Se ha consultado a las bases una propuesta, la de dar en forma uniforme una compensación a todos los afectados, por el monto de 4,5 millones de pesos. Lo que ha sido mayoritariamente aceptado, como era de esperar. Al parecer ese monto no tiene mayor razón que lo justifique y genera injusticias.
En mi opinión, la compensación debería ser por una suma exacta al daño ocasionado a cada docente, porque éste no ha tenido una magnitud uniforme.
Conviene recordar cómo se originó ese perjuicio. El profesorado fiscal era funcionario público, dependiente del Ministerio de Educación, por ello podía hacer carrera funcionaria en todo el territorio nacional. Por razones, no mayormente justificadas, salvo la de dar más poder político a la dictadura militar, se les hizo depender del alcalde de la municipalidad en que hacía docencia. Conviene recordar que los alcaldes eran designados por la dictadura militar.
Fue frecuente que, si bien el Estado le entregaba los recursos a la municipalidad para pagar los reajustes, no pocas municipalidades destinaron estos dineros a otros fines, dejando a su profesorado sin el reajuste legal, y, por lo tanto, reduciendo el valor real de su remuneración.
Eso motivó la generación de esta deuda histórica, la que perfectamente se puede determinar para cada docente, en sus valores reales actuales; ése debería ser el monto que se cancelase. Tendría que ser en UFs, incluso se podría pensar, en justicia, dar un porcentaje de reajuste algo mayor, como una especie de interés de una deuda que se tenía con ellos.
El monto de los 4,5 millones no se sabe mayormente cómo se calculó.
Otro problema que al parecer se presenta, es el de que si, el docente fallece, esa deuda no se paga. Ella a mi juicio debiera ser propiedad de los herederos.
No me queda clara la tardanza con que se harán los pagos, por lo tanto, es posible que muchos mueran antes de recibir estas compensaciones.
Por lo anterior, al parecer se pretende pagar más rápidamente a los de mayor edad.
Pienso que bien podría considerarse el pago inmediato en bonos del Estado, los que pudieran transarse en el mercado de capitales.
Se debe estar consciente de que, para esta entrega de los 4,5 millones de pesos, se debe dictar una ley. Es posible que no sea fácil legislar en esta compleja materia.
A lo mejor, lo de los 4,5 millones queda sólo como un volador de luces.
Las remuneraciones de los profesores quedaron fuertemente castigadas.
Quiero referirme brevemente a lo que se me presentó cuando fui elegido decano de una Facultad de la Universidad de Chile, después de restablecida la democracia.
El entonces rector del Instituto Nacional, muy estimado profesor Sergio Riquelme Pinna, nos invitó a un desayuno en su establecimiento a los decanos electos que habían sido alumnos de esa casa de estudios. Supe que éramos 5. Yo fui el único que asistió a ese interesante encuentro. Me impactó lo que dijo en esa ocasión una de las profesoras del establecimiento. Ella señaló que ganaba menos que una empleada doméstica.
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