Medicina natural, actualidad y economía

La muerte del Ingeniero Roberto Williams Benavente ha dejado huellas memorables, hoy agrego una emotiva semblanza de quien fuera un gran amigo y compañero de internado, el ingeniero Hugo Tejos

En la sesión del 6 de mayo de 2015 de la Comisión del Ingeniero Mayor del Colegio de Ingenieros(CIM), se hizo un especial recuerdo del Ingeniero Roberto Williams Benavente, miembro fundador de la comisión. Después de un minuto de silencio, otro ingeniero de la Comisión, Hugo Tejos, se refirió en emotivas palabras a su amigo, compañero de colegio y colega.

Traía escrita una semblanza que se presenta más adelante, que más que la leyó, la expuso con palabras muy emotivas. A continuación presento la semblanza escrita
“SEMBLANZA

El terremoto de Chillán del 24 de Enero de 1939, es el que ha provocado la mayor pérdida de habitantes en Chile, las cifras indican 30.000 en una población país de 5 millones, equivalente a unos 100.000 de la población actual. Además de Chillán, la destrucción habitacional y pérdidas humanas asoló las ciudades cercanas de Cauquenes y Parral, lugares del natalicio de Roberto y el que escribe. Al testigo de esta tragedia material y humana, le queda grabada indeleble en su memoria, sobre todo al inicio de este don y podrá gravitar en su vida. Del eminente Andrés Bello heredamos la frase: “Hasta el mínimo movimiento de los astros tiene influencia en el hombre”.

En el período de estudiante de la básica no tuve opción de conocer a Roberto. Fue durante la educación media en La Salle de Talca, colegio líder en la región, que tuvimos el acercamiento. Como estábamos en régimen de internado, vivíamos días enteros y continuos como en una segunda familia. A verdad, yo estaba en un curso superior a Roberto, el estudio era exigente y soportábamos controles diarios, el fallar en un ramo significaba quedar en recuperación el fin de semana en el colegio. Roberto me comentaba o me solicitaba consejos sobre alguna materia. Y nuestra conversación también era la actividad nacional. Ambos adheríamos a la doctrina Social Cristiana cuyo líder era Eduardo Cruz Coke. Pertenecíamos a los llamados “los iluminados”

Nuestras vidas marcados por la destrucción de las ciudades natalicias, es probable influenciaron a elegir el estudio de Ingeniería Civil, profesión ligada a la construcción. Roberto se decidió por la U. Católica y el que escribe por la U. de Chile. Por estos diferentes planteles universitarios perdimos contacto; no obstante, tuve referencias de Roberto por profesionales que trabajaron con él en un mismo Contrato. En una calurosa tarde de verano un hecho especial, coincidimos con nuestras jóvenes familia, degustando helados en los bancos exteriores de la cafería Suiza, ubicada en la calle principal de Pucón, aprovechamos de ponernos al día en algunos minutos.

Pasaron decenas de años, asesoraba una Constructora ubicada vecina al Mall Apumanque, y una vez coincidí con Roberto que venía de su hogar, me saludó como si nos hubiéramos visto el día anterior. Me pidió que lo escuchara, nos sentamos en una banca y me contó una historia sorprendente. Su médico le había diagnosticado una enfermedad en fase terminal, y en consecuencia una vida breve. Me dijo: “si es así mejor voy a morir a mi tierra”. Viajó a Cauquenes a cumplir su deseo. A instancia de su padre consultó con un conocedor de hierbas medicinales. Así lo hizo, y las especies recomendadas lograron que su vida breve cambiara a una larga vida.

Este profundo cambio a las expectativas de vida, lo indujo a la investigación de las especies vegetales que abundan en el país, y estudiar sus propiedades curativas. También se interesó por antecedentes extranjeros especialmente de Alemania. Con su aprendizaje, inició la etapa de aplicación en enfermos a veces en etapa terminal, sin esperar retribución onerosa. Los resultados obtenidos lo llevo a perseverar en los estudios tan diferentes a su formación académica universitaria. Por el testimonio relatado puedo decir: Roberto en una primera Etapa construyó obras con el saber de la Ingeniería; y en una segunda Etapa, hasta ser llamado por el Creador, se dedicó atender al prójimo enfermo como el buen Samaritano del Evangelio.

Reflexión final.- Estimados colegas amigos: Ser miembro del CIM y tener la oportunidad de contarle ésta “Semblanza”, fue gracias a la amistad que me forjó con Roberto Williams Benavente. Gracias.
Hugo Tejos/06 Mayo 2015.”

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