A raíz de que la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile, CONADECUS, a través de su eficiente y preparada periodista Jimena Azócar, me invitara a participar en un programa en Radio Universidad de Santiago el miércoles pasado 9 de julio, preparé una minuta, que posteriormente la revisé y complementé, que me ha parecido conveniente presentar en mi página. Sirve para trasmitir inquietudes sobre estos temas, que es probable que a más de alguien le puede ser útil y además contribuir a enriquecer un debate.
Analizo primero algunos antecedentes generales que he considerado útil como introducción al tema, para después referirme a causas de la elevación de precios de los alimentos y posteriormente, a algunas posibles medidas paliativas. Finalmente hago una crítica al daño que ha hecho el Banco del Estado durante los dos últimos dos gobiernos al debilitar el ahorro en Chile, esfuerzo que venía realizando primero la Caja Nacional de Ahorrros y después el Banco del Estado, sucesor de esa responsabilidad de fomentarlo.
Consideraciones preliminares
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El mundo está afectado negativamente en forma bastante generalizada, como consecuencia especialmente de la globalización, por un marcado aumento de los precios del petróleo y sus derivados y de una gama amplia de alimentos fundamentales.
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Esta situación está afectando a amplios sectores de la población y en forma más grave a las familias de bajos ingresos, en especial a las de sectores urbanos. El auto consumo de alimentos de las poblaciones agrícolas como también el uso de combustibles locales, influye en que las afecta menos.
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Desgraciadamente la alimentación y los derivados del petróleo son productos muy difíciles de sustituir, como también de dejar de consumir; las reducciones de sus consumos pueden tener graves efectos.
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Debe tenerse presente que para cuantificar la pobreza y para medir su gravedad, se emplea la llamada canasta básica de alimentos. Se le considera en general hogar o familia pobre a aquella que recibe ingresos inferiores a dos veces el costo de la canasta de alimentos. Esta canasta se la puede definir como ese consumo de alimentos que satisface las necesidad nutricionales del grupo familiar o del hogar, dentro de una combinación de alimentos acorde con los hábitos de esa población. A partir del costo de esta canasta de alimentos se derivan dos líneas de valores, una la llamada línea de pobreza, que corresponde a dos veces el valor de la canasta alimentaria y la línea de indigencia, de valor igual al de es canasta. Al subir el costo de la canasta y de la línea de pobreza, muchas nuevas familias pasan a tomar las características de pobres.
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El concepto de pobreza está en torno a un ingreso que no permita satisfacer las necesidades básicas. Se supone que con ingresos equivalentes a la línea de pobreza el hogar o familia cubre sus necesidades alimentarias con la mitad del ingreso y con la otra mitad, satisface el resto de las necesidades básicas.
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Otro concepto es el de indigencia. Se considera una familia o un hogar como indigente, si al destinar la totalidad de su ingreso a la alimentación, no logra obtener los alimentos necesarios. Son indigentes los grupos que obtienen ingresos inferiores a la línea de indigencia, anteriormente descrita.
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Sin duda que los hogares de menores ingresos no tienen muchas alternativas para variar su compra de alimentos para abaratar su costo. Los de más altos ingresos tienen ese recurso, el de cambiar los alimentos que habitualmente adquieren por otros de precios algo menores como también pueden restringir otros gastos no tan esenciales..
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Esta situación de alza del precio de los alimentos ha golpeado a los países más pobres y a sus zonas urbanas. Se ha sabido de las reacciones violentas de la población en Haití y en países africanos.
Razones de las alzas de precios de los alimentos
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Puede ser conveniente ver primero qué precios han subido más fuertemente. Hay que diferenciar los productos llamados transables (internacionalmente) de los no transables. Los primeros están ligados a los precios internacionales y al valor de la divisa. Los no transables como las papas, las variedades más comunes de porotos y en general la mayoría de las hortalizas, no están mayormente afectados por los precios internacionales y por el valor del dólar; no pueden incluirse en este grupo a la cebolla ni al ajo que participan en los mercados externos; son productos que se pueden exportar e importar. Los precios de los no transables han estado especialmente afectados por las heladas y la sequía; dependen sus precios especialmente de la producción nacional. En los transables no hay limitaciones de disponibilidades físicas ya por importaciones se pueden ampliar las disponibilidades, sin mayores aumentos de costos..
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Entre los alimentos que más han subido de precios entre los transables están la leche y sus derivados, los cereales en general, dentro de éstos especialmente para nosotros el trigo, el arroz y el maíz y las oleaginosas en conjunto, con los aceites de diferentes orígenes. El trigo y la leche se han hecho sentir más por los altos consumos de pan y fideos-pastas y de leche y sus derivados. El arroz también ha subido bastante de precios, pero su consumo es menor. En cuanto a la leche, el efecto para los sectores más pobres es menor, por la importante entrega que hace el Programa Nacional de Alimentación y Complementaria (PNAC) que lleva adelante el Ministerio de Salud, con la entrega de leche en polvo a las familias con mujeres embarazadas, madres lactantes o niños menores.
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Otro cereal que ha subido mucho su precio es el del maíz, que repercute en los costos de producción de huevos, carne de ave y de carne de cerdo.
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Se dan varias razones para el aumento de los precios internacionales. Entre los principales están:
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El aumento de la demanda por países de fuerte crecimiento económica y de grandes poblaciones. Especialmente se destaca la demanda internacional de alimentos por China.
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La necesidad de la agricultura de aportar sustitutos del petróleo, eso determina dos efectos: por una parte producciones van a la generación de etanol, como azúcar, maíz y soja, y por otra, el mayor destino de suelos dedicados anteriormente a la producción de otros alimentos.
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Las caídas de producción en algunas importantes zonas productoras por situaciones climáticas adversas, como han sido las sequías en Australia y sus efectos en la producción y exportación de leche. Los cambios climáticos más intensos, posiblemente por la mayor presencia gases de efecto invernadero, que motivan un calentamiento de nuestro planeta tierra, están generando bruscas alteraciones climáticas que habitualmente afectan a las producciones agrícolas.
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Los países desarrollados del Hemisferio Norte tenían grandes excedentes de leche y de cereales, como consecuencia del proteccionismo que le daban a sus agriculturas, con el objeto principal de mantener ingresos altos a su población rural, la que se ha promovido que se mantengan en la ruralidad, por razones sociales, económicas y medio ambientales. Estas protecciones motivaban importantes excedentes disponibles, que en parte eran exportados en forma subvencionadas lo que motivaba precios internacionales bajos, situación muy criticada por el mundo en desarrollo. Esas políticas se han ido debilitando y se han terminado esos grandes stocks que constituían una especie de seguridad alimentaria mundial.
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La elevación del precio del petróleo y de otros commodities como el cobre, otros minerales y productos agrícolas importantes, han generado por una parte presiones inflacionarias mundiales, como también incremento de disponibilidades monetarias para los beneficiados por estos procesos. Esos dineros con posibilidades de desvalorizarse al mantenerlos como líquidos, se tiende a destinar los a operaciones especulativas, a la compra de productos para guarecerse de sus desvalorizaciones y generan así demandas adicionales a las normales. Esto hace a su vez aumentar más los precios. Fenómeno similar se produjo a mediados de los años 70 del siglo pasado, derivado especialmente de las alzas del precio del petróleo, que aumentó la liquidez de recursos financieros junto a presiones inflacionarias. Ahí aparecieron los llamados «bienes refugios», entre los que estuvieron el trigo, azúcar y varios otros productos como el algodón y la lana; a ellos se destinaban esas disponibilidades líquidas para defenderse de los efecto de la inflación mundia. Estos procesos especulativos contribuyeron a agudizar la crisis de entonces, que también estuvo asociada a una caída de la producción agrícola en importantes regiones productoras, por factores climáticos.
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También los precios se ven incrementado por los aumentos de los costos; eso se refleja por ejemplo en huevos y carne de ave por alza del precio de insumos básicos, entre éstos el maíz. En la agricultura, como en todo proceso productivo, la energía es un componente importante; al encarecerse se elevan costos, que de alguna manera tarde o temprano se trasladan a precios; en el caso agrícola ha habido una importante alza en los insumos industriales, como son los fertilizantes. Igualmente se eleva el costo de transporte, suben los fletes con lo cual se hacen más onerosos los alimentos importados, como también se incrementan los costos los procesos de industrialización y conservación, especialmente en temperaturas modificadas.
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En el caso de Chile, la errada política energética sin visión de mediano y largo plazo, que hizo depender en forma cómoda a parte importante de la economía, del relativo barato gas argentino; no hubo mayor preocupación por abastecimientos alternativos oportunos. Argentina al recuperarse económicamente en forma impresionante como era de esperar después de sus devaluaciones, quedó sin excedentes para exportar. La corta del gas argentino junto al alza del petróleo elevó costos y trajo además como consecuencia la contaminación ambiental que tanto ha perjudicado a la población de la Región Metropolitana, especialmente la de las comunas del poniente.
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Países exportadores también se habrían preocupado de evitar las alzas de sus precios internos, encareciendo las exportaciones. Está el caso bastante conocido de Argentina, que ha establecido un impuesto a las exportaciones del algunos alimentos básicos, lo que ha motivado las conocidas reacciones con violencia de sus agricultores. Estas políticas reducen las exportaciones a favor de los consumos nacionales
5. Las alzas de los precios internacionales de los alimentos y del petróleo se vieron suavizados en nuestro país por la caída del valor de la divisa, que tanto daño ha ocasionado a la economía productiva nacional, caída de la divisa debida principalmente a los altísimos precios internacionales a los que fue llegando el cobre. El disminuido valor de la divisa fue afectando a varias empresas que han debido cerrar y a otras a suspender importantes inversiones. Esto ha sido uno de los factores importantes que ha perjudicado el mejoramiento de los índices de empleo. A medida que las condiciones cambien, los precios de las divisas deben recuperarse, como es lo que en parte ha sucedido recientemente con una sensible reciente alza del dólar, eso ha contribuido al fuerte aumento del IPC, llegando a tasas que hace años no se veían en Chile.
6. El aumento del ritmo inflacionario ha motivado que dentro del modelo tan monetarista que tenemos en Chile, el Banco Central vaya elevando las tasas de interés. Se pronostican mayores alzas, que golpearán a una amplia masa de consumidores altamente endeudados El peso de los mayores pagos de intereses contribuyen a reducir los ingresos disponibles para otros gastos.
7. Me parece un error tratar de reducir la inflación a base de mayores tasas de intereses, cuando la causa de la inflación es principalmente de costos. Cuando se trata de inflaciones motivadas por expansión de la demanda, el aumento de las tasas de intereses puede tener efectos positivos en reducir las presiones inflacionarias. El aumento de las tasas de intereses afecta seriamente a los sectores productores, a las empresas y a su vez a los consumidores, que al estar endeudados, ven reducir aún más sus capacidades de compra. Con el alza de la UF se teme una reducción en las compras de viviendas, que puede motivar una reducción de la actividad de la construcción, tan importante en la creación de empleos.
Posibles medidas a tomar para reducir los efectos de los aumentos de precios de alimentos y energía
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Un camino podría ser reducir el IVA a alimentos transables, de primera necesidad, como sería el trigo y toda la línea de harina, pan y fideos. También podría ser para leche y derivados, para azúcar y oleaginosas(aceites). Es una solución difícil de tomar por el modelo actual o actual estilo de desarrollo de Chile, que incluso tiene IVA para los libros. Debe tenerse presente que la antigua democracia, pre Gobierno Militar tenía IVAS diferenciados y para algunos productos no existía.
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Lamentablemente en Chile, el Gobierno Militar prácticamente destruyó el sistema de asignación familiar, de reparto generalizado. Es un camino muy importante para mejorar ingresos básicos a las familias que tienen más miembros pasivos. Recuerdo que en un análisis que hicimos en el INTA durante el Gobierno Militar cuando se congeló la asignación familiar, ella llegó a tener una capacidad de compra en kilos de pan de un 10 % de la inicial. Un buen camino habría sido reajustar oportunamente esa asignación familiar para reducir el grave aumento del costo de la alimentación y de la energía.
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Importante es bajar impuestos a los combustibles y posiblemente diferenciar precios a favor de la parafina.
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No es conveniente seguir con un sistema en que cada semana se suba o se baje el precio de los combustibles. Podría utilizarse un especie de promedio móvil, calculando el precio que debería tener semanalmente el producto, promediarlo con el de una 3 ó 4 semanas anteriores. Así se suavizarían las oscilaciones, lo que contribuye a menos molestias de los usuarios y a menos fuertes e inciertas alteraciones de precios, que contribuyen a mayor inflación.
Importante ha sido el Transantiago, con sus dificultades que ha enfrentado, tuvo que motivar una reacción de Gobierno para congelar la tarifa. Si no hubiera sido así, la presión inflacionaria hubiera sido más importante y dañado especialmente a los sectores de menores ingresos. Debe tenerse presente que en la actualidad el déficit subsidiado del Transantiago asciende a alrededor de 1,5 millones de dólares diarios
Lamentable es cómo se ha promovido por el comercio y en sistema bancarios el endeudamiento de los consumidores; con estas elevadas deudas los aumentos de intereses agudizan las disponibilidades de dinero para hacer las adquisiciones esenciales.
También no debe dejar de mencionarse el daño que hizo el Banco del Estado cuando abandonó la política de fomento del ahorro que venía desde la antigua Caja Nacional de Ahorros y que tenía la obligación de mantener, lo que cumplió incluso durante el Gobierno Militar. Sin embargo durante los gobiernos socialistas de la Concertación, eso se destruyó al cobrar el Banco estatal altas comisiones a las libretas de ahorro de millones de personas, a las que les hizo perder patrimonio y motivó a muchos a cerrarlas y a otros potenciales nuevos ahorrantes a no abrirlas Los autores de esa nueva política recibieron el reconocimiento del “neoliberalismo” por el aumento de sus utilidades derivadas de esa apropiación de recursos de ahorrantes que habían confiado en el Estado chileno. El ahorro previo a muchas adquisiciones les habría permitido a muchas familias endeudarse menos y ser ahora afectadas en menor grado por las alzas de intereses. Muchos antiguos ahorrantes pudimos comprar varios productos e incluso propiedades a través de esas antiguas cuentas de ahorro, algunas iniciadas en la desaparecida Caja Nacional de Ahorros y de las nuevas del Banco del Estado, que fueron tan intensamente fomentadas especialmente desde la niñez.