Ayer se efectuó la emotiva ceremonia religiosa de despedida de don Pancho, sabio maestro, destacado médico, a quien la sociedad le debe mucho, no sólo la nacional sino que muchas personas, muchos alumnos, de otros países recibieron sus notables aportes.
Cinco sacerdotes, cuatro de ellos ancianos de pelo cano, oficiaron ayer la Misa de despedida de sus restos, dos de ellos compañeros desde niños, desde los primeros años de estudio en el Liceo Alemán de Santiago. Con el padre que oficia la parte principal de la ceremonia, fueron compañeros desde niños, incluso de la Primera Comunión. Los tres seguían, reuniéndose periódicamente; se denominaban los tres mosqueteros.
Cuatro generaciones descendientes del Matrimonio Francisco Mardones Oteíza y Berta Restat Cortés, de 16 hermanos, estaban presentas en la ceremonia. Muchos de sus amigos y compañeros de trabajo de las distintas instituciones donde estuvo presente, asistieron al acto. Muchos otros acompañaban a sus hijos en el adiós a su padre. Cabe destacar la presencia entre otros del Ministro de Salud y del rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Fue una ceremonia realmente impresionante, las palabras de los sacerdotes y de sus familiares destacaron hermosos recuerdos y reflejaban el gran aprecio que le tenían. Me golpearon las palabras de una de sus nietas, quien cuenta que cuando le preguntó a su Tata que más le había gustado en su vida, él le contestó “Ver crecer a los niños”. Ella explica que no se refería sólo a sus hijos, a sus nietos y a otros familiares, sino que a todos los niños. Sin duda que era un hombre de esos valiosos que en el pasado Chile tuvo en el campo de la Salud Pública. Esta misma nieta, ya madre, narra manifestaciones de cariño y aprecio de su hijo al querido Tata. Destaca entre las cualidades de su abuelo, su capacidad y voluntad de siempre escuchar, de ser siempre humilde en sus actuaciones y nunca tratando de destacar. Sin duda que en él había grandes valores, había además sabiduría. Estas palabras, para los que lo conocimos, sin duda son muy acertadas.
He querido repetir en este artículo gran parte de lo que señalara sobre él en un anterior de mayo del año pasado en que me refiero a dos médicos Mardones Restat, a Jorge el mayor entonces recién fallecido y a Francisco, en plena actividad. Denominé al artículo:
«Dos grandes médicos, académicos y estadistas: Jorge y Francisco Mardones Restat«
Paso a presentar algunos párrafos de ese extenso artículo.
A raíz del interesante artículo de Miguel Laborde sobre Jorge Mardones Restat aparecido en El Mercurio del 1 de abril pasado, me ha parecido conveniente escribir algunas líneas sobre los dos hermanos médicos Mardones Restat, Jorge y Francisco.
De Jorge recibí positivas opiniones cuando yo era académico de la Universidad de Chile y, de Francisco, tengo valiosos recuerdos desde la época del Presidente Frei Montalva. Después tuve la oportunidad, en una reunión social familiar, de encontrarme con él en Guatemala, cuando se desempeñaba en Naciones Unidas, para mucho más tarde ser él uno de los académicos del INTA que me entrevistó para ser aceptado como académico en esa entidad. En este Instituto fue donde mucho más lo conocí y en algunas labores de docencia e investigación nos tocaron responsabilidades conjuntas. Pude apreciar sus grandes cualidades y la alta opinión que él tenía de su hermano Jorge, que lo superaba aproximadamente en una década. Jorge nació el 19 junio 1908, y Francisco el 20 de agosto de 1919.
Referirse a uno de ellos creo que sería una presentación y análisis incompletos, ya que ambos tienen un significado para la sociedad, bastante similar. Como bien Laborde destaca a Jorge Mardones Restat, incorpora su presentación a su relación con ese hogar ejemplar constituido por sus padres y ese gran número de hermanos, todos brillantes en varios campos profesionales; además de dos hermanos médicos, eran varios arquitectos y varios otros ingenieros civiles, otro de ellos se destacó en la diplomacia. Fueron 16 hermanos los Mardones Restat.
Transcribo textualmente párrafo de su artículo:
Las naciones debieran premiar familias, no sólo individuos. El propio sabio Jorge Mardones Restat, de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento, al ingresar a la Academia de Ciencias celebró a su propia familia como fuente de sus éxitos, ese espacio donde el amor que, dijo, “hace del hogar, más que una comunidad, una unidad”.
Mérito grande de sus padres, Francisco Mardones Oteíza y Berta Restat Cortés, padres de 16 hijos, varios de ellos notables servidores públicos.Hogar cristiano, “el Dios proveerá” de la madre y la presión del padre por cumplir el bíblico mandato de dar cuenta de los talentos recibidos, pusieron el acento en el trabajo como deber y placer. Don Francisco, quien fue presidente del Instituto de Ingenieros, ministro de Estado, rector interno de la Universidad de Chile, no dejaría el Patronato Nacional de la Infancia ni el Rotary Club, como medios de servicio y entrega. Y ella, doña Berta, infatigable, su parroquia de Santa Ana y “La olla de los pobres”.
Jorge, como sus hermanos, hereda ese espíritu vital.
La ceremonia religiosa de ayer, refleja el patrimonio social constituido por la masa humana que nace de esa familia Mardones Restat, de esos padres que generan esa numerosa descendencia inicial, la que a su vez deja un conjunto humano grande en cantidad y en valores.
Francisco apreciaba mucho a su hermano mayor, a Jorge. Más adelante me refiero a este tema y también en forma específica a don Pancho, como con cariño se le trataba:
Al terminar esta parte, sobre el Dr. Jorge Mardones Restat, me parece conveniente destacar como él llega a los noventa años, a su muerte, en plena actividad y capacidad intelectual para el bien del país y de la Universidad. La Universidad de Chile de entonces no estaba preocupada de eliminar como académico a quien llega a los 65 años, ni entonces se pretendía medir la “eficiencia de las Facultades” por la edad media menor de sus académicos. Sin duda que en los viejos maestros existe generalmente valiosa experiencia y, especialmente sabiduría.
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Francisco Mardones Restat
El segundo médico estadista de la Familia Mardones Restat.
En las relaciones entre Francisco y Jorge es interesante lo que escribe Francisco en un artículo en la Revista Chilena de Nutrición Vol 30 de Diciembre 2003, titulado “Políticas de Alimentación y Nutrición en los Planes de Salud en Chile«. En él menciona la presencia opiniones del Dr. Jorge Mardones Restat.
“En administración sanitaria se afirma que el éxito de las políticas se logra cuando integran al menos tres condiciones sociales fundamentales:
- La conciencia de un pueblo de su derecho al bien más preciado que es la salud,
- La decidida voluntad política de los gobernantes de otorgar la prioridad que se merece el desarrollo de las condiciones para que éste se otorgue en forma satisfactoria y
- La lucidez y capacidad de los profesionales del sector para proponer, en cada momento, las soluciones necesarias para satisfacer las expectativas en salud de la comunidad nacional y las metas de los planes destinados a controlar los problemas emergentes«.
Recuerdo que el Dr. Francisco Mardones Restat contó que su hermano Jorge, cuando se recibió el ofrecimiento de UNICEF de donación de leche en polvo, producto que era fundamental para la alimentación materno infantil, condicionó la incorporación de este alimento donado, a que Naciones Unidas ayudara al país a producir más adelante esta leche en Chile. Eran momentos en que teníamos altísimas tasas de mortalidad infantil. A raíz de eso, el país recibió la donación de esas dos plantas que fueron entregadas a organizaciones cooperativas. Sin duda que el Dr. Jorge Mardones Restat, era un estadista, era un sabio. Buscaba no sólo soluciones para lo inmediato, sino también que éstas, con sólida base, produzcan para el futuro efectos sostenibles.
Compartíamos con don Pancho, qué importante es que un país produzca gran parte del alimento que su población necesita. Qué importante es en Chile el fomento del consumo de la leche en polvo, ya que nuestro país tiene condiciones extraordinarias en la ganadería del sur para la producción láctea, con característica estacional y bajos costos, frente a nuestro consumo que es uniforme a lo largo del año y que es muy importante en zonas central y norte que son deficitarias; la leche en polvo permite su traslado en el espacio y en el tiempo a menor costo. Debe tenerse presente o recordarse que diez litros de leche aproximadamente generan un kilo de leche en polvo, que la leche líquida es perecible, en cambio la en polvo no lo es. Qué importante fue en un momento la demanda de leche del Servicio Nacional de Salud como estímulo a la producción láctea en Chile; desgraciadamente mucho de eso posteriormente se debilitó y se prefirió adquirir leche de excedentes agrícolas del Hemisferio Norte.
En un período importante de mi vida académica, estuve muy cerca de él. Eso me sirvió para conocerlo mejor y aumentar mi aprecio hacia él y hacia su obra. De él siempre recibí el aliento para trabajar en los temas alimentarios y de su relación con la salud; también, me trasmitió valiosos conocimientos y experiencias. Aprecié su calidad humana y su capacidad para trabajar en equipo. Siempre ha estado preocupado de perfeccionar las metodologías de investigación; gran atención le ha dado a la Estadística, trayendo en sus programas de investigación a grandes especialistas en esta disciplina, que permitieron no sólo mejorar los resultados de las investigaciones en marcha, sino también dar significación estadística a resultados de investigaciones anteriores que no la tenían con los métodos hasta entonces tradicionales.
Recuerdo con mucho cariño la defensa de la leche que él hacía, como alimentación fundamental en los programas materno infantil. También me permito destacar su preocupación por enriquecer la información sobre indicadores de salud y nutrición; logró que el Registro Civil, al inscribir a un recién nacido, registrase su peso al nacer; esta información constituye la base para este gran indicador de salud y nutrición, uno de los pilares de los sistemas de vigilancia en salud, nutrición y alimentación. Además recuerdo cuando señaló en una oportunidad que los esfuerzos que realizaba el SNS no llegaban a producir los logros esperados, lo que se consigue posteriormente con la valiosa incorporación masiva de las auxiliares de enfermería, como gran puente entre los profesionales y la población más necesitada.
En mi opinión fue lamentable para la Universidad de Chile que él haya perdido la elección de Decano de la Facultad de Medicina. Entiendo que fue por menos de 10 votos, en una de las facultades con mayor claustro académico de la Casa de Bello. Estoy seguro que de él haber llegado a Decano, tendríamos una universidad sensiblemente mejor.
La Universidad de Santiago pudo mejor aprovecharlo, al designarlo Decano de su nueva Facultad de Medicina y posteriormente ser Director de la Escuela de Medicina y Director de Posgrado y Postítulo. Es esta universidad la que lo declara Profesor Emérito.
Una resumida y rica versión de su currículo, es el que entrega la Universidad de Santiago, al darle la distinción de Profesor Emérito, antes mencionada.
«PROF. DR. FRANCISCO MARDONES RESTAT
• Decano período 1997 – 1999
• Director Escuela de Medicina 2001 – 2003
• Director de Postgrado y Postítulo 2004 – 2005El Dr. Francisco Mardones Restat se tituló como médico cirujano en la Universidad de Chile en 1944. Sus primeros pasos como médico se orientaron hacia las ciencias básicas, siendo ayudante de la Cátedra de Química Fisiológica y Patológica de la Facultad de Medicina hasta 1951, teniendo como maestro en Medicina Social al Profesor Dr. Eduardo Cruz Coke.
Entre 1945 y 1950 trabajó como pediatra en el Hospital de Niños Manuel Arriarán, incorporándose al equipo del distinguido Profesor Dr. Julio Meneghello R.
En 1950 asumió la Dirección de la Unidad Sanitaria Santa Rosa, donde se destacó al estimular las actividades de educación y promoción de la salud a nivel local.
Con la Creación del Servicio Nacional de Salud, en 1952, asumió por concurso la Jefatura del Departamento de Fomento de la Salud, desde donde impulsó cambios profundos en la protección de los niños y madres, incluyendo la extensión de la asignación familiar obrera al período prenatal (1956), la expansión del financiamiento del fondo de la leche con el 5% de la asignación familiar (1957) y la prolongación del reposo maternal postnatal de 1,5 a 3 meses.
Entre 1959 y 1961 fue Director del Hospital Arriarán de Santiago. En los dos años siguientes fue Asesor en Salud Materno-Infantil para el Cono Sur y Representante de la Organización Panamericana de la Salud en Uruguay.
Regresó a Chile en 1965, año en el que fue designado por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, como Director General del Servicio Nacional de Salud, cargo que ejerció hasta 1967.
Durante el período que ejerció como Director General obtuvo notables logros de importancia y trascendencia médico social para Chile, tales como: remuneración a los alumnos de medicina durante su internado (1966); estimulación para la creación de una veintena de Escuelas de Enfermería y de Obstetricia en el País; e incorporación a nivel nacional de la planificación familiar en los programas de salud materno infantil (1966), lo que se logró con amplio consenso de los dirigentes religiosos, profesionales y políticos.
En 1968 se reincorporó en la Organización Panamericana de la Salud para asumir funciones internacionales como asesor en salud materno infantil, fundamentalmente en los países del cono Sur y luego en Centro América y Panamá.
A su regreso a Chile, en 1979, se reincorporó a las labores universitarias, trabajando en el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA ) y como Profesor Titular de Salud Pública en el Campus Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. En esa época desarrolló investigaciones orientadas a la focalización de programas sociales con modernas metodologías e instrumentos de enfoque de riesgo.
En enero de 1997 asumió el Decanato de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago (USACH), siendo el primer Decano elegido por el cuerpo académico respectivo, ratificado por el Consejo Académico y la Junta Directiva de la Universidad, cargo que desempeño hasta diciembre de 1999. En dicho periodo logró la estabilización de la Facultad, la colaboración de innumerables Campos Clínicos, el desarrollo del Postítulo en Especialidades Médicas en conjunto con el profesor Dr. Héctor Melo Araya.
Desde el 2000 ejerce la Dirección de Graduados y es el primer Director elegido democráticamente por los académicos de la Escuela de Medicina de la USACH.
Durante su destacada carrera profesional, ha recibido numerosas distinciones académicas y premios. Entre ellos: la Medalla de la Orden de la Cruz del Sur, la más alta condecoración otorgada por el Estado chileno en reconocimiento a los servicios prestados a la Salud Pública en Chile y en América Latina y El Caribe (1989); la Medalla de Oro “Alberto Schweitzer” de la Sociedad Médica Humanitaria Internacional (1998); el premio de Promoción de la Salud del Ministerio de Salud (1999); el premio “Dr. Abraham Steckel” de Nutrición (2000); el premio “Dr. Ernesto Medina” de la Sociedad de Medicina Administrativa (2000), y la distinción del Ministerio de Salud (2002) al celebrar los 50 años del SNS y por el centenario de la creación del y de la OPS/ OMS (2002). PREMIO A LA SALUD PÚBLICA 2003 otorgado por La Sociedad Chilena de Salubridad, por sus valiosos aportes a la salud pública chilena y a la protección médico – social de los niños y madres de nuestro país.
El Profesor Dr. Francisco Mardones Restat se ha destacado siempre por su gran sabiduría, extraordinarios aportes al conocimiento, especialmente en el campo de la Medicina Social, su capacidad de liderazgo, como también por sus características profundamente humanas y la dedicación de su vida por más de 60 años al servicio de la humanidad.”
Al revisar esta documentación relacionada con el Dr. Francisco Mardones Restat, se me refuerza la óptima opinión que tenía sobre él, como ser humano, como investigador y como académico. No puedo dejar de manifestar nuevamente lo tanto que perdió la Universidad de Chile cuando los académicos de Medicina no le dan la oportunidad de ser su Decano. Seguramente influyó en ello su edad que se le consideraba avanzada y además, su humildad y sencillez, que a veces no favorece a los candidatos. Queda el consuelo para Chile, que otra universidad, como la de Santiago, pudo por muchos años más seguir aprovechando a este académico excepcional.
Con él como académico y en funciones directivas, habríamos tenido hoy una Facultad de Medicina mejor y una mejor Universidad de Chile.
Recuerdo con nostalgia los varios años que estuve en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, el INTA, en que trabajé con tan distinguidos académico como el Dr. Mardones Restat, el Dr. Sergio Valiente y especialmente con quienes fueron grandes directores del INTA, los doctores Fernando Monckeberg y Ricardo Uaui. A muchos más debería mencionar. Por muchos años mantuvimos un grupo liderados por el Prof Marcos Perreta, en que la primera semana de septiembre, celebrábamos,los que teníamos más de sesenta años, la pasada del mes de agosto. Eran muy agradables momentos en que a lo menos una vez al año nos reuníamos. La muerte de hace varios años del Profesor Perreta, acabó con esa agradable práctica.
Parece increíble, que hoy me haya encontrado por casualidad con Francisco Mardones Santander, hijo que siempre admiró a su padre Pancho. Nos dimos un sincero abrazo. Recordé la impresionante ceremonia del día de ayer y en especial las palabras de su hija, que tan bien destacara cualidades de su abuelo. Él me alentó a escribir estas líneas y me señaló que mi artículo anterior les había mucho agradado.
2 respuestas
Amigo Rolando, muchas gracias por tu nota.
Un abrazo,
Pancho, hijo
un honor pertenecer a una familia de destacados médicos , entregados a mejorar la salud de los chilenos,