Medicina natural, actualidad y economía

pedro pablo rosso

Valioso artículo de Pedro Pablo Rosso destacadísimo médico, publicado en El Mercurio del 19 de diciembre de 2017

Leí su artículo y me pareció muy importante. Por ello consideré conveniente publicarlo en mi página web y hacer algunos comentarios de la publicación. Y especialmente destacar a su autor.

Conocí a Pedro Pablo si mal no lo recuerdo a mediados de los años 80, cuando se incorpora a la Sociedad Chilena de Nutrición y fuimos ambos directores de esa sociedad científica. Recuerdo que participamos con otro muy destacado médico, Francisco Mardones Restat en un programa “Almorzando en el Trece”, bajo la dirección de esa gran periodista Cecilia Serrano. Se trató el tema de las políticas alimentarias y nutricionales. El doctor Mardones falleció ya hace varios años y sobre él escribí en mi página web un artículo especial.

Por esos azares de la vida, muchos años después asistí a un encuentro en el Colegio de Ingenieros Agrónomos, en que él nos expuso el trabajo que habían realizado los Decanos de Medicina en resguardo de la calidad de los que egresaran de esa carrera. Fue una exposición brillante, al parecer había sido uno de los cerebros de esa actividad.

Es una persona muy sencilla, me atrevería a compararla con las características que generalmente tienen los grandes sabios.

Posiblemente para muchos fue una sorpresa que en años más llegara a ser rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

A raíz de mi intención de publicar este artículo, busqué en Internet antecedentes de su currículo. Quedé impactado de su contenido; recomiendo hacer lo mismo que yo he hecho.

 

A continuación presento el artículo que publicó El Mercurio, que como ya lo he señalado fue el 19 de diciembre de este año.


Martes 19 de diciembre de 2017

Las universidades chilenas y la encrucijada del futuro

Pedro Pablo Rosso: «… junto con generar conocimientos, nuestras universidades deben asumir una tarea adicional: la formación de ciudadanos comprometidos con el bien común, con capacidad de pensamiento crítico y espíritu innovador…».

Una mirada retrospectiva al ranking de Universitas-«El Mercurio», incluyendo su clasificación de universidades, revela que el perfil académico del sistema universitario chileno está cambiando paulatinamente en torno a dos ejes interdependientes: la calidad y el fortalecimiento académico. El eje de la calidad se manifiesta en un incremento en el promedio de los años de acreditación institucional y, también, en la pérdida de acreditación y, en algunos casos, el cierre de varias instituciones con mal desempeño. Por su parte, el eje del fortalecimiento académico se expresa en la mejoría de indicadores como la razón estudiantes/académicos, el porcentaje de académicos full-time con doctorado, el número de publicaciones y la cantidad de programas de posgrado. Estos parámetros reflejan la paulatina constitución de comunidades universitarias estables, hecho esencial para que una institución de educación superior pueda adquirir las características de una universidad, con todas las funciones y dimensiones que ello implica.

En el siglo XXI es clave para el futuro de un país contar con comunidades universitarias pensantes y volcadas a la investigación; es decir, transmisoras y generadoras de conocimientos. En la era de las sociedades del conocimiento, como se ha llamado a la época actual, la capacidad de generar valor agregado en los procesos de producción de bienes y servicios de un país, mediante la generación de conocimientos, es la principal determinante del desarrollo sostenido y sustentable. Sin embargo, una sociedad del conocimiento es mucho más que su dimensión económica. Para lograr cohesión social, paz y prosperidad, Chile debe ser capaz de construir su propia historia, sistematizando sus experiencias, enfrentando creativamente y de manera consensuada tanto los desafíos de los mercados como los del desarrollo social, cultural y político. Esto implica contar con las personas capaces de hacer realidad esas grandes metas.

Cada uno de esos aspectos representa un nuevo horizonte para el sistema universitario, principalmente en su labor educativa. De cara al futuro, junto con generar conocimientos, nuestras universidades deben asumir una tarea adicional: la formación de ciudadanos comprometidos con el bien común, con capacidad de pensamiento crítico y espíritu innovador. En palabras de Alfred Whitehead, ellas deben ser capaces de enseñar el «arte de aplicar los conocimientos». Vale decir, ayudarles a las nuevas generaciones a «aprender a pensar», a enfrentar problemas con criterios basados en evidencias y no en opiniones, y a no a rendirse fácilmente ante situaciones complejas. Alcanzar estas metas educativas demandará profundas reformas en la cultura académica y en los planes de estudio, transitando desde la educación universitaria actual, impersonal, rígida y especializada hacia una educación personalizada, flexible y pluridisciplinaria que, además, contiene una propuesta de valores ciudadanos.

El positivo progreso del sistema universitario chileno que motiva esta columna evidencia que nuestras universidades están alcanzando, aunque lentamente, la base de sustentación académica necesaria para asumir esos nuevos roles. Pero para avanzar por ese camino será necesario un pacto social entre Estado, sociedad civil y universidades, con una visión de largo plazo y un nivel de inversiones en este sector muy superior al actual. Salvo contadas excepciones -entre ellas, el Programa Mecesup-, desde los años ochenta hasta el presente, las políticas públicas para el sistema universitario han sido el producto de apreciaciones reduccionistas y cortoplacistas del papel de las universidades en el desarrollo nacional. Esto se ha traducido en escasos y poco sistemáticos incentivos y un financiamiento inadecuado tanto para las universidades como para la actividad científica. Si esta situación perdura, nos mantendrá marcando el paso en la vía hacia el desarrollo. Parafraseando al Presidente Lagos, si no contamos con un sistema universitario de gran calidad, no iremos a ninguna parte «y todo lo demás es música».

Pedro Pablo Rosso
Director ejecutivo Grupo de Estudios Avanzados Universitas


 

Comentarios personales finales

Reitero que es una muy valiosa publicación. Da esperanzas de mejores día futuros para la educación superior universitaria. Sólo hecho de menos en este artículo el tema de la extensión universitaria, especialmente en varias áreas. Destacaría en la de la Salud y la Alimentación.

Me extraña que sólo se tengan 2 comentarios sobre este tan valioso artículo.

Quisiera agregar que considero muy importante el tema de la ética tanto en los académicos universitarios como en sus egresados. Muy preocupado he estado de la materia relacionada con los colegios profesionales, que debieran ser guardianes de esa ética, y que cada día estén más debilitados en Chile a diferencia de lo que sucede en gran parte del mundo, en que se les respeta y se les refuerza.

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