por grandes estadistas del pasado para generar una auténtica constitución, para que sea como lo es en otros países un orgullo nacional, ha pasado al olvido. Recientemente ha ayudado en esto las defectuosas asambleas constituyentes de Venezuela y Bolivia.

En la política chilena no hay visión de futuro; ha desaparecido la planificación de su desarrollo tanto en lo nacional como en lo regional y sectorial. No pensamos para nada a dónde va el país del futuro

Seguimos con una nefasta municipalización de la educación y el duro trato al profesorado y a su carrera funcionaria. Se les mantiene con una deuda histórica que ha perjudicado y desesperanzado a un amplio sector de ellos. Posiblemente esto contribuya a su pérdida de respeto.

Cada día una mayor proporción de la educación superior se imparte con fines de lucro disfrazados y parte importante se ha vendido al capital extranjero.

Las colusiones en importantes empresas privadas han sido impresionantes. Cabe destacar lo que ha sucedido con las principales cadenas farmacéuticas, que han terminado siendo al igual que las universidades vendidas al capital extranjero. Impacta ver que empresas que fueron dirigidas en el pasado por honestos empresarios, como Papeles y Cartones bajo la gestión entonces de Jorge Alessandri y Ernesto Ayala, hayan terminado siendo sancionadas y forzadas a indemnizar a gran parte de la sociedad chilena, a todos los que ya han cumplido los 18 años; posiblemente caso inédito en el mundo. Sanción lograda gracias a las extensas gestiones encabezadas por organizaciones de consumidores.

La corrupción en la política partidista ha llegado a niveles extremos, no solo a favor de determinadas corrientes políticas, sino peor a poderosos sistemas empresariales, que habrían contribuido a que se legislara en beneficios de sus empresas. Candidatos que no disponen de elevados recursos financieros en sus campañas corren alto riesgo de no ser elegidos.

La delincuencia se hace cada vez más presente, con crecientes frecuencias y con nuevos delitos, como son los llamados “portonazos”. Las viviendas cada día se llenan de mayores protecciones para no pocas de ellas quedar realmente como enjauladas. Cada vez en violenta delincuencia se hace presente la juventud; impresiona la corta edad de muchos de ellos.

Las cárceles no dan abasto y nos hemos transformado en uno de los países que más alto porcentaje de la población la tenemos encarcelada; ellas han pasado a ser especies de universidades del delito. Somos exportadores de delincuentes.

Los colegios profesionales cada vez se ven más debilitados lo que entre otras cosas perjudica el control de la ética profesional. Esto es consecuencia principalmente de la Constitución que nos rige.

El sindicalismo laboral igualmente se ha debilitado a consecuencias de contenidos constitucionales.

La Universidad de Chile, por la Constitución de la Dictadura, perdió gran parte de su financiamiento que provenía en el pasado de un legislación específica que la llevaba a una actividad educacional creciente y gratuita y a las otras actividades académicas, hoy tremendamente debilitadas como son la investigación y la extensión en beneficio de toda la sociedad. La formación técnica universitaria pública prácticamente desapareció con la destrucción de la Universidad Técnica del Estado que como la Universidad de Chile se extendía en forma expansiva a una mayor y más amplio contenido educacional a todo el territorio nacional. El lucro en la educación superior nos ha conducido a un exceso de profesionales sobre técnicos.

La nueva democracia no fue capaz o no quiso restablecer la asignación familiar del pasado, que tan efecto positivo tuvo en la sociedad chilena. Hoy hemos llegado a tasas de natalidad tan bajas que generarían un decrecimiento poblacional. Es interesante investigar sus causas, posiblemente entre ellas esté la casi ausencia de la asignación familiar que en el pasado llegó a ser de montos reales crecientes, como también como causa pude estar el alto y creciente costo de la educación superior.

Se está perdiendo ese patrimonio social que constituían los profesionales formados gratuitamente que se sentían comprometidos con la sociedad. En el día de hoy predomina otra mentalidad en quienes han debido financiar sus estudios, no pocos de ellos con fuertes endeudamiento

No parece conveniente extenderme en otras inquietudes, que son varias más. No quiero dejar de mencionar el tema de los vertederos, asociados a vergonzosos negociados y a la contaminación que se hace especialmente perjudicial a los habitantes de sectores aledaños, especialmente a niños y embarazadas. De haber existido la CORFO del pasado estoy seguro que habría habido un programa nacional para evitar la generación de tan graves daños humanos, especialmente en las llamadas zonas de sacrificio

 

A continuación repito el artículo publicado en mi página web el 5 de octubre del 2007.

En este artículo me refiero a mi experiencia del día del Plebiscito cuando me correspondió ser apoderado de mesa de mujeres en la Población La Bandera. Estas notas las escribí en el 2003. Considero en ellas otros temas relacionados con la política y la pobreza.

De madrugada de ese 5 de octubre de 1988, fecha memorable para la historia de Chile y especialmente para su vida futura, me dirigí a la Comuna de San Ramón a cumplir mis deberes cívicos y morales frente al Plebiscito, por el cual la Dictadura Militar chilena pretendía, con bastante certeza, mantener por un largo periodo adicional de gobierno autoritario a su cabeza máxima, el General Pinochet. Lo hacía en mi escarabajo amarillo.

En el mismo escarabajo, hace algunos años atrás, todavía en dictadura, por esos mismos sectores, tuve un par de oportunidades de conocer la pobreza de esa zona. Una mañana yendo por Américo Vespucio de regreso de clases que dictaba en la Universidad, una poblada me bloquea el camino y me obliga a detenerme. Uno se tiende sobre el capot impidiendo que partiera. Pensé que era “un cobro de peaje”.

Con todo respeto pero con desesperación me cuentan su tragedia: una mujer había intentado suicidarse consumiendo veneno de ratones y nadie la quería llevar al hospital; me impresionó la solidaridad y la forma de actuar de esa poblada. De inmediato, con satisfacción, ofrecí llevarla al hospital pero puse como condición que un familiar la acompañara; un hermano decide hacerlo y al partir pide que por favor le lleven plata al hospital, ya que no tenía un cinco. En la conversación durante el trayecto me informó de la extrema pobreza en que ellos estaban y de la depresión que había conducido a esa persona a la decisión de suicidarse.

Aceleré hacia el Hospital Sótero del Río, llegué a Urgencia, descendí dejando en el auto a esta mujer con su hermano, informé al sargento de carabineros que estaba en la entrada sobre el caso de urgencia que enfrentaba la persona que traía. Así por una parte lograba la atención inmediata y por otra, evitaba posibles problemas posteriores. La atienden de inmediato, dejé a los hermanos pero le señalé al acompañante de la suicida que lo esperaba para conversar una vez que fuera atendida. Al rato apareció, me agradeció y yo le di un billete de no alto monto, para que tuviera para comunicarse y movilizarse; el hombre manifestó claramente su sincero agradecimiento. Sin dudas que hay pobreza y en medio de ella se mantienen valores, entre éstos el de la solidaridad.

En otra oportunidad, en el mismo sector, dos pobladoras me piden que las lleve en dirección de acercamiento a una comisaría, andaban sin un cinco en el bolsillo y ya habían recorrido varios centros policiales buscando sin resultados al marido de una de ellas, que sabían que había sido detenido pero no conocían su paradero.

Me confirmó este hecho que muchos viven al día. Eso es común en la pobreza y la marginalidad, su horizonte futuro es sólo muy cercano, piensan cómo abordar el día de hoy, el de mañana y a veces a mucho, la semana. En nuestro medio todos tenemos programas por delante de años, que proyectamos en ellos a nuestros hijos y nietos; en mucho actuamos pensando en lejanos futuros.

Varias veces llevaba gente pobre en el auto, nunca tuve mayores problemas, pero me sirvió para mejor conocer la realidad en que esa gente, que son muchos, vive. He sabido así cómo varios de ellos sobreviven; posiblemente sus casos son representativos.

Volviendo al tema del plebiscito y a nuestro objetivo de él, diferentes actividades ya había desarrollado en contra de la Dictadura. Lucha a nivel gremial, vía Colegio de Ingenieros Agrónomos y Universidad de Chile, Asociación de Exfuncionarios de CORFO por la Democracia. También lo había hecho en el campo político partidista, al dar mi firma para la inscripción del Partido Demócrata Cristiano, después que nunca había querido pertenecer a partido político alguno; ahora lo hacía sabiendo que muchos auténticos militantes no lo podían hacer por riesgos económicos y de otra naturaleza. Después en la democracia, volví a mi condición de independiente por la renuncia a la DC. Sobre este tema posiblemente en otro capítulo haré más referencia al tema; mi actitud nunca fue apreciada, por el contrario me acarreó problemas desde la DC misma, que de alguna manera me perjudicaron.

Volviendo al tema principal, meses antes del Plebiscito, había ofrecido colaborar en él. Pensé que podría ser como apoderado de mesa, vía Colegio de Ingenieros. Nada se me había avisado, hasta que llamé a esa organización gremial, los últimos días previos a la votación, para ver qué había sucedido con mi ofrecimiento. Se me dijo, según creo recordar, que ya no se necesitaban más apoderados, pero que si quería colaborar podría ser llevando votantes en auto a las mesas. Se me señaló que me presentara en el local de la Democracia Cristiana de la Comuna de San Ramón, se me indicó la dirección.

En parte conocía esa zona ya que muchos años de mi vida, 23 de ellos, los viví en la comuna de La Cisterna, en los tiempos en que San Ramón era sólo una población de esa Comuna. Hoy, con una superficie sensiblemente mayor a la entonces población de ese nombre, ya es Comuna independiente, por decisión del Gobierno Militar, que a mi entender dividió más el territorio, para así tener mejor control de la población, a través de sus alcaldes designados y toda su corte dependiente. Además comunas más pequeñas, impedían organizaciones locales independientes y los electores o votantes se veían más controlados.

Con respecto a lo anterior, creo conveniente hacer recuerdo de los dos plebiscitos anteriores, o consultas como inicialmente el Gobierno Militar las denominó, ya que ellas se hacían sin registros electorales y sin ninguna legislación ni algún reglamento que normara estas anómalas convocatorias. Recuerdo que para el después llamado plebiscito de 1980, para aprobar la pseudo Constitución chilena en gran parte aún vigente, en los centros urbanos más importantes, de mayor concentración de votantes, el NO tuvo una más alta presencia. A la inversa en las pequeñas localidades rurales las mayorías del SI fueron aplastantes; era como una vuelta al cohecho antiguo pero ahora sin recibir dinero, sino que consiguiendo como pago el no recibir represalias.

Los anteriores procedimientos sin duda fueron fraudulentos, por muchos aspectos, no del caso aquí tratarlos. Pero sin embargo amplios sectores de Chile se llenan la boca con la actual Constitución, lamentablemente más de los que fueron los incondicionales del largo Gobierno Militar. Hasta hoy perduran estos procedimientos autoritarios, en organizaciones creadas por la nueva democracia. Basta mencionar el autoritarismo en los aspectos medio ambientales, donde se crean comisiones cuyos miembros son designados por el Ejecutivo y si votan en conciencia, en contra de la voluntad del Gobierno, son prontamente destituidos; se genera una farsa, una falsa imagen de tecnicismo democrático respaldador de prepotencias de autoridades centrales. El tema del proyecto forestal de Tierra del Fuego y los de los vertederos metropolitanos de Rinconada y Santa Marta, son ejemplos de lo antes mencionado. No hace mucho fue destituido un funcionario, por un Ministro de la Democracia Cristiana, por votar en contra del uso de un combustible en una industria de la V Región, convencido el destituido que su empleo era contaminante. ¿Estas actitudes contribuyen a tener buenos funcionarios?. ¿Gente de valer que es invitada a desempeñar estas responsabilidades estarán dispuestas a asumir tareas de esta naturaleza?  Interesante seria tener respuestas a ello.

El nuevo plebiscito daba más garantías a los demócratas. Se tenía una ley, había partidos políticos activos y registros electorales.

Me presento así a la sede de la DC de San Ramón, una casa humilde a no muchos metros al poniente de la calle Santa Rosa. Señalo a lo que vengo, de transportista de votantes, pero se me pide que sea apoderado del Partido en votación de mujeres, donde había mesas no cubiertas. Acepté gustoso esa mayor responsabilidad, considerando que así podría ser más útil.

Se me destina a una escuela ubicada en la Población La Bandera; el establecimiento es de relativa importancia y con una buena infraestructura. Me trajo recuerdos de la campana de Tomic, que apoyamos a una secretaría del entonces candidato, ubicada en los inicios de la Población, por el costado poniente de ella. Ahora lo estaba a pocas cuadras de Santa Rosa, cercano a su límite sur.

Tenía algunas experiencias de ser apoderado. En la elección de Allende, lo fui por la DC en La Cisterna, sin ser militante, y en una elección anterior lo había sido también por la DC, pero como apoderado general de varias mesas.

Mi primera experiencia de apoderado fue en la elección de Jorge Alessandri, si mal lo recuerdo lo fui por el socialcristianismo o el falangismo. Apoyaba a un socialcristiano, que después fue demócratacristiano y finalmente, para ser alcalde se hizo militante del Partido Nacional. Gran desilusión, como varias otras que he tenido proveniente de militantes.

Para este plebiscito no estaba mayormente preparado para ser apoderado, pero tenía la experiencia pasada. Facilitó mucho mi desempeño, la buena preparación de una humilde apoderada del PPD, que estaba muy bien preparada. A ella haré referencia más adelante. Sabía con antelación que el PPD se había preocupado mucho de formar apoderados.

Llegué a la mesa, presenté mi credencial y creo haber captado un rostro agradado de quien presidía la mesa. Era el único varón en ese medio y creo que también era la persona de mayor edad.

La Presidenta se veía una persona preparada, prudente y de personalidad. Después supe que era Directora de una escuela cercana.

Entre las cosas que me impresionó fue la imagen de pobreza que proyectaban las votantes y la alta concurrencia de participantes. Pensé inicialmente que la razón de ir a votar era para pronunciarse por el NO. También me impresionó la madurez cívica de ellas; muchas personas de edad madura. También capté la protesta de varias por la demora que a ciertas horas se generó en el proceso para llegar a sufragar.

También creo conveniente mencionar, la llegada tarde de una apoderada que venía por un partido chico que apoyaba a Pinochet, cuyo presidente era un señor Bruna, no recuerdo su nombre ni el del movimiento o partido que la cobijaba. Ella era una persona poco preparada para esa responsabilidad, era funcionaria de la Municipalidad de San Miguel y a última hora se le había dado la orden de asumir esa responsabilidad, sin más saber cómo proceder. Con sana ingenuidad señaló lo que le había sucedido.

La cola era larga. A veces se generaba inquietud en las mujeres, pues demoraba su avance. Salía a dar explicaciones, y sin darlas, mi presencia calmaba la situación. Las mesas tenían una gran cantidad de votantes, si mal no lo recuerdo eran 400, en inscripciones nuevas, por lo tanto muy pocos estaban borrados.

Durante el desarrollo mismo de la votación sólo dos hechos sin mayor importancia se presentaron. Uno fue que una mujer, algo agresiva, acompañaba a una señora enferma y trató de intervenir y en cierto modo lo hizo, para hacerla votar por el SI. Fue el único caso que pudiera decirse anormal. Sobre el resto creo que no hubo mayor influencia externa.

El otro problema que se suscitó fue, que mientras la Presidenta se ausentó por un breve tiempo, uno de los votos se echó a la urna sin sacarle la colilla. Señalé que no tenía importancia y que una vez que se abriera la urna, de inmediato se ubicara ese voto y se sacara la colilla. Así se hizo, sin mayor problema; cuando se hace el recuento oficial y con esa colilla extraída se produce el ajuste de las cuentas. Se sugirió  dejar constancia en acta de lo sucedido y yo señalé que no había para qué hacerlo, si todos estábamos de acuerdo que el tema no tenia importancia y así se hizo.

Me llamó la atención que frente a diversas dudas, se me dirigía a mí la consulta y se respetaba mi opinión. Puede ser consecuencia en parte del machismo y de la mayor edad.

En el desarrollo de la votación nos fuimos conociendo entre nosotros, los de distintos bandos, en plena armonía. Me recordaba de la elección de Allende en que eso mismo sucedió. Creo que en la base de nuestro pueblo existen valores humanos y cívicos, que permiten estos procederes.

Me trae recuerdos votaciones del pasado. A veces acompañaba a una familiar mujer de más edad y se me permitía entrar al recinto de mujeres. Por Dios que hablaban y fuerte, en cambio en mesas de varones sucedía todo lo contrario. Hay sin dudas diferencia de comportamiento de género y no sólo en esto, sino que también en las preferencias políticas.

Aproximadamente al medio día, me alejé por algo más de una hora, para ir a dar mi voto en la Comuna de Las Condes, donde afortunadamente pude sufragar rápido.

En mi labor de apoderado se me grabaron algunas cosas. La representante del PPD trabajaba en una pequeña empresa que usaban pinturas y contaba como se sentían a veces intoxicados; aprecié que era una persona muy bien preparada políticamente y con mucho sentido de responsabilidad. Conocía muy bien la importancia de esta votación y sus derechos para resguardar el cumplimiento correcto del proceso.

Interesantes fueron las conversaciones que se sostuvieron durante esas largas horas entre los que participábamos en la mesa. Que es útil saber cómo ellos viven, cómo piensan y cómo se aconsejan y trasmiten experiencias.

Me impresionó mucho una señora que actuaba de vocal, muy prudente y se le veía nerviosa. Después de la conversación y de las cosas más personales que se fueron contando, nos preguntó ya cerca del cierre de la mesa, si nos dábamos cuenta que de repente ella juntaba sus brazos como presionando sus senos; le dijimos que no. Nos explicó que le venían golpes de leche. No hace mucho que había sido madre y estaba amamantando su hijo. Después contó que se sentía muy preocupada porque tenía que irse hasta Maipú.

La Presidenta en forma sabia y prudente le preguntó por qué no se había inhabilitado para vocal por su situación de lactancia, pero ella señaló que no lo quiso hacer por temor a perder su trabajo; ella trabajaba para una Municipalidad. No debemos olvidar la situación de pobreza en que nos encontrábamos, especialmente las familias de poblaciones. Lamentablemente podría decirse no demasiado diferente de como se encuentran muchas poblaciones en los primeros años de los 2000.

Era una época en que muchas familias sobrevivían gracias a las ollas comunes y a las ayudas que le daba el Gobierno militar a través de las municipalidades. No olvidemos que muchos hogares para conseguir esas ayudas, ocultaban a los jefes de familia. Triste efecto sobre los varones jefes de hogar, el considerar que su presencia estorbaba para obtener esa ayuda esencial para ellos y especialmente para los hijos.

Lo anterior explica en parte importante, a mi juicio, la distinta votación que se dio en poblaciones entre mujeres y hombres. También fue causal de ese mayor rechazo varón los allanamientos en la poblaciones en que a los hombres los llevaban a media noche a lugares libres, canchas de fútbol especialmente, y se les tendía por horas en el suelo, mientras en sus hogares hacían las revisiones. Eso también se hacia a pleno invierno. Fue sin dudas ello denigrante para el género. Debe además tenerse en cuenta que siempre el voto femenino ha tenido más tendencia a la derecha, menos persiguiendo el cambio.

No se vio mística alguna en los apoderados y los vocales que apoyaban al SÍ. Diferente sucedía en los del NO, explicable sin duda, se requería convencimiento muy grande y sentido de responsabilidad en los que representaban esa posición.

Me impresionó el cuenteo de votos. Me impactaba la cantidad de pronunciamientos por el SÍ, en contra absolutamente de lo que eran mis pronósticos. Durante bastantes minutos los votos SÍ superaban a los NO. Me impresionó igualmente las expresiones de desagrado en el rostro de la Presidenta cada vez que leía un SÍ. Finalmente la mesa dio un resultado ligeramente favorable al NO, por lo que recuerdo no fue más de unos 20 votos, dentro de alrededor de unos 350 sufragios.

Terminado el recuento, puestas las cifras en una pizarra, llegó un fotógrafo a registrar los resultados. Al parecer lo iban haciendo por mesas. Entiendo que era la oposición, los dirigentes de la campaña por el NO, que así podían tener testimonios de los resultados. Solicitamos, a sugerencia mía, que nos sacara una foto a los que componían la mesa, pero el fotógrafo no lo aceptó, él tenia otra misión; recuerdo una memorable foto de quienes conformamos la mesa en la elección de Allende, detrás de la cual anotamos los resultados y todos firmamos. Tengo por ahí la fotografía de ese nostálgico recuerdo.

Las cifras resultantes me llenaron de pesimismo. Estaba convencido que frente a esa realidad de pobreza y al trato que habían recibido los pobladores, la votación del NO sobre duplicaría al SÍ. Al parecer mucho influyeron las amenazas de que si el SÍ perdía, se les suspenderían las ayudas o limosnas que estaban recibiendo del Gobierno, vía las Municipalidades. Probablemente también influyó la eficiente labor realizada por los alcaldes UDI, que estuvieron muy cerca del pueblo, gente que trabajó con mucha mística. Eso explica por qué la UDI ha sacado tanta votación en comunas urbanas populares.

Nos despedimos todos. Quedé preocupado por esa señora que debía irse a Maipú, pero entiendo que alguien la llevaba. Durante la votación misma, frente a ruidos en el exterior, sin mayor importancia, ella se mostraba tremendamente nerviosa; su condición de maternidad reciente posiblemente la afectaba. Creo que ella fue la que más sufrió en ese proceso. Quizás el otro fui yo, al conocer los resultados, difíciles de comprender en ese ambiente de miseria y en esa voluntad de votar. La abstención fue muy baja, en momentos la cola era larga y se debía esperar bastante. Si mal no lo recuerdo, en la mesa había 400 inscritos.

Salí en mi escarabajo amarillo de regreso a Las Condes, convencido de la derrota. Volví a la sede de la DC y entregué mi carpeta con la información pertinente, fue recibida sin mayor comentario, sin ni una palabra de reconocimiento; más adelante nada se me dijo por mi intervención, no se me pidió opinión alguna.

De regreso a mi casa, oyendo a la Radio Cooperativa, ya en Santa Rosa, me fui reanimando y recuerdo muy claramente, que al llegar a Alameda, pasando frente al Diego Portales, los resultados ya casi aseguraban el triunfo del NO. ¡Qué cambios profundos y violentos tuve entre el pesimismo del conteo de mi mesa y lo que ya en ese momento conocía en la Alameda; entraba a la esperanza del triunfo del NO!.

Me preocupé posteriormente de leer los resultados dados por la prensa de la votación en San Ramón, y pude apreciar que era algo generalizado el casi empate en mujeres y que en varones, el NO sobre duplicaba y aún triplicaba al SÍ.

Lamenté no preocuparme en su oportunidad de tomar los nombres y direcciones de los que participamos en esa mesa, especialmente el de la Presidenta, quien me impresionó en su buena actitud, de maestra chilena, de directora de escuela, pero que era incapaz de ocultar en su rostro su adversa reacción a los anuncios de votos por el SÍ. Quizás influyó en que no reaccioné como pienso hoy que debiera hacerlo, pues al realizarlo probablemente algunos se hubieran sentido inquietos por el uso que yo podría darle a esa información.

De regreso en mi casa y al analizar todo lo visto y percibido ese día, me di cuenta que había sido para mí una muy interesante experiencia, que la recordaría por el resto de mi vida. Experiencia que se me relacionaba con muchas otras, con mi participación en elecciones anteriores, con mi oposición al Gobierno de Allende, con mi simpatía inicial al Golpe Militar, con la posterior desilusión de ese largo y autoritario gobierno que tanto atropelló a los derechos humanos y que a no poco de los suyos, esencialmente civiles, les permitió acumular grandes riquezas mediante delictuosos e impunes procesos.

Hoy la justicia nacional e internacional actúa casi únicamente contra los militares que atropellaron derechos humanos y muy poco o nada contra los que se apropiaron de parte importante del patrimonio nacional, tomando así también parte significativa del poder político. Estos civiles también fueron muy culpables directos de los atropellos como fue en los campos, y muchos otros, indirectamente lo fueron, por la tolerancia y la pasividad.

Pasados los años, creí conveniente escribir sobre esto, como parte de la historia de una vida; de un contacto con un sector interesante de nuestra sociedad, el de los pobladores de las áreas de pobreza; de la lucha por una esperanzadora democracia, que una vez recuperada parcialmente, deja desilusiones, genera una amplia brecha entre lo esperado y lo real, mantiene y acentúa desigualdades y contribuye a la generación de distanciamientos entre clases sociales y a desarrollar tensiones intensas y crecientes; se generan así frentes de violencia, en sectores desesperanzados que al actuar en el delito muy poco tienen que perder, la vida que con razón poco valoran y lo que obtienen, aunque sea poco, para ellos es positivo. Si son apresados, la cárcel los perfecciona para delinquir mejor y como éstas no dan a basto, a pesar que cada día tengan más capacidad, pronto son liberados

Todo fue una experiencia interesante de mi vida, que decidí escribirla. Volví así a conocer poblaciones de pobreza. Las conocí en la campaña de Tomic y aprecié que a pesar de todo lo que hizo Frei Montalva, había hambre y pobreza en las poblaciones. Hay que estar con ellos para conocer la realidad. Hoy creo que estamos peor, por la desesperanza. Tuve quizás el privilegio de conocer desde niños sectores de pobreza y vivir en un hogar que fuera acomodado pero que llegó a empobrecerse. Fui dirigente de juntas de vecinos y de clubes deportivo de barrio. Mucho de esos recuerdos me vinieron a la mente en este reencuentro con pobladores.

En una invitación a una base de la DC de Las Condes, hace pocos años, tuve la oportunidad de exponer mis puntos de vista críticos al modelo, lo que vengo haciéndolos desde comienzos de los años 80;  aprecié que la mayoría compartía mis inquietudes y mis críticas, pero unos pocos no. Eso en parte me amargó, no pensé que en la DC de base se diera ese tipo de posiciones, pero positivo es que ellas se expresen, posiciones muy bien planteadas y defendidas por los diarios de derecha; interesante sería poder conocer cómo piensan las bases de la UDI.

Sé que en comunas populares algunos de la UDI están preocupados de la pobreza, como también de la droga; a pesar de no ser Gobierno, obtienen buenas votaciones. Sin duda que en ellos hay inteligencia, están con dirigentes muy cerca del pueblo. Incluso en época más reciente, han sabido encauzar los sufrimientos de los afectados por los derechos humanos, daños que ellos mismo generaron o ampararon con su pasividad, pero hoy saben aprovechar los errores del Gobierno y especialmente los del Gobierno de Frei Ruiz Tagle.

Qué importante es que más personas de los estratos altos, conozcan la realidad de la pobreza, de la urbana y la rural. Es un mundo importante, con muchos problemas que se ocultan o no se quieren ver. Tenemos la obligación de contribuir a mostrarlos y de motivar para que a ellos se los observe y se los analice.

 

 

 

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