Estuve muchos años como académico universitario, especialmente en la Universidad de Chile. Poco antes de que debí alejarme de ella, en el 2005, era miembro de la Comisión Senado Universitario elegido por los académicos de la Facultad de Ciencias Forestales. Con motivo de un encuentro en que se discutía especialmente el financiamiento estudiantil, preparé este breve documento, que hace poco lo encontré en mis archivos y después de releerlo me pareció conveniente incorporarlo a mi pag. web, pues podría ser de alguna utilidad. A continuación va el documento:
El tema del financiamiento de la Universidad de Chile ha sido uno de los problemas más serios que ha debido enfrentar nuestra casa de estudios, con efectos dañinos considerables, efectos en mi opinión perversos. Esto daría para un análisis mucho más amplio, análisis que considero necesario no dejar de hacerlo. Pero en este Encuentro se ha preferido abordar sólo el tema del financiamiento estudiantil, el que está muy ligado al de toda la Universidad.
Referente al financiamiento estudiantil, se tuvo la experiencia en generaciones anteriores, por muchos años, la gratuidad de los estudios y la limitación de cupos en las carreras, de acuerdo principalmente a las necesidades estimadas del país y, en parte, siguiendo la tradición. La gratuidad como hemos podido apreciar en los antecedentes expuestos, perdura en muchos países de América Latina y al menos en varios países en desarrollo de otras regiones.
Pienso que el financiamiento estudiantil debe ser distinto para países en desarrollo a los que se tiene en países desarrollados. Además debe tenerse presente que en países desarrollados se tienen experiencias y sistemas distintos y que éstos también han evolucionado.
Puede ser conveniente recordar para el caso chileno, por ejemplo, que en la Carrera de Medicina existía un cupo para el primer año, que limitaba el ingreso y motivaba que sólo alumnos con altos puntajes del antiguo bachillerato podían ingresar a una profesión de alto prestigio social. Era con educación gratuita.
Los médicos que egresaban entraban al servicio público. La mayoría a asumir la responsabilidad de médico general de zona, contratado para provincias. Después de varios años de trabajo en la base, tomando contacto con la realidad de los problemas a nivel de terreno, comúnmente en el medio pobre, se le daba la oportunidad de seguir la especialidad sin costo por tres años, para después obtener el título de especialista y así poder desempeñarse en Hospitales Públicos y en el ejercicio también liberal de la profesión.
La docencia gratuita, financiada por la sociedad, y otros valores existentes en el medio, favorecía que el profesional egresado de la Universidad de Chile saliese con un sentido de servicio a la comunidad, un compromiso propio de devolver con su ejercicio a la comunidad, los servicios que había recibido de ella. No era extraño que distinguidos profesionales cobrasen altos valores a los pacientes de mayores ingresos y atendiesen en forma gratuita a los de menores recursos.
Recuerdo una charla que hace ya varios años nos daba en el INTA el Dr. Benjamín Viel Vicuña, distinguido médico especialmente del campo de la salud pública, nos decía a académicos de ese instituto, que él pudo estudiar medicina gracias a que los estudios eran gratuitos, pues él era hijo de madre viuda; nos señalaba entonces que ahora estaban saliendo los egresados con elevadas deudas, que no las podían pagar si trabajaban en el Sector Público. En clases que tuve la oportunidad de hacer en posgrados de Salud Pública, me informaban profesionales que ahora, pocos los alumnos se interesaban en ser ayudantes en materias relacionadas con Salud Pública, prefiriendo serlo en asignaturas relacionadas con especialidades con desempeño profesional más lucrativo.
Puede ser conveniente recordar que el Gobierno de Allende decidió ampliar el número de egresados de Medicina y se aumentaron fuertemente las vacantes. Cuando esa generación ampliada se tituló, se produjo una crisis ya que el Estado sólo podía contratar las cuotas tradicionales a través de su Sistema Nacional de Salud. Muchos egresados no tenían oportunidad de trabajar y de formarse en el ejercicio de la profesión. No fue fácil ampliar las capacidades de contratación. Hoy sin dudas la situación es muy distinta; el país debe contratar médicos extranjeros para llenar los cupos de sus consultorios, a pesar de una considerable mayor cantidad de médicos formados, ahora en varias universidades adicionales. Muchos egresados salen a trabajar directamente en clínicas privadas y siguen las especialidades más lucrativas; muchos de ellos ven en el paciente, más que el ser humano, el cliente. El medio los fuerza a ello.
Las limitaciones de entrega de recursos estatales para la Universidad de Chile la ha obligado a cada vez más financiarse con recursos propios. Dentro de esta captación están los aranceles crecientes que se le cobran a sus alumnos, como también ampliar cupos y crear nuevas carreras que tengan como efecto próximo mejorar los ingresos. Lo importante ahora es captar «más clientes» que ayuden a financiar la Universidad. Entran en crisis de permanencia carreras en las que no se logra llenar los cupos, carreras que no aporten ingresos financieros, e incluso se habla de suspender esas carreras.
He tenido la oportunidad se seguir la trayectoria de la enseñanza de Ingeniería Forestal en la Universidad de Chile. Pertenecí al primer curso de Agronomía al que se nos invitó en 1951 a seguir esa nueva carrera. Fueron siete u ocho alumnos los de la primera generación, varias de las siguientes fueron de menos participantes, incluso un año fue de sólo un alumno. La carrera fue posteriormente captando más y más estudiantes hasta llegar a llenar cupos crecientes. Mientras los primeros egresados y las generaciones siguientes daban una importante contribución al desarrollo que ha llegado a tener el sector forestal tanto por su aporte al Ingreso Nacional y como también a nuestros ingresos de divisas por exportaciones Con los criterios actuales de financiamiento, la carrera de Ingeniería Forestal no hubiera jamás nacido.
La Carrera pasó a ser después Escuela, para más tarde enriquecida con las otras funciones académicas, especialmente Investigación, se transformó en la Primera Facultad de Estudios Forestal de América Latina.
Hoy esta facultad ve peligrar la permanencia de una nueva carrera, la de Ingeniería de la Madera, como consecuencia de reducciones en las postulaciones. Los campos que cubre esta nueva carrera pueden llegar a ser muy amplios y muy necesarios para nuestro desarrollo industrial y, especialmente, para aprovechar mejor los recursos disponibles y potenciales junto con incrementar las exportaciones.
Quisiera destacar dos ideas:
- Que es importante que la Universidad de Chile entregue los profesionales de alta calidad profesional y de altos valores que el país necesita cada vez más. Insisto en el tema de los valores. De egresados comprometidos con la sociedad, lo que es difícil de lograr cuando ellos han debido, con grandes esfuerzos, financiar su formación, frente a lo cual portan una mochila de deudas que los motivan a la búsqueda de ingresos monetarios, por encima del servicio a los que en la sociedad más se necesitan. También este tema del financiamiento estudiantil permitiría preguntarnos quizás ¿a cuántos potenciales profesionales destacados se les ha impedido seguir carreras para las cuales tienen especial vocación y aptitud? . Probablemente se ha perdido un valioso capital humano.
- Hay buena justificación para que el alumno seleccionado pueda recibir docencia gratuita. Por una parte son a lo menos 6 años de su vida los que debe dar a su formación universitaria, dejando de recibir ingresos y, por otra, su aporte al desarrollo del país, por demás justifica que la sociedad le financie esta parte de los costos de sus estudios correspondientes a los costos universitarios (aranceles).
Debe tenerse presente que en varios países del mundo en desarrollo los estudios son gratuitos a base de cupos que están en función de las necesidades del país. Conocí el caso de Croacia, ese país tiene la educación universitaria gratuita, el alumno de secundaria va dando pruebas y si no cumple con requisitos o puntajes, debe desviar su formación hacia estudios técnicos y los de mejores calificaciones llegan a la universidad. A nadie se le margina de una formación. Los cupos están en funciones de las necesidades del país.
Es necesario meditar sobre lo que está sucediendo en Chile con la sobre oferta de profesionales. Se está engañando a mucha juventud y a muchos padres y apoderados que gastan recursos en formaciones que después no tienen mercados y pasan a ser un ejercito de subutilizados, frustrados y endeudados; cuánta decepción se está generando. Muchas universidades privadas persiguen efectuar negocios lucrativos, incrementar sus patrimonios.
Recuerdo cómo por allá de los primeros años de los ’90 un vicerrector me contaba que su universidad para determinar si establecía una carrera, estudiaban el proyecto, determinaban su tasa interna de retorno, la TIR, y si ésta superaba la tasa de interés del leasing, se lanzaban en el proyecto. En entonces ello me extrañó mucho, hoy ya eso termina uno entendiéndolo y comprendiéndolo. Estamos con la presencia de muchas universidades con finalidades tan distintas; los alumnos son clientes que hay que captar más que seres humanos que hay que formar para el desarrollo de Chile y de su sociedad. Junto a lo anterior, se está terminando con el pluralismo del sistema universitarios. El sistema actual está terminando en ser una contribución más al desarrollo de las desigualdades que tanto se analiza y se critica y contra las cuales tan poco se actúa.
Ya se oyen en Chile muchas opiniones en torno a un exceso de profesionales con relación a la cantidad de técnicos que se disponen. Muchos egresados son demandados por sus deudas impagas, y al costo en que incurrieron sus padres o ellos mismo, se agregan las amenazantes deudas, incrementadas por intereses, reajustes y costos de cobranzas. Conozco de varias experiencias recientes frustrantes; alumnos felices de haberse recibido y que le llegan cobranzas por altos valores, cuando muchos de ellos aún no consiguen trabajo en sus profesiones.
He querido escribir este breve documento, para trasmitir inquietudes, para aportar nuevos enfoques y experiencias sobre lo que he podido apreciar en la documentación entregada.
Ideas que me permito sugerir para el debate:
- Considerar como alternativa volver a la idea de educación universitaria gratuita de tan positivos resultados en el pasado, por lo menos en las Universidades del Estado.
- Que se limiten las vacantes universitarias de manera de no entregar excesos de profesionales, con todas sus lamentables consecuencias. Por lo menos esto considerarlo en las universidades del Estado.
- Que se consideren sistemas de selección de manera que oportunamente quienes no presentan condiciones particulares para carreras universitarias, puedan encauzarse hacia otras formaciones más acordes con sus aptitudes actuales. Incluso para aquellos que ingresan a carreras y fallan en su camino, puedan seguir formaciones que aprovechen lo ya estudiado y los encauce a títulos más adecuados a sus presentes potencialidades.
- Los sistemas debieran considerar paliativos para aquellos en que el sistema educacional no les permita aprovechar sus potencialidades, por limitaciones del medio. Interesante ha sido la experiencia de la Universidad de Santiago que dio puntajes adicionales a los alumnos de liceos o colegios públicos con menores recursos, que obtuviesen en sus cursos las mejores calificaciones relativas. La equidad debiera también tenerse presente.
- Lograr que en la Nación se establezca una política universitaria, a base de un amplio debate. El Sistema Universitario del Estado debiera disponer de los recursos necesarios para cumplir la misión que la sociedad le establezca, tanto en los campos de la docencia como en los de la investigación y la extensión. En torno a esto debiera haber una verdadera Política de Estado. El paulatino autofinanciamiento universitario lleva a crecientes perversidades.
- Todo lo anteriormente planteado no debe eximir a la Universidad de la obligación del uso eficiente de sus recursos. No cabe duda que parte de su patrimonio está siendo mal utilizado. Prefiero no mencionar por ahora algunos ejemplos.