En interesante artículo destacado economista José Ramón Valente insiste en que el dólar sigue por debajo del valor que debería tener en un equilibrio de largo plazo. Hoy la divisa está en torno a los $ 660; él considera que el valor de equilibrio a largo plazo debería estar en el rango $730-$750.
Según Valente la causante de este bajo valor del dólar de debería al flujo de capitales de corto plazo alentado por los flujo de capitales de corto plazo consecuencia de las relativamente altas tasas de interés en Chile con relación a las existente en otros países.
Me parece conveniente analizar estos planteamientos ya que por lo planteado por este economistas, estos flujos de capitales de corto plazo, que han sido llamados “capitales golondrinas” tendrían efectos muy significativos en el valor de la divisa en Chile actualmente.
A partir de esta causa y por la situación económica del país, considera Valente que debiera el Banco Central bajar la tasa de interés.
Considero bastante preocupante este planteamiento, ya que actualmente la tasa de interés que recibe el ahorrante es muy baja en valores reales e incluso en varios períodos ha sido negativa. Actualmente en depósitos bancarios en UF la tasa de interés es insignificante, hasta ha sido cero; incluso en determinados momentos la banca comercial no ha querido recibir depósitos en UF.
Este tema ha sido poco analizado. Sin duda que influye en los fondos colocados en las AFP.
Un sistema que dio resultados positivos en el pasado fue el establecimiento de un encaje para la entrada de estos capitales golondrinas, lo que hacía que estos capitales extranjeros obtenían un interés inferior a los obtenidos por capitales ahorrados de nacionales.
Entiendo que Chile se ha comprometido a no aplicar estos encajes a capitales extranjeros; es una materia que debe analizarse.
Nuestro país ha dejado de alentar el ahorro privado. El Banco del Estado ha liquidado el sistema de las libretas de ahorro a largo al cobrar altas comisiones; dejó de cumplir el objetivo de fomentar el ahorro que asumió a su creación, cuando nace en el último gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo con la fusión de la Caja Nacional de Ahorros, la Caja Agraria y el Instituto de Crédito Industrial.
En el Chile de hoy, parece más fomentarse el consumo y el endeudamiento e incluso la morosidad bancaria para cobrar intereses aún mayores.
El chileno medio debe pagar cada mes una importante suma por intereses bancarios.
Se hace sentir la necesidad de analizar más profundamente estas materias, ya que ellas contribuyen a agudizar las desigualdades económicas.
A continuación presento el artículo del economista Valente publicado en El Mercurio del 26 de septiembre de 2016
El economista plantea que el tipo de cambio está hoy lejos de su equilibrio de largo plazo debido al flujo de capitales de corto plazo alentado por tasas de interés, que son altas en relación con otros países.
Valente: «Con presupuesto relativamente austero en 2017, se justifica que el Banco Central baje la tasa»
lunes, 26 de septiembre de 2016
Lina Castañeda
Economía y Negocios
El Mercurio
De acuerdo a las estimaciones de Econsult, entre $730 y $750 por dólar es el tipo de cambio que Chile requeriría para volver a ser competitivo bajo las actuales circunstancias económicas, tanto locales como internacionales. Sin embargo, la paridad se ha alejado de su equilibrio influido por el flujo de capitales de corto plazo que ha sido alentado por una tasa de interés que «es relativamente alta en relación con otros países del mundo», afirma José Ramón Valente, socio de la consultora.
El economista relaciona este factor con la tasa de interés de política monetaria (TPM) del Banco Central porque si bien considera que las tasas son bajas en relación con nuestra historia y con relación a los actuales niveles de inflación, al mismo tiempo son altas en relación con los países de donde provienen mayoritariamente los capitales que buscan una ganancia de corto plazo invirtiendo en las «altas tasas chilenas», y financiando dicha inversión con tasas bajas o negativas en otros mercados como Europa o Japón.
Tras el Brexit, la incertidumbre en Europa y la reducción adicional en la tasa de interés europea, Valente señala que una «estampida» de inversionistas llegó a los mercados emergentes buscando retornos más atractivos y Chile fue uno de los seleccionados justamente por tener una tasa relativamente alta y ser percibido como una economía relativamente estable. Ese fenómeno, agrega, llevó al tipo de cambio a descender desde niveles por sobre los $700 que había alcanzado, hasta transarse a cerca de $640.
Hoy en día la paridad está en torno a los $670 por dólar y aun cuando Valente reconoce que está cerca de los niveles promedio históricos, asevera que «la pérdida de competitividad que ha tenido la economía chilena en los últimos 15 años requiere de un tipo de cambio por sobre el histórico para impulsar un boom de inversión en el sector exportador no minero», y apunta a un rango de $730 a $750 por dólar.
El economista cree atendible que el Banco Central no contemple aún una reducción de la TPM dada la rebeldía que ha mostrado la inflación con niveles sobre el 4%, por encima del rango meta en los últimos dos años y que recién comienza a mostrar signos de ceder.
No obstante, en su opinión el Banco Central ha sobreestimado el efecto que el alza del tipo de cambio ha tenido sobre la inflación en estos dos años y subestimado el impacto de la política fiscal expansiva y de las reformas tributaria y laboral durante el mismo lapso. La conclusión a que ha llegado el Central es que una baja en la TPM induciría una devaluación del peso que podría nuevamente llevar la inflación sobre su nivel de confort.
Valente piensa lo contrario. Opina que el efecto inflacionario de una devaluación, inducida por un recorte en la tasa de interés, sería mucho más acotado, dado un contexto en que la economía chilena sigue desacelerándose y que el gasto fiscal ya no crece con la fuerza que lo hacía en 2014 y 2015.
«En la medida que el ministro de Hacienda sea exitoso en poder aprobar un presupuesto relativamente austero para 2017, creemos que se justifica una reducción en la tasa de interés del B. Central. No como una medida mágica para reactivar la economía, sino como una medida necesaria para protegerla de la inestabilidad y la distorsionada señal de precios que podría producir la entrada y salida masiva de capitales de inversión de corto plazo», argumenta Valente.