Medicina natural, actualidad y economía

Reconocimiento a don Jorge Prado Aránguiz, gran ministro de Agricultura y destacado dirigente gremial

Recientemente ha fallecido este destacado hombre público. Fue Ministro de Agricultura, gran dirigentes gremial de los agricultores, nada menos que Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura. Importante empresario agrícola.

Injustamente a mi juicio, poco se ha reconocido su labor. Tuve la oportunidad de participar con él en una mesa redonda en la Universidad Austral analizando políticas agrícolas y especialmente relacionadas con la economía triguera. Muchos años de mi vida he estado preocupado del desarrollo agrícola chileno. Todo ello me motiva a escribir estas líneas.

Cabe destacar la siguiente carta publicada recientemente en El Mercurio a raíz de su fallecimiento.

Cartas

Miércoles 12 de diciembre de 2018

Legado de Jorge Prado Aránguiz

Señor Director:

Cuando Jorge Prado asumió como ministro de Agricultura (1982), el país pasaba por una grave crisis económica que afectaba a la agricultura de modo muy particular. Además, Chile necesitaba sustituir importaciones de alimentos, para destinar divisas a los bienes de capital.

El nuevo ministro, con su estilo sencillo, claro y enérgico, basó su política agraria en tres pilares. En primer lugar, otorgar apoyo crediticio a los agricultores, mediante la apertura de líneas especiales de crédito. En segundo lugar, darles seguridad en la comercialización, mediante el sistema de bandas de precios. Se trataba de un mecanismo excepcional, pero que en ese momento resultaba imprescindible; pues de lo contrario, los agricultores no habrían tenido confianza en que podían pagar esos créditos. En tercer término, promover la transferencia tecnológica mediante la apertura del INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias) a la comunidad agrícola. En efecto, sus investigadores salieron a terreno para trabajar codo a codo con los agricultores y apoyar la formación de los GTT (Grupos de Transferencia Tecnológica), una acción común de investigadores y productores que, entre otros logros, permitió elevar el promedio nacional de producción de trigo de 1.700 kg por hectárea a 3.400 en solo seis años.

Cuando hoy constatamos el progreso del agro chileno, los agricultores no podemos sino recordar con gratitud a ese hombre -fallecido esta semana- que, con medidas visionarias y realistas, ayudó a cambiar el panorama de nuestra agricultura, hasta el presente.

Joaquín García-Huidobro E.

 

A comienzos de los años 80 la sociedad entró en una profunda crisis, la mayor que ha sufrido Chile después de la gran crisis mundial de comienzo de los años 30.

Prado Aranguiz llegó a integrar un nuevo gabinete que fue el gran responsable de haber superado parte importante de esa gran crisis.

Se llego a ésta principalmente por la política económica llevada a cabo por los economistas chilenos ligados a la llamada Escuela de Chicago, muchos de ellos de baja experiencia.

Una de las causas más importantes de esta crisis fue el congelamiento del valor del dólar en $39 por tres años, mientras las presiones inflacionarias continuaban. Además se rebajaron los aranceles de importación y se uniformaron cerca de valores mínimos. Junto a lo anterior la economía se abrió irracionalmente al endeudamiento externo.

La crisis se caracterizó por dar un golpe inmenso a muchas actividades económicas, especialmente en la industria manufacturera y a la producción agrícola nacional.

Los índices de desempleo y de cesantía llegaron a niveles alarmantes con riesgo de desencadenar una violencia inmanejable, a pesar de la fuerte dictadura existente en Chile a partir del Golpe Militar de 1973, el que se motivó a mi juicio principalmente por la crisis política y económica que se hizo presente en nuestro país especialmente a partir del segundo año del gobierno del Presidente Allende.

La congelación del valor de dólar se inició con una devaluación anormal, para iniciar la rigidez en los $39. Hasta antes de iniciar esta nueva política, el dólar se reajustaba al ritmo de la inflación, lo que en parte originaba una tendencia a que la inflación fuera relativamente alta, y sin poder reducir su ritmo. Pero se tenía crecimiento económico.

Esta situación estuvo asociada a una liberación total en el comercio exterior de bienes y servicios y desde luego de capitales. Ello motivó por una parte que frente a la inflación de costos, los bienes importados fueron bajando sus precios reales, con lo cual  los abastecimientos internos fueron cada vez más dependientes de las importaciones y afectando la producción nacional especialmente la industrial manufacturera y la agrícola. Ello fue generando un aumento del desempleo y de la cesantía.

Por otra parte, en los mercados financieros internacionales, se produjo una gran oferta de divisas provenientes de los llamados petrodólares, los que se generaron por el alza del precio del petróleo como consecuencia principalmente de la actitud de la OPEP (Organización de Países Exportadores de petróleo) de restringir la extracción y la oferta petroleras. Esos recursos financieros se vaciaron a la banca privada lo que se tradujo en una gran oferta internacional de dólares.

Históricamente en la antigua democracia era muy importante el endeudamiento externo del país, especialmente público, para financiar el componente externo de las inversiones. Parte importante de ese endeudamiento era proveniente  de créditos de organizaciones financieras internacionales para financiar inversiones o para cubrir déficit transitorios de divisas de los países en desarrollo. La autorización de estos créditos a bajos intereses eran evaluados por las organizaciones respectivas para que contribuyeran al desarrollo del país sin ocasionar grandes trastornos a las producciones nacionales.

En este periodo se empezó a generarse un endeudamiento privado, la deuda externa de Chile pasó a ser mayoritaria privada. El argumento que se daba era que el privado  invertía siempre racionalmente y por lo tanto había seguridad que podía pagar. Mucho endeudamiento fue  de la banca privada nacional ya que el interés en dólares era sensiblemente menor que el interés que regía en los préstamos en moneda nacional. Era muy lucrativo para esta banca las diferencias de intereses.

El endeudamiento con el exterior se trasladaba a un endeudamiento interno. Las ofertas en el comercio se anunciaban en tantas cuotas mensuales; habitualmente no se informaba mayormente del precio.

Economistas de Chicago decían que era bueno endeudarse con el extranjero, porque al país aprovechaba el ahorro externo. Endeudarse con el exterior no debía denominarse endeudamiento externo, sino más bien, aprovechamiento nacional del ahorro extranjero. Pero, desgraciadamente, parte muy importante del crédito externo se dedicaba a aumentar el consumo más allá de los niveles de ingresos, es decir al endeudamiento individual.

Por otra parte el bajo valor del dólar junto con los bajos aranceles hacía imposible que parte importante de la producción nacional fuera capaz de competir con el producto importado. Así bajó fuertemente la producción nacional en muchos rubros lo que iba asociado con el desempleo y la cesantía. Dos programas tomaron importancia para aliviar en parte el desempleo, fueron los del PEM (Programa de Empleo Mínimo) y el POJ (Programa de Empleo de Jefe de Hogar). En 1983 llegaron a ocupar más de medio millón de personas.

En los hombres de Chicago había tranquilidad por esa inmensa deuda externa privada, ya que no comprometía al país. Pero no fue así; cuando se le anuncia a un banco extranjero que uno de los bancos chilenos está con problemas, la respuesta fue inmediata. No importa, porque esa es deuda del país y éste debe responder. Así tuvo que llegar Chile a garantizar todo el endeudamiento privado, hacerlo en cierto modo público, para poder renegociar internacionalmente nuestra elevada deuda externa.

La banca principalmente privada que había lucrado de esta política. se vio posteriormente comprometida  por la incapacidad de que los prestatarios pagasen sus deudas.  Bancos como el Banco Chile perdieron todo su patrimonio. El Estado, a través del Banco Central debió comprar toda esa documentación impaga, para evitar una catástrofe mayor.

A las deudas internas de chilenos, la banca recomendaba transformarla a dólares, ya que los intereses bajaban.  Muchas de estas empresas con las necesarias devaluaciones quebraron. Recuerdo un empresario vendedor de semilla de papa en la Vega Central de Chile, me contó que él estaba quebrado, ya que el Banco del Estado le había aconsejado trasladar su deuda en monda nacional y que el funcionario por escrito le había asegurado que si a él más adelante no le convenía, se la convertían en moneda nacional. Me mostró el documento. Pero nada le sirvió porque este banco le señaló que ese funcionario no estaba autorizado para señalar ese compromiso.

Hay que tener presente que los chicago boys aseguraron que el dólar a $39 iba a durar por lo menos diez años. Sólo duro tres.

Otro importante empresario nacional, ya de cierta edad, estaba preocupado por su deuda en dólares; su hijo economista le aseguraba que estuviese tranquilo. Pero él le plantea a una persona economista amiga mía su preocupación y ésta le dice que si fuera ella la transformaría en deuda en moneda nacional. Él hace ese cambio. lo que le condujo a evitar su quiebra.

Las devaluaciones desgraciadamente deben hacerse oportunamente, pero hay sectores que mucho pierden con ellas.

El Gobierno Militar debió hacer un drástico cambio de política. Se inició con el nombramiento de Jorge Prado en Agricultura en 1982 y después hizo otros muy importantes cambios en su Gabinete. Ministro de Interior  quedó en 1984 un nacionalista ex agrariolaborista, Sergio Onofre Jarpa y  el ministro de Hacienda quedó bajo la responsabilidad de Luis Escobar Cerda, un economista más bien del enfoque estructuralista del desarrollo, del Partido Radical.

El llamado padre de los Chicago Boys, Efraín Friedmann, considerado gran economista mundial y nada menos que Premio Nobel en Economía, vino por última vez a Chile, y dio como razón del fracaso de su ideología o de su modelo de desarrollo a la ausencia en este país de una democracia; desgraciadamente parece que para sus recomendaciones no se dio cuenta o no le informaron que se estaba en una extrema dictadura. En otro país, en el caso de Colombia, este enfoque habría tenido éxito gracias a que es utilizó con menos extremismos a causa de entonces ser una democracia.

Dos  medidas económicas financieras fueron tomadas para superar esta crisis, una fue una política de devaluaciones de la moneda y la otra la de subir los aranceles a un 35%.

 

Nueva política agraria encabezada por el ministro Jorge Prado

  • Parto trasladando párrafos de la carta publicada en El Mercurio:

 

El nuevo ministro, con su estilo sencillo, claro y enérgico, basó su política agraria en tres pilares. En primer lugar, otorgar apoyo crediticio a los agricultores, mediante la apertura de líneas especiales de crédito. En segundo lugar, darles seguridad en la comercialización, mediante el sistema de bandas de precios. Se trataba de un mecanismo excepcional, pero que en ese momento resultaba imprescindible; pues de lo contrario, los agricultores no habrían tenido confianza en que podían pagar esos créditos. En tercer término, promover la transferencia tecnológica mediante la apertura del INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias) a la comunidad agrícola.

 

Quisiera comentar este párrafo: de estilo sencillo, claro y enérgico. Calificativos a mi juicio muy ciertos, además era poco polémico. No entraba en mayores conflictos con otros dirigentes agrícolas que lo atacaban. Irradiaba confianza y serenidad. Terminó mostrando gran efectividad.

 

  • En el tema crediticio, recuerdo, que consiguió una línea de crédito del Banco del Estado para el cultivo del trigo basada su garantía en la prenda de la cosecha. Con ello no se calificaba la morosidad del empresario; muchos de esos productores estaban en esa condición. Así se logró una amplia presencia de productores trigueros. Debe recordarse que en esos años el Banco del Estado cumplía muy bien las responsabilidades crediticias al agro nacional, derivadas de la antigua Caja Agraria que junto a la Caja Nacional de Ahorros y al Instituto de Crédito Industrial fueron integradas en el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo para formar el Banco del Estado, que siguió cumpliendo con estas responsabilidades durante todo el Gobierno Militar.

 

  • Muy importante fue su política de comercialización y precios. Con las devaluaciones y el aumento de los aranceles subía considerablemente el costo del trigo importado. Para asegurar que la molinería nacional comprara a esos precios motivó la creación de una nueva empresa del Estado, en un gobierno que había privatizado la mayoría de ellas. Así nació COTRISA (Compradora de Trigo Sociedad Anónima) con la finalidad de crear un poder comprador potencial del cereal en las zonas productoras para que se cumplirán los precios equivalentes a los costos del trigo importado. Tener presente que la sola presencia potencial de este poder de compra no hacía necesaria la compra estatal. Este proceso se asociaba a una banda de precios.

 

  • Hizo un gran esfuerzo por mejorar la productividad agrícola. Conocedor de políticas agrícolas europeas, especialmente de Francia, impulsó los llamados grupos de transferencia tecnológica (GTTs) relacionando profesionales del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) con grupos de empresarios, para lograr el mejoramiento tecnológico de la agricultura chilena.

Los logros fueron extraordinarios, como bien dice la carta del señor García-Huidobro, se llegó en pocos años a duplicar el rendimiento del cultivo de trigo y el país logró autoabastecerse de este fundamental cereal, situación que no se daba desde los años 40s.

Lo que hizo Jorge Prado sirvió también para comprobar como la agricultura chilena tiene capacidad de producir cuando se dan políticas agrícolas adecuadas.

Hoy desgraciadamente no tenemos propiamente una política cambiaria, donde el valor de la divisa pasa a depender principalmente del precio del cobre, de un recurso no renovable, que mantiene bajos niveles del valor de la divisa y además con fuertes oscilaciones.

Estas situaciones han dañado seriamente a la agricultura nacional. Muy afectada se ha visto la producción lechera, en un país en que tiene grandes aptitudes para esta actividad.

El daño a la industria manufacturera y al empleo en general ha sido muy grande. Parece increíble que hayamos  pasado a ser hasta importadores de cobre elaborado.

Cuánto se ha planteado utópicamente que le demos más valor agregado a nuestras exportaciones.

 

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