R. Chateauneuf Abril de 2007
He creído conveniente referirme a tres temas importantes que enfrenta hoy la economía chilena y que a mi juicio, se están atacando en forma errónea.
El país necesita entre otras cosas importantes crear empleos dignos, mejorar la distribución del ingreso y lograr un más alto crecimiento económico, habida consideración de su potencialidad productiva y de la favorable situación de rubros productivos de exportación como son el cobre, junto a otros minerales y la celulosa, que generan altas disponibilidades de divisas
Las pymes
En el tema del empleo y de la distribución del ingreso, un sector muy importante de la economía es el de las pequeñas y medianas empresas, las llamadas pymes, que enfrentan serios problemas derivados de varias causas, entre las más importantes a mi juicio están la falta de mercados para sus producciones, derivadas especialmente del bajo valor de la divisa que le dificulta colocar sus productos en los mercados externos y enfrentar la competencia de los productos importados, con costos fuertemente castigados como consecuencia del bajo valor del dólar y de la rebaja indiscriminada de aranceles. Además enfrentan problemas de financiamientos, como consecuencias de: 1) el alto endeudamiento en grado importante de arrastre de una pasada política antiinflacionaria que las llevó a endeudarse a muy altos intereses, 2) sus moratorias con el sistema financiero, y 3) sus bajas rentabilidades o sus pérdidas que contribuyen al rechazo al otorgamiento de más créditos en sistema financiero formal.
Parece increíble que el Gobierno no concurra en apoyo a ellas. Recientemente el presidente de su organización ha señalado que las autoridades financieras no los reciben, que contrasta con lo que sucede con los dirigentes de las otras empresas, que representan un importante poder económico, a quienes se les recibe de inmediato. Por otra parte muy buenas ideas se aportan de diferentes sectores a favor de ellas. No cabe duda que el Gobierno debiera apoyarlas con una política integral; lo primero debería ser recibirlos y conversar con ellos; es importante conocer directamente de la base de la población los problemas que ella enfrenta y las posibles soluciones que ellos puedan sugerir.
Cuesta explicarse por qué las autoridades de Gobierno creen que la depreciación acelerada pueda ser la solución. Parecen no darse cuenta que este tipo de depreciación beneficia a las empresas que tienen altas utilidades, estimula a que éstas hagan mayores inversiones, les mejora su posición competitiva y no sería de extrañar que con este trato tan favorable al capital, se contribuya a invertir a favor de una mayor productividad , a base de reducción del empleo.Nota complementaria del 19 de abril de 2007: En el día de ayer se produjo un golpe político debido a que el proyecto que establecía la depreciación acelerada fue rechazado en el Senado, como consecuencia de los votos parlamentarios de derecha, más tres de la Concertación, los de los senadores Ávila, Ominami y Zaldivar de tres partidos de esta alianza política.
¿Qué es la depreciación acelerada?. Corresponde a un beneficio tributarios que se usa para alentar las inversiones; en Chile se le ha empleado en el pasado para alentar el ingreso de capitales extranjeros. La depreciación es la reducción del valor de un activo por desgaste o pérdida de actualidad tecnológica(obsolecencia) y, como tal, debe considerarse en la contabilidad como un gasto, aunque no corresponda a un egreso efectivo. Impuestos Internos tiene pautas para depreciar ya que si la depreciación se exagera, se está ficticiamente reduciendo las utilidades y por lo tanto ingresos directa o indirectamente tributables. La ley puede permitir depreciar en forma acelerada para casos generalmente especiales, para estimular inversiones, ya quien hace uso de ella en el corto plazo tributa menos, porque ve reducida ficticiamente sus utilidades tributables. Debe tenerse presente, que más adelante cuando ya se tenga depreciado contablemente todo ese activo, es probable que siga siendo útil a la empresa, la que ya no lo podrá depreciar más, entonces ahí aumentan las utilidades tributables.
Se puede decir que el Estado para estimular las inversiones, sacrifica ingresos presentes para probablemente recibirlos más adelante. El empresario se ve alentado a invertir, pues con la depreciación acelerada, reduce los impuestos que debe pagar en el corto plazo, dispone así de más recursos financieros que le benefician y además reduce incertidumbre, ya que a medida que pasan los años, los riesgos son mayores.
Las críticas que se le han hecho al proyecto de Gobierno son varias, entre éstas:
1) Que beneficia a las empresas más fuertes y de mayores utilidades; las pymes se verían en muy poco o en nada beneficiadas ya que ellas en su mayoría no generan utilidades y no están alentadas a invertir.
2) Que al establecerse este beneficio por poco tiempo no alienta a invertir más a las empresas mayores, que ellas tienen sus programas de inversión en marcha por magnitudes ya establecidas, las que de todas maneras las iban a realizar y ahora les llega un beneficio adicional, al ver reducidos sus impuestos; para las inversiones programadas para nuevos desarrollos, por el corto plazo de establecido para la depreciación acelerada, éstas no se verán beneficiadas y por lo tanto no estimuladas;
3) Se considera que es una medida de carácter tributario regresivo, ya que beneficia a quienes están recibiendo mayores utilidades; el Gobierno está sacrificando ingresos inmediatos o muy próximos, a favor de los que más tienen y ganan; y
4) Una nueva crítica ha surgido en torno a que las empresas, al ver reducir sus utilidades, tendrían que repartir menos participación a sus trabajadores.
Sobre esto último en la Segunda de ayer (18 d abril), aparece una interesante carta del abogado Rodrigo Riveros Requena dirigido a la Directora del diario; la carta se inicia con la pregunta ¿Quién se ha preocupado de los efectos que la depreciación acelerada provocará en las remuneraciones de los trabajadores de este país? continua de inmediato, De acogerse este beneficio tributario, cientos de miles van a ver disminuidas sus remuneraciones al no poder beneficiarse de las legítimas gratificaciones que por ley les corresponde percibir.
Parece confirmarse que el proyecto no beneficia a los pymes, a cuyos dirigentes no se les consultó: contribuye negativamente a la redistribución de los ingresos. Extraña que la Derecha no lo haya aprobado a pesar que dirigentes empresariales lo apoyaban, pero sin duda el actuar de esta manera, la prestigia; el proyecto parecía en realidad inmaduro y mal gestado. Se ha señalado que incluso los senadores de Gobierno no estaban informados previamente del contenido del proyecto. Se habla de deslealtad de esos tres senadores de la Concertación; en mi opinión creo que han actuado bien; ha ganado puntos la Derecha, el Senado y los ha perdido el Ejecutivo y los parlamentarios como la senadora Alvear y el senador Escalona. El proyecto era al parecer malo e inmaduro.
El tema del bajo valor del dólar.
Desgraciadamente no hay conciencia de esto. Se tienen valiosas experiencias históricas en Chile y las de muchos países del mundo, especialmente de los que han tenido y están teniendo un alto crecimiento, como es el caso de China. Mantienen una paridad alta y estable, con ello aseguran ingresos y mercados a sus exportadores y se defienden de la competencia externa, que pueda dañar a las empresas que abastecen su mercado interno. No le importa a China acumular crecientes excedentes de divisas que los invierte en préstamos externos, los que a su vez le generan mayores ingresos y l garantizan una estabilidad futura.
Hoy 17 de abril aparece la noticia en la prensa, que el dólar alcanza sus menores niveles de los últimos meses y el cobre continúa ascendiendo. Creo que se sigue generando en Chile el llamado «Mal holandés», sobre el cual tengo otro artículo en esta página web; en resumen éste fue el que sufrió Holanda que vio reducir su actividad económica como consecuencia de la baja del valor para ese país de la divisa como consecuencia de sus altos ingresos del petróleo. Nuestro país tiene una abundancia de divisas que hace caer su valor, a lo que se suma la incertidumbre para su precio actual y futuro.
Lamentablemente los sectores empresariales, entre ellos los agrícolas, parecen abandonar la lucha.
Ha sido muy criticado el relativamente bajo crecimiento del producto chileno el año pasado, de sólo un 4 %, en circunstancias del alto precio de nuestras principales exportaciones y de la abundancia de divisas, asociada a los altos ingresos de ellas y sus elevadas disponibilidades. Una causa importante ha sido el bajo e incierto valor del dólar.
He insistido en artículos anteriores que el país necesita una política de Estado para el valor de la divisa. Para nuestra economía esto es fundamental, para su crecimiento y su estabilidad, para estimular sanas inversiones y para reducir las especulaciones financieras que contribuyen a agudizar la desigual distribución de los ingresos y de la riqueza.
Estimo necesario que se establezca y se mantenga en forma estable un adecuado valor real de la divisa, sobre la base de un valor único o bien de una banda de baja oscilación. La demostración de una política firme en este sentido, ayudaría mucho a que menos se deba intervenir directamente en el mercado de divisas, con compra y venta de ellas. Tenemos interesantes experiencias históricas.
El ahorro
Otro tema importante de nuestra economía es su baja tasa de ahorro. Los países de fuerte y sostenido crecimiento, especialmente de los del este asiático, muestran altas tasas de ahorro; éste es apoyado por el Estado. Un ejemplo es cómo en Japón se fomenta el ahorro rural a través de un banco de Gobierno. Hoy en Chile se fomenta más el consumismo y por otra parte los mecanismos de ahorro de amplia cobertura se están destruyendo; ha sido triste el comportamiento del Banco del Estado en los dos gobiernos socialistas, que para obtener más altas rentabilidades ha estado destruyendo ese verdadero capital social que era los millones de cuentas de ahorro, fruto de un esfuerzo histórico iniciado por la antigua Caja Nacional de Ahorros y seguido por el Banco del Estado que la heredó en su creación y la mantuvo durante toda su historia, hasta el Gobierno del Presidente Lagos. Cuesta pensar que el socialismo chileno esté en contra de un capitalismo popular, podría creerse que algo de eso hay.
Pymes, valor de la divisa y fomentar el ahorro debieran merecer atención preferente de las políticas de Gobierno.
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