Me ha llamado profundamente la atención sobre lo que pasa en el Ministerio de Salud con el tema de la obesidad y especialmente en lo recientemente acontecido con el Reglamento de la Ley de Rotulado y Publicidad de los Alimentos, aprobada el 6 de julio de 2012.
La mayoría de los expertos, especialmente académicos y científicos, consideraban que lo que la ley establecía era un avance muy importante. A la Ley se le apreciaba como un feliz fruto de un gran trabajo por años de los profesionales más destacados, teniéndose importantes y significativos consensos. Muchas investigaciones, informes, seminarios y foros sirvieron para obtener la ley y dar un valioso aporte a lo que debería haber sido su reglamentación.
Ya hace algunos meses que aprecié la inquietud sobre el próximo vencimiento de los plazos para reglamentar la ley, y nada se sabía de ello. Capté incluso que distinguidos profesionales del Ministerio de Salud nada sabían de los avances en su preparación. Ello me pareció muy extraño. Cabe preguntarse, quiénes realmente fueron los responsables del Reglamento que se preparó y que el Ejecutivo dictó recientemente.
Desgraciadamente esto da mucho que pensar. Lo sucedido contrasta con el esfuerzo que ha llevado el Ejecutivo y, en especial, la Primera Dama en el programa “Elige Vivir Sano”, que significativos recursos se han gastado en su publicidad.
Más adelante me refiero algo más a la ley, a su reglamento, acríticas de destacados especialistas, a la petición de que el decreto sea derogado y reemplazado y finalmente presenta una breve e importante carta al Director de El Mercurio enviada por un destacado especialista, el doctor Eduardo Atalah que en forma muy precisa aborda el tema.
La ley obliga al Ministerio de Salud a generar una señalética precisa que sirva para identificar los alimentos poco saludables, a los que se les restringe la publicidad y la venta en las escuelas. El Reglamento de la Ley debía indicar los límites; sin duda eso significaba una importante delegación del Parlamento en el Ejecutivo y en particular en el Ministerio de Salud.
En días recientes se tuvo conocimiento de los contenidos del decreto reglamentario. Surgieron de inmediato las violentas críticas por parte de parlamentarios y especialistas muy molestos con lo sucedido. Se destaca que su contenido difiere profundamente de los resultados de los esfuerzos realizados en procesos tan serios.
Se está dando un consenso en que el Reglamento aprobado se debe retirar y generar uno nuevo que nazca de una seria y participativa labor de especialistas.
Han generado no sólo crítica sino que indignación los niveles establecidos en el Reglamento hoy vigente para definir si un alimento es alto en nutrientes críticos; claramente esta reglamentación estaría abiertamente en contra del espíritu de la Ley.
Recientemente vi indignada opinar sobre el tema en televisión a la distinguida nutricionista, a quien mucho aprecio, Teresa Boj, especialista en la materia, hoy Directora de la Carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad de Chile, quien fuera por muchos años académica del INTA e incluso Presidenta del Colegio de Nutricionista.
Similares críticas he apreciado del Doctor Ricardo Uauy, profesional de prestigio mundial y recientemente galardonado unánimemente con Premio Nacional de Ciencias aplicadas y tecnológicas. El doctor es experto en nutrición pediátrica y neonatal y ha contribuido al desarrollo de políticas públicas de salud en nuestro país.
Hoy aparece en El Mercurio, en Cartas al Director, una interesante comunicación que transcribo más adelante en que en forma breve y muy acertada se aborda este tema. El que envía la carta es el Dr. Eduardo Atalah, destacado profesional y académico. Ha sido Presidente de la Sociedad Chilena de Nutrición, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición y Director del Departamento de Nutrición de la Universidad de Chile. Tiene numerosas y prestigiadas publicaciones sobre la materia.
Me siento en parte autorizado en mis opiniones sobre estos profesionales por los contactos que durante muchos años he tenido con ellos, tanto en la Universidad de Chile como en sociedades científicas.
Presento a continuación la carta publicada en El Mercurio de hoy.
Domingo 23 de junio de 2013
Obesidad infantil
Señor Director:
Impactante la noticia en primera plana de la edición de «El Mercurio» del 18 de junio sobre el continuo aumento de la obesidad infantil, a pesar de los esfuerzos del programa Elige Vivir Sano y otras iniciativas del sector salud y educación.Muchos son los factores condicionantes de la obesidad y entre ellos destaca la gran oferta de alimentos no saludables y las serias limitaciones de los consumidores para identificar los alimentos altos en calorías, azúcar, grasa y sal, cuyo exceso tiene negativos efectos en la salud.
La Ley de Rotulado y Publicidad de los Alimentos, aprobada el 6 de julio de 2012, fue un avance importante. Mandata al Ministerio de Salud a generar una clara señalética que identifique los alimentos poco saludables, a los cuales se les restringe la publicidad y la venta en las escuelas, cuyos limites deben ser definidos a través de un reglamento para entrar en vigencia un año después de promulgada la ley.
En días recientes se ha conocido el reglamento, el cual difiere enormemente de todas las opiniones técnicas entregadas a través de múltiples foros e informes. Los niveles establecidos para definir si un alimento es alto en nutrientes críticos son tan permisivos que muy pocos alimentos tendrán el mensaje de advertencia, contraviniendo claramente el espíritu y objetivo de la ley. Se requiere por lo tanto retirar el reglamento y generar una nueva revisión y discusión del documento.
Dr. Eduardo Atalah Samur
