Este artículo plantea varios temas de especial importancia. Menciona entre éstos especialmente el empleo y en forma tibia, el cambiario. Plantea como desafío llegar a niveles de desempleo del orden de los años previos a las crisis de 2008-2009 y especialmente a la asiática (1998).
Se inicia analizando las buenas cifras del Imacec reciente y los buenos pronósticos para el resto del año y del próximo. Incertidumbres en torno a la economía de EE:UU: y de varios países europeos. Lo dinámico de China e India que hacen subir los precios de los commodities. El crecimiento del Imacec lo atribuye en grado importante al mayor gasto de la población que tendría como causa el optimismo del futuro.
En mi opinión dos factores importantes presagian resultados negativos futuros a mediano y largo plazo. Uno es el bajo nivel de la divisa junto a su inestabilidad y los malos pronósticos de sus valores futuros, lo que está comprometiendo la base productiva y el otro, el aumento del endeudamiento de los consumidores, estimulado por la impresionante publicidad de las grandes tiendas, la de los bancos y en especial la de las tarjetas.
Bastante mención se ha hecho recientemente al endeudamiento estudiantil y sus altos grados de morosidad. Antes la sociedad chilena estimulaba el ahorro, hoy se estimula el consumo y el endeudamiento con el “exitoso resultado” del aumento de las utilidades de las grandes tiendas y del sistema bancario. Un factor más que agudiza las desigualdades en la distribución del ingreso.
A continuación se transcribe este editorial y finalmente se hacen algunos comentarios:
La economía chilena sigue dando muestras de vigor y recuperación. El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de julio mostró un alza de 7,1 por ciento, acumulando su cuarta variación positiva y, simultáneamente, marcando el mayor incremento para ese mes en los últimos 14 años. La situación es más positiva aún si se considera que en 2009 hubo un día adicional de trabajo, por lo que si la comparación se hubiera hecho con el mismo número de días, el crecimiento del Imacec sería cercano al ocho por ciento.
Este auge de la actividad se explica en parte importante por el fuerte aumento de las ventas del comercio, que refleja un claro mejoramiento de las expectativas de las personas. Asimismo, inciden positivamente los sectores del transporte, las comunicaciones y la energía. Y pese a que la construcción aún no muestra una recuperación significativa, es probable que, en la medida en que se consoliden las buenas perspectivas internas, también ese sector comience a mostrar un importante despegue en los próximos meses.
Este cuadro hace factible que el crecimiento de la economía en el segundo semestre de este año supere el seis e incluso llegue al siete por ciento, y permite que las proyecciones para 2011 sean auspiciosas y eventualmente se acerquen a las cifras esperadas para el resto de este año.
La economía chilena ha estado impulsada por la recuperación mundial (que ha tenido una fuerza muy dispar en los diversos países del mundo), luego de dejar atrás en parte la fuerte crisis financiera del segundo semestre de 2008 y del primero de 2009. Y pese a que en el mundo siguen existiendo señales inquietantes, especialmente en algunos países de Europa y en EE.UU., Chile se ha desacoplado en cuanto a su velocidad, instalándose entre aquellos que están a la cabeza de la recuperación mundial.
En Estados Unidos y Europa aún persisten varios problemas no resueltos, lo que probablemente implicará un crecimiento lento en los próximos años. El proceso de desendeudamiento de las familias no ha terminado, y el deterioro del mercado laboral no da señales vigorosas de recuperación. En contrapartida, tanto China como India siguen dando muestras de fortaleza, lo que a su vez impulsa el precio de las materias primas, y eso redunda en altos precios para los commodities chilenos.
Esta diferencia entre Chile y el mundo pone al tipo de cambio en un escenario complejo. Es probable que la lenta recuperación mundial obligue a los bancos centrales a mantener, al menos en parte, los estímulos monetarios aplicados hasta ahora. En Chile, sin embargo, el Banco Central podría verse obligado a seguir «normalizando» la tasa monetaria si se repitieren los síntomas de presión inflacionaria que se observaron durante algunos meses. Éstos parecen alejarse luego que el IPC de agosto pasado disminuyera por primera vez en el año (-0,1 por ciento), pero el actual escenario global tiende a ejercer sobre el dólar una presión a la baja, que de agudizarse podría alcanzar a la competitividad de algunos sectores económicos chilenos. Si se profundizara este cuadro, no es descartable que el Banco Central deba volver a intervenir el mercado, como lo hizo en 2008 al aplicar un plan para aumentar sus propias reservas.
Más allá de todo lo anterior, el verdadero desafío de la economía chilena es recuperar los niveles de empleo previos no a la crisis de 2008-2009, sino a la crisis asiática (1998). Esto necesariamente supone la revisión de algunos aspectos de la legislación laboral y la introducción de reformas que incrementen la productividad. De otro modo, la espiral ascendente que parece comenzar a tomar la economía chilena no será suficiente por sí sola.
Puntos que destacar:
1. Fuerte expansión del IMACEC en julio en un 7,1%, superior a lo esperado y que incluso podría ser considerado mayor si el mes hubiese tenido igual número de días que la base. Ésta tuvo un día más.
2. El aumento del comercio como causa importante del crecimiento económico, lo que reflejaría según El Mercurio “un claro mejoramiento de las expectativas de las personas”. Se suma el transporte, las comunicaciones y la energía como sectores en expansión. La construcción muestra una baja recuperación, pero se espera que ella mejore a futuro. La reconstrucción puede ser un estímulo. La economía podría crecer en el segundo semestre entre un 6 y un 7%.
3. La economía chilena ha estado impulsada por la dispar recuperación mundial. Señales inquietantes se dan en algunos países de Europa y en EE.UU. China y la India muestran fortaleza lo que impulsa el precio de las materias primas; Chile ha sido favorecido, alto precio del cobre y otros commodities.
4. El actual escenario global tiende a ejercer sobre el dólar una presión a la baja, que de agudizarse podría alcanzar a la competitividad de algunos sectores económicos chilenos. Si se profundizara este cuadro, no es descartable que el Banco Central deba volver a intervenir el mercado, como lo hizo en 2008 al aplicar un plan para aumentar sus propias reservas.
5. Más allá de todo lo anterior, el verdadero desafío de la economía chilena es recuperar los niveles de empleo previos no a la crisis de 2008-2009, sino a la crisis asiática (1998).
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