Medicina natural, actualidad y economía

Cómo lograr que la salud pública chilena dé más recomendaciones adecuadas a la población en los temas alimentarios, especialmente frente al sobrepeso y obesidad, a enfermedades del sistema digestivo y en grado importante al cáncer.

 

Contra el cáncer, para prevenirlo y combatirlo, se recomienda por ejemplo el azúcar sin refinar como también los preparados de harinas integrales de cereales. Desde luego menor consumo de carnes rojas y más consumos de verduras y frutas crudas.

Esas recomendaciones debieran ser responsabilidad del Estado a través de organismos oficiales y de las universidades especialmente las del Estado o las llamadas públicas. La Universidad de Chile debiera preocuparse especialmente de estos temas.

Debiéramos tener en estas materias una política de Estado. Que no se esté cambiando con cada nuevo gobierno que asume o con cambios de ministros y de equipos. Podrían estar relacionadas con Comisiones Nacionales permanentes y sus secretarias técnicas poseer equipos humanos de apoyos estables.

Fue muy interesante en el pasado la acción del Servicio Nacional de Salud junto a la Universidad de Chile con su hospital auténticamente universitario de época pretérita, como lo fue el José Joaquín Aguirre y la gran importancia que llegó a tener su Escuela de Salud Pública, de prestigio internacional, donde se formaron una pléyade de profesionales de la salud de América Latina.

Después cabe destacar al Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). Fueron años en que la Universidad de Chile tenía un amplio financiamiento proveniente de leyes especiales.

Eran los tiempos de la educación gratuita a la que se sumaban las becas para los estudiantes de menores recursos que requerían apoyos financieros y de otra naturaleza para cubrir sus gastos de mantención, transporte y otras necesidades básicas estudiantiles.
Con la educación gratuita y la selección del alumnado egresaban preparados profesionales con mayores valores humanos y compromisos con la sociedad.

Muy distinto a lo que sucede ahora.

En estas materias de salud pública deberían trasmitirse mensajes por distintos canales oficiales. Evitarse que frente a cambios de gobierno o de ministros se cambien los equipos humanos; los nuevos tienden a diferenciarse de los anteriores, debilitando los mensajes existentes y entregando nuevas orientaciones que confunden a la población.

Importante por ejemplo es saber apreciar el grado de sobrepeso u obesidad que pueda calcular cada persona en forma simple. Hay formas muy sencillas de apreciar los pesos excesivos y sus niveles de gravedad, considerando básicamente altura y peso; por ejemplo puede trabajarse especialmente con el llamado IMC (Índice de Masa Corporal).

Se sabe la importancia que tiene la gordura o la obesidad abdominal, por su gravedad; pero eso muy poco se divulga. Es muy fácil medirla mediante la longitud de la llamada circunferencia abdominal. Debería proporcionarse informaciones muy precisas sobre la forma de medirla e informar sobre los rangos de valores normales o deseados y de cuales son los que señalan problemas de sobre dimensión preocupante.

Algo similar sucede con respecto a algunos consumos como es el del agua natural, donde se destaca la recomendación de beber los 2 litros diarios y la importancia tomar cantidades significativas en ayunas.

Importante divulgar estas materias en los colegio y en general en los establecimientos educacionales y en los de salud, con mensajes similares. Dar material pedagógico simple y actualizado al profesorado y utilizar estos establecimientos para trasmitir mensajes a padres y apoderados.

Cada día se sabe más de la importancia de la alimentación frente al cáncer.

Mucho se menciona de las 5 porciones diarias de verduras y frutas que se deben consumir, pero poco se divulga en forma práctica el cómo concretarlo.

Poca información llega a las ferias libres; eso me lo han señalado personas que tienen puestos de ventas en ellas y que están interesados en estar informados y hacer promoción directa a los compradores.

Qué importantes son estos consumos no solo por su aporte de nutrientes en vitaminas y minerales, sino que también en fibras y antioxidantes.

Recuerdo que un destacado académico de la Universidad de Chile señalaba en un encuentro internacional, la importancia de que estas recomendaciones se dieran con costo fiscal. No es bueno que ellas aparezcan asociadas a grandes empresas privadas, que hace pensar que tras ello hay beneficios especiales para ese comercio, y en cierto grado se entre a dudar que las recomendaciones tengan el verdadero valor que ellas poseen.
Una adecuada alimentación no solo reduce morbilidades y mortalidades, sino que también genera bienestar en la población y reduce los costos en salud.

Contribuye a ampliar la esperanza de vida y a que esta sea más saludable.

Poco se divulga sobre la conveniencia de consumir menos bebidas gaseosas y más agua natural. El deporte, como especialmente el futbol, se hace presente con un impresionante estímulo a los consumos de bebidas gaseosas azucaradas.

Cabe preguntarse si no debería obligarse a los lugares de consumo de alimentos, que siempre al cliente que llega se le coloque rápidamente un vaso de agua. Uno siente que se le fuerza a pedir gaseosa y bebidas alcohólicas; cuando uno pide un vaso de agua, capta habitualmente que genera un desagrado.

Pero uno observa, a veces hasta con indignación, los elevados precios por ejemplo de la llamada azúcar rubia, que a veces cuesta conseguirla y su costo para el consumidor llega a triplicar los precios de la azúcar refinada.

La azúcar morena o rubia en el pasado era en Chile de precio muy inferior al de la azúcar refinada. Recuerdo que se le llamaba también azúcar sindicato; en la empresa se acostumbraba darles esta azúcar a sus obreros. Era la azúcar importada que llegaba a la industria refinadora, constituida principalmente por la Compañía Refinadora de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) y la de Penco.

Después aparece la azúcar refinada proveniente del cultivo de la remolacha.

La planta de Penco desaparece, para posteriormente quebrar la de Viña del Mar.

El abastecimiento de azúcar refinada queda dependiente de la Industria Azucarera Nacional (IANSA) estatal que fue la gran impulsora del cultivo de la remolacha, de tanto beneficio para la agricultura nacional y para el desarrollo de ciudades intermedias.

Además el abastecimiento se lograba de la importación de azúcar cruda para ser refinada por IANSA y a través de la importación de azúcar ya refinada.

Debe recordarse que IANSA fue privatizada durante el gobierno militar y perdió su orientación inicial de fomento al desarrollo agrícola y regional.

 

La azúcar rubia puede lograrse por dos procesos diferentes, con costos muy distintos. Uno de ellos es el en sus inicios similar al de la obtención del azúcar refinado, pero sin terminar el proceso. El otro es partir de la azúcar refinadas a la que se le agrega productos de su refinación; el costo de este proceso sin dudas que es más alto, ya que se suma al de la refinada el de transformarla a esta en rubia, con la agregación de melazas y otros componentes.

Actualmente ese parece ser el proceso para abastecer a nuestro mercado interno. Su alto precio es consecuencia del encarecimiento de su costo y posiblemente a través de la venta a un precio sensiblemente superior a su costo. Esta realidad en parte es posible que se deba a que su consumo aún sea bajo.

Algo similar sucede con el pan integral; éste debiera tener un costo inferior al pan blando, pero se vende en el mercado a precios similares o algo superiores.

Cabe recordar la famosa galleta campesina, que en latifundios y otras grandes y medianas empresas agrícolas, era parte de la remuneración a los trabajadores campesinos con alimentos.

La típica galleta elaborada con harina integral, generada habitualmente en procesos rurales.

Hoy sin duda hay base para afirmar que esa galleta era mucho mejor que el consumo del llamado pan blanco.

Similitud se puede decir de la vieja azúcar rubia sindicato, que para la salud es mucho mejor que la blanca refinada.

 

Qué importante para una mejor alimentación nacional sería fomentar el consumo de la azúcar rubia y del pan integral, que hoy se vende principalmente como pan de molde.

Tanto la azúcar rubia importada como tal y el pan integral debieran tener precios marcadamente inferiores a los productos refinados, lo que beneficiaría además a los sectores de menores ingresos al bajar los gastos en estos dos tipos de alimentos esenciales para la alimentación de la familia.

Recuerdo haber conocida en Colombia, especialmente el Bogotá, la venta de la famosa panela, producto proveniente de la economía campesina, obtenida de la caña de azúcar cuyo jugo extraído localmente se procede a su concentración a base de su cocción y deshidratación.

Es reconocido el mayor valor nutricional de la panela que el de la azúcar refinada, calificada como aportadora de calorías vacías, gran alimento para las células cancerosas o cancerígenas.

Pienso que sería interesante que entrase a nuestros mercados productos como la panela, también denominada chancaca.

Viendo en los envases en que en Chile se vende la azúcar rubia, al parecer se parte del azúcar refinado al que se le hacen agregados.

Cómo no se fomenta un abastecimiento de la azúcar rubia proveniente del proceso incompleto de su refinación; cuánto ello podría servir para una mejor alimentación masiva para la población, especialmente para los sectores de menores ingresos, donde se hace porcentualmente más presentes los sobrepesos, las obesidades y los cánceres.

El pan integral que se vende tiene habitualmente el precio más alto que el pan corriente, cuando debiera tener un costo más bajo. Para obtener harina refinada de trigo se debe seguir un largo proceso molinero, para obtener esa harina blanca de alto costo y quedar los residuos que deben venderse a precios más bajos, como son los llamados afrecho, afrechillo y harinilla.

El pan integral debiera tener un costo menor, ya que el proceso de obtención de sus harinas bases es de mucho más bajo costo; su consumo masivo podría generar atractivas rentabilidades si se venden a precios menores y en altos volúmenes.

Ojalá el pan integral no solo se venda como pan de molde sino que también en formas más corrientes similares al llamado pan francés o marraqueta y a las hallullas.

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