Me ha parecido conveniente incorporar su artículo a esta página. Tengo hacia Andrés un gran aprecio y considero que los contenidos de su artículo aportan antecedentes importantes de críticas a las comunicaciones de un actual mundo del consumismo que generan un deterioro de valores
Conozco desde hace más de 50 años a Andrés Aylwin Azócar , cuando a fines de los años cincuenta, del siglo pasado, ingresara de abogado a asesorar al Colegio de Ingenieros Agrónomos. De vez en cuando nos encontramos en la calle o en el Metro y tenemos la oportunidad de conversar, nos hemos sentado en un café a charlar e intercambiar opiniones. También nos encontramos habitualmente en actos que efectúa la Corporación Educacional Bernardo Leighton Guzmán, a la cual ambos pertenecemos.
En una conversación de hace un par de semanas atrás me contaba que algunas de sus actuales actividades estaban en torno a escribir algunos artículos para prensa local.
En el día de ayer, en un nuevo acto recordatorio de Bernardo Leighto efectuado en el Salón Consistorial de la Ilustre Municipalidad de Santiago, nos encontramos nuevamente y me entregó fotocopia de un artículo que publicó el periódico «El Chena» de San Bernardo.
Me pareció conveniente incorporar ese artículo en mi página web, principalmente por dos razones, una por el aprecio que tengo a Andrés, a ese ex Diputado que tanto ha defendido los derechos humanos en nuestro país, como también ha sido un gran defensor de los derechos de los trabajadores. La otra que me ha parecido que su artículo tiene importantes contenidos, que creo conveniente queden incorporados en mi página web, que en gran parte comparto, y con ello pase a todo el sistema de amplia circulación que permite actualmente Internet.
El es demócrata cristiano, de esos auténticos; yo no lo soy porque prefiero ser independiente y tener plena libertad para votar hasta el último momento y para opinar.
Éste es su artículo:
PALABRAS ENGAÑOSAS
Andrés Aylwin Azócar
Vivimos tiempos de dramática trastocación de valores. Tiempos, por ejemplo, en que muchas palabras sirven para todo, cambiándoles el verdadero sentido que ellas tienen.
Veamos un ejemplo. Podemos presenciar repetidamente en las pantallas de televisión a una distinguida señora que nos ofrece ayuda. Nos habla de «una ayuda», de «una pequeña ayuda», de «otra gran ayuda». ¡Emocionante!. Cualquiera podría pensar que estamos frente a la presidencia de una Corporación de caridad. Pero no, se trata simplemente de la propaganda de un conocido supermercado, concretamente de «Lider».
Pero no sólo vemos en las pantallas televisivas a dicha caritativa señora. También, podemos ver a la reina de Inglaterra, al primer ministro de Francia, a Barack Obama posible futuro presidente de E.E.U.U. Hasta a S.S. el Papa. Todos nos hablan de «paz» Sin embargo no se trata de la PAZ que todos añoramos sino de la propaganda de una poderosa empresa inmobiliaria que «vende» departamentos de barrios de Santiago. Es esta forma, a través de la tergiversación de las palabras y de una publicidad majaderamente repetida se transforma el «vender» o «comercializar» en símbolo de «solidaridad», de «paz». También de «libertad», atendiéndose a otro aviso comercial. En síntesis, el «mundo feliz» del consumismo.
Pero las palabras mal usadas y majaderamente repetidas no sólo sirven para que empresas vendan, comercialicen y aumenten su patrimonio. También sirven, en el otro extremo, para satanizar a modestos servidores públicos. Así, si a alguno de ellos se le detectan «desórdenes administrativos» se hablará inmediatamente de «corrupción» (pensamos en la ministra Yasna Provoste). Y si a otros se le formulan «cargos» (aún no probados ante los Tribunales) se hablará de «malversación de fondos públicos». Y así, sumando y sumando y repitiendo majaderamente los mismos cargos o suposiciones, se terminan afirmando que estamos frente a una «corrupción generalizada» que impone el «desalojo». ¡Sorprendente mundo en el que vivimos: empresas que comercializan y venden aparecen como símbolos de solidaridad, paz y libertad. Y, sin embargo, a abnegados servidores públicos (en un 99,9 % honestos) se les quiere convertir en expresión de deshonestidad!.
¿Qué podemos hacer frente a esta realidad?. Simplemente denunciar, aunque sólo sea desde un periódico comunal como es «El Chena», el escándalo de un país donde existen medios de comunicación controlados en un 90 % por un sector, la Derecha política y económica. Y en cuanto a los servidores públicos instarlos a ser cada día más cumplidores y franciscanos pues no sólo es obligación serlo sino, además, porque en Chile existe gente de mucho poder y con una extraña moral para los cuales cuando alguien se apodera a vil precio de una importante empresa del Estado como es «Endesa» hay que premiarlo pero, en cambio, cuando un modesto servidor público usa un vehículo fiscal para trasladar a una hija enferma a un hospital hay que hacer escarnio de él y denunciarlo en la primera página de sus diarios.
Nota agregada por el autor: Artículo publicado en el periódico «El Chena» de San Bernardo, primera semana de agosto. Días después fueron denunciadas graves irregularidades en TVN que afectan a la empresa PAZ citada en el artículo.