Dos casos relativamente reciente que se han dado en Chile, los considero preocupantes.
El primero se relaciona con el Partido Demócrata Cristiano.
La Junta Directiva de la DC decidió dar orden de partido para que sus militantes votaran “apruebo” en el plebiscito en que la ciudadanía debía pronunciarse sobre el proyecto de constitución resultante de la Convención Constitucional.
Es muy probable que muchos militantes votaron por el “Rechazo»; varios de ellos destacados personas públicas, votaron por el rechazo y lo hicieron públicamente, lo que se tradujo en reproches y sanciones anunciadas, desde luego entre ellas la expulsión del partido, por lo que optaron por renunciar posteriormente al él.
El tema es preocupante; un militante que considera que el proyecto daña al país, es muy difícil que cumpla la orden partidaria establecida. Posiblemente muchos lo han hecho sin dar a conocer que votó en contra y otros decidieron renunciar a su militancia previamente a su votación por el “Rechazo”. El votar por el “Apruebo”, cuando se está convencido que eso daña al país, parece difícil que eso se dé en la ciudadanía militante. Cabría preguntarse, votar en ese caso a favor de su aprobación, no es traición a la Patria.
Cabría preguntarse, por qué en un tema tan delicado, en lugar de la obligatoriedad, no se optó solamente como una recomendación.
Yo era un militante algo especial, ya cumplí mis 90 años. Durante parte importante de mi vida, fui simpatizante de la DC. Tuve cargos públicos, especialmente en la CORFO, sin ser militante. Participé en la preparación de políticas de desarrollo del programa del Presidente Frei Montalva; tuve la oportunidad incluso de plantear sugerencias a ese gran personaje que fue Jorge Ahumada.
Siempre he preferido ser independiente. Solo me hice militante a fines del Gobierno Militar, para que el Partido pudiese inscribirse como tal, sabiendo que muchos auténticos militantes no podían hacerlos por riesgos de distinta naturaleza. Al volver a la democracia, volví a renunciar, para seguir como solo simpatizante. Eso me originó algunas molestias en la dirigencia gremial universitaria.
En varias elecciones fui apoderado de mesa electoral por la DC. La más extraña fue para colaborar desde el Colegio de Ingeniero para el plebiscito de 1988 que significó prontamente dar término de la Dictadura, llevando electores a votar. Se me pidió que me presentara en el Partido DC en su sede de la Comuna de San Ramón. Llegando oportunamente a ese lugar, mi destino fue otro. Se me pidió que fuera apoderado de mesa de mujeres en la Población La Bandera. Lo que se llegó a concretar.
Fue de una de mis más impresionantes experiencias en mi vida, que me llevó a escribirla y la tengo incluida en mi página web blog www.rochade.cl.
Posteriormente me inscribí nuevamente como militante, para apoyar la candidatura de Carolina Goic a la Presidencia de la República. Pensaba no renunciar ya más, pero desgraciadamente lo tuve que hacer, para votar éticamente por el “Rechazo “, en el reciente plebiscito.
Me preocupa lo que ha sucedido en la DC chilena. Desde luego la errada decisión de dar orden de partido para votar por el “Apruebo”, en circunstancia en que ese partido se sabía que muchos militantes y simpatizantes estaban por el “Rechazo”. Grave ha sido que importantes militantes que han renunciado, han manifestado ya sea a crear un nuevo partido, desde luego con un nombre muy distinto y otros a irse al partido en creación denominado “Amarillo”.
Esto agrava la multiplicidad de partidos que tenemos en la actualidad, que provoca serias dificultades para llevar adelante una positiva democracia.
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Otro caso preocupante es del Partido Socialista y en la DC, con las órdenes de partido para la designación de Fiscal Nacional. Me ha llamado la atención que nada menos que ese gran político de destacada trayectoria, senador actual, José Miguel Insulza, se haya molestado porque senadores socialistas no hayan cumplido con una orden de partido para votar por un determinado candidato.
La elección de un fiscal nacional es muy importante y pienso que todo senador debiera votar en conciencia por quien sea el mejor para el país.
Se debe tener en cuenta la importancia del cargo para la justicia chilena y la larga duración en años que puede tener el elegido.
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Lamentablemente siento que Chile enfrenta gravísimos problemas en lo social y económico, a lo que se suma un debilitamiento profundo de los partidos políticos.
La corrupción se extiende en el país preocupantemente, como también una amplia expansión de otros delitos de violencia que presagia situaciones futuras peores al ver la presencia de graves delitos de violencia en la adolescencia.
Insisto en que en Chile debemos hacer un profundo análisis de los delitos y otros graves problemas que se nos se nos presentan, de sus causas recientes y remotas. Una causa que creo muy importante es la falta de oportunidad de trabajo honesto, derivada de una carencia de política de empleo. Muy grave ha sido el daño profundo que ha tenido nuestra industria manufacturera. Es probable que la falta de oportunidad de un trabajo digno sea una causa importante de que el adolescente caiga en la droga, en su comercio y fomento de ella y en su drogadicción.
Mucha culpa de ello lo tiene el país con sus erradas o carentes políticas de desarrollo.
Qué importante sería que pudiéramos transformar en inversiones a la fuerza de trabajo, que va a la delincuencia de diferentes grados de gravedad.
Debiéramos restablecer en nuestro país una política nacional de desarrollo, asociada a la planificación nacional, económica y social.
Ello debiera originarse en un profundo diagnóstico de los problemas, de sus causas y de sus prognosis, es decir a dónde se proyectarían esos problemas si no se actúa.
Tenemos una valiosa experiencia histórica, que debemos aprovechar.
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