Hace pocos día se conoció el positivo último IMACEC, que después de muchos meses arrojó un valor positivo, 3,1 %, incluso mayor que el esperado; se anunciaba que antes se produciría el crecimiento. Ayer aparece el IPC de diciembre, con un nuevo descenso lo que motiva que en el año su caída es de un 1,4 %; magnitud no vista desde hace 74 años.
El año 2009 sin dudas fue de depresión, fenómeno caracterizado por caída de PIB, aumento del desempleo y de un IPC negativo.
Se ha hecho sentir en distintas manifestaciones los problemas de las PYMES; se busca mejorar las condiciones de los créditos para ellas, fomentar la innovación, pero nada será de sensiblemente efectos positivos si ellas no tienen mercados para sus productos. Allí surge la necesidad de una divisa firme y de baja inestabilidad.
Me refiero más adelante a los planteamientos de Aldunate y a otros temas relacionados con la política monetaria.
Parece que no nos queremos dar cuenta de la gravedad de nuestra economía, especialmente de sus proyecciones. Parecemos creer que es positiva una leve reducción reciente del desempleo, sin importar que el empleo retroceda en precariedad y descienda en varones. Debe llamarnos la atención los economistas tuvieron que ir bajando paulatinamente sus estimaciones de crecimiento del PIB del 2009 durante el año, desde valores positivos hasta crecientes magnitudes negativas y que por otra parte estos economistas vayan paulatinamente pronosticando cada vez mayores crecimientos para el 2010.
Da la impresión que nos queremos dar cuenta de lo que está sucediendo en la base económica y social de nuestro país. La política cambiaria implícita, ya que no existe una explícita, en mi opinión ha sido y sigue siendo nefasta y los economistas del Banco Central y del Gobierno parecen no darse cuenta de esta realidad.
Me impresionaron contenidos del interesante artículo de Rafael Aldunate Valdés aparecido en El Mercurio del 31 de diciembre pasado. Se titula: “Exportemos: oportunidades para las PYMES”. Con un subtítulo “El programa de Piñera pondrá un especial énfasis en un tipo de cambio estable y competitivo”
Copio sus primeros párrafos:
“El 99% de las empresas chilenas tienen un tamaño que las ubica en la categoría de micro, pequeñas o medianas, es decir, 735 mil empresas, con empresarios que tienen que simultáneamente competir (entre dos fuegos, mercado interno y externo), financiarse, administrar riesgos, contratar e innovar para subsistir. Es decir de cara a una protección arancelaria efectiva menor de 1% estarían `hipotéticamente´ demostrando estar a la par en competitividad con la oferta global. Sin embargo todo ello en situación de alta vulnerabilidad y precariedad, perpetuando así su condición de microempresas, en que la incertidumbre de variables que no dominan ni influyen tienen una mayor gravitación que sus propios esfuerzos de gestión o innovación; inexorablemente, con su breve ciclo de vida, cierran 60 mil empresas al año”
El peso chileno es la tercera moneda del mundo emergente que más se ha apreciado en 2009; en lectura práctica, el dólar ha caído un 22% ó 140 pesos en menos de un año. Es mucho más que el margen de tolerancia que puede absorber una empresa chilena, llámese exportadora, ni optimizando su propia gestión, y aún muchísimo más expuesto es el `estado de situación´ para un fabricante local, para enfrentar la masiva importación de productos baratos. El tipo de cambio es un precio clave de la economía, y el actual Gobierno con su histórica expansión del gasto público del 18% sumado a la venta de US$ 4.000 millones en el mercado local, para un plan `anticrisis´ que sólo cosechó un crecimiento negativo de un 1,9%, en consecuencia, nuevamente ha expuesto a un estrés de vulnerabilidad límite tanto a exportadores como a miles de fabricantes nacionales.
Se presentan más adelante parte de párrafos que me ha parecido conveniente incluirlas:
Ciertamente que el escenario externo ha influido en la caída del dólar, por la cuestionable pérdida de gravitación específica de Estados Unidos y el rally de las materias primas como el cobre, pero ello no exime de responsabilidades al Gobierno….
El programa de Piñera pondrá un especial énfasis en un tipo de cambio estable y competitivo, lo cual tendrá la doble virtud que incentivará las exportaciones como la defensa del producto nacional, en forma simultánea…..
Me he permitido omitir otros temas planteados especialmente en torno a la coordinación y convergencias de criterios y experiencias entre el sector público y privado.
Es positivo por lo menos que una de las dos candidaturas aborde, aunque sea en forma parcial, el serio problema del valor de la divisa, su debilidad y su inestabilidad.
Lamentable es que no aparezca ante la opinión pública planteamientos en este sentido en la candidatura de Frei; comprensible sí lo es ya que esa falta de política monetaria la ha respaldado especialmente el ministerio de Hacienda, cuya política económica y financiera ha sido tan reconocida por la Presidenta de la República, que cada vez ve incrementada su positiva valoración por la opinión pública.
Se siente una impresión de que cada día tenga menos pesos la presencia del ministerio de Economía que debiera tener una visión más de conjunto y la de un ministerio de Planificación que ha perdido su visión de desarrollo futuro integral, para verse concentrado especialmente en las políticas sociales y en el tema de la pobreza.
Hoy escuche por radio al prestigiado ingeniero Eduardo Moyano, Presidente de ASEXMA, haciendo ver la gravedad del tema de la divisa en sus efectos sobre las exportaciones de productos con mayor valor agregado. El sector privado agrícola repetidamente ha hecho sentir similares inquietudes.
Desgraciadamente parece que no hay conciencia en el Gobierno de esta grave realidad. Tampoco en la Concertación se oyen opiniones significativas sobre el tema.
Debiéramos preguntarnos, cuál ha sido el efecto de la caída de la divisa en el IPC. Seguramente entre 5 a 10% del índice ha sido consecuencia del menor valor de la divisa. Cuando este valor llegue a los niveles normales, cuál será el efecto en la futura evolución del IPC.
También debiéramos preocuparnos hasta dónde la caída del PIB no ha sido mayor debido al aumento del endeudamiento privado alentado por un consumismo y por las bajas tasas de interés. Cuánto del ingreso futuro tendrá que ser destinado por las familias a pagar intereses. Qué pasará a futuro si, como se prevé, los intereses deberían subir. Algo parecido aparece con el endeudamiento externo privado creciente; qué nos sucederá cuando los interese en los mercados internacionales suban.