Muy interesante artículo publicado en El Mercurio del 16 de junio de 2024. Me parece conveniente analizarlo y comentarlo. Se titula: El canciller invisible. Tiene una leyenda inferior, que es la siguiente: “Van Klaveren es el fantasma de si mismo. Es el triste final de una generación que eligió plegarse a los más jóvenes antes que defender su propia identidad”.
No puede dejar de llamar la atención el respaldo actual del Presidente de la República, del orden de un 30%, bastante superior al de los dos anteriores mandatarios, en la misma antigüedad de su mandato. Al parecer gustan bastante sus improvisadas declaraciones, pero por otra parte, preocupan sus a veces precipitadas expresiones en el campo internacional.
La inquietud que no a pocos debe preocuparnos en el campo internacional. Que puede estimarse qué poco considera el Presidente de la República al Ministro de Relaciones Exteriores, hombre experimentado en materias internacionales.
Me parece conveniente presentar el primer párrafo del artículo:
“Imagino que Alberto van Klaveren habría sido un espléndido canciller en los años 90. Cumplía con todos los requisitos: hablar pausado, trayectoria impecable y amplias redes en el círculo diplomático. Habría pasado su estampa por el mundo firmando tratados y tejiendo alianzas. Sin embargo, el destino le fue esquivo. Así nuestro perfecto canciller concertacionista encabeza una diplomacia feminista y turquesa (protección y fuerza).
Otros párrafos interesantes:
“Es innegable que el Primer Mandatario conduce la diplomacia, pero ese dato tiene dos lecturas: una institucional y una personalista. En la primera, la Presidencia – en cuanto a institución – conduce las relaciones exteriores con el apoyo de la Cancillería, pues allí están los profesionales del tema. La segunda lectura, por el contrario, supone que el Presidente toma las decisiones solo, y que todos los funcionarios – incluidos el canciller – deben limitarse a obedecer sus órdenes. Llevada a su extremo, esta lectura termina confundiendo las posturas de la persona que ejerce la Presidencia con la institución misma (como ocurrió cuando Gabriel Boric se negó a recibir al embajador de Israel). El problema es delicado, porque, en estricto rigor, el Presidente no se representa a si mismo sino a la nación.
Interesante lo que indica más adelante el artículo. Hace referencia al Presidente Lagos, en que señala que él tomaba las decisiones de política exterior consultando a su canciller.
Destaca el artículo el grave desatino del embajador chileno en Madrid, que invitó a España a reemplazar a Israel como proveedor de armamento. Lo califica como “que no es más que el último episodio de una larga historia”. Es fuerte la expresión del artículo “sabemos que el embajador no está en su cargo por su experiencia diplomática, sino porque es amigo del Presidente”. Además, señala el artículo que este embajador ha cometido otros errores.
Muy fuerte es el siguiente párrafo: “Como fuere, lo más grave por otro lado, y guarda relación con la capacidad del actual Gobierno para proteger los intereses permanentes de Chile”.
Señala a continuación que cunden motivos de preocupación; da ejemplos:
- Negociaciones con Bolivia para permitir que dicho país reciba los migrantes no bolivianos que entraron por esa frontera. Agravado el tema porque Venezuela no acepta devoluciones de emigrantes.
- Venezuela no tendría empachos para ejecutar opositores en nuestro territorio.
- El diferendo con Argentina no es menos preocupante en relación a la colocación por ella de paneles solares en territorio chileno.
Las siguientes líneas merecen mencionarse especialmente: “Para decirlo en simple, el vecindario toma nota de nuestra debilidad. El mundo se está moviendo, y nosotros miramos impávidos”.}
Cabe destacar los dos últimos extensos párrafos del artículo que los presento a continuación.
- “En estas circunstancias, uno esperaba que el canciller hiciera gala de su experiencia, mostrándose activo y enérgico para hacer valer la voz de Chile. Sin embargo tenemos un canciller cansado y cansino, que prefiere eludir los problemas en vez d enfrentarlos. En efecto, ha preferido someterse pasivamente a los impulsos presidenciales, renunciando a jugar un papel preponderante. Van Klaveren es el fantasma de si sismo. Es el triste final de una generación que eligió plegarse a los más jóvenes antes que defender su propia identidad”.
- “Es cierto que el Presidente escoge libremente a sus colaboradores, pero también es cierto que cada ministro puede fijar las reglas bajo las cuales está dispuesto a decir presente. Me parece que Van Klaveren tiene muy clara la primera idea, pero ha reflexionado menos sobre la segunda. Mientras tanto, los intereses de Chile, siguen esperando que alguien quiera protegerlos”.
Después de revisar este reciente artículo, creo que se puede estimar que el canciller prontamente renuncie.
(n) Breve biografía de Daniel Mansuy Huerta (Valparaíso, 1978). Es un reconocido académico y columnista chileno. Es doctor en ciencia política por la Universidad de Rennes (Francia), magíster en filosofía de la Universidad de los Andes y licenciado en humanidades, mención historia y filosofía, de la Universidad Adolfo Ibáñez. Actualmente, es profesor asociado del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes e investigador del Centro Signos de la misma casa de estudios. También es investigador asociado del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).