En varias oportunidades este último tiempo ha estado en la opinión pública la información y los comentarios sobre los problemas que enfrenta el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. El sábado 15 de marzo se publicó en El Mercurio una importante carta a su Director firmada por la Dra. Patricia Gómez Morales, Presidenta del Claustro de Profesores Titulares y Asociados del Hospital Clínico Universidad de Chile. Esta carta merece especial consideración. La adjunto al final de este artículo.
Particular mención se ha hecho en la prensa al tema del financiamiento y a los déficits que ha debido enfrentar este hospital, lo que a mi parecer tiene causas estructurales como también deudas impagas del Estado; además habría otras razones.
Además se atribuye como causa la deficiente administración que habría tenido este tan importante establecimiento hospitalario. No es fácil materializar una buena administración cuando sus déficits son inmensos, incluso tendientes a crecer, y además cuando sobre el tema no han una política de Estado bien definida.
Parece increíble que el Estado chileno no haya comprendido esta realidad; la necesidad de un hospital universitario del Estado.
Es conveniente hacer algunas consideraciones iniciales de carácter general sobre el “hospital universitario” como cúspide de un sistema nacional de salud.
A eso me refiero más adelante, como también a causas que nos han conducido a tan crítica situación.
El hospital universitario por sus importantes funciones y responsabilidades debe tener un financiamiento basado fundamentalmente en el aporte fiscal. Los ingresos propios debieran ser principalmente marginales proveniente de grupos minoritarios de usuarios y de los pagos que le hagan los sistemas públicos de salud como en el caso chileno FONASA y probablemente las ISAPRES.
Un sistema nacional de salud debe estar constituido en la base con una posible participación comunitaria como en algunos países es la promotora rural o urbana seleccionada en la comunidad de base a quien se le prepara y dota de algunos elementos básicos y cubre un número determinado de familias, de acuerdo a cada realidad. Pueden en ese sistema aparecer las parteras o comadronas en algunas localidades u otras personas valoradas por la comunidad de base como los “compositores”. Naciones Unidas ha promovido la utilización de estos recursos humanos y ha recomendado apoyarlos en su incorporación a la medicina tradicional. En Chile se tiene una experiencia positiva en un consultorio de la Araucanía, en que se presentan asociadas nuestra tradicional medicina occidental con la medicina regional mapuche. También es interesante observar como el Ministerio de Salud ha ido oficializando y respaldando el uso de las plantas medicinales.
Recuerdo la opinión que nos daba ese gran médico de la salud pública chilena, Francisco Mardones Restat, sobre los pocos impactos que en sus comienzos mostraba el Servicio Nacional de Salud a pesar de los recursos con que se contaba, tanto financieros como humanos. La situación se superó notablemente cuando se incorpora la auxiliar de enfermería, que hace un positivo puente entre el profesional de la salud y la base poblacional.
En el ascenso institucional se hacen presentes las postas de salud especialmente en el sector rural y los consultorios en general- rurales y urbanos-, para después llegar a toda la estructura hospitalaria desde el pequeño hospital de ciudades de poca población, siguiendo el hospital regional y los hospitales especializados, para llegar finalmente al hospital universitario de más alta complejidad, donde toma especial importancia la investigación y la docencia.
El hospital universitario debe ampliar sus funciones con los contactos internacionales para las más altas complejidades.
Parte importante del hospital universitario son sus profesores, para el caso chileno, en particular de la Universidad de Chile, son los profesores titulares y los asociados, los dos más altos niveles académicos que para llegar a ellos se requieren muchos años de experiencia y el cumplimiento de una serie importante de requisitos y producciones especialmente en docencia y en investigación. Es una comisión superior de alto nivel la que aprueba los ascensos académicos a estos dos más altos niveles.
Sin duda que el claustro de profesores titulares y asociados representa un conjunto de recursos humanos de los más altos niveles y sus pronunciamientos tienen un valor especial. Generalmente actúan como claustro frente a importantes acontecimientos o para abordar muy delicados problemas.
Volviendo al tema de la carta, me permito extraer de ella varias ideas que me parecen relevantes:
1. Este gran hospital debe ser considerado del Estado chileno, pero recibe de éste menos del 5% de su presupuesto.
2. Su problema económico se arrastra desde hace años.
3. Ha liderado históricamente la medicina chilena, siendo pionero en investigación clínica y tratamientos de alta complejidad. Ha sido clave en la formación de académicos y profesionales de la salud, apoyando programas ministeriales, sociedades científicas, centros de atención médica y a muchas de las nuevas universidades. y
4. Chile necesita -hoy más que nunca- al Hospital Clínico de su universidad estatal.
A comienzos de los años noventa, siendo yo decano de una de las facultades de la Universidad de Chile, empecé a conocer los problemas financieros de este establecimiento hospitalario. En el Consejo Universitario bastante se criticaba que el hospital se llevaba parte importantes de los ingresos de la universidad. A mi juicio no había un claro conocimientos en varios de los consejeros de lo que debe ser el hospital universitario en un sistema nacional de salud. Yo tuve la oportunidad al trabajar en Naciones Unidas para varios países de América Latina, de conocer más de los sistemas de salud y de la importancia en su cúspide del hospital universitario.
La causa remota de estas posiciones de miembros del Consejo Universitario a mi juicio provenían del debilitamiento o más bien de la desaparición del financiamiento que tuvo la Casa de Bello desde hacía muchos años, cuando se establecieron disposiciones legales que le permitía a esta casa de estudios ingresos autónomos de la ley de presupuestos de cada año, Estos ingresos provenían de una ley que establecía una captación de impuestos sobre remuneraciones para estos fines específicos, los que por su naturaleza tendían a ser de ampliación paralela al crecimiento económico del país.
En esos tiempos la Universidad entregaba educación gratuita a los estudiantes que ingresaban a ella por procedimientos de selección. También los recursos le permitía cumplir las otras tareas académicas de investigación, extensión y creación artística de acuerdo a lo que la Universidad de Chile independientemente consideraba más conveniente para el país y para su docencia.
Recordemos que el Gobierno Militar derogó esa legislación y más aún estableció constitucionalmente la eliminación de la posibilidad de existencia de impuestos específicos para determinados fines; sólo mantuvo como excepción un porcentaje de las ventas de cobre de CODELCO para las Fuerzas Armadas. Esta situación restrictiva hasta hoy perdura; debiera ser una materia que se aborde en la nueva constitución, materia que ha sido hasta ahora poco considerada o mencionada.
Al hospital se le fue exigiendo cada vez más un auto financiamiento, al igual que a la universidad en su conjunto. Eso en mi opinión fue nefasto. Daría para mucho escribir al respecto.
En mi opinión, y creo que generalmente es así, el paciente que llega al hospital universitario debiera aceptar que su tratamiento pueda ser parte de dos actividades académicas, de la docencia y de la investigación.
Poca mención he hecho a la salud privada. Ella debe existir como también la presencia de hospitales y clínicas privadas.
A continuación presento la carta.
Sábado 15 de marzo de 2014
Hospital Clínico de la U. de Chile
Señor Director:
Respecto de los problemas financieros del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCh) expuestos hace algún tiempo por la prensa, su Claustro de Profesores Titulares y Asociados quisiera expresar:
1. El Hospital es parte de la Universidad de Chile, entidad estatal; pertenece por ende al Estado y es patrimonio de todos los chilenos. Paradójicamente, recibe de este menos del 5% de su presupuesto.
2. Su coyuntura económica actual no es endosable a la presente administración. Cualquier organismo público de servicio que deba autofinanciarse en más del 95% enfrentaría limitaciones financieras similares.
3. A pesar de lo anterior, ha logrado mantener plena ocupación de camas y seguir realizando todas las actividades docente-asistenciales que le son propias.
4. Históricamente ha liderado la medicina chilena, siendo pionero en investigación clínica y tratamientos de alta complejidad. Ha sido, además, clave en la formación de académicos y profesionales de la salud, apoyando programas ministeriales, sociedades científicas, centros de atención médica y a muchas de las nuevas universidades.
5. La opinión pública conoce la actual falta de médicos especialistas en la red estatal de salud. El HCUCh cuenta con los recursos humanos de excelencia, infraestructura y estándares de calidad necesarios para formar los profesionales requeridos, particularmente en las áreas de mayor falencia. Así lo ha hecho desde su origen y debiera seguir haciéndolo.
Chile necesita -hoy más que nunca- al Hospital Clínico de su universidad estatal.
Por esta razón, quisiéramos solicitar a las nuevas autoridades del Estado su apoyo para corregir esta inadecuada situación de financiamiento, que limita seriamente el rol que el Hospital debe y quiere cumplir.
Dra. Patricia Gómez Morales
Presidenta Claustro de Profesores Titulares y Asociados
Hospital Clínico Universidad de Chile