El tema ha estado en la actualidad en críticas de campaña electoral al Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle por haber indultado a un narcotraficante, después de estar en prisión más de la mitad de su condena. Es lamentable que un indulto en particular de tanto tiempo atrás, se use como herramienta de lucha política. El Presidente Frei señala que pudo haberse equivocado, pero que él asume su responsabilidad política. El Presidente Lagos habría manifestado sus reservas a privar al Presidente de la República de esta facultad.
Puede ser extraño que yo aborde este tema, pero lo hago basado en mi experiencia como Decano de una Facultad de la Universidad de Chile. No sé la reglamentación actual, pero mientras yo fui autoridad, tenía la atribución de aceptar cierto tipo de solicitudes de alumnos, que podían venir rechazadas por una comisión de Facultad. El alumno disponía de la instancia reglamentaria frente a un rechazo de ese cuerpo colegiado, de presentar su solicitud al Decano.
Yo siempre recibí a los solicitantes y varias veces tuve largas conversaciones con ellos. Aprendí a conocer mejor problemas de nuestra sociedad y de nuestros alumnos. En cierto modo uno actuaba como un confesor, procuraba darles confianza para llegar a obtener privadamente una completa información, la que mantenía en reserva. Conocí problemas gravísimos de orden familiar y a menudo de pobreza. Varias veces me pregunté cómo esos alumnos podían haber llegado a la Universidad y alcanzar cursos avanzados. Pensaba que si muchachos con tantas dificultades ya habían alcanzado a un tercer, cuarto o quinto año, cómo se les podía cortar su carrera que la habían cursado con tantos hándicaps adversos; yo estaba seguro que si aprovechaban la nueva oportunidad que se les daba, posiblemente llegarían a ser buenos profesionales. Siempre me informaba del parecer de quien era Secretaria de Estudios. Muchos alumnos rechazados en sus peticiones, no solicitaban al Decano, posiblemente por no sentirse con argumentos para su defensa.
Comúnmente lo que podría considerarse indulto era sólo para darle una oportunidad más para cursar una asignatura, o permitirle que siguiera estudiando con un número de repeticiones acumulativas superadas que sobrepasaba las disposiciones reglamentarias, pero que el reglamento daba al Decano la Facultad de dar una nueva oportunidad. En ningún caso se actuaba sobre la libertad de cátedra del profesor para calificar la asignatura.
Un Decano amigo de otra Facultad me decía que él no perdía tiempo dándoles audiencia a alumnos. Modos distintos de pensar.
Me emocionó poco antes de terminar mi decanato, atender una petición de audiencia de una alumna que acababa de recibir su título. Ella sólo quería decirme algo así como: “ Señor, vengo a decirle que gracias a Ud. pude recibirme; Ud. me dio una oportunidad”. No me acordaba de ella, pero experimenté una grata sensación.
A veces la autoridad puede conocer antecedentes que la Justicia no dispuso, o bien el detenido ha tenido un buen comportamiento con demostración de estar posiblemente regenerado. Veo que otros casos de indulto se han dado por razones humanitarias, poco tiempo de vida. No será razonable que en ese limitado lapso de vivir que le resta, pueda su familia, sus hijos o sus nietos o sus padres tenerlo, con ellos.
Dejar el indulto dependiente sólo de una comisión, puede ser un camino, pero en cuerpos colegiados pueden darse resoluciones negativas emanadas de reacciones circunstanciales que se dan en el momento de la sesión resolutiva. Las responsabilidades se diluyen. En la Universidad me parecía conveniente que la Comisión tuviese una política que pueda parecer exigente por el bien de la docencia, pero que quede una instancia superior que pueda juzgar con más libertad la excepción.