Medicina natural, actualidad y economía

Banco Central interviene débilmente en el mercado cambiario, sin lograr sensible recuperación del valor de la divisa

El dólar sigue a bajos niveles, inestable y reaccionando a lo menos frente a dos factores, la decisión del Banco Central de entrar a comprar dólares por 50 millones diarios para llegar a completar unos 8 mil millones hasta fines de año y las variaciones del precio del cobre. La primera medida motivó una recuperación inicial del bajo nivel al que había llegado la divisa, para después continuar oscilando a bajos niveles.

Debe destacarse la sensibilidad del valor de la divisa a las oscilaciones del precio del cobre. Eso hace presagiar que cuando el metal rojo llegue a precios normales, el valor del dólar subirá notablemente, lo que posiblemente ha de suceder cuando nuestra economía se vea ya fuertemente dañada en su base. El alza de la divisa motivará un fuerte aumento del Indice de Precios al Consumidor.

Ni del Banco Central, ni del Gobierno se aprecia mayor preocupación por el tema. Al parecer el cierre de la importante empresa Cerámicas Cordillera, pareció como un elemento que motivara al Banco a una tibia intervención. Entre las razones del cierre de esta empresa están sus grandes pérdidas de los últimos períodos como consecuencia del aumento del costo de la energía y el bajo nivel del dólar. Ayer había sido el triste caso de la empresa Bellavista Tomé, con grave repercusión en el desempleo ya alto existente en su comuna sede, Tomé.

El Mercurio en el interesante artículo de Temas Económicos «Intervenciones cambiarias» del sábado 26 de abril, entra a justificar la intervención, lo que hasta ese día el diario se había siempre mantenido en una posición contraria a ella. La califica ahora como «una intervención bien pensada». Por otra parte da como posible razón de esta intervención la fuerte presión que sobre la autoridad monetaria ejerció el mundo político y ciertos sectores empresariales. Esto reforzaría la idea de que en el Gobierno y en el Banco Central no existe una real preocupación por el tema; más bien se responde a las presiones.

Señala textualmente El Mercurio en torno a esta intervención: «Por una parte se trata de montos elevados en un período relativamente corto de tiempo lo que permite concentrar fuerzas en dicho período y lograr eventualmente mayores efectos. En segundo lugar, evitó la tentación de marcar precio al dólar».

«Lo discutible es lo referido a las razones que dio el instituto emisor para justificar su intervención. Se sostuvo, como la explicación clave, que se debía a la necesidad de aumentar las reservas internacionales del Banco Central ante la compleja situación por la que atraviesan los mercados financieros en las economías desarrolladas». Esto refuerza la posición del Banco Central que más le interesa el tema inflacionario y la seguridad de disponer de divisas para enfrentar futuras dificultades, que realmente preocuparse del crecimiento económico y la generación de empleo.

No se ha querido establecer una valor mínimo para la divisa, que estimo sería lo deseado, al cual se debe recurrir con fuerte decisión, usando como medida ulterior la compra de divisas en calidad ilimitada, para que ese nivel mínimo se cumpla. Son múltiples las intervenciones que se podrían tener para evitar llegar a tener que comprar grandes cantidades de divisas.

Como he señalado en artículos anteriores, considero que debiera ser una política de Estado el del valor de la divisa. Existirían dos formas de dar más seguridad a los empresarios y en general a toda la sociedad, una es la de un solo valor para la divisa, como lo tienen muchos países, entre éstos China, con positivos resultados para ese país y, otro, el de usar una banda de precios, con uno valor central que sería el deseado; cuando llegue a los extremos de la banda, el Banco se sabe que debe intervenir, ya sea comprando para evitar su descenso por debajo del límite inferior de la banda, o vendiendo, cuando llega al límite máximo de ella.

En Chile se han conocido ambos procedimientos.

Cabría preguntarse cómo el Banco Central llegó a determinar la compra de los 8 mil millones de dólares de aquí a final de años. Podría pensarse que es para acumular divisas con el objeto de enfrentar situaciones de riesgos futuros; de todos modos debiera haber alguna justificación conocida para estos montos y sus ritmos de adquisición.

Sin embargo, al parecer con las declaraciones hecha por el Banco emisor y las compras efectuada, hubo una respuesta, aunque débil, a la caída extrema del valor de la divisa. No hace mucho que el Presidente de la institución emisora había señalado que en situaciones extremas, se podría intervenir.

Se ha dicho que esta limitada compra se habría motivado, por influencia del Presidente del Banco Central, siguiendo un modelo de Israel, donde lo habría aplicado un profesor suyo. El caso de Israel sin duda es muy diferentes al chileno. Nuestro país tiene un producto de exportación de tremenda influencia en su ingreso de divisas, que es el cobre. El comercio exterior de Israel no tiene esas características; son muchas las fuentes de ingreso de que dispone, la mayoría son de productos con alto valor agregado, ninguno con el peso absoluto y relativo que el cobre tiene para Chile; además en pocos productos se han dado las alzas de precio que ha tenido el metal rojo, con tendencias inseguras.

Debe tenerse presente que los países de economías petroleras, por lo menos la mayoría de ellos, no han dejado caer el valor de la divisa cuando el precio el oro negro ha llegado a altos niveles; seguramente ellos estaban consciente que la caída de la divisa, dañaba a gran parte del resto de la economía. En un artículo anterior he analizado el interesante caso de Dubai, que logró aprovechar sus altos ingresos del petróleo, en crear una economía tremendamente sólida. Hoy su disponibilidad de petróleo ha prácticamente desaparecido, y el país sigue cada día más próspero, con empleo pleno. Ha sido un país gobernado por auténticos estadistas, hombres maduros de grandes valores, muy queridos por su pueblo.

Recuerdo que Colombia, con mucha sabiduría, estableció muchos años atrás un fondo de reserva del café. Cuando el precio superaba un determinado nivel, al exportador se le retornaba sólo hasta ese valor máximo, y lo que lo superaba iba a un fondo que quedaba disponible para cada productor para ser devuelto una vez que los precios bajasen de cierto nivel. La medida parecía muy sabia, por una parte evitaba el exceso de creación de dinero por compra de divisas por su Banco Central para mantener la tasa bancaria ; tampoco aumentaba en exceso el ingreso de los productores evitando sobre inversiones que creasen excedentes futuros, con efectos dañinos para ingresos de todos los productores y en general daba estabilidad a este importante rubro productivo constituido por su prestigiado café en los mercados mundiales.

Recordemos el caso de China, que después de ser una economía cerrada al mundo exterior, cambia; se abre a los mercados externos y empieza a desarrollar una impresionante economía exportadora, manteniendo una estabilidad absoluta en el valor de su divisa, a base de la compra por el Estado de todos los excedentes de ella. Con esos excedentes que se generan, abastece los mercados financieros internacionales e incluso hace inversiones directas en muchos procesos, como los bancarios y otros. No olvidemos el interés de China en invertir en empresas de cobre en Chile. La economía china desde hace ya muchos años crece a tasas del orden 10% anual.

Se han dado a conocer en Chile por distintos especialistas diversas medidas para sostener el valor de la divisa. Yo me atrevo a sugerir entre ellas un fomento nacional al ahorro en dólares. Lamentablemente el Banco del Estado ha ido destruyendo esa masiva disponibilidad de libretas de ahorro, que era de millones, por las ansias de aumentar su rentabilidad mediante el cobro de altas comisiones a ellas, que le significaron grandes aumentos de sus utilidades, a base de la destrucción de ese verdadero capital social que se había ido formando desde la antigua Caja Nacional de Ahorros, a partir de la motivación del ahorro desde la niñez.

También podrían establecerse los fondos estabilizadores de precios para diferentes productos, por ejemplo para el cobre y para la celulosa, que han llegado a niveles de precios internacionales muy altos.

Debe tenerse presente que el Gobierno debe transformar ingresos en dólares a disponibilidades en moneda nacional, para el creciente financiamiento de gastos e inversiones en moneda nacional, lo que seguramente lo logra vendiendo dólares en el mercado de divisas. Los excedentes del cobre provenientes de las utilidades del CODELCO y de los impuestos a las empresas privadas, obliga por lo antes señalado a una mayor venta de divisas, lo que contribuye a la baja del valor de la divisa. Recientemente se ha informado de un crédito del BID para el Transantiago por 400 millones de dólares; es probable que gran parte del déficit de este proyecto sea en moneda nacional, lo que presionará una venta de dólares. No olvidemos que el déficit es del orden del millón de dólares diarios.

El bajo valor de la divisa sigue golpeando a la economía nacional y al empleo. Se observan pérdidas importantes en la fruticultura y en actividades forestales distintas a las del papel y la celulosa; hay profunda molestia en la agricultura y en su agroindustria de exportación. Se aprecia que los sectores empresariales y laborales se unen en su lucha, frente a una pasividad del Gobierno y del Banco Central. Arica fue golpeada por la paralización de una importante empresa automotriz.

Es triste ver que el tema del dólar, para el Gobierno sólo se aborda por el Ministerio de Hacienda y en parte se ampara en la existencia de un Banco Central constitucionalmente autónomo. No se ve preocupación del Ministro de Economía ni del de Agricultura, tampoco del Ministerio del Trabajo, cuyo ministro sí que defiende su posición de que CODELCO debe conversar con la representación de los subcontratados, en contra de los que sería la posición del Ministro de Minería y posiblemente del Ministro del Interior.

Creo que se confirma cada vez más el tener un Ministerio de Planificación o una gran Dirección de Planificación Nacional, un ministerio o dirección basados en el trabajo de personal de carrera, que tengan especialmente la responsabilidad asesora y no ejecutiva, que posea la visión no sólo de corto plazo, sino que de mediano y largo plazo, en torno a lo que se puedan llamar políticas de Estado. Temas como los de la Energía, la de Obras Públicas y Transporte, las de empleo y recursos humanos, las de desarrollo regional y las del valor de la divisa deberían ser abordadas por esta unidad de planificación de alto nivel. No debe un país estar dependiendo principalmente de un Ministro o un Ministerio de Hacienda con visión esencialmente corto placista, de un Banco Central autónomo que sólo se siente responsable de la inflación, o de comisiones nacionales modificadas por cada gobierno de turno que ahora sólo dura cuatro años e incluso con reemplazos de equipos dentro de un mismo período de gobierno.

La crisis energética de Chile debió evitarse o preverse oportunamente para tomar medidas paliativas en los momentos más convenientes.

Las desigualdades de ingresos, derivadas de las subcontrataciones, muchos presumíamos que serían situaciones de conflictos futuros. El tema medioambiental y el de la planificación espacial, también deberían ser políticas de Estado ayudadas a formularse con un sólido sistema de planificación, con funciones esencialmente asesoras.

Dirigentes empresariales señalan su preocupación por las reducciones de inversiones como causa del bajo valor del dólar, el alza de los precios de la energía y los conflictos laborales. Estos temas son motivo para otro artículo, que pienso presentar en días más.

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