Medicina natural, actualidad y economía

Dictadura Militar o Régimen Militar. Golpe Militar o Pronunciamiento Militar. Injusta crítica al Dr. Alexandro Goic

 

Bastante debate se ha generado con respecto al uso de la expresión “Régimen Militar” al parecer en lugar de “Dictadura Militar”, lo que habría sido aprobado por el Consejo Nacional de Educación (CNED), entidad que debe decidir sobre las propuestas del ministerio de Educación referentes a las bases curriculares para las enseñanzas parvularia, básica, media y superior.

Por los antecedentes que se disponen, el CNED habría sido sorprendido por el ministerio de Educación al entregar una proposición en que no se señalara expresamente los cambios efectuados. En mi opinión la gran falla está en la actitud del Ministerio, que incluso creo que podría caer en una calificación de falta a la ética. Es necesario que se investigue cómo se generó ese documento y si también las autoridades superiores del Ministerio fueron sorprendidas o incluso engañadas. Un cambio de esta naturaleza que se proponga debe llevarse expresamente a debate y no hacerlo pasar engañosamente, para que los participantes no se den cuenta de su significado.

Me preocupa la injusta crítica que se le hace a ese gran médico y gran académico Alejandro a Alejandro Goic, a quien mucho aprecio. Su gran mérito es no sólo reconocer el error cometido involuntariamente al aprobar un cambio de esa naturaleza, sino manifestar rápidamente y en forma muy precisa su opinión de que el Gobierno Militar fue indiscutiblemente una dictadura.

La expresión Régimen Militar ha sido ampliamente usada en Chile tanto por sectores afines al Gobierno Militar dictatorial como por sus detractores.

En un reciente artículo de El Mostrador, el columnista Cristóbal Bellolio  ,Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, que presento más adelante, en unos de sus párrafos expresa lo siguiente:

El ministro Beyer tiene algo de razón cuando sostiene que hablar de “régimen militar” es “más general”. Lo que ocurre es que la ciudadanía no quiere fórmulas “generales” cuando las específicas están disponibles y grafican mejor el estado de ánimo colectivo. La emotividad social quiere condenas ejemplares mientras la expresión “régimen militar” parece atenuar esa condena.

No siempre fue así. El mejor trabajo periodístico de la época de Pinochet debe ser “La Historia Oculta del Régimen Militar” de Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Oscar Sepúlveda. Entonces, referirse al “régimen” era una expresión extendida y no necesariamente neutral en cuanto a juicios de valor. Los autores de este libro, rigurosos investigadores, no son neutrales en este ámbito”. En el artículo de El Mostrador titulado «Dictadura o régimen militar: alguien debe responder» de Clariza Hardy se hace a mi juicio una injusta crítica al Dr. Goic.

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Hay que reconocer que durante la dictadura militar no todos podían calificarlas formalmente como dictadura, también se vieron obligados a ir cambiando la denominación de “Golpe Militar” por “Pronunciamiento Militar” No debe olvidarse que después que se produjo el Golpe, durante bastante tiempo, se usó oficialmente la expresión Golpe Militar, como realmente lo fue, hasta que apareció “Pronunciamiento Militar” que se fue lentamente incorporando al léxico oficial para después terminar prácticamente como impuesto.

Es interesante observar como la Real Academia se expresa con relación a “Pronunciamiento”, no a “Pronunciamiento militar”. La Academia define como primera acepción a “Pronunciamiento”: Alzamiento militar contra el Gobierno, promovido por un jefe del Ejército u otro caudillo. Basta con decir “pronunciamiento” para que se entienda que es militar.

La Academia no contempla la expresión Golpe Militar, si no Golpe de Estado. A él le da el significado de: “Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera  o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes. No me cabe duda que es mucho más acertado usar Golpe de Estado, ya que no fue promovido por un jefe militar o un caudillo que caracteriza al término “pronunciamieno”

El Golpe de septiembre del 73 fue un grupo que lo promovió, dentro de quienes no habría estado inicialmente el General Pinochet. Los grandes impulsores fueron el Almirante Merino y el General del aire Gustavo Leigh.

A continuación presento los dos artículoas anteriormente citados, que se refieren al tema

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El Mostrador,  6 de Enero de 2012

Dictadura o régimen militar: alguien debe responder

Clariza Hardy.  Directora de la Fundación Dialoga. Ex ministra de Planificación.

Y ello ocurre con la responsabilidad directa del Consejo Nacional de Educación (CNED), entidad que, dada su expresa misión de cautelar y promover de manera prioritaria la calidad de la educación, debe decidir sobre las propuestas del Ministerio de Educación referentes a las bases curriculares para la enseñanza parvularia, básica, media y superior.

Si en algún momento estuvo amenazado el peso del ramo de historia en el contenido curricular de nuestra educación, lo que se ha concretado ahora es la tergiversación de la historia en los programas dirigidos a los estudiantes de nuestro sistema escolar.

Y ello ocurre con la responsabilidad directa del Consejo Nacional de Educación (CNED), entidad que, dada su expresa misión de cautelar y promover de manera prioritaria la calidad de la educación, debe decidir sobre las propuestas del Ministerio de Educación referentes a las bases curriculares para la enseñanza parvularia, básica, media y superior.

Si ya es sorprendente que un miembro del CNED, Alejandro Goic, admita arrepentido que no advirtió que dicha instancia había aprobado modificar el término “dictadura” por “régimen militar” en los programas de historia de 1° a 6° básico, inexcusables son las expresiones de otra consejera, Elizabeth Lira.

Aún cuando ambos incurren en falta, sea porque advertida o inadvertidamente participaron de una decisión que atenta contra la calidad curricular que están mandatados para proteger, en el caso particular de la consejera Lira se agregan agravantes.

Si ya es sorprendente que un miembro del CNED, Alejandro Goic, admita arrepentido que no advirtió que dicha instancia había aprobado modificar el término “dictadura” por “régimen militar” en los programas de historia de 1° a 6° básico, inexcusables son las expresiones de otra consejera, Elizabeth Lira.

A diferencia de Goic, que en un esfuerzo por reparar su error, declara que en su opinión el término adecuado es “dictadura”, la consejera Lira justifica la decisión adoptada por el CNED de la peor manera posible, como veremos a continuación.

Requerida por los medios de comunicación por tan controvertida decisión, parte por afirmar que tal modificación no la encuentra relevante. A continuación señala -como si en vez de ser parte de la decisión adoptada fuera comentarista o analista externa- que no la sorprende que en el gobierno exista la intención de promover visiones que corresponden a partidarios de Pinochet. Y culmina sentenciando, textualmente, “me parece que eso es completamente legítimo”.

Aunque el consejero Goic admita que a pesar de no compartir la modificación, ésta se produjo con su anuencia involuntaria, ello no lo exime de responsabilidades. Ni a él, ni a ninguno de los consejeros que, advertidos o inadvertidos, concurrieron a tal cambio en los programas de historia para los educandos de nuestro país.

Todos ellos son responsables de lo que aprenderán nuestros estudiantes. Más grave todavía en quienes concurrieron a una decisión sin darse cuenta, comprometiendo gravemente sus funciones por abandono u omisión.

“No sabíamos”, “no nos dimos cuenta”, fue la defensa que argumentaron varios de los que hoy están siendo inculpados por el caso de La Polar.

Bien sabe Elizabeth Lira, de quien hay que reconocer una impecable y comprometida trayectoria hasta este lamentable episodio, cómo se ampararon tantos en la historia contemporánea de violaciones humanas, con el consabido “yo no sabía” o “no me di cuenta”.

La modificación del término “dictadura militar” por “régimen militar” no es un mero cambio de palabras, como bien lo podría fundamentar un historiador o un cientista político.

Dicho cambio es una reinterpretación de la historia del país, tal como lo admite en sus explicaciones la propia consejera Lira, cuando declara que no la sorprende que el cambio responda a una “intencionalidad de mostrar la historia de esa forma, con formas de decir que identifican a quienes promueven esa visión de las cosas”.

Reinterpretación que se produce más de dos décadas después del fin de la dictadura en Chile y cuando no se justifica su revisión, cualquiera sea el signo político del gobierno democrático de turno.

Todos los consejeros nacionales del CNED, incluidos Goic y Lira, son responsables de la tergiversación histórica que deberán aprender nuestros estudiantes. Y ello amerita una seria discusión por parte de nuestra sociedad y parlamentarios, pues el CNED -que integran pluralmente las distintas orientaciones valóricas y políticas del país- es responsable de la calidad curricular de nuestro sistema educativo.

Si la consejera Lira, según sus expresas palabras, estima que la modificación aprobada es legítima entonces entramos a un debate de opciones ideológicas o políticas. Pero si, además, agrega que dicha modificación no es relevante, entonces el problema es de ignorancia.

Grave es que la decisiones que se adopten en la entidad pública responsable de velar por la calidad educacional y los contenidos curriculares, se asienten en la ignorancia.

Y no soy yo quien lo afirma. El historiador Alfredo Jocelyn-Holt, de reconocido mérito académico, trayectoria democrática y declarada orientación política de derecha, ha escrito una reciente columna para abordar las tentaciones de los gobiernos de imponer sus visiones históricas. Y, en este caso particular, destina su reflexión a sostener que no es inocuo usar indistintamente los términos “dictadura militar”, “régimen militar” o “gobierno militar“.

Tras una disquisición sobre el significado del término “pronunciamiento militar” y la diferencia con el uso del término “golpe militar” para el caso chileno, el columnista concluye -citando a Ortega y Gasset- que los golpes militares dan origen a dictaduras.

Capaz que sin saberlo todavía nosotros, los consejeros del CNED también hayan decidido precisar que el término correcto en nuestros programas de historia ya no sea “golpe militar” y hayan decidido adoptar de nuevo el término favorito que se usó en plena dictadura, “pronunciamiento militar”. Claro, en no habiendo golpe, tampoco hay dictadura.

En cuyo caso, ni siquiera Ortega y Gasset podrá salvar la enseñanza de la historia en Chile.

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Régimen o Dictadura

Cristobal Belllio.  Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. (En El mostrador, del 6 de enero de 2012)

¿Fue una dictadura? Evidente. ¿Fue un régimen militar? Por supuesto. En estricto rigor, ambas categorías sirven para etiquetar el período Chile 1973-1990. Lo que hoy está en discusión no es un asunto de precisión conceptual, sino un reconocimiento al poder simbólico de las palabras. Y el término dictadura expresa una mayor carga de rechazo.

Pinochet perdió el plebiscito con la nada despreciable cifra de 44% de adhesión. Con el tiempo, sus adherentes fueron bajando. Primero, porque la democracia de la Concertación resultó ser bastante digerible para la derecha. Luego, porque Chile entero abrió los ojos respecto de las violaciones a los DD.HH. que fueron negadas o calladas durante tantos años. Más tarde, porque el dictador fue aniquilado políticamente en las cortes de Madrid, Londres y Santiago. Los incondicionales también descendieron cuando se supo de las cuentas secretas de la familia Pinochet. Según los estudios, la opinión que tienen hoy los chilenos respecto de los 17 años de paréntesis democrático es más negativa que nunca. Por lo mismo, es consistente utilizar el término que mejor refleja esa correlación de fuerzas: dictadura.

Hasta hace algunos años, “régimen militar” parecía una solución de compromiso a medio camino entre gobierno militar y dictadura. Hoy no hay espacio para soluciones de compromiso. Esa es la lectura que acertadamente han hecho algunos dirigentes RN para distanciarse del partido aliado.

El ministro Beyer tiene algo de razón cuando sostiene que hablar de “régimen militar” es “más general”. Lo que ocurre es que la ciudadanía no quiere fórmulas “generales” cuando las específicas están disponibles y grafican mejor el estado de ánimo colectivo. La emotividad social quiere condenas ejemplares mientras la expresión “régimen militar” parece atenuar esa condena.

No siempre fue así. El mejor trabajo periodístico de la época de Pinochet debe ser “La Historia Oculta del Régimen Militar” de Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Oscar Sepúlveda. Entonces, referirse al “régimen” era una expresión extendida y no necesariamente neutral en cuanto a juicios de valor. Los autores de este libro, rigurosos investigadores, no son neutrales en este ámbito.

Pero la valoración de los términos ha cambiado. El historiador británico Quentin Skinner sostiene que cuando los conceptos tienen historia suelen escapar de las definiciones cerradas, especialmente cuando éstas aspiran a una supuesta neutralidad. Por lo mismo, siguiendo a Nietzsche propone construir genealogías conceptuales, que revelen cómo el lenguaje y las ideas se van desarrollando a partir de los propósitos de un determinado grupo o actor social.

Tome por ejemplo la idea de libertad. Aquellos que instigaron el golpe militar y apoyaron el derrocamiento del Presidente Allende lo hicieron para “recuperar la libertad del yugo marxista”. Más de una década después, fueron esta vez los opositores a la dictadura los que se organizaron bajo el paraguas emblemático de la libertad. Las cadenas que rompía la mujer alada en la moneda de 10 pesos de la época fueron las mismas cadenas que los chilenos rompieron al vencer a Pinochet. Es imposible sostener que la motivación de los primeros fue una falsa aspiración a la libertad o que los segundos estaban conceptualmente confundidos cuando ocuparon la misma idea. Los conceptos están vivos y sirven objetivos distintos según el momento histórico.

Hasta hace algunos años, “régimen militar” parecía una solución de compromiso a medio camino entre gobierno militar y dictadura. Hoy no hay espacio para soluciones de compromiso. Esa es la lectura que acertadamente han hecho algunos dirigentes RN para distanciarse del partido aliado. Pero es al mismo tiempo la demostración más palmaria de que la derecha y el oficialismo en general siguen vinculados en el imaginario colectivo al período que los chilenos abrumadoramente repudian.  Es innegable que Allamand, Matthei, Chadwick o Longueira aportan peso específico al gobierno de Piñera, pero con ellos a bordo es inverosímil plantear que esta administración abre un nuevo ciclo político. Son los rostros del SI, son los hombres de la transición. Episodios como éste se encargan de refrescar la memoria.

Por supuesto, sería ideal que este tipo de discusiones se diera en espacios deliberativos menos viciados. Así como el remplazo de un concepto con tanta carga no puede ser “un gol” que metió un funcionario entre gallos y medianoche, nuestros estudiantes no pueden ser formateados entre vetos y verdades oficiales; y así como la izquierda debe aceptar que regímenes no democráticos en el exterior merecen la misma calificación, la derecha debe entender que su posición temporal en el poder no puede torcer la percepción histórica por decreto.

 

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4 comentarios

  1. Hola Rolando,
    dejando de lado la horrorosa política comunicacional del gobierno, creo que el peor error que está cometiendo el Mineduc es sólo adoptar un concepto para definir el proceso. En la enseñanza de la historia está super claro el rol relevante de la discusión historiográfica en el desarrollo del pensamiento crítico de los alumnos. Entonces, estudiar el proceso histórico como una dictadura ó como un régimen militar es cegar y sesgar a los alumnos, no les damos la oportunidad de formar su propia opinión a traves del estudio y discusión de los temas.
    Por ello, pienso que lo que el Mineduc debiera hacer es platear una discusión historiografica de los conceptos con los que se denomina el proceso, antes del estudio de los contenidos propiamente tal. Creo que esta solución es más científica, constructiva y racional para enseñar de la historia, de lo contrario se cae en discusiones que no conllevan a nada, y lo peor de todo, se decide por un solo concepto impidiendo que nuestros alumnos desarrollen su curiosidad por la historia y capacidad critica.
    Saludos!!

  2. 9 de enero de 2011
    Majorie: Comparto plenamente sus sugerencias. El tema se asocia también con la enseñanza de la Educació Cívica, que se la ha hecho casi desparecer sin intenciones de restablecerla. Los conceptos de Constitución de la República, de ley y muchas otros son muy importantes. Las grandes ptencias tiene con orgullo una Constitució muy conocida y respetada. En Chile a muchos eso no le interesa, incluso a sectores de la Concertación. Pensar que en Chile todavía tenemos vigente leyes secretas. Recordar que hubo ediciones del Diario Oficial con páginas en blanco y con ediciones muy reducidas para que quede constancia de su publicación. Se ha dicho que hubo personas acusadas por infracciones a leyes que ellos ni sus defensores las conocían. Atentamente. Rolando

  3. EL AÑO 73 FUE UN «PRONUNCIAMIENTO MILITAR», YA QUE EL PUEBLO O LA CIUDADANIA PEDIA A GRITOS QUE LAS FF.AA, SE PRONUNCIARAN ANTE LA CRISIS QUE ESTABA PASANDO Y NOS ESTABA LLEVANDO EL GOBIERNO MARXISTA, Y POR ENDE LA GENTE LES IBA A TIRAR MAIZ Y TRIGO A LOS CUARTELES MILITARES DICIENDO QUE LAS FF.AA., ERAN GALLINAS.
    POR ESO SE LLAMA PRONUNCIAMIENTO MILITAR Y NO SOY NINGUN HISTORIADOR SI NO UN SIMPLE LECTOR QUE ESTOY DANDO MI OPINION VERDADERA Y NO POLITICA.

  4. 20 de septiembre de 2017

    Estimado Carlos:

    Ud. dice no ser historiador. Yo tampoco pretendo serlo, pero de alguna manera contribuimos a la historia tratando de decir cosas lo más cercanas a la verdad. Evitando expresarnos en palabras exageradas, habitualmente con alguna otra intención y no bien meditadas.

    Inicialmente siempre se habló de Golpe de Estado, lo que realmente fue la intervención de las fuerzas armadas para derrocar al Presidente Allende y generar un cambio de Gobierno, transformando el nuevo régimen en una dictadura militar. Eso nadie lo debe negar. También se le llamó Golpe militar.

    Posteriormente algunos sectores cambiaron la calificación de “golpe militar” por “pronunciamiento militar”.

    Según el diccionario de la lengua española “pronunciamiento” en su primera acepción lo define como: “Alzamiento militar contra el gobierno, promovido por un jefe del Ejercito u otro caudillo militar”. Una segunda acepción es “Cada una de las declaraciones, condenas o mandatos del juzgador”.

    Golpe militar como expresión existe oficialmente en nuestra lengua, sí se tiene la de Golpe de Estado: “Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes de gobierno de un Estado, desplazando a la autoridades existentes”.

    No es totalmente veraz decir que “Que el pueblo o la ciudadanía pedía a gritos que las FF.AA. se pronunciaran ante la crisis que estaba pasando y nos estaba llevando el Gobierno marxista, y por ende la gente les iba a tirar maíz y trigo a los cuarteles militares diciendo que las FF.AA., eran gallinas”.

    El Gobierno de Allende mantenía un importante apoyo popular y de la ciudadanía; es verdad que cada vez era menor. Los que tiraban maíz y trigo a los cuarteles no eran muchos.

    En mi opinión, la verdad era que la situación se hacía insostenible, incluso se arriesgaba la seguridad del territorio nacional, por el debilitamiento económico y la fuerte división interna, que cada vez se iba haciendo más violenta. Eso seguramente preocupaba a la FF.AA.

    La escasez de combustible era preocupante y ya en los últimos días se hacía sentir la escasez cada vez más aguda de pan. Un serio problema era la existencia de un creciente un mercado negro, con precios varias veces superiores a los oficiales y que cada vez se diferenciaban más.

    Se dice y pienso que fue así, que en los primeros meses del año 1973, la mayoría de los partidos políticos de Gobierno habrían decidido tomar el poder por la vía violenta, a lo que se opusieron el Partido Comunista, el Partido Radical y fracciones del Partido Socialista y del MAPU.
    Al parecer algunos pretendieron infiltrarse en las FF.AA. Habrían sido sorprendidos; posiblemente ello fue uno de las factores que ayudó a generar el Golpe de Estado.

    Allende, de histórica trayectoria democrática, al parecer tardíamente pensó en una salida política, llamando a plebiscito y en caso de perderlo renunciaría. Después de ello se llamaría a elección presidencial por los caminos constitucionales. Se podía anticipar que perdería el plebiscito.

    La oposición nunca llegó a tener la fuerza política democrática para poder destituir al Presidente constitucionalmente; sólo tenía poder para actuar contra los ministros. En las elecciones de marzo de 1973 la UP sacó una importante votación, aunque desde luego minoritaria.

    Conocí a lo menos a un importante político de Derecha, no partidario de la salida por un Golpe de Estado, diciendo que cuando los militares tomaban el poder, nunca se sabía cuando lo iban a abandonar.

    Allende iba a decir el discurso llamando a plebiscito en la tarde del lunes 10 de septiembre de 1973. No supe las razones que tuvo para no hacerlo. Ya ese lunes las Fuerzas Armadas estaban con la decisión del dar el Golpe el martes 11 de septiembre.
    Quizá si se hubiera anunciado el plebiscito, el Golpe podría haber sido mucho más sangriento.

    Supe que el domingo 9 de septiembre cuando regresa del exterior el Canciller Clodomiro Almeyda le dice a Allende que en el único general que se puede confiar es en Augusto Pinochet. Al parecer él inicialmente no era partidario del Golpe.

    La iniciativa del Golpe y la decisión de darlo fue en sus comienzos sólo de la Armada y la Aviación. Las cabezas de ambas fuerza pidieron a Pinochet que se plegara o bien que tomase una posición pasiva. Finalmente decidió no sólo participar sino que pasar a ser la cabeza de él y el que más trató de perpetuar su Gobierno; se sumó a todo ello imponer un Constitución que en sus más importantes contenidos, perdura.

    Los grandes estadistas de esa época plantearon que Chile requería una legítima constitución democrática surgida de una Asamblea Constituyente. En 37 años muy poco se ha avanzado en ese terreno. Un desafío es llegar a conocer las causa del por qué ha permanecido una constitución que como democracia nos desprestigiar.

    Hubo un importante rechazo al Golpe Militar de destacadas personalidades de la Democracia Cristiana a través de la llama “Carta de los 13”, a pesar del incumplimiento de las garantías constitucionales que exigió ese partido para dar su votación en el Parlamento a la elección de Allende, por no haber obtenido la mayoría absoluta.

    La carta de los 13 dice así:

    La carta de los trece.
    Hoy, 13 de septiembre de 1973, los abajo firmantes, dejando constancia de que ésta es la primera ocasión en que podemos reunirnos para concordar nuestros criterios y explicitar nuestra posición política, después de consumado el golpe militar de anteayer, venimos en declarar lo siguiente:
    1) Condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional.
    2) Señalamos que nuestra oposición a su gobierno fue siempre planteada para preservar la continuidad del proceso de cambios que tuvo el honor de iniciar en nuestro país el gobierno de la Democracia Cristiana y al mismo tiempo para impedir su desviación antidemocrática. Mantenemos en todas sus partes las críticas que en dicho contexto formulamos al gobierno de la Unidad Popular y al Presidente Allende. Reiteramos, por eso mismo, que, en conformidad a nuestras convicciones personales y a las repetidas determinaciones de la Democracia Cristiana, jamás tuvimos otra actitud parlamentaria o particular que no fuera la oposición dentro del cauce democrático destinada a obtener la rectificación de los errores cometidos por el gobierno del Presidente Allende e impugnados por nosotros.
    3) La falta de rectificación, que en definitiva nos llevó a la tragedia, es responsabilidad de todos, Gobierno y Oposición, porque el deber de mantener una democracia no puede ser eludido por nadie. Pero a nuestro juicio hubo quienes tuvieron mayor responsabilidad.
    En primer lugar, el dogmatismo sectario de la Unidad Popular, que no fue capaz de construir un camino auténticamente democrático para el socialismo adecuado a nuestra idiosincrasia. Especial condenación merece la irresponsabilidad de la ultraizquierda.
    En segundo lugar, la derecha económica que, con fría determinación, aprovechó los errores de la UP para crear un clima de tensión, de ceguera y de pasión política que, unido a lo anterior, hizo imposible un consenso mínimo al descalificar a quienes lo buscábamos con objetividad y con cordura.
    4) Estos sectores extremos alienaron psicológicamente a la opinión pública e incluso a numerosos dirigentes políticos y jefes militares, creando la sensación falsa de que no había otra salida para la crisis chilena que el enfrentamiento armado o el golpe militar. Reiteramos hoy, igual que siempre, nuestra convicción profunda de que, dentro de los cauces democráticos, habríamos podido evitar en Chile la implantación de un régimen totalitario, sin necesidad de pagar el costo de vidas y los excesos inevitables en las soluciones de fuerza.
    5) La Junta Militar ha manifestado su intención de restituir el poder a la voluntad del pueblo y respetar las libertades públicas. Esa intención la recogemos como positiva para la restauración democrática y la paz social y esperamos que se cumpla sin demora al tenor de las declaraciones formuladas.
    6) En cuanto a nosotros, consideramos que nuestra suprema responsabilidad en esta hora, la que asumimos por encima de toda otra consideración, reside en proseguir la lucha por los principios de la Democracia Cristiana y por la restauración de la democracia chilena, fuera de la cual aquellos carecen de vigencia. Los hechos que hoy lamentamos señalan que sólo en libertad, sustentada por la mayoría del pueblo y no por minorías excluyentes, se puede aspirar a la transformación humanista y democrática de Chile que constituye nuestra meta y fortalece nuestra voluntad”.
    Bernardo Leighton Guzmán, diputado, ex-ministro, ex-vicepresidente de la República.
    José Ignacio Palma, ex-diputado, ex-ministro, ex-presidente del Senado.
    Renán Fuentealba Moena, senador, ex-diputado, ex-delegado de Chile a las Naciones Unidas.
    Fernando Sanhueza H., diputado, ex-presidente de la Cámara.
    Sergio Saavedra, diputado, ex-intendente de Santiago.
    Claudio Huepe G., diputado, ex-intendente de Arauco.
    Andrés Aylwin Azócar, diputado.
    Mariano Ruiz-Esquide, diputado.
    Jorge Cash M., profesor, periodista.
    Jorge Donoso, abogado, publicista.
    Belisario Velasco, economista, ex-gerente de la Empresa de Comercio Agrícola.
    Ignacio Balbontín, sociólogo, profesor universitario.
    Florencio Ceballos, abogado, asesor sindical.
    ___________________

    Termino señalando que yo fui de los muchos que fueron partidarios del Golpe de Estado.

    Creo conveniente repetir ese párrafo de la “carta de los trece” que dice así:

    “La Junta Militar ha manifestado su intención de restituir el poder a la voluntad del pueblo y respetar las libertades públicas. Esa intención la recogemos como positiva para la restauración democrática y la paz social y esperamos que se cumpla sin demora al tenor de las declaraciones formuladas”.

    Venezuela enfrenta hoy situaciones muy difíciles, posiblemente más graves que las que tuvimos a fines desgobierno de Allende. Ese país no tiene por lo menos por algún tiempo, la posibilidad de que sus Fuerzas Armadas actúen ya que se puede decir que ellas están en el Gobierno.
    _______________________

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