Medicina natural, actualidad y economía

Dólar llega a niveles críticos, pero para el Ejecutivo el tema no le parece importante

El dólar vuelve a quebrar su mínimo nivel de los últimos 10 años. Profunda molestias en muchos sectores. Parlamentarios de diferentes partidos manifiestan su preocupación.El Ministros de Hacienda no se explica la reacción del mercado frente a la divisa, habla de especulaciones y sobrerreacciones, pero de nada eso sirve para corregir la grave situación presentada; algo similar plantea el Presidente del Banco Central. La Presidenta de la República nada dice al respecto, como tampoco lo hace el jefe del Gabinete, el Ministro del Interior. La autoridad de Hacienda traslada el tema a la responsabilidad del Banco Central autónomo. La Ministro de Agricultura parece más preocupada de los precios a nivel de los consumidores, ayer de frutas y hortalizas y hoy del pan, que del daño que está originando el bajo valor de la divisa en amplios sectores de la agricultura chilena; esto me hace reiterar mi crítica a transformar al Ministerio de Agricultura en uno de Agricultura y de Alimentación. El Ministerio debe luchar fundamentalmente por el sector agrícola.
 

 
 Tampoco se oye la palabra del Ministro de Economía, para referirse al tema del valor de la divisa y sus negativos efectos especialmente en la mediana y pequeña empresa. 
 El senador Ominami, representante de una región frutícola, plantea que debe reponerse el encaje al ingreso los capitales extranjeros y que el país puede hacerlo temporalmente ya que ello está permitido en el Acuerdo de Libre Comercio con EE UU. Otros parlamentarios de zonas agrícolas han mostrado inquietudes similares. Parece increíble que el dólar en Chile esté dependiendo de las inciertas e inesperadas decisiones Reserva Federal de EE UU, de su Banco Central, que no sólo se preocupa como en Chile de la inflación, sino que también en grado muy importante del crecimiento económico del país. Llama la atención que en el Parlamento exista más preocupación del tema que en el Gobierno mismo. 
Me llamó la atención la editorial Temas Económicos de El Mercurio del lunes 17 de marzo. Que empiece a preocuparse del valor de la divisa. Se inicia el artículo con la pregunta
¿Qué hacer en la difícil coyuntura? A continuación se expresa:
La combinación entre pérdida de dinamismo en el ritmo de crecimiento y rebeldía inflacionaria es uno de los peores escenarios económicos que se pueda enfrentar. A ello se agrega un ambiente internacional caracterizado por la inusual mezcla entre debilitamiento de las principales economías y una sólida posición de los precios de las materias primas. El cuadro interno se cierra con el ingrediente adicional de un fortalecimiento de la moneda local, poniendo en jaque la competitividad de los sectores orientados a las exportaciones y a la sustitución de importaciones.
Más adelante el artículo insiste en que el Banco Central se preocupe del cumplimiento de las metas de inflación, que no intervenga en el valor de la divisa y que tampoco se recurra al encaje.
 En mi opinión estos editoriales de El Mercurio que aparecen todos los días lunes, representa una de las posiciones más extremas del neoliberalismo. 
 Es preocupante que el poderoso y autónomo Banco Central chileno centre todo su accionar, con el respaldo de El Mercurio, en la lucha contra las presiones inflacionarias, sin importar el desarrollo de la producción y del empleo. Se proyecta la imagen de que es más importante que el banco emisor no pierda patrimonio a que el país sea dañado profundamente en su base económica y social, con posibles serias proyecciones a lo político. 
 De un interesante artículo del Diario la Segunda titulado «Las estrategias que usan otros países de la región para enfrentar la caída del dólar» se destaca el juicio. «El peso chileno resalta con la mayor apreciación respecto del dólar en lo que va de este año». Además se destaca cómo Brasil ha intervenido con recursos de US$ 300 millones semanales durante los últimos dos meses, lo que le ha permitido llevar la divisa americana a niveles de 1,72, frente al promedio de 1,55 en que estaba a comienzos de febrero. Sólo el año pasado, el banco central carioca compró unos US$ 90.000 millones, pero igualmente el real se apreció casi 20% frente a los billetes verdes. 
En cuanto a Argentina señala que «opera con una banda tácita de precios fijada por el gobierno, que interviene para evitar que el dólar se deprecie más allá de los 2,8 pesos por unidad. Esta política ha transformado a Argentina en un gran exportador, pero con fuertes presiones inflacionarias. Colombia usa el encaje externo y procura mantener un piso en el valor del dólar.
 N mi opinión el caso de Chile es distinto, ya que nuestra economía está mucho más relacionada que las otras con los mercados externos y ha experimentado una marcada alza de precios en algunos de sus productos de exportación especialmente del cobre, que mucho pesa por la magnitud de sus aumentos como también por el monto altísimo de sus valores de exportación. Aunque lo nieguen las autoridades del Banco Central, Chile está sufriendo del llamado «mal holandés», el de aquel país que vio fuertemente dañada su economía en el pasado por el alza del precio del petróleo, que motivó una caída del valor de la divisa que dañó a otros sectores exportadores y generó importaciones a bajos precios, que perjudicaron la producción nacional. La positiva alza del precio de una producto importante de exportación, dañó a toda la economía nacional, por no sostener el valor de la divisa. 
 La mayoría de las distintas opiniones señalan al alza del precio del cobre como una causa fundamental del valor de la divisa. 
 En estos días muchos gremios han hecho sentir el problema a las altas autoridades del Gobierno. Parecen unirse sectores empresariales importantes, con representantes de la pequeña y mediana empresa y con otros sectores prestadores de servicios como el transporte. Se ve que se integran en esta lucha empresarios y trabajadores. 
Lamentablemente lo que ahora sucede en Chile puede considerarse más grave de los que aconteció en el Gobierno Militar cuando se congeló por casi tres años el dólar a $39. Hoy en Chile no se sabe a dónde se va, cae el valor de la divisa con grandes inestabilidades en el corto plazo. En aquella época se sabía que la política anunciada para muchos años era esa estabilidad de la divisa en los $ 39, lo que generaba una relativa estabilidad, porque se conocían las reglas del juego. Debe recordarse que la abundancia de dólares provenía entonces de los abundantes petrodólares mundiales que se prestaban a muy bajo interés, lo que generó una inmensa deuda externa. En el período final el Banco Central tuvo que comprar dólares y aumentar sus reservas, para sostener en valor de la divisa en los $ 39. Debe recordarse que esa congelación de la divisa fue una de las causas de esa fuerte recesión, sólo superada por la que experimentó el país en los comienzos de los años 30.
 Es conveniente tener presente que una de las medidas más importantes para salir de la crisis fue la devaluación y un cambio importante del modelo económico, con fuerte modificación en los cuadros directivos. Otra mentalidad llegó al poder, designando el Gobierno Militar en altos cargos a representantes de las nuevas ideas; el Gobierno de entonces vio que era imprescindible seguir una nueva estrategia. 
 Todo este cuadro actual negativo y de temores de recesión en varias economía importantes – en EE UU ya casi las tres cuartas partes de sus ciudadanos creen que ya el país se encuentra en recesión – , hace temer que más adelante cambien las condiciones de los mercados externos. 
El Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, asegura hoy que la actual crisis financiera en la peor que atraviesa el mundo desde la Gran Depresión de los años 30. En su opinión, el reciente recorte de tasas que realizó la Reserva Federal de EE.UU, no tendrá relevancia alguna. Señala: «Tendrá algo de impacto, contendrá un poco la sangre, pero no está enfocada a los problemas fundamentales que subyacen al colapso del sector financiero».
 
Contrasta esto con China, que continúa con su crecimiento arrollador, elevando los precios mundiales de materias primas claves como también de alimentos básicos especialmente de cereales y leche. Sus producciones las lanza a los mercados externos, aprovechando la apertura dogmática propiciada por el neoliberalismo, y dañando las actividades económicas, especialmente industriales, de muchos países. Su estrategia se basa en sostener el valor de la divisa, para estimular sus exportaciones y proteger su producción para los mercados internos; acumula y acumula divisas, que la potencian financieramente en los mercados de capitales, pasando de ser primero un gran prestamista mundial a más recientemente comprar patrimonios de empresas bancarias de ámbito mundial.
 
 El crecimiento industrial de China parece no tener límite, a lo menos por varios años; su sólida y exitosa política cambiaria, no la alteraría. Sus recursos financieros son inmensos y crecientes; consta de una masa poblacional disponible casi ilimitadamente para incorporarla a su ampliación industrial. Sin duda tiene también aspectos negativos, como lo es su contaminación ambiental, sus inquietudes internas latentes, los atropellos a derechos humanos y la autoridad casi absoluta de su gobierno. 
 Hoy nuevamente aparece en nuestro país la voz del Presidente del Banco Central. Por una parte dice que la actual coyuntura no justifica por ahora una intervención cambiaria y, por otra, que la decisión puede cambiar según se modifiquen las condiciones económicas locales y externas. En resumen nada concreto dice al respecto. 
Por otra parte surge la voz del sector forestal pidiendo el alza del valor de la divisa, ya se ha hecho sentir la reducción de exportaciones de productos forestales elaborados, especialmente de los destinados a EE UU. No basta para este sector el alto precio de la celulosa; su actividad es mucho más amplia y los subsectores afectados son importantes empleadores de mano de obra y de actividad regional.
 Como conclusión final, surge la sensación que el tema del valor de la divisa no preocupa al Ejecutivo. Ello dificulta mucho una solución. Es de esperar que pronto comprenda la gravedad del problema, antes que sea demasiado tarde. 
El país requiere de una nueva gran política económica, que tiene que se abordada integralmente. Junto con mejorar el nivel de la divisa y darle estabilidad, será necesario aminorar los efectos que ello tenga en los niveles de precios. Deberá buscarse caminos para reducir alzas de precios en productos esenciales, como también quizás hasta lograr rebajas de algunos. Un camino, como el ya escogido para la bencina, puede ser la rebaja selectiva de impuestos, que podría ser para los productos de primera necesidad.
 
Seguramente estos grandes cambios deberán ser abordados por equipos con otra mentalidad, como lo hizo el Gobierno Militar para salir de la crisis de los primeros años de los 80.

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