Medicina natural, actualidad y economía

Pueden ser muy dañinas las decisiones de políticas nacionales en materias internacionales destinadas a sacar beneficios políticos cortoplacistas minoritarios o aminorar crisis políticas internas

Dos decisiones de políticas internacionales me han parecido nefastas para los países que las asumieron.

Uno es el caso la decisión del Gobierno Argentino de invadir en 1982 las islas Malvinas, principalmente para despertar un nacionalismo destinado a aminorar los efectos políticos internos de la grave situación económica, social y política que enfrentaba el país. Sus consecuencia fueron nefastas para esa nación y se debilitaron seriamente los avances logrados en la opinión internacional de apoyo para conseguir que esas islas fueran en justicia devueltas a la nación andina.

El otro caso es el de Bolivia en su búsqueda para una salida al Pacífico. Importantes avances logró el país altiplánico en las negociaciones entre los Gobiernos de Bánzer y de Pinochet, ambos dictadores y generales militares en esa época, quienes llegaron a un acuerdo preliminar interesante, que principalmente no pudo concretarse por falta de apoyo político interno al gobernante boliviano de entonces. Lo fundamental de lo acordado en principio era dar una salida al Pacífico a través de una franja; la superficie que perdía Chile la recuperaba a base de deslizar su límite oriental más al oriente. Al parecer no se habría valorado el valor económico del mar que cedería nuestro país.

Posteriormente Evo Morales, a mi juicio, pretendió lograr mayor apoyo interno en su beneficio mediante el ataque político y diplomático a Chile, que interrumpieron importantes negociaciones en marcha en diferentes materias. Él decidió repentinamente llevar lo de la salida al mar al Tribunal Internacional de la Haya, lo que motivó que las conversaciones de las comisiones técnicas se cortaran, a pesar de haberse llegado a interesantes proposiciones de acuerdos en temas específicos.

Esta actitud de Morales no solo paralizó el trabajo de la comisiones, sino que posiblemente hará tardar mucho tiempo más en que los dos países puedan seriamente restablecer conversaciones; probablemente tal actitud refuerza posiciones chilenas contrarias a volver a negociaciones territoriales.

También debilita para Bolivia los resultados de una consulta ciudadana regional norte o nacional, que pueda o deba hacer Chile para aprobar  finalmente un intercambio de territorios.

Cuando se negocia, se van dando nuevas posiciones por ambos lados, pero sujetas a que esas se enlacen con otras para que finalmente el conjunto sea aceptado. Con lo que ha sucedido se hace mucho más difícil a futuro avanzar, por lo menos hasta que nuevos gobiernos del país vecino demuestren, en un tiempo prudencial, que están en posiciones de seriedad.

Fue lamentable que se hayan terminado las positivas negociaciones en marcha por la increíble decisión de Bolivia de plantear ante el Tribunal de La Haya que se obligue a Chile a negociar y que se terminen estas negociaciones con la obtención de una salida soberana al Pacífico.

A mi entender, el Tribunal internacional habría rechazado de partida el componente de la demanda referente a una negociación que asegure de antemano un resultado favorable para una de las partes. Solo queda por definir en el tribunal el componente de la demanda que plantea la obligación de negociar.

Es natural que en Chile exista una posición ampliamente mayoritaria en contra de la obligación de negociar, oposición que con toda seguridad la comparte el senador Alejandro Guillier. Eso es lo importante y a mi juicio muy acertadamente lo ha estimado nuestro canciller Roberto Ampuero.

Considero grave error que por posiblemente mezquinos intereses políticos se haga aparecer en posición divisorias a un senador, que fue candidato a la presidencia de la República, quien obtuvo más del 45% de los votos validos en la reciente elección presidencial.

Recuerdo que en la campaña presidencial como varios se tiraron encima de Guillier por manifestar una posición a favor a una política cambiaria que favoreciera una relativa estabilidad del dólar a niveles convenientes para el desarrollo más integral del país.

Se sabe que Chile ha estado siempre disponible a negociar con el país altiplánico y no objeta para nada el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, que Bolivia unilateralmente las rompió. Con la demanda dirigida a la obligación de negociar, a mi juicio en cierta medida, fuerza a nuestro país ahora a no negociar, porque el hacerlo pasaría a estimarse que la demanda lo llevó a la negociación.

Las negociaciones para que sean fructíferas deberían siempre contar con una mutua voluntad de llevarlas en armonía.

Personeros chilenos han tenido distintas posiciones para abordar el fondo del tema. No pocos han planteado su posición favorable a dar a Bolivia una salida al Pacífico con diferentes compensaciones. Es natural que en una democracia existan posiciones distintas; se ha hablado de franjas continuas como también de enclaves.

El senador Alejandro Guillier, muy conocedor del norte chileno, gran periodista y sociólogo, ha planteado su posición a favor de darle a Bolivia un acceso soberano al mar, con las compensaciones debidas. Puede plantarse con razón que el momento de hacerlo pudo no ser el adecuado.

Otros interesantes planteamientos se han hecho en torno a que se llegue a un gran proyecto de desarrollo regional de los tres países colindantes, – Bolivia, Chile y Perú – en que se pueda enriquecer el aprovechamiento de los recursos individuales de los tres países, con importantes proyecciones positivas a otros de America Latina, especialmente a Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay.

Es conviene tener presente que socialmente existe en el trío de países en ese sector del continente una gran integración real a través de los pueblos originarios. Para ellos poca importancia tienen las líneas fronterizas.

Las honestas expresiones del senador Guillier han molestado a muchos chilenos, con palabras que a mi juicio perjudican a nuestro país. Considero que es positivo que en la delegación vayan personeros que estimen que en el futuro pueda considerarse intercambio de patrimonios basados en justas compensaciones; ello valoriza más la unánime posición de la comitiva en contra de una negociación forzada.

También es justo que algunos estimen sincera y altruistamente que no fue oportuno que Guillier expusiera su opinión públicamente en estos momentos.

Es conveniente tener presente la composición de la delegación invitada a La Haya por el canciller. Además del independiente Alejandro Guillier, invitó a los senadores Isabel Allende (PS), José Miguel Insulza (PS), Felipe Kast (Evópoli), Jorge Pizarro (DC), Ricardo Lagos Weber (PPD) y Andrés Allamand (RN), además de los diputados Isa Kort (UDI) y Vlado Mirosevic (PL).

Me llamó especialmente la atención el aparente improvisado dicho por el Presidente Piñera en una entrevista televisiva: «No estoy de acuerdo con las palabras del senador Alejandro Guillier y sí creo que le causó un daño, porque quebró un poco la unidad que tenemos todos los chilenos en la defensa de nuestros intereses«. Sería interesante que nuestro presidente explicara por qué a su juicio el senador quebró “un poco” la unidad chilena en la defensa de nuestros intereses, opinión que no aparece acorde con la de su canciller.

Estas palabras presidenciales hábilmente las ha aprovechado el presidente boliviano.

 A mi juicio plausibles han sido las palabras de nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, quien ha demostrado con esto grandes cualidades de estadista que lo han favorecido, frente a las reservas que se han dado por sus bajas experiencias que se le atribuyen en el campo de las relaciones exteriores.

 Ampuero textualmente ha expresado: “Es una delegación parlamentaria transversal, de distintos sectores del país, de gobierno y de oposición, que van a acompañar a esta defensa, que va a ir conmigo a La Haya para demostrar que todo Chile está detrás de nuestra posición, que se ajusta al derecho internacional y que exige además y hace valer el respeto a los tratados vigentes”.

Distintos otros personeros han criticado al senador Guillier; incluso algunos con expresiones a mi juicio desafortunadas no solo en el fondo de su contenido sino que también en las formas de redactarlas.

Puede llegar a pensarse que en parte importante esas expresiones es para ganar posiciones políticas presentes y futuras, partidarias y/o personales.

El ex presidente Ricardo Lagos rechazó las declaraciones de Guillier y dijo que “pediría que la gente sobre estos temas fuera más cuidadosa, nada más”. “Pero qué quiere que le diga, cuando a un señor empieza a decir que cambia territorio por no sé qué, ¡Por favor seamos serios!”.

El senador Ricardo Lagos Weber (PPD), quien también forma parte de la comitiva parlamentaria, se sumó, en declaraciones a La Segunda, a las críticas y manifestó que los dichos “no vienen al caso”. “No entendí la oportunidad de hacer estas declaraciones, vamos a ir un grupo de parlamentarios y vamos a defender la posición de Chile: que como país no le debemos nada a Bolivia desde el punto de vista jurídico”. En mi opinión, posiblemente las críticas Lagos Weber pueden tener mayor fundamento que varias de las otras.

Por otra parte desde el PPD, Jorge Tarud, ex diputado y ex miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, ha expresado que durante la campaña presidencial “nunca le escuché esa postura a Alejandro Guillier”. “Hacer este tipo de declaraciones evidentemente confunden y no me extrañaría para nada que Evo Morales lo tome como un apoyo para él”.

A mi entender el tema no tenía por qué ser expresado en una campaña política, salvo que se le hubiera interrogado sobre él.

El senador Andrés Allamand (RN), quien también forma parte de la comitiva que ha ido a La Haya, ha opinado que las expresiones del ex candidato presidencial “no son oportunas en un momento en que tenemos que reafirmar la posición jurídica política que tiene Chile”. “Nuestra firme posición es que Chile no tiene ninguna obligación de negociar con Bolivia. No es momento ser individualmente creativo, sino para respaldar la posición del país”. En mi opinión la crítica de Allamand puede tener razonable fundamento.

Son dignas de destacar las expresiones de nuestro canciller respaldando el viaje de Guillier, que varios consideraban que debía cancelarse. «Nosotros como país tenemos que mostrar algo que es central: toda la transversalidad de opiniones, de visiones políticas que hay en Chile están representadas allí a través de parlamentarios y, entre ellos, el senador Guillier. ¡Claro que va el senador Guillier!»

 «Ahora, ¿qué es lo importante? es que en este avión van todos a defender la posición de Chile, van todos plenamente identificados con la posición de Chile y en eso no hay ninguna duda. Entendemos este viaje como una muestra de unidad nacional, de que todos están apoyando la posición chilena ante La Haya, y que a eso vamos».

El senador José Miguel Insulza se ha sumado a críticas a Guillier. Ha expresado:»Creo que nos perjudicó mucho». «No es él, un senador, el encargado de determinar cuál es la visión geopolítica de un país; si el va ser parte de la comitiva parlamentaria, lo que corresponde es guardar un sacro silencio». Me parece conveniente que este nuevo senador justifique su planteamiento en cuanto a que Guillier nos habría perjudicado mucho. Pienso que en ningún momento sea Guillier quien en sus palabras pretenda exponer la visión geopolítica de un país.

Desde la derecha, el senador Andrés Allamand, quien también forma parte de la comitiva parlamentaria, dijo al diario La Segunda que «sus palabras no son oportunas en un momento que tenemos que reafirmar la posición jurídica política de Chile». Además ha señalado: «Nuestra firme posición es que Chile no tiene ninguna obligación de negociar con Bolivia; no es un momento de ser individualmente creativo, sino para respaldar la posición del país».

El senador Francisco Chahuán ha sido muy duro en atacar a Guillier. Extraña que el hable en plural. Lo emplazó a desistir de integrar la comitiva parlamentaria que iría a La Haya. Calificó las declaraciones de Guillier como que “son antojadizas, a destiempo, demuestran que no conoce la estrategia jurídica de nuestro país y debilita la sólida posición chilena frente a la demanda unilateral y poco sustantiva de Bolivia”.

Dijo además: “le quiero pedir que se desista de integrar la delegación chilena, porque sin quererlo va a generar ruido, concitará el interés de los medios y debilitará la acción de todos quienes están defendiendo la soberanía de Chile”. Y que en caso de no desistir, “la Cancillería debiera retirarle la invitación, porque no podemos generar ningún tipo de interferencia respecto de que la defensa de la soberanía nacional es una política de Estado y son los principios de intangibilidad de los tratados y la doctrina de derecho internacional público las que avalan la posición chilena”.

Este integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores no negó el derecho a opinar de Guillier, pero subrayó que “estamos hablando de un parlamentario, ex candidato presidencial y alguien que integra la delegación chilena ante La Haya y obviamente si uno está en esa condición, lo que se espera es que se asuma la vocería de nuestro país o de lo contrario que no se sume a una delegación que va a defender la posición chilena”.

Chahuán agregó que “me extraña que con su experiencia y habiendo sido candidato presidencial, plantee la posibilidad de un canje territorial en favor de Bolivia ad portas de un alegato tan importante para los intereses de Chile”.

El senador Felipe Harboe(PPD), tuvo expresiones similares a las de Chahuán. Que no asistiera a La Haya y además agregó expresiones como que lo que planteó lo puede convertir en la “vedette” de Bolivia y que debiera mirar los alegatos “por televisión” sin viajar al país altiplánico. A mi juicio son expresiones estas últimas que no debieran generarse entre senadores de oposición.

Grave habría sido que Guillier se hubiese marginado de la Comisión o que se le desembarcara de ella. Parece que los que lo solicitaron no midieron la repercusión negativa que ello habría tenido. Lo planteado por Guillier, nada tiene que ver con lo que se trata ahora en La Haya.

Para mí, haber revisado toda estas informaciones, me ha servido en parte para conocer mejor a los políticos chilenos. De ellos algunos me han decepcionado bastante.

El que más me ha impresionado positivamente, es nuestro nuevo canciller, el mundialmente destacado escritor, Roberto Ampuero.

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