Medicina natural, actualidad y economía

El Diario El Mercurio en reciente editorial principal respalda bajos e inestables valores de la divisa

7 de mayo de 2007

En otras de las cartas seleccionadas por este diario, un ingeniero comercial MBA sugiere que Chile use como moneda interna el dólar o el euro.

Déficit del Transantiago financiado con dólares aportados por el Gobierno, puede contribuir a bajos niveles de la divisa.

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Me ha parecido conveniente presentar in extenso la editorial principal del diario, del domingo 6 de marzo, que da un importante respaldo a la política monetaria del Gobierno y a la de su Banco Central autónomo para no intervenir en el mercado cambiario.


El Editorial es éste:

Caída del dólar

Los cambios en el valor del dólar no debieran sorprender, ni menos su reciente baja, que se explica por los elevados excedentes de la cuenta corriente de la balanza de pagos, muy influidos por el notorio mejoramiento de los términos de intercambio, en lo que el alto precio del cobre juega un papel fundamental. El superávit de cuenta corriente estimado para el período 2004-2008 es de 1,6 por ciento del producto, frente a un déficit de 4,3 por ciento entre los años 1980 y 2003.

El actual precio real del cobre es de los más altos desde la segunda mitad de la década de 1960, y coincide con altos valores de otras exportaciones. El negocio del cobre tiene una muy elevada rentabilidad, aunque poco a poco, los costos comienzan a aumentar, como se aprecia en los combustibles y las remuneraciones.

Es normal que el tipo de cambio real baje en la medida que las economías crecen y aumentan su productividad. Algo de esto se ha observado también en Chile, coincidiendo con una baja del dólar en el mercado mundial, en especial en relación con el euro.

No obstante todo lo anterior, el actual valor del dólar en Chile es similar al promedio del período 1976-2007, y 10 por ciento mayor que el observado entre 1996 y 1998, lapso en que no hubo mayores quejas por su valor. El Banco Central intentó en esos años manejar el valor del dólar, sin éxito y perdiendo de paso, parte importante de su capital. Dicho valor cayó, en promedio, 4,9 por ciento anual entre 1990 y 1997, impulsado por un rápido desarrollo, acompañado de una persistente entrada de capital. Para paliar la baja del dólar se debería avanzar en la flexibilización de la economía.

Conviene recordar que la baja en el valor del dólar significa un fuerte incremento del ingreso real y del bienestar de los chilenos, ejemplificado en que el precio de los bienes de consumo importados no ha aumentado en el último quinquenio. Sin embargo, la caída del tipo de cambio perjudica a la actividad transable, en especial a las exportaciones, aunque éstas han gozado, en general, de elevados precios.

No obstante lo anterior, parece desaconsejable que el Banco Central intervenga, aunque sí sería de interés nacional que se progresara en la flexibilización de la economía, sobre todo en el ámbito laboral, para facilitar y abaratar la adaptación productiva a los nuevos valores del dólar, que podrían reducirse aún más.

También sería razonable avanzar resueltamente en la apertura comercial y en la integración financiera de nuestra economía, proceso que aún se encuentra lejos de completarse, como se advierte en las limitaciones de las AFP, la protección de ciertos productos y las restricciones a la banca internacional en la operación interna.

Algunos comentarios que me merece este artículo:

Se ve clara una idea del o de los editorialistas, que al haber superávit en la cuenta corriente es conveniente o natural que descienda el valor de la divisa. Podría preguntarse ¿por qué los países del este asiático de tan fuerte crecimiento, que sistemática y permanentemente tienen excedente en su cuenta corriente, mantienen el valor de la divisa?. Esa política asiática que les ha dado tan buenos resultados se podría justificar mucho más para Chile, en que su excedente proviene de un mejoramiento de sus términos de intercambio, sobre los cuales hay conciencia de que son transitorios. El mismo diario en forma repetida y acertada ha mostrado cómo el valor de la divisa en el corto plazo está estrechamente correlacionado con el precio del cobre y sus inestabilidades.

No parece tan normal que cuando un país mejora en su productividad, como lo dice el editorial, baje el valor de la divisa. Esto no se ha dado en el caso de los países del este asiático, donde se ha producido el mayor y estable crecimiento económico.

El artículo nada menciona de la inestabilidad del valor de la divisa, que es tan grave o más grave que el nivel mismo de su valor.

Es preocupante el tema del capital del Banco Central, el que para protegerlo no importe que el país sufra y se perjudiquen los sectores de menores ingresos. Cabría preguntarse ¿En qué dañó a la economía chilena la pérdida de capital que tuvo el Banco Central?. ¿Se cree realmente que esta institución pueda quebrar por lograr para el país un nivel adecuado y estable del valor de la divisa? Si el Banco compra cuando la divisas bajan de cierto nivel y vende, cuando sube de ése; por qué con ello va a perder capital. Donde pierde parece ser cuando todo lo quiere arreglar jugando con la tasa de interés.

La opinión pública podría plantearse la pregunta, ¿Si hay tanta preocupación por el capital del Banco Central, por qué se aumentan las remuneraciones de su Directorio?.

El Mercurio sigue insistiendo en la flexibilidad laboral. Se proyecta la imagen de que para mejorar la situación chilena hay que hacer más incierta la situación laboral y la de sus ingresos; bajar sus remuneraciones. Podemos ser más competitivos, si bajamos las remuneraciones de los trabajadores y agudizamos las diferencias de ingresos.

Preocupante son los juicios dados por El Mercurio en su editorial principal sobre el dólar, por su influencia en la opinión pública e incluso en el Gobierno. Cabe preguntarse ¿hasta dónde a sectores minoritarios importantes de Chile les interese las inestabilidades, porque en torno a ella obtienen más beneficios?. Es sabido que con las inestabilidades económicas más ganan los que tienen más recursos, están mejor informados y más especulan; más salen perjudicados los productores de bienes, especialmente las medianas y pequeñas empresas que menos pueden defenderse de las oscilaciones cíclicas y que disponen de menos información.

Llama la atención lo que plantea el editorial en cuanto a que si baja el valor del dólar mejora el ingreso, sin considerar los efectos que esa caída pueda tener en el mediano y largo plazo. Si con la baja del dólar se destruyen los sectores más débiles donde se amplía cesantía y subempleo. ¿No se está con ello agudizando los desequilibrios internos?.

Para las estadísticas internacionales macroeconómicas puede ello ser cierto, si el producto nacional se divide ahora por un dólar más bajo, no cabe duda que resultan valores más altos para el producto, expresado el dólares; pero ello ¿refleja un mayor bienestar para el país, más aún si al mes siguiente, el valor de la divisa se recupera?.

Se sabe o se tiene cierta seguridad que los términos de intercambio no serán permanentemente favorables y que tarde o temprano, deberá subir el valor de la divisa. ¿Qué pasará entonces con el Índice de Precios al Consumidor y con la inflación. Cuidado con lo que es pan para hoy y pueda ser hambre para el mañana.

El Transantiago y el dólar. Este sistema de transporte continua con déficit crecientes que el Gobierno está lógicamente tratando de cubrir, pues sería nefasto que éste finalmente fracasara. Pero financiarlo con dólares, con la entrega próxima de 80 millones a la empresa Metro, para pagar gastos en moneda nacional, obliga a lanzar más dólares al mercado y originar un efecto negativo en el valor de la divisa. Podría llevarnos al absurdo, de acuerdo al juicio de El Mercurio, que mientras más déficit, más creciente y permanente tenga el Transantiago, más mejora el ingreso y el bienestar de los chilenos.

Pérdida de identidad. Me llamó la atención que un economista especializado proponga reemplazar el peso chileno por el dólar o por el euro, debido a sus caídas de precio en el país. No debe olvidarse la experiencia relativamente reciente de Argentina, donde esa paridad a la larga generó tan graves efectos, pero que por lo menos tuvieron la justificación inicial de corregir con éxito una hiperinflación que llegó al orden de 5.000 por ciento anual. Agrego a este daño a la nacionalidad chilena, el que una empresa del Estado use la Canción Nacional y nuestra bandera para una agresiva propaganda para ampliar masivamente su clientela, quitándole clientes a la competencia, Extraña la falta de reacción a esto, sólo se reduce la polémica a ver si es grave o no que quienes cantan la Canción Nacional desafinen; en parte se comprende ya que la publicidad de esa institución bancaria estatal, financia una serie de programas en radio y televisión, y desde luego, costosos avisos en la prensa escrita.

En el día de hoy, 7 de mayo, el dólar bajó aún más. Al mismo tiempo se pronostica que el precio del cobre seguirá subiendo.

Desgraciadamente no se aprecia que el Gobierno o el Banco Central quieran intervenir. El IMACEC de marzo da un alto valor, 6,5%, superior al esperado y las inquietudes por el Transantiago, especialmente por su financiamiento, concentra la atención de todos los sectores políticos.

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