Medicina natural, actualidad y economía

grasas trans

Las grasas trans preocupan a la sociedad mundial por los daños que sus consumos generan. La OMS (Organización Mundial para la Salud) está preocupada del tema e insta a su eliminación en los alimentos en los próximos 5 años

El Diario El Mercurio de Santiago publicó del 15 de mayo de este año un interesante artículo titulado “OMS insta a eliminar las grasas trans de los alimentos procesados en los próximos 5 años”, el que se presenta íntegramente más adelante.

Primeramente haré referencia general al tema de los ácidos grasos trans que tienen importancia por sus efectos en la salud humana.

Ácidos grasos trans también llamados grasas trans son un tipo de ácidos grasos insaturado que se encuentra principalmente en alimentos procesados.

El procesamiento de lo alimentos tiene sin dudas importantes efecto positivos en el desarrollo económico, pero puede originar modificaciones en la alimentación de la sociedad, con perjuicios en la salud.

En otro artículo anterior me he referido al desequilibrio que se ha ido produciendo en la alimentación humana por la deficiencia del Omega 3 y la tendencia al aumento del Omega 6, que genera anormalidades orgánicas entre las cuales estimula la presencia de cáncer. Gran culpable de ello ha sido la presencia de los aceites industriales más comunes y de más bajo precio. Uno de los hoy más recomendados es el aceite de oliva virgen por su alto contenido de Omega 3.

La ingesta excesiva de grasas trans es perjudicial para el organismo. Se encuentran especialmente en los productos industrializados que han sido sometidos a hidrogenación.

También se encuentran de forma natural en pequeñas cantidades en la leche y la grasa corporal de los rumiantes, e incluso en la leche materna.

Los ácidos grasos trans dañan a los colesteroles, no solo aumentan la concentración de lipoproteínas de baja densidad (LDL) en la sangre sino que disminuyen las de alta densidad (HDL), lo que coloquialmente se denomina el «colesterol bueno», con ello da lugar a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Estos ácidos trans se generan en el proceso de hidrogenación a los que se someten las grasas con el fin de solidificarlas para utilizarlas en diferentes alimentos.

Este proceso también favorece la textura del producto derivado y mejora su estabilidad.

Se puede mencionar especialmente la solidificación del aceite vegetal, líquido, para obtener margarinas. Inicialmente se les fabricaban mediante hidrogenación; se ha descubierto que el resultado puede ser perjudicial para la salud.

En 1993, la OMS en su estudio “Grasas y aceites en la nutrición humana”, sacó como conclusión que las grasas trans obtenidas mediante este proceso de hidrogenación que le otorgaba, de forma química, una consistencia sólida y untable a los aceites semilíquidos, eran aún más perjudiciales para la salud cardiovascular que las saturadas presentes en la mantequilla.

Un estudio publicado en el British Medical Journal afirmó en 2003 que éstas no sólo aumentaban el colesterol malo (LDL), sino que también disminuían el bueno (HDL).

La industria alimentaria encontró como solución emplear el aceite de palma, el cual da al producto consistencia cremosa, pero éste resulta poco saludable por su alta presencia de grasas saturadas.

Según la OMS una buena dieta debe tener un mínimo de estas grasas.

Estos ácidos grasos trans pueden ser peligrosos para el corazón; se asocian a mayores riesgos de cánceres y aumentarían los riesgos de diabetes tipo II.

En alimentos procesados y fritos, como también en comidas rápidas se emplean estas grasas hidrogenadas, como también en productos comerciales de pastelería.

Otras fuentes de información señalan concretamente que los ácidos grasos trans aumentarían el riego de la enfermedad cardíaca coronaria más que cualquier otro macronutriente en forma creciente en niveles bajos de consumo del 1 al 3% de la ingesta total de energía. Se cita que un aumento del 2% en el aumento de la ingesta de ácidos grasos trans generaría un 23% de aumento de la incidencia de la enfermedad cardíaca coronaria.

Por otra parte, se informa que los ácidos grasos de tipo trans pueden inhibir algunas transformaciones de otros ácidos grasos esenciales, retrasando el crecimiento y la maduración del cerebro. Las grasas son una parte esencial de las membranas celulares del organismo, y la presencia de grasas trans podrían conducir al organismo a generar hormonas y membranas celulares defectuosas.

En salud pública se ha ido avanzando en el rechazo a los consumos de ácido grasos trans

En EE.UU., California fue el primer estado en prohibir los ácidos grasos trans en restaurantes; lo hizo el 25 de julio de 2008. A partir de 2010 sus restaurantes no pueden usar de aceites, mantecas y margarinas que contengan ácidos grasos trans « artificiales » para untar o para freír, con la excepción de las rosquillas fritas. Se prohibió que las rosquillas y otra repostería contengan ácidos grasos trans « artificiales » a partir del 1 de enero de 2011. La comida envasada, sin embargo, no está cubierta por la prohibición y se continúa permitiendo que contenga ácidos grasos trans.

A partir del 4 de diciembre de 2014, Argentina, es el primer país de América en prohibir la producción y venta de grasas trans en todo su territorio. Exigencias que ya existían en Suiza y Dinamarca.

En general Europa es más exigente en temas alimentarios que EE.UU.

El 16 de junio de 2015, la Agencia Alimentaria de Estados Unidos (FDA) anunció que en el período de los tres años siguientes iría limitando progresivamente el uso de las grasas trans en los alimentos comercializados en el país. La razón esgrimida para ello es que éstas se consideran, según los términos utilizados por ese organismo, «un peligro para la salud pública». Así también, en ese mismo comunicado la FDA publicó que entre 2003 y 2012 el uso de grasas trans se redujo un 78% en Estados Unidos.

A continuación viene el artículo mencionado inicialmente y que publicara el Diario El Mercurio de Santiago.

He marcado en negrita los contenidos que he considerado más interesantes.

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Estrategia apunta a reducir muertes por enfermedades crónicas:

 “OMS insta a eliminar las grasas trans de los alimentos procesados en los próximos 5 años”

 martes, 15 de mayo de 2018.  Paula Leighton N. Vida Ciencia Tecnología.  El Mercurio

Presentes en alimentos procesados que contienen grasas y mantecas hidrogenadas, en Chile su contenido máximo está regulado desde 2009.

 «Las grasas trans son un químico tóxico innecesario que mata. Y no hay razón para que las personas alrededor del mundo continúen estando expuestas a ellas». La cita es del doctor Tom Frieden, director hasta 2017 de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. y experto mundial en salud pública.

 Su opinión es destacada en un comunicado oficial de la OMS difundido ayer al anunciar un plan de este organismo de Naciones Unidas para que los países eliminen los ácidos grasos trans de todos los alimentos a nivel mundial. Y para eso ponen una meta de corto plazo: el año 2023.

 Se estima que el consumo de grasas trans -que habitualmente se encuentran en alimentos procesados horneados y fritos- mata cada año a 500 mil personas por enfermedades cardiovasculares.

 Si bien estas están presentes en forma natural y en bajo porcentaje en carnes y lácteos, la OMS apunta a la que se produce a nivel industrial al hidrogenar aceites vegetales para volverlos sólidos, como ocurre con mantecas o margarinas de uso industrial. Este proceso, además, hace que las grasas duren más tiempo sin ponerse rancias.

 «Por eso, su uso principal no es doméstico, sino como materia prima de alimentos procesados como golosinas y productos de repostería envasados«, dice el doctor Alfonso Valenzuela, investigador y académico del Laboratorio de Lípidos del INTA.

 Otras fuentes de grasas trans son pizzas congeladas, panes hechos con manteca y alimentos que se fríen varias veces en aceite reutilizado, como papas fritas o sopaipillas.

 Su consumo no solo se asocia al aumento del colesterol malo. «También tienen la capacidad de matar células Beta pancreáticas, lo que se asocia a resistencia a la insulina, y su acumulación favorece procesos inflamatorios que se asocian al desarrollo de algunos tipos de cáncer», advierte Andrew Quest, director del Centro de Estudios en Ejercicio, Metabolismo y Cáncer (CEMC) de la U. de Chile.

 «Reemplazar las grasas trans por aceites y grasas más saludables es una intervención de bajo costo para que los gobiernos salven la vida de sus ciudadanos», dice la OMS, que dentro de América Latina destaca a Chile, Argentina, Colombia y Ecuador como países que han limitado las grasas trans producidas industrialmente.

En Chile ya se prohíbe que los alimentos contengan más del 2% del total de sus grasas, como ácidos grasos trans de origen industrial, intervención que tuvo como pionero a Dinamarca, país que estableció ese límite en 2003, logrando una baja significativa en sus tasas de enfermedad cardiovascular.

 Meta factible

 En un plan denominado REPLACE, la OMS propone alcanzar la eliminación de las grasas trans a través de acciones que incluyen la revisión de fuentes de estas grasas a nivel industrial, su reemplazo por grasas y aceites más saludables, legislación y regulaciones para su eliminación, evaluación de su contenido en la industria alimentaria y consumo de la población y campañas de difusión pública sobre sus riesgos.

 Para el doctor Valenzuela, Chile no debería tener problemas en alcanzar la meta hacia 2023, porque la industria ya se ha ido adaptando.

 Luisa Kipreos, jefa del Dpto. de Nutrición y Alimentos del Minsal, destaca que «las grasas trans de origen industrial están reguladas desde 2009 en Chile. Primero entró en vigencia para aceites y margarinas y luego para todos los demás alimentos, lo que está completamente vigente desde 2014».

 Para reducir su consumo, la recomendación es buscar en el etiquetado «0 gr de grasas trans», evitar los alimentos procesados fritos y horneados que contengan aceites vegetales parcialmente hidrogenados, y privilegiar el uso de aceites vegetales líquidos en vez de grasas sólidas.

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