Tengo gratos recuerdos de este destacado hombre público de nuestro país desde la Universidad de Chile, cuando él formó equipo con Edgardo Boeninger. Él como Secretario General de la Universidad y Boeninger como Rector. Ambos iban en listas aparte, el Rector más bien con apoyo de los sectores centro y derecha y Ricardo, por la centro izquierda.
Ambos desde entonces mostraron gran forma de constituir equipos realizadores, como inicios de ser considerados posteriormente por ser valiosos estadistas.
Hay bastante opinión en que lamentablemente la Convención Constitucional terminó generando un proyecto de constitución con un apoyo que no sería mayor del la mitad de la ciudadanía, si ella llega a ser aprobada.
Hay consenso general internacional de que una constitución debe tener una aprobación de un alto porcentaje, posiblemente deba ser superior a un 80%.
Cabe preguntarse, por qué una aprobación de llegar a una nueva constitución contó con tan alta aprobación, en cambio el proyecto resultante de lo que fue una Asamblea Constituyente con amplia representación, a la que se le denominó Convención en lugar de Asamblea.
En mi opinión eso se debió posiblemente a una crisis social y política que explotó en octubre de 2019, la que generó grandes daños patrimoniales y afectaron especialmente al Metro de Santiago y a todo el sector cercano a la Plaza Baquedano, que no cubrió solamente bienes públicos sino que muchos privados. Además se dieron grandes destrucciones en otros centros comunales.
La autoridad no fue capaz de imponer un orden; los carabineros fueron atacados, no poco de ellos heridos. Recuerdo cómo a un par de carabineras se les ataco con bombas incendiarias (bombas molotov), qué decir como se les atacaba principalmente con piedras y escombros provenientes de los destrozos de bienes públicos y privados. No pocos edificios fueron incendiados, incluso la iglesia de los carabineros que era un emblema del pasado como templo católico del interior de un importante hospital público.
El monumento del General Baquedano fue seriamente dañado y con ello se destruyó nada menos que la tumba del soldado desconocido muerto en la guerra del Pacífico. La estatua del general Baquedano montado en su caballo, debió ser retirado para repararlo y además evitar su destrucción total.
Mucho se destacó a los heridos por acción principalmente de los carabineros, pero muy poco fue criticado el ataque contra ellos, incluso en las noches con rayos laser para enceguecerlos y así evitar su acción controladora del orden.
Con las crisis sociales producidas se fue generando varios fenómenos sociales como el populismo y el feminismo. En parte se hizo presente otros fenómenos como el indigenismo.
Frente a esos fenómenos sociales se produjo la elección de los constituyentes, que no favoreció la elección de participantes dominadores de las materias constitucionales. En mi opinión el populismo condujo a la elección de algunos constituyentes que con sus actuaciones afectaron la imagen de la Convención.
Recientemente se ha conocido el texto de la proposición de constitución, con contenidos que cuentan con un reconocimiento general, pero otros que merecen rechazos. por amplios sectores de la ciudadanía.
Uno de los temas que se destacan es el de “la paridad de género”, que ha contado por apoyo bastante generalizado, derivado del fenómeno del feminismo. Incluso se usa la expresión de una participación de a lo menos de un 50% en los diferentes conglomerados. Eso nos lleva al absurdo de que en el caso de la Cámara de las Regiones, en que se eligen en varias regiones tres representantes, en todos los casos se deberían por lo tanto elegir a lo menos dos mujeres.
Pocos han criticado esta paridad de género y al parecer ella no cuenta con el apoyo de Ricardo Lagos, el que se manifiesta en su carta con solo las palabras “asegurar la igualdad entre el hombre y la mujer”. Yo comparto ese planteamiento, pero más bien con la expresión “equidad de género”.
Volviendo a la Declaración Nueva Constitución de Lagos del 5 de julio, me parece conveniente destacar algunos de sus contenidos.
Creo oportuno presentar el primer párrafo en que define lo que es una constitución.
“La Constitución se ha definido como la ley de las leyes. De acuerdo a sus disposiciones se conforman las instituciones del Estado para funcionar legítimamente y es ella la que establece como interactúan estas instituciones en un sistema democrático, definiendo quién, cómo y con qué límites se puede ejercer el poder político. De allí que esas reglas deban adoptarse en un proceso democrático y transparente”.
También presentar su tercer párrafo.
“El proceso constituyente en el que estamos embarcados no terminará el 5 de septiembre, al día siguiente de que sepamos el resultado del plebiscito de salida, porque las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana”.
Interesante que se destaque una realidad, que las dos alternativas están lejas de tener ellas mayorías ciudadanas, como debe tenerlo una constitución.
También es de interés el párrafo siguiente referente a la Constitución vigente en que la califica; como “La Constitución vigente tampoco logra concitar este apoyo, pues se utiliza el poder de veto de sectores partidarios del Estado ausente o subsidiario cada vez que se busca reformarla”.
Continua el tenor de la carta con estas palabras: “Chile necesita y merece una Constitución que suscite consenso y que, más temprano que tarde, nos permita dejar de debatir acerca de ella para convivir dentro de ella. Y porque ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito del 4 de septiembre está en condiciones de lograrlo, estoy convencido de que el desafío político relevante es encontrar la manera de abordar la continuidad del debate constitucional hasta alcanzar un texto capaz de concitar un alto grado de aceptación ciudadana. Corresponderá a las altas autoridades del país conducir a este proceso”.
Es muy interesante el párrafo siguiente sobre el apruebo o rechazo:
“Si gana el apruebo, se debe abrir un debate para incorporar mejoras en el texto. Si gana el rechazo, lo logrado por la Asamblea Constituyente no podrá dejarse de lado, pues hay elementos muy rescatables en su propuesta, que debieran ser incluidos en cualquiera constitución que se escriba en el futuro. Al día siguiente del plebiscito de salida, el trabajo se debe concentrar en incorporar los diferentes puntos de vista de todos los sectores”.
Recomendaciones en el caso del rechazo, dirigidas a la modificación de la constitución vigente.
“En caso que gane el rechazo habría rebajar el quórum para reformas constitucionales; eliminar las leyes orgánicas constitucionales y de quórum calificado y suprimir el control preventivo de oficio y del Tribunal Constitucional; poner término a los vestigios de Estado subsidiario que permanecen en la Carta Fundamental actual y consagrar el Estado social y democrático y de derechos; incorporar derechos económicos y sociales, siguiendo substancialmente la propuesta de la Convención; asegurar la igualdad entre el hombre y la mujer; reconocer a los pueblos originarios, respetando y valorando sus tradiciones, idioma y cosmovisión y reconociéndoles un ámbito razonable de autonomía. Habrá también que seguir muy de cerca las propuestas de la Convención en materia de la protección de la naturaleza y del medio ambiente. Debiéramos también, como ha hecho la Convención, reconocer los derechos de las minorías sexuales; de los adultos mayores; de las personas con incapacidad y de los niños, niñas y adolescentes”.
En cuanto si triunfa el apruebo, recomienda lo siguiente:
“De triunfar el apruebo, en cambio, habría que devolver el nombre del Poder Judicial equivalente a los otros poderes Legislativo y Ejecutivo a sus temas de administración de justicia y cambiar la integración y las facultades del Consejo de Justicia; eliminar la iniciativa parlamentaria en las leyes de concurrencia presidencial; reformar el sistema político regulando a los partidos y sentando las bases del sistema electoral; revisar a fondo el rol del Presidente de la República y del llamado bicameralismo asimétrico; corregir el diseño del Estado Regional, especialmente en fuentes de financiamiento y autonomía presupuestaria y revisar el exceso de organismos autónomos a nivel constitucional, que perfectamente pueden ser regulados a nivel legal”.
No hace referencia directa a la eliminación de la paridad de género.
Finaliza la carta con los siguientes dos párrafos en que entre otros contenidos ofrece su colaboración.
“El desafío por venir consistirá en construir una buena Constitución que nos una, a partir del texto que resulte vencedor. Tengo la convicción que ese es el gran desafío que deberán enfrentaren un par de meses, las fuerzas políticas y que el Presidente de la República tiene el deber de liderar. A esto contribuiré en lo que se encuentre a mi alcance. La tarea presente, en consecuencia, es comenzar a preparar ese camino y no dejar que el ambiente de campaña lo entorpezca”.
“Como otras veces en nuestra historia, Chile podrá hablar con una sola voz interpretando la inmensa mayoría de chilenas y chilenos, que esperan de este ejercicio una país unido en su carta constitucional para el Siglo XXI.
RICARDO LAGOS
Presidente de Chile
2000-2006
Esta carta ha ocasionado revuelos. Fuerte crítica le ha hecho el secretario general del Parttido Socialista Camilo Escalona. Ha señalado que es un error haber escrito esta carta. Otros personeros importantes de la izquierda chilena no concuerdan en esta crítica.