Una interesante carta al Director de El Mercurio publicada el 22 de julio del distinguido académico de la Universidad de Chile, ex Presidente de la Sociedad Chilena de Nutrición y Director del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de aquella casa de estudios, Dr. Eduardo Atalah S., plantea serias inquietudes en cuanto a que el crecimiento del consumo de verduras y frutas en el país está muy lejos de cumplir con las recomendaciones internacionales. Destaca la necesidad urgente de una Encuesta Nacional de Alimentación, afirmación que comparto plenamente. Transcribo más adelante esta carta y hago mis comentarios sobre este tema.
La carta está titulada por el Diario «Encuesta Alimentaria» y fue publica, dice así::
» Señor Director:
De gran interés los resultados de la encuesta sobre conductas alimentarias de la población chilena, publicada en la sección Vida y Salud. Como menciona la nota de prensa, la alimentación es uno de los principales condicionantes del nivel de salud y, según la OMS (Organización Mundial de la Salud, de Naciones Unidas), se pueden reducir en más de un 35% la carga global de enfermedad con una alimentación saludable.
Sin embargo, no concuerdo con lo que dice en la portada que destaca que el consumo de verduras y frutas crece entre los chilenos. Según los mismos datos del estudio, sólo el 44% de los encuestados consumió fruta el día anterior, proporción muy parecida a las encuestas del Ministerio de Salud del 2000, 2003 y 2006. También llama la atención un muy bajo consumo de lácteos, verduras y pescados, reiterando el hecho de que ésos son los «pecados capitales» de nuestra alimentación, junto con un consumo excesivo de grasas, calorías, azúcar y sal.
A pesar de las campañas educativas realizadas en los últimos años, la frecuencia de consumo de verduras y frutas no ha cambiado significativamente y probablemente está muy lejos de cumplir con las recomendaciones internacionales y del Ministerio de Salud, de «Cinco al día» o al menos 400 gramos diarios de estos alimentos. Sin embargo la forma de obtener la información no permite estimar el consumo global por grupos de alimentos, para lo cual se requiere una Encuesta Nacional de Alimentación, que es una urgente necesidad que está pendiente desde hace más de 30 años. Es de esperar que el 4° Congreso Panamericano sobre promoción del consumo de verduras y frutas, que se realizará en Santiago el próximo mes, entregue elementos que permitan avanzar más rápidamente en la impostergable necesidad de mejorar las conductas alimentarias de la población.
EDUARDO ATALAH S.
Hay tres formas importantes para estimar los consumos nacionales de alimentos y que dan información con distintos grados de confianza y de desagregación. Estas fuentes son:
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Los llamados consumos aparentes nacionales, obtenidos principalmente de las denominadas Hojas de Balance de Alimentos, que dan una información promedio nacional por habitante, basado en lo que se estima el consumo humano a partir de la producción nacional de cada alimento, aumentado en sus importaciones y reducidos en sus exportaciones y en sus destinos a usos no humanos, como por ejemplo a semillas, a alimentación animal o a usos industriales generadores de productos no alimenticios. Además se reduce en las pérdidas estimadas durante toda la cadena.
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Las Encuestas de Presupuestos y Gastos Familiares, realizadas periódicamente para calcular las ponderaciones para el Índice de Precios al Consumidor(IPC). Debe tenerse presente que la finalidad principal de esta encuesta es lo antes señalado, información para actualizar ponderaciones del IPC. En Chile se efectúan cada 10 años y sólo cubren a las familias u hogares del Gran Santiago. No sólo reúnen información de alimentos y sólo consideran los productos comprados. Estas encuestas permiten tener un desagregado por agrupaciones de hogares por niveles de ingreso, pero pueden omitir consumos que no provienen de compras con uso de dinero. Es habitual como en el caso de Chile, que esta fuente sólo considera una región geográfica.
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Encuestas Alimentarias. Dentro de éstas las más importantes son las Encuestas Nacionales de Alimentación, basadas en metodologías muy bien establecidas que permiten cubrir muestras representativas de la población por niveles de ingresos, por regiones del país e incluso discriminando entre población urbana, rural o semiurbana. Permiten muy bien conocer las realidades locales y de grupos más vulnerables, lo que favorece el desarrollo de programas, proyectos o campañas focalizadas hacia sectores con mayores problemas. Con una encuesta con estas características se ayuda a identificar factores causales de los problemas, e incluso a obtener también, con algunos agregados, información de estado nutricional de la población, tanto para determinar morbilidades por déficit como por exceso. El uso adecuado de estas encuestas podría contribuir a establecer programas especiales que redunden en un mayor bienestar de la población, en mejoramiento de su estado de salud y teniendo todo ello además repercusiones en la reducción de gastos en salud.
Como señalaba el Dr. Atalah en su carta, una Encuesta Nacional de Alimentación,.. es una urgente necesidad que está pendiente desde hace más de 30 años.
Una Encuesta Nacional permite posteriormente hacer encuestas parciales periódicas, dirigidas a poblaciones con mayores problemas. Las informaciones así obtenidas, de carácter más continuo, favorecen el mejoramiento de los programas y obtener una mejor evaluación de sus resultados.
Extraña que en Chile poco se haya oído de la necesidad de una Encuesta Nacional de Alimentación
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