La pandemia en Chile tiene para rato. A muchos ha ayudado el Gobierno en muy distintas formas.
En mi opinión debió el Gobierno recurrir a una reforma constitucional de manera que frente a una calamidad nacional, debidamente calificada, pudiera tener acceso a créditos del Banco Central. Recordar que la Constitución y las leyes no permiten en Chile que el banco emisor preste al Gobierno, con la excepción de temor de guerra o de guerra. Una pandemia como la actual, puede estar dañando más al país que una guerra misma; ella afecta a todo su territorio.
Pero prefirió lograr autorización constitucional para que el Banco Central le comprase bonos del Estado en el mercado secundario. Una burocracia más que conduce a encarecer el préstamo y a someterlo a autorizaciones especiales. No solo depende del Gobierno obtener la compra de bonos, lo que primero requerirá seguramente ser éstos emitidos, contemplando pago de intereses.
No hay conciencia en el actual Gobierno de la gravedad que enfrenta el país, en gran parte derivado del modelo o sistema ultra neoliberal que domina en nuestro medio, herencia de los economistas de Chicago.
Parece que no hubiera gente capaz en el Gobierno de captar la realidad que estamos viviendo; varios síntomas parecen demostrar esto. Qué carencia de grandes estadista sufre hoy nuestro país.
Un sector que no ha recibido apoyo alguno es el de los zoológicos privados.
Al parecer, uno, el más importante, es el de Buin. Parece increíble a lo que ha podido lograr en este terreno una empresa privada.
Un zoológico es sin duda un patrimonio nacional, que ha tenido un alto costo de creación y un lento proceso de establecimiento. Su importancia está en grado importante en dos objetivos que se complementan, uno es el de generar una sana entretención al visitarlo y uno segundo, en contribuir al conocimiento de la población. También contribuye a aumentar el cariño a los animales.
A mi juicio, dos ministerios a lo menos deberían apoyarlos en estos difíciles momentos, por una parte el Ministerio de Agricultura principalmente a través del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Ministerio de Educación.
El zoológico no es como cerrar un restaurant o una tienda de modas. Descansa en seres vivos que están en evolución, en crecimiento y en reproducción. Están aportando conocimiento de formas de vida y de reproducción de animales proveniente de otras latitudes y de otros climas.
Los animales requieren de atención continua, no solo en alimentación sino que también en higiene y en atenciones de salud. Requieren cariño.
Mantener un zoológico significa además mantener empleo.
Los animales pueden seguir sus procesos reproductivos y así aumentar el patrimonio de la empresa, como también ser fuente de generación de ingresos al poder vender a lo menos parte de las nuevas crías.
Los esfuerzos que están haciendo los propietarios para sobrevivir han sido inmensos; han ido logrando padrinos de los animales para obtener recursos; lo que sin dudas es positivo. Pero hay que estar consciente que muy pocos pueden ayudar, por la situación económica general, como también no será fácil que los que hoy están dispuesto a hacerlo, puedan continuar con su ayuda en el futuro.
Se podrían considerar varias fórmulas de ayudas. Una de ellas podría ser la entrega de recursos financieros que signifique aporte de capital a la empresa, aportes que podrían recuperarse paulatinamente cuando vuelvan a recibir visitantes.
Otra forma, simplemente darle el financiamiento que necesitan, sin mayores exigencia de una buena determinación de sus necesidades y del correcto destinos de la ayuda financiera.
