Medicina natural, actualidad y economía

La educación estatal en crisis

Se puede considerar que la educación estatal en Chile está en crisis. Esto se aprecia por los resultados que se tienen y por el descontento existente. La crisis también se hace sentir por la incapacidad política para buscarle soluciones y posiblemente también, por la falta de buenos diagnósticos objetivos que permitan identificar muy bien sus problemas, adentrarse en su causas, profundizar el análisis de sus consecuencias y su prognosis, hacia donde se dirigen los procesos educativos estatales si no se actúa con sólidas y bien identificadas y ejecutadas medidas correctoras. (Nota: por prognosis se entiende el pronóstico basado en que no se cambien las condiciones existentes, se usó bastante cuando se tenían políticas planificadas, servía para ver lo que sucedería si no se actuaba y podía compararse con la situación deseada y esperada fruto de las nuevas políticas; concepto similar al que aplica el médico como pronóstico del enfermo si no se le somete a tratamiento).

No es fácil en el Chile de hoy buscar soluciones sólidas y llegar a tener grandes mayorías para identificar causa reales de los problemas existentes. Se cae mucho en ideologismos, en críticas por un lado al neoliberalismo y por otro lado al estatismo, sin considerar que para cada realidad deben buscarse libremente, sin prejuicios, las mejores soluciones.

 

Me parece conveniente centrar el análisis en dos grandes áreas, en la de la educación básica y media(escuela y liceo) y en la educación superior, especialmente en la universitaria.

 

Sobre la educación básica y media

Creo que ha habido dos grandes causas de los graves problemas que se enfrentan, que si no se actúa sobre ellas, será muy difícil salir adelante con éxito. La municipalización y el tratamiento al recurso humano.

Un gran golpe a esta educación chilena ha sido, en mi opinión, su municipalización. Ésta la originó el Gobierno Militar posiblemente por varias razones entre las que me permito señalar, debilitar la estructura nacional de los ministerios de Educación y Salud, dejar el control de parte importante de las funciones de esos ministerios, en manos de municipios dirigidos autoritariamente por los alcaldes designados, hombres designados por la Dictadura, y principalmente por gente joven ligados a una definida ideología política. No puede olvidarse que parte importante del peso político de la UDI nace de los jóvenes que fueron designados alcaldes en ese gobierno autoritario. También la municipalización contribuida indirectamente al reforzamiento de la educación privada.

En más de una oportunidad he hecho mención a tres grandes ejes nacionales del desarrollo económico, social y político de Chile. Ellos fueron el Cuerpo de Carabineros, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, especialmente lo que era el Servicio Nacional de Salud; los tres tenían de cobertura nacional y llegaban en forma bastante homogénea a todo el territorio nacional. Era interesante observar cómo su accionar llegaba en forma parecida hasta los lugares más apartados y desde luego a las poblaciones más postergadas.

El modelo político de Chile, durante el Gobierno Militar, dio un gran golpe a la educación y a la salud con su municipalización y con la fuerte reducción de recursos financieros destinados a estas dos importantes áreas sociales; Carabineros logró evitar algunas iniciativas para la creación de policías municipales. Los sistemas ministeriales le habían dado un gran avance a Chile, que mostró en Educación y Salud progresos notables, derivados en mi opinión en gran parte por su carácter de sistemas nacionales maduros. Los indicadores sociales en estas dos áreas mostraban para nuestro país situaciones bastante mejores que las de otros países de similares niveles de ingreso nacional.

Opino que la municipalización de la educación ha sido nefasta: Por lo menos dos aspectos han contribuido a sus retrocesos, uno es la agudización de sus diferencias geográficas por las distintas disponibilidades recursos en las municipalidades de Chile; en cuanto a recursos deben considerarse principalmente los humanos y los financieros asociados a lo que podría decirse una circularidad regresiva de estas realidades; los municipios más pobres, menos avanzan o retroceden, los con más recursos son los de mayores avances. El otro aspecto es el trato al profesorado nacional; parece no haber conciencia en cuanto a que la base del éxito de todo proceso, es el recurso humano; es fundamental el trato que se le debe dar, la creación en él de motivaciones y apoyar su perfeccionamiento. Recuérdese las deudas históricas que tenían muchos municipios con sus profesores, que incluso afectaron con riesgo de prisión a alcaldes que poco tenían que ver con esos endeudamientos del pasado; no fue fácil solucionar todas esas dificultades financieras que tanto perjudicaron al profesorado. Podría hasta decirse que constituyó un menosprecio para ellos, como también lo han sufrido muchos funcionarios del sector público.

La escuela pública, el liceo fiscal, el retén de carabineros y la comisaría, la posta y el consultorio, tenían gran similitud en todo Chile. Su recurso humano podía iniciar sus servicios en lugares más apartados, en las escuelitas o en las postas y consultorios rurales. Ese joven funcionario, ese profesor o profesora, sabía que esa labor iniciada era el comienzo de una carrera, carrera que le permitía llegar a cargos más importantes hasta incluso poder alcanzar altas responsabilidades en niveles ministeriales superiores.

El Liceo Fiscal tenía una gran solidez; muy importante era el papel de su Rector, como también lo era el Director de le Escuela Pública de la localidad o del barrio. Ambos eran autoridades respetadas y apreciadas; podían ejercer sus cargos con independencia y personalidad; sus labores eran fiscalizadas desde los niveles centrales por funcionarios capacitados y de experiencia.

Tenían la garantía de estabilidad o de ascensos si sus desempeños eran eficientes. En general en el profesorado había mística que se formaba desde los Pedagógicos y las tan reconocidas Escuelas Normales. Recuerdo el prestigio que tenía la Escuela Normal Abelardo Nuñez, formadora de grandes maestros chilenos, orgullosos de su profesión.

La Escuela o el Liceo debe ser como una eficiente empresa generadora de servicios, dirigidas por su Director o su Rector, apoyada, evaluada y fiscalizadas por un sistema nacional. Cada unidad debe ser como un proyecto, con un plan de acción acorde con la realidad del medio, en el cual presta sus nobles servicios. Sus recursos no depender exactamente del número de alumnos que dispone ni de sus asistencias a clases. Así era en el pasado; entonces eran muy importantes las inversiones programadas para su mejoramiento y desarrollo.

Parece nefasto en el sistema actual, que si en un medio pobre aumentan las inasistencias, los recursos financieros provenientes de los aportes centrales, se les reduzcan. Escuelas con menos alumnos, con mayores distancias medias de los hogares al centro educacional, de zonas más pobres, que favorecen menores asistencias y donde las enfermedades son más frecuentes, allí los recursos sean más inestables y menores. Hasta se cierran escuelas por tener pocos alumnos; en zonas rurales es habitual que el alumnado por cursos sea menor, incluso hasta con tendencia a reducirse, pero no por ello esos niños deben recibir un trato inferior o simplemente hacerle desaparecer su centro educacional cercano.

No pocas son las municipalidades que se han quejado que los recursos aportados por los ministerios de Educación y de Salud son insuficientes para sus funcionamientos y deben habitualmente tener que entregar a estas responsabilidades recursos municipales. En varias oportunidades los alcaldes han manifestado sus deseos de entregar las escuelas, los consultorios y postas a los ministerios respectivos.

Hoy se aprecia que las organizaciones de profesores y de estudiantes, piden, a mi juicio con toda razón, la desaparición de la municipalización.

Sobre la educación pública superior, en particular la universitaria

Es preocupante la carencia de una política de Estado para la educación superior. Son muchos los responsables de esto, en mi opinión la misma Universidad de Chile lo fue en los comienzos de la nueva democracia; se esperaba que el Gobierno la estableciese, teniendo éste mucha otras obligaciones prioritarias. La Casa de Bello debió proponer oportunamente al Estado chileno una política de educación superior.

En la actualidad la educación pública superior requiere de un profundo diagnóstico de sus problema y de sus causas y tratar de identificar un futuro lejano deseado, lo llamado una «visión objetivo». Deberán así buscarse caminos y acciones para alcanzar lo deseado.

Las universidades del Estado han sido seriamente afectadas, especialmente por las políticas de financiamiento. Se ha prescindido de lo que ellas deberían desarrollar; los gobiernos de la Concertación parecen haberse preocupado de reducirle sus aportes para que ellas busquen por su cuenta sus recursos financieros.

Las limitaciones financieras han tenido efectos perversos. Las rentas de sus funcionarios se han visto reducirse, por lo menos en términos relativos con respecto a los obtenidos en otras actividades. Algunas han debido eliminar funcionarios y no ha sido poco habitual que se motive a muchos académicos a jubilar y a ser recontratados con jornadas parciales. Así las universidades públicas han pasado parcialmente a financiar su quehacer con recursos previsionales.

Las reducciones de académicos han creado inquietudes, que dañan el rendimiento de ellos. Han debido buscar financiamientos de otras fuentes, especialmente de proyectos de investigación y de prestación de servicios asociados a sectores privados que se ven favorecidos, ya que parte del patrimonio estatal contribuye a generarlos, con costos para ellos inferiores a los reales. Así las universidades en parte se han distanciado de la investigación que más favorece a la sociedad en su conjunto y desde luego en beneficio de los más necesitados.

Impresiona las formas cómo algunas de ellas han buscado recursos. Universidades regionales llegaron a acreditar carreras de universidades privadas, sin posiblemente disponer de los recursos humanos y de las experiencias necesarias. Acreditaban carreras de regiones muy distantes al de sus sedes.

Se ha visto cómo universidades regionales han tenido que abrir sedes en otras regiones, compitiendo con otras universidades estatales regionales.

El sistema educacional superior público ha tenido que seguir caminos similares al de las universidades privadas, en que el alumno pasa a ser un cliente. Cuántas veces hemos visto como nuestras universidades estatales han tenido que ampliar cupos de sus carreras para captar más ingresos; además han debido subir sus aranceles más allá de los ritmos inflacionarios, e incluso a establecer aranceles más altos para los alumnos que ingresan.

Qué posibilidades pueden tener las universidades estatales para crear carreras que necesita la sociedad especialmente a futuro, que probablemente deberá iniciarse con pocos alumnos y por muchos años tendrán cantidades reducidas de alumnos; cuántas especialidades o cuántos posgrados que el país necesita no pueden iniciarse por sus incapacidades para autofinanciarse.

Ha sido triste la experiencia de la Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM, de la que fui profesor por varios años. Esa universidad en mi opinión no debió crearse; nació como el Instituto Profesional de Santiago, IPS, dentro de la política del Gobierno Militar de debilitar o destruir a la Universidad de Chile, centro de poder de la democracia y de los valores cívicos que era necesario destruir. En plena democracia, el Rector del IPS, gran impulsor de su desarrollo. logra que el Estado chileno en plena cree una nueva universidad del Estado, sin que el país tenga una política clara de educación superior. Vimos posteriormente a la crisis que se ha llegado, lo que daría para un largo y triste análisis.

Debe recordarse cómo fueron destruidos los dos pilares del Sistema Universitario del Estado, la U. de Chile y la U.Técnica del Estado, ambas con proyecciones provinciales.

A la de Chile se le quitan todas sus sedes regionales, el Pedagógico y varias carreras que pasan al IPS. La U. Técnica pierde sus características propias que motivaron su creación en 1947, para ser una nueva universidad estatal de la Región Metropolitana. Sus sedes regionales unidas a las de la Universidad de Chile contribuyen en grado importante a la creación de las Universidades Regionales del Estado.

A mi juicio el país necesita de un esqueleto básico de universidades públicas a las cuales se les asigne las responsabilidades que deben asumir a favor del desarrollo nacional y regional.

Interesante modelo del pasado hasta el Golpe militar:

Las dos grandes estructuras nacionales, la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado. Apoyado por otras universidades públicas como las de Concepción y la Austral, más el sistema de las universidades católicas y la Universidad Federico Santa María, constituían un racional sistema, donde no aparecía las finalidades de lucro o de poder económico y político.

Me parece conveniente recordar a la U. de Chile con ese interesante proceso iniciado con las reformas de fines de los 60 y con el nuevo Estatuto Universitario generado en un profundo debate con una amplia participación de la comunidad universitaria. Se establecieron las cuatro sedes para Santiago y las sedes provinciales. Cada sede tenía una cabeza representada por su Vicerrector. Se pensaba que cada sede podría ir llegando a ser una universidad completa. Las Sedes tenían estructuras de departamentos de sede y de Facultades, con sus correspondientes departamentos y escuelas.

La Universidad Técnica del Estado, poseía una fuerte sede en Santiago y sedes regionales.

Esas maduras estructuras, creadas por procesos basados en la experiencia y en la amplia participación, fue destruida, como antes fuera señalado, por el Gobierno Militar.

Es necesario que el país establezca una política de educación superior. Las Universidades del Estado deben tener un papel importante para el desarrollo nacional y regional y el Estado debe otorgarles importante apoyo. No sólo para formar recursos humanos, sino que también para la investigación, la extensión y la creación artística.

En mi opinión se han subutilizado a las Universidades del Estado especialmente a las regionales. Cuánto podrían dar éstas al desarrollo de su región. Cabe destacar lo que han hecho en este sentido dos universidades públicas, no estatales, como lo son la Universidad de Concepción y la Universidad Austral.

Por ahora no parece conveniente continuar en el tema. Sin dudas queda mucho por analizar y decir. De esperar que las inquietudes de profesores y alumnos se encaucen en buenos caminos de solución, sendas que no parecen fáciles; hay un gran costo en lo que se deja de enseñar, en los efectos de los tiempos perdidos difíciles de recuperar.

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