No he querido demorar la trasmisión de mis inquietudes y en cierto modo mi indignación sobre lo que he ido conociendo con más detalle sobre casos específicos de endeudamiento de estudiantes universitarios y sus familias.
Indigna la política que se inicia con el gobierno militar y se perpetúa y agudiza durante los gobiernos de la Concertación.
Considero que los profesionales que formemos deben estar en función de las necesidades del país y no del negocio de las universidades privadas ni de los esfuerzos de las públicas para financiarse.
Soy abiertamente partidario de la enseñanza universitaria y técnica profesional gratuita. Deben ser financiadas con recursos tributarios captados especialmente de los sectores de mayores ingresos.
Más adelante me refiero más a estos temas y a otros complementarios
Fui académico de la Universidad de Chile durante más de cincuenta años. Obtuve en forma gratuita dos carreras en esta casa de estudios. Participé en varias instancias de discusión de estatutos para la Universidad de Chile. Primero en el Congreso Transitorio de fines de los años 60 que nos llevó al estatuto que anuló el Gobierno Militar. A comienzos de los años 90, siendo decano de una de sus facultades participé en una comisión en que se preparó un nuevo proyecto de estatuto que quedó dormido. Después participé a comienzos de los años 2000 en la CPI (Comisión del Proyecto Institucional) en que se trabajó en el nuevo estatuto. Posteriormente fui miembro de la Comisión Senado Universitario representando a una facultad donde nuevamente se trabajó para un estatuto de esta universidad.
Todas estas relaciones me han permitido llegar a un diagnóstico que en forma simple se puede decir que la política universitaria del Estado chileno a partir del Gobierno Militar ha sido desastrosa.
Las dos grandes universidades públicas, la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado, fueron dañadas profundamente en el Gobierno Militar, al dejarlas sólo como universidades de la región Metropolitana, cuando ambas tenían una extensión territorial en permanente ampliación. El despido masivo de académicos por sus ideologías políticas también fue sumamente negativo; uno de los sectores más afectados fue el de la Economía, donde se impusieron las posiciones neoliberales.
Quiero sólo centrarme por ahora en el tema del financiamiento.
La Universidad de Chile tenía un financiamiento propio proveniente de una ley tributaria que le entregaba recursos crecientes a medida que el país aumentaba en sus ingresos, aumentaban las remuneraciones que tributaban para ingresos directos de esta universidad. Su independencia financiera le permitía una auténtica autonomía en el desarrollo de sus funciones académicas, especialmente en docencia, investigación y extensión.
Eso le permitía dar docencia gratuita y teniendo una masa estudiantil en función de las necesidades del país, docencia estrechamente relacionada con la investigación y también con la extensión; una auténtica universidad debe desarrollar una investigación significativa. Sus alumnos obtenían sus títulos saliendo con un compromiso con la sociedad, que tanto fue valorada en Chile. Magníficos profesionales ejercían muchas veces sin cobrar a los más necesitados, trabajaban con motivación en el sector público, colaborando muchos de ellos en forma casi gratuita como académicos.
El modelo neoliberal iniciado en el Gobierno militar transformó a las universidades en empresas en que el estudiante pasó a ser el cliente, el gran financista del sistema, especialmente del privado. A las estatales se les exigió seguir el mismo camino, aumentar sus cupos a veces irracionalmente para poder financiarse y subiendo sus aranceles anualmente en términos reales. La investigación con objetivos nacionales se debilitó, y se fue encauzando para favorecer a los sectores que podían entregar recursos financieros para sus propios beneficios.
Paralelamente las universidades privadas se desarrollaron en forma impresionante, acumularon capitales inmensos. Construyeron edificios imponentes similares a los existentes en otros sectores privilegiados como el bancario. Se proyectaron a las regiones. Captaron profesionales y académicos destacados, seguramente con altos ofrecimientos de recursos, inversiones que sin dudas les eran muy rentables; a estas personalidades las destacaron en sus publicaciones publicitarias estacionales para la captación de clientes. Páginas enteras en los principales periódicos conducían a esa guerra por captar alumnos. Sin duda ello ha contribuido a que la prensa, a lo menos tácitamente, apoye a este sistema.
Universidades que debían ser “sin fines de lucro” se transformaron en potencias económicas, usando subterfugios para repartir el lucro. Algunas han sido vendidas con grandes plusvalías al capital extranjero.
Hemos llegado a una proliferación de profesionales endeudados que buscan desesperadamente la obtención de ingresos para pagar sus deudas contraídas para seguir sus estudios. Sus necesidades originarían debilitamiento de sus éticas profesionales.
Amarga ver como la ayuda fiscal al crédito universitario, la entrega de las garantías estatales a los créditos, ha servido para ampliar irracionalmente el negocio de las universidades y de los bancos. Se ha mencionado que hay créditos bancarios en UF a intereses superiores al 7% con el aval del Estado. A esas tasas la deuda real se duplica en menos de 10 años. Mientras los bancos han pagado intereses reales nulos y hasta negativos por sus captaciones de ahorros y el Banco del Estado, por decisión de su directorio en el gobierno socialista de Lagos, estableció una comisión a los millones de cuentas de ahorros, que era un patrimonio social del país, comisiones que se fueron comiendo el capital ahorrado. Miles de cuentas han desaparecido por perder sus depósitos y muchas otras sus propietarios racionalmente las han cerrado.
CONADECUS más de siete años que lleva adelante una demanda al Banco del Estados, por parte de esas cuentas; ha ido ganando todas las instancias judiciales pero siempre el fallo final se dilata una vez más a base de los grandes recursos que el banco estatal tiene para su defensa, constando entre ellos a experimentados abogados. Esta situación creada en el gobierno de Lagos, continuó en el de Bachelet y ha permanecido en el de Piñera. La prensa oculta informaciones y opiniones al respecto, por el riesgo de perder la publicidad tan valiosa financieramente del banco estatal.
El ahorro en Chile ha sido fuertemente castigado, a favor de que sus ciudadanos se endeuden y enriquezcan a las grandes empresas del retail y a la banca, sectores que obtienen tremendas utilidades, sacándoles ingresos a los más necesitados. El fomento al consumismo ha sido asombroso, con una publicidad “tremendamente eficiente y eficaz”.
Esta política nacional universitaria nefasta, nos ha llevado a excesos de profesionales en las áreas donde dar docencia han sido las más rentables para las universidades; a consecuencia de esto, muchos de los profesionales se deben emplearse a bajas en actividades secundarias a su formación, con remuneraciones a menudo inferiores a las que reciben obreros especializados. El sistema nos ha llevado a una desproporción abismante entre técnicos y profesionales muchos de estos últimos mal preparados y sin vocación y aptitudes para sus carreras.
Ha habido una expansión irracional de los cupos universitarios; cabría preguntarse a cuánto habría llegado la desocupación juvenil en Chile si no fuera porque tanta juventud sigue estudios universitarios, con bajo o nulo porvenir.
Mucho de todo esto es consecuencia de que ya el país, sus gobiernos, no miran al futuro. El país requiere de una planificación de su desarrollo, como lo tienen: países desarrollados, países en fuertes y sólidos crecimientos, grandes empresa y las empresas transnacionales.
La educación universitaria, por lo menos la pública, debe dirigirse a formar los recursos humanos que el país necesita a futuro; la educación debe ser gratuita para aquellos que tengan la necesaria vocación y las aptitudes para ser buenos profesionales. Ojalá podamos llegar a ello y obtener profesionales capaces, responsable, con compromiso con la sociedad y con altos valores éticos. Que los padres no vean con angustia cómo educar a futuro a sus hijos, y que limiten su número en función de sus capacidades económicas para con ellas poder lograr el anhelo que sus hijos sean profesionales universitarios.
Deben valorarse socialmente otras formaciones como las técnicas; el país cada día requiere más de técnicos especializados, muchos de los cuales puedan postular más adelante a títulos profesionales universitarios.
2 respuestas
Estimado Señor Chateauneuf:
Muy buena reseña histórica.
Estoy escribiendo un artículo, para las nuevas generaciones de Ingenieros en Acuicultura, de la Universidad Católica del Norte. Mi motivación, es ayudar, a los jóvenes, en el debate, que se ha generado, en torno la inserción laboral de nuestra carrera. Existe mucha preocupación, por las escasas plazas laborales, que genera el país, en relación con los egresados, de institutos y universidades, que ofrecen la carrera. Esta situación, ha generado suspicacias, en cuanto al futuro de los profesionales del área.
Le agradecería mucho, que me autorice a citar este artículo, en mi documento.
Atentamente,
Carlos Merino
13 de septiembre de 2012
Sr. Carlos Merino:
Desde luego puede usar todo lo que yo publico, ojalá citando la fuente. Me honra con usar esa información. Atentamente Rolando