Ésta es una inquietud que a no pocos nos debe sorprender. Estos valores parecen irse perdiendo en muchos aspectos. En el ejercicio profesional, en la enseñanza universitaria, y desde luego en la política. También lo observamos en importantes empresas privadas que se coluden para perjudicar a los consumidores o que pagan a sus trabajadores, a sus vendedores, para convencer a los compradores que adquieran productos con más márgenes para su negocio. Empresas públicas no están al margen de faltar a compromisos, a lo menos, éticos.
Me ha impresionado el caso de la Intendenta de Concepción, ex alcaldesa de esa ciudad, la doctora psiquiatra Jacqueline Van Rysselberger, con sus declaraciones que fueron grabadas en que señala haber usado el terremoto del 27 de febrero pasado para obtener subsidios habitacionales a familias que no resultaron damnificadas por el sismo. Parece jactarse de un mal procedimiento para ganar simpatía de sus electores, pero qué mala lección de ética da a la sociedad. Seguramente procedimientos de esta naturaleza al no ser conocidos públicamente en un ámbito mayor, le favorecen mayores apoyos políticos locales.
Se continúa con otros ejemplos y otras inquietudes.
Desgraciadamente los dineros que la sociedad destina a nobles fines son habitualmente desviados con diferentes intensidades a otros propósitos. Lo vimos ello en gobiernos pasados. Con recursos destinados nada menos que a dar empleo y al deporte, fueron desviados a otros usos vedados.
No deja de ser frecuente que, desgraciadamente, fondos para las reconstrucciones con el fin paliar los efectos de catástrofes, se destinen a lo menos parcialmente para otros fines. A veces se exageran los valores reales de los daños o bien, simplemente, se malversan para destinarlos a otros propósitos; no pocos de los damnificados aumentan los valores de sus daños, para obtener excedentes que no les corresponden.
No es fácil fiscalizador, ya que también los que tienen que hacerlo, a veces caen en vicios que van incluso más allá del incumplimiento de valores éticos.
En las licencias médicas también existirían serios problemas, en torno a profesionales que se supone pertenecen a una profesión entre las que más deben primar los valores éticos.
Desgraciadamente los colegios profesionales han perdido poder; se ha dejado de ser obligatoria la colegiación y su vigilancia ética se ha reducido sólo a los que están colegiados en su respectiva organización y, además, pudiendo existir más de un colegio por profesión. Tenemos la experiencia lamentable de creación de colegios paralelos, posiblemente entre otras razones, para soslayar el control ético de la organización más poderosa.
La ética universitaria también parece debilitarse. Gran porcentaje de los alumnos tratan de copiar en sus controles y pruebas, y no pocos en trabajos en equipo participan pasivamente y avanzan a costa del esfuerzo de otros. Me han dicho que en países desarrollados esto no se da. Recuerdo en un instituto profesional, hoy universidad del Estado, cuando siendo profesor traté de aplicar una sanción por copia en una prueba, se me dijo que el reglamento no lo permitía, pues sólo se podía sancionar al que había incurrido en copia reiterada, lo que se consideraba así cuando en más de dos ocasiones había sido sorprendido en ese delito académico. La sanción la apliqué de todas maneras y logré que fuese respetada.
Siendo académico de la Universidad de Chile me correspondió promover la aprobación de un código de ética para los académicos a través de su Asociación; se logró aprobarlo a pesar de oposiciones de personas importantes. Recuerdo que una de las opiniones en contra dada por un académico abogado de alta posición en la Universidad, fue que el término de código estaba mal usado, ya que éste correspondía más bien a un conjunto de disposiciones legales que se refieren a una materia. Se desconocía así los códigos de ética que han existido en los colegios profesionales y en muchas otras organizaciones.
La pérdida de valores en nuestra sociedad, pérdida que parece existir, sin duda que contribuye a que estos códigos no se establezcan o si existen, no se apliquen.
Entiendo que el Código de Ética de los académicos asociados a su organización de la Universidad de Chile no está en operación. Cuando estuve ligado a él, no lográbamos constituir el Comité de Ética por falta de interés de los mismos académicos en aceptar responsabilidades.
El tema de Concepción es grave. Se ha visto a muchos políticos y parlamentarios que respaldan a la Intendenta por sus dichos, hombres muy importantes de la UDI, le han dado públicamente su respaldo e incluso ella misma ha señalado públicamente que su proceder cuenta con el apoyo y reconocimiento del Gobierno. El mismo Presidente Piñera en sus comienzos apareció públicamente respandándola. El Ministro del Interior indirectamente a lo menos se lo ha dado, ya que así lo ha dicho la misma intendenta y, por lo menos, ello se deduce de su no petición de renuncia.
En mi opinión, y al parecer la de muchos, que una vez conocida sus declaraciones debió ser alejada de su cargo. Pero no fue así, lo que a mi juicio tiene un lado positivo, ya que nos ha permitido conocer mejor a nuestros políticos y a mejor diferenciarlos.
En torno a esto sin duda hay problemas políticos, especialmente intereses en este terreno en particular para la UDI y posiblemente, en forma secundaria, para la Alianza. Esta doctora psiquiatra ha hecho una carrera política extraordinaria. Primero como concejala con una relativamente baja votación, para después ir escalando niveles de preferencia en cada nueva elección para finalmente ganar la designación de alcaldesa por mayoría absoluta en dos oportunidades, con mayorías crecientes. Esto se da en una ciudad donde anteriormente dominaban las mayorías de izquierda.
Se le ha vislumbrada como una posible candidata presidencial. La sanción con su petición de renuncia podría hacer perder poder político a la UDI, como también a la Alianza. Muchos esperamos del ministro del Interior un proceder distinto.
Los oscuros negocios de las privatizaciones durante el gobierno militar nunca fueron oficialmente investigados; la oposición debió comprometerse a esta pasividad para lograr el paso paulatino a la democracia. No sucedió lo mismo con los derechos humanos, posiblemente por compromisos internacionales y por la posibilidad de recurrir a la justicia externa; miembros de las fuerzas armadas y de orden han sido los más sancionados por estos delitos pero, los económicos y financieros, especialmente de sectores civiles, han quedado impunes.
No habrá también una falla ética política cuando representantes de la sociedad que los ha elegidos, renuncian a sus cargos o bien aceptan cargos que los inhabilitan, para asumir tareas de Gobierno. No constituye una falta de respeto para sus electorados, que se ven después representados por otros no elegidos por ellos y por alguien que a lo mejor nunca tendría el respaldo mayoritario para ser democráticamente electo.
Las disposiciones constitucionales que pretendían positivamente que los parlamentarios fueran elegidos entre los que tenían residencia en sus regiones, fueron burladas sin protesta de nadie , disposiciones que fueron cada vez más debilitadas con las modificaciones a la Constitución.
Qué triste es observar que personalidades importantes que estuvieron en altos cargos de Gobierno, en funciones fiscalizadoras, pasen al poco tiempo a servir a quienes ellos supervisaban directa o indirectamente. Antes, en la antigua democracia, recuerdo que eso era considerado un escándalo.
No puedo dejar de mencionar el daño inmenso que ha hecho al ahorro nacional el Banco del Estado al establecer unilateralmente comisiones a las cuentas de ahorro que durante décadas habían sido promovidas por el Estado chileno, inicialmente por la Caja Nacional de Ahorros. Estas comisiones le han quitado patrimonios especialmente a los sectores de menores ingresos, para aparecer la institución bancaria del Estado con grandes utilidades y mejoramientos en sus rentabilidades. Así se han “prestigiado” sus autoridades y funcionarios de más altos niveles. Hoy, el principal responsable de esto está en altos cargos del sistema empresarial privado. CONADECUS, una organización de consumidores, hace años ha presentado una demanda contra el Banco del Estado, de muy lento avance. Se dice que la justicia tarda pero llega. Ojala llegue y no sea detenida por las fuertes influencias en contrario y por la capacidad de los cuerpos de abogados que pueden ser contratados gracias a los altos intereses involucrados.
Pero ese gran capital social constituido por las mas de 10 millones de cuentas de ahorro fue destruido; pocos han protestado de esto. La prensa muy poco escribió sobre el tema. Bien debe sospecharse por qué.
Desgraciadamente todos estos ejemplos y muchos otros que se han ido conociendo, debilitan la ética de la parte restante de la sociedad, y los que aparecen defendiéndola, pasan a considerarse desubicados. Esto paulatinamente puede ir deteriorando los valores de nuestra sociedad. Éstas ¿no serán contribuciones para que se cometan más delitos y por ejemplo justifiquen que más personas eludan el pago en el Transantiago?.
Difícil es ver cómo puede recuperarse en estos aspectos nuestra sociedad.
2 respuestas
muy mal le hace la actitud de la sra intendenta de concepcion a nuestra sociedad, sobre todo a la gente mas joven que recien estan fortaleciendo sus valores eticos ;ella por iniciativa propia debio haber renunciado,esta sra no tiene, a mi jucio etica profecional ni menos etica politica esta me confirma que la politica es solo basura.
18 de febrero de 2011
Estimada Patricia: Lamentablemente comparto gran parte de sus opiniones. Pero no todos los político actúan mal y la política es necesaria en una sociedad. Ojalá podamos lentamente ir mejorando valores. Atentammente. Rolando