Me ha motivado escribir este artículo lo interesante que es la publicación de ese diario titulada “Definen la cantidad de leche que debe tomar un niño”. El escrito es del periodista Sebastián Urbina.
Se basa en los resultados de un estudio hecho por un equipo de investigadores canadienses que abarcó a más de 1.300 niños saludables de 2 a 5 años. Encabeza la investigación el doctor Jonathon Maguires, pediatra del Hospital St. Michael de Toronto, en Canadá,
Del estudio se desprende que el consumo recomendado es de medio litro diario (dos tazas de leche), con ello se favorece la adecuada disponibilidad de la vitamina D para el buen desarrollo óseo y evita que un exceso de consumo lácteo comprometa la asimilación de hierro y con ello dañar el contenido de hemoglobina de la sangre, que puede incluso conducir a anemia.
Es interesante lo que se señala en cuanto a que los niños de piel oscura, deberían consumir en invierno bastante más leche para su provisión adecuada de vitamina D, pero con ello comprometerían la asimilación del hierro; podría ser conveniente por ello en lugar de beber bastante más de medio litro de leche diaria, reemplazar este mayor consumo por suplementos de vitamina D.
A continuación se presenta in extenso el artículo, el que considero muy interesante leerlo en detalle.
El Mercurio, 17 de noviembre de 2012
Revista Pediatrics:
Definen la cantidad de leche que debe tomar un niño
Para determinarlo, un equipo de investigadores canadiense Estudió a más de 1.300 niños saludables de 2 a 5 años.
Cristián Urbina
Aunque es considerado uno de los alimentos básicos para una niñez sana, por ejemplo como fuente de vitamina D, hasta ahora no se conocía la cantidad precisa de leche que deben consumir los menores. Determinar esto es importante, porque los lácteos también pueden interferir con la absorción del hierro en el organismo. Así al exagerar su consumo, se pueden reducir los niveles de este mineral en la sangre.
“Comenzamos a investigar, porque las recomendaciones acerca de la leche no estaban claras y los doctores y padres buscaban una respuesta”, dice el doctor Jonathon Maguires, pediatra del Hospital St. Michael de Toronto, en Canadá, quien lideró el trabajo.
Para esto, él y un grupo de investigadores estudiaron a más de 1.300 niños, de entre dos y cinco años de edad, registrando los datos que sus padres entregaron sobre las dietas y la actividad física de sus hijos. Asimismo tomaron muestras de sangre para medir sus niveles de hierro y de vitamina D.
De esta manera concluyeron que la mayoría de los niños debe tomar dos tasas de leche diarias para tener sus requerimientos nutricionales de vitamina D satisfechos y sin reducir severamente los niveles de hierro. En el caso de vitamina, con 500 ml de leche al día, se obtiene la cantidad necesaria para controlar los niveles de calcio y fosfato en el organismo, lo que asegura el desarrollo de huesos y dientes sanos.
Casos distintos
El estudio demostró también que después de ajustar distintos factores, hay algunas indicaciones específicas que dar. Por ejemplo, los niños de piel más oscura necesitan tres a cuatro tazas de leche al día para mantener niveles normales de vitamina D en el cuerpo durante el invierno.
En este caso, el doctor Maguire es partidario de recetar suplementos de vitamina D, en lugar de aumentar la cantidad de leche que toman los menores, porque esto les reduce la cantidad de fierro. Este mineral es esencial en la producción de la hemoglobina, el compuesto de glóbulos rojos encargados de transportar el oxígeno de los pulmones a todos los tejidos del cuerpo.
En tanto, “la deficiencia de vitamina D en los niños se relaciona con problemas de salud de los huesos, mientras que las deficiencias en hierro se asocia a la anemia y a un retraso en el desarrollo cognitivo”, explica este especialista.
El trabajo de Maguire y sus colegas se enmarca en un proyecto de largo plazo conocido como TARGetKids!, un programa de seguimiento de los niños desde que nacen, con el objetivo de entender y prevenir los problemas de nutrición habituales en los primeros años de vida y su impacto en la salud y la enfermedad en el futuro cuando sean adultos.
Las academias de medicinas del mundo, en general, recomiendan iniciar el consumo progresivo de leche de vaca después del primer año de vida.
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