Rolando Chateauneuf

Fácil es hablar de solidaridad para quienes como los parlamentarios reciben altos ingresos.

El Gobierno pasa a respaldar iniciativas que se distancian de su programa de gobierno y del pensamiento de quienes los eligieron para gobernar.

Ayer se tuvo conocimiento de esta iniciativa que me parece perjudicial para la sociedad chilena.

Razones:

• Encarece el costo del empleo de trabajadores lo que favorece la sustitución de empleo humano por tecnologías basada en capital, en inversiones, en un país que enfrenta serios problemas de empleo.
• Puede generar cierres de empresas por elevación de costos, que pueden conducir a pérdidas, que determinen el cierre de ellas.
• Contempla que el trabajador sacrifique ingresos para favorecer a un conjunto amplio de la sociedad, lo que equivale a un impuesto, que incluso afecta a quienes reciban la mínima remuneración legal, el sueldo o el salario mínimo.
• Ello originaría reducción de los valores mínimos existente en la actualidad. Es un impuesto que grava incluso a la pobreza.
• El que sea aporte patronal, favorece a que no se entregue oportunamente este aporte, porque no pagarlo solo origina un endeudamiento y no un delito si ese aporte proviene del trabajador y es el empleador que lo retiene y debe pagarlo.

El financiamiento de este fondo solidario debería provenir de impuestos a utilidades de las empresas, a impuestos con tasas progresivas a los ingresos individuales y a otros impuestos como aranceles de importación variables de acuerdo a la naturaleza de lo que se interna. Posiblemente podría haber aranceles especiales a productos industriales manufacturados que han tanto dañado y seguirán dañando a la industria nacional y a la desaparición de empleo de alta calidad. Recordar como casi han desaparecido las industrias textiles, la de la confección, las metalmecánicas, las de cuero y calzado, las de la línea blanca y varias otras.

Incluso muy criticable son las importaciones de ropa usada, las que incluyen desechos contaminantes como se ha determinado las realizadas en Iquique, con restos que llegan a vertederos clandestinos, donde terminan quemados con las consiguientes contaminaciones.

También debe analizarse la importación excesiva de automóviles incluso de altos valores, que saturan las vías de comunicación. Debieran a mi juicio pagar derechos de internación.

Amarga ver cómo tenemos un inmenso parque automotor, gran parte de mucho de lujo, mientras se ve la miseria en los cerros de Valparaíso, sin infraestructura pública  como se ha podido observar en los incendios de Valparaíso.

Necesitamos una profunda reforma tributaria; primero establecer sus grandes características, para poder  ir obteniendo modificación tributarias, que aunque sean parciales, vayan considerando las característica básicas deseadas para su conjunto.

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