Medicina natural, actualidad y economía

Chile necesita una gran reforma educacional integrada a un profundo cambio en su modelo de desarrollo. Doy mis opiniones al respecto

A mi juicio esta reforma debe descansar en que primero se defina una imagen objetivo deseada de alcanzar, para después establecer la estrategia para lograrla en un plazo realista.

 En mi opinión la imagen objetivo perseguida debiera descansar en ciertos principios, uno de los cuales sería el de la educación fiscal gratuita para la persona que lo solicite siempre que ésta cumpla con los requisitos preestablecidos y se ajuste a las necesidades del país. Una alternativa podría considerarse en la educación superior es la de los aranceles diferenciados basados en los ingresos del grupo familiar y en el número de miembros estudiantes de ese grupo; esta alternativa tiene sus serias limitaciones.

A continuación amplío estos temas.

Debe tenerse en cuenta que el miembro estudiante es una carga pasiva para el grupo familiar. Por una parte no aporta ingresos y por otra genera gastos de mantención. Esta formación no debiera descansar en el endeudamiento, aspecto importante para favorecer un comportamiento profesional más ético y un mayor compromiso con la sociedad. Con estas cualidades, ética y compromiso social, se le tenía en el pasado al profesional, lo que lamentablemente en alto grado se ha ido perdiendo.

En principio soy partidario de una movilización gratuita para el estudiante, lo que debiera cubrirse con un aporte fiscal y no con el recargo de tarifas para los restantes usuarios

Recuerdo el interesante sistema que tenía la formación del médico cirujano. Educación de pregrado gratuita en la Universidad, para una vez éste recibido, ser designado por el Gobierno como médico general de zona, donde debía desempeñarse por un número determinado de años. Así, junto con ganar experiencia y madurar más como ser humano, enriquecía su conocimiento sobre la realidad nacional y sobre la sociedad chilena, especialmente de la de menores ingresos. Después de estos años de servicio en esa responsabilidad, tenía derecho a su formación gratuita de especialista; una vez obtenida su especialidad, se le habría un campo importante en el ejercicio privado de la profesión, sin dejar de servir parcialmente en forma obligada al sistema público.

Iniciaba así su actividad pública prácticamente sin deudas y con un gran compromiso con la sociedad. Sus altas calificaciones le habían permitido tener acceso a su carrera universitaria sin pago de aranceles.

Pasando a otro tema relacionado con salud y universidad, debiera volverse al sistema de la existencia del llamado “hospital universitario”, que actuase como tal, donde se atendiesen a los pacientes con mayores complejidades y fuese el gran centro de formación de especialistas. La elite profesional debiera estar incorporada al “hospital universitario”, establecimiento que tendría el financiamiento del Estado, sin necesidad de tener que actuar como un hospital o clínica competitiva del sector privado, con el fin de financiarse. Podrían considerarse varios hospitales universitarios regionales, donde existan carreras médicas; bien podría pensarse a lo menos en Antofagasta, Concepción y Valdivia.

Este sistema debería ir acompañado del reforzamiento del Colegio Médico, el cual tendría que ser el gran vigilante del cumplimiento de la ética profesional, siendo obligatoria la colegiación para poder ejercer en Chile esta profesión, tanto en el sector público como el privado. Recibí la triste información dada a conocer nada menos que por el actual ministro de Salud en que decía que un porcentaje importante de médicos que fueron becados para su formación de especialista, no están cumpliendo con su obligación de trabajar para el sector público, especialmente en regiones; esto me ha parecido sumamente grave.

Volviendo al tema general, las vacantes universitarias de las distintas carreras, debieran estar relacionadas con las necesidades establecidas para el país, derivadas de la planificación del desarrollo chileno. Formar así profesionales en función de las necesidades nacionales futuras. Habría que estar permanentemente revisando las situaciones existentes y las deseadas como también la creación de nuevas carreras.

Debiera lograrse una racionalización del sistema universitario de instituciones estatales en que se elimine un paralelismo de actividades. Debieran integrarse universidades tales como la de Chile con la UTEM y la de Santiago, al igual que las universidades estatales regionales integrarse localmente y adherirse a una red nacional, permitiendo por ejemplo que partes inicial de las carreras pudiesen cursarse en las regiones como también obtenerse especialidades regionales; por ejemplo yo he planteado la conveniencia de crear la carrera de Ingeniería zootecnística en la región de Magallanes incluso posteriormente con la formación de especialista de postítulos y con el otorgamiento de posgrados; podría incluso ser un centro de formación con proyecciones internacionales.

Bien podría volver a pensarse en que la Universidad de Chile tenga varias sedes en Santiago, como campus universitarios con relativa autonomía, como también tener nuevamente las sedes regionales. Cada sede podría estar a cargo de un vicerrector local y general.

En mi opinión sería conveniente restablecer un sistema universitario técnico profesional como el que existió en torno a la Universidad Técnica del Estado, con sedes regionales como en el pasado. Este sistema debería permitir dar formaciones y títulos parciales para que el alumno pueda avanzar en su formación, pasando metas intermedias que le permitiesen incorporarse al campo laboral, para más adelante ir alcanzando mayores niveles de formación mediante su nueva incorporación a tiempo completo al sistema o bien a tiempo parcial, como podría ser a través de estudios vespertinos. Esta línea de formación debiera permitir a la persona llegar a los más altos niveles profesionales e incluso a los de posgrado o postítulo. Como ejemplos podrían darse la formación de práctico agrícola, para después llegar a técnico agrícola y posteriormente a ingeniero de ejecución  y finalmente a ingeniero agrónomo; otro caso podría ser el de auxiliar de contabilidad, contador, contador-auditor y finalmente ingeniero comercial.

Posiblemente se pudiese pensar en eliminar la UTEM para incorporarse a la tradicional Universidad de Chile como también parcialmente a lo que podría ser la nueva  Universidad Técnica del Estado.

La Universidad de Chile debiera tener todas las carreras profesionales y volver a ella aquellas que se trasladaron inicialmente al Instituto Profesional de Santiago (IPS), el que después se transformara a mi juicio erróneamente en la nueva democracia en una universidad estatal más, por ley, la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM).

Debe reconocerse que el regreso a la democracia con la Concertación, ésta fue incapaz de establecer desde un comienzo una política de educación superior, en lo que tuvo alta responsabilidad a mi juicio la Universidad de Chile, la que en torno a ello debió hacer una proposición al Gobierno y al Parlamento.

Un tema muy importante de las universidades es el de la investigación, con un doble objetivo, aportar resultados útiles a la sociedad y el otro tanto formar nuevos recursos humanos, los investigadores, como también reforzar a sus académicos, especialmente para las actividades docentes. Una función también de la universidad es formar investigadores, como también profesionales que en sus actividades futuras, sin dedicarse preferentemente a la investigación,  puedan participar o apoyar actividades de investigación.

No me parece conveniente extenderme sobre las otras grandes tareas universitarias más allá de la docencia, las de investigación, extensión y de creación artística. Estas actividades también deben tener financiamiento público.

Respecto a las universidades privadas, éstas debieran continuar, pero las que realmente sean sin fines de lucro. Para buenos alumnos que deseen incorporarse a ella el Estado debiera otorgarles becas. El que no desee estar en el sector público o no consiga las calificaciones para entrar a la universidad pública,  podría ingresar a las privadas con su propio financiamiento.

Es muy probable que quede como resultado una excesiva capacidad universitaria subutilizada; pero no debe seguir formándose excesos de profesionales ni tampoco la enseñanza superior ser altamente extractiva en la captación de ingresos de sectores medios y bajos a favor de empresas universitarias que disfrazadamente persiguen fines de lucros y que incluso algunas de ellas han pasado a propiedad del capital extranjero gracias a su alta rentabilidad. Mucha de esa infraestructura podría pasar a ser utilizada en la formación técnica profesional, para formar recursos humanos mucho más requeridos.

Modificar el sistema actual sin duda que es algo difícil, más aún para un gobierno de las características ideológicas del actual. Su reacción favorable a los cambios que hoy propone no cabe duda que es debida a las presiones ejercidas especialmente por el estudiantado. No olvidemos que poco hicieron o poco pudieron hacer o quisieron hacer los gobiernos de la Concertación al respecto.

Hoy cuando hace crisis el neoliberalismo chileno en varios frentes y, entre otros, en el educacional, con comportamientos del estudiantado que podría llegar a considerase revolucionarios, guiado por dirigentes que parecen de cualidades extraordinarias y frente al sector político tanto de gobierno como de oposición fuertemente debilitado, el Gobierno y el sector político se ven obligados a ceder y a hacer ofertas que en otras situaciones parecerían increíbles.

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Con relación a la educación escolar debiera volverse al antiguo sistema nacional de educación el que junto con el Sistema Nacional de Salud y el Cuerpo de Carabineros de Chile fueron tres pilares fundamentales del desarrollo de Chile. El Gobierno militar debilitó seriamente los dos primeros sistemas con la municipalización, siendo dañada especialmente la educación. Hubo intenciones de debilitar a Carabineros de Chile con policías municipales, pero ello se logró evitar.

Debieran volver a constituirse los dos primeros sistemas nacionales, los de educación y de salud, eliminando la municipalización. Toda la educación escolar del Estado debiera quedar dependiente del ministerio de Educación el que podría delegar responsabilidades en municipalidades cuando este ministerio lo considerase conveniente, pero manteniendo a todo su cuerpo de educadores como funcionarios fiscales, incorporados a una carrera nacional de ascensos y de perfeccionamiento. No comparto la sugerencia reciente del actual gobierno, de pasar a dependencia del ministerio sólo los establecimientos que funcionen mal.

Como lo he dicho en otros artículos, cada escuela y cada liceo debe ser un proyecto independiente, dirigido por un una autoridad, Director o Rector, con un presupuesto operacional y de inversión; además tener un plan de desarrollo o de mejoramiento. No debe descansar su financiamiento ni por número de matriculados ni por asistencia de alumnos; estos cargos directivos cabeza debieran llenarse por concursos y por ascensos considerando preferentemente o únicamente a profesores de la carrera funcionaria. Cada proyecto debiera tener metas las que se fuesen evaluando en sus cumplimientos. Bien podrían depender esta unidades de las Secretarías Regionales Ministeriales; la formulación de las políticas debieran ser establecidas nacionalmente considerando las sugerencias regionales y la ejecución debiera ser apoyada y controlada regionalmente. Las políticas podrían tener no sólo características nacionales sino que también regionales e incluso más locales, adaptadas a cada diferencia geográfica.

Por excepción, como ya lo he dicho, estas unidades pudiesen quedar bajo responsabilidad de un municipio, pero sus empleados ser funcionarios ministeriales, como también las designaciones de profesores y especialmente de directivos ser finalmente resueltos por el Ministerio.

El colegio o escuela privada podría a mi juicio continuar, hay experiencia positivas e incluso debieran mantenerse subvenciones a estos establecimientos. Muchos de ellos pertenecen a organizaciones sin fines de lucro, como otros tienen esa finalidad; muchos de ellos son impulsados por privados con vocación de servicio a la sociedad y sin mayores ambiciones de lucro. Les interesa, como a muchos empresarios, desarrollar una actividad agradable que les da prestigio y sus ambiciones de ganancias aparecen como una finalidad no prioritaria.

Con respecto a la educación preescolar, sobre ellas ya hay una clara política en desarrollo. Su meta es que todos los chilenos puedan tener acceso a ella.

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Las recientes proposiciones del Gobierno a mi juicio tienen varios vacíos importantes o debilidades con respecto a lo que antes he planteado. Resumo éstas:

  1. En torno a la municipalización de la educación, la propuesta sólo establece su reducción a base de pasar los malos establecimientos a dependencia del Ministerio. En mi opinión ésta debe desaparecer y volver a constituir el sistema nacional de educación fiscal.
  2. En torno al financiamiento, descarta en gran parte la gratuidad en la educación superior. Mantiene el criterio de financiamiento por el estudiante o por su familia, aunque considera un sistema de becas selectivas y ampliar junto con mejorar los sistemas de créditos.
  3. No considera la gratuidad de la movilización del estudiantado
  4. No hace mayor referencia al tema de los colegios profesionales, a la ética profesional.

Lo que se pretenda hacer tropieza con importantes obstáculos. Requeriría modificaciones constitucionales de difícil aprobación y posiblemente de lenta tramitación. Los recursos financieros necesitados son muy altos, ellos requieren nuevos destinos de recursos y parece imposible que no sea a través de nuevos impuestos. Se habla de una reforma tributaria, rechazadas por amplios sectores del poder económico y de la sociedad en general,

 No se debe dejar de tener presente que parte importante de los problemas tienen como causa la pérdida de valores, en gran parte consecuencias de nuestro neoliberalismo extremo, que ha conducido a una desigualdad de las más extremas en la distribución del ingreso y de la riqueza.

Parece increíble que el Gobierno haya tenido como ministro de Educación nada menos que a una persona que fue inversionista e impulsora de una universidad que en la realidad aparece con fines de lucro y que incluso plantea públicamente la conveniencia de legislar sobre esta materia para permitir que esta finalidad lucrativa sea aceptada y que se sanee así éste que sería a lo menos un irregular pasado.

Lo que viene es incierto. Parece que estamos en presencia de una guerra o una revolución. El alumnado lucha incluso lamentablemente con huelgas de hambre. Parecen ellos ganar una batalla, con un alto costo. Hasta dónde en esta lucha este sector se está debilitando y el Gobierno accediendo parcialmente a lo solicitado, para así reducir presiones y debilitar al movimiento estudiantil, el que al debilitarse puede ceder terreno y el Gobierno sólo cumplir parcialmente sus ofertas. Para ello, dilatando sus gestiones y  usando como lo ha hecho la llamada letra chica como lo ha hecho para otros compromisos ofrecidos incluso en la campaña para acceder al poder; casos tales como el bono de bodas de oro y con la eliminación del 7% de salud son procedimientos ya conocidos.

 

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