Interesante tema en debate. De décadas se ha considerado que el potencial hidroeléctrico de la Patagonia es inmenso. Se ha estimado que con su utilización podría dar base a grandes complejos industriales locales – un tipo de ellos es el del aluminio que requiere abundante energía y a bajo costo – y a entregar electricidad al norte del país mediante extensas redes de transmisión. Las inversiones son altas pero los costos operacionales, bajos.
A los menos surgen dos planteamientos en contra de estas grandes represas, uno es en torno al daño ecológico que éstas generarían y a la alteración del paisajes en extensas zonas de un creciente interés turístico, y el otro, a que éstas no son necesarias ya que el uso de otras fuentes renovables y los mejoramientos en el uso de la energía, cubrirían por demás las necesidades por varias décadas.
He tenido la oportunidad de leer un interesante libro titulado “¿Se necesitan represas en la Patagonia?. Un análisis del futuro energético chileno”. Es una obra de un equipo de destacados autores y que llegan a la conclusión de que las represas patagónicas no son necesarias. Debe señalarse que esta obra es un aporte del Consejo de Defensa de la Patagonia (CDP), creado en el 2007, a su lucha por una “Patagonia Chilena sin Represas”.
Los autores de este libro son destacados profesionales. Ellos son: Stephen F. Hall, consultor internacional de amplia experiencia; Roberto Román L. Profesor Asociado de la Universidad de Chile, experto en energías renovables; Felipe Cuevas , ingeniero civil mecánico que se ha especializado en energía solar, y Pablo Sánchez, geólogo de la Universidad de Chile, experto en geotermia.
El libro aporta una muy amplia información sobre los distintos proyectos programados y un completo análisis de alternativas futuras de demanda energética. Se destaca el posible efecto de la crisis económica en la reducción de los ritmos de expansión de la demanda. Una primera impresión que uno puede formarse es que tal vez sea algo pesimista la apreciación del efecto de la crisis, frente a las noticias más recientes de la evolución y de las perspectivas del crecimiento mundial y nacional.
Una interesante y rica información entregan los cuatro apéndices de esta obra de junio de 2009: A. Proyectos aprobados, en calificación y anticipados periodo 2009-2025
B. Análisis tecnológico de la energía solar
C. Análisis geotérmico
D. Costos comparativos de generación.
En las conclusiones se destacan estas ideas:
– Actualmente Chile se encuentra desarrollando proyectos de generación basados en energías renovables y plantas convencionales, las que proveerían más energía que el incremento de la demanda proyectada por la Comisión Nacional de Energía para el año 2025.
– En este nuevo escenario – motivado por la crisis económica – , no sólo Hidroaysén se torna innecesario, sino que también podría prescindirse en al menos un 40% de las nuevas plantas de carbón.
– Chile posee gran cantidad de recursos geotérmicos y solares los cuales son de calidad mundial.
– El sistema eléctrico chileno ha llegado a un punto histórico. Debido a la recesión económica mundial y la caída de la demanda de energía eléctrica, hay una ventana de oportunidad durante los próximos tres años, para reorientar de manera estructural el sistema eléctrico hacia uno que sea técnicamente más flexible, económicamente eficiente y ecológicamente sustentable.
– El primer paso es suspender el desarrollo del proyecto Hidroaysén y al mismo tiempo posicionar la eficiencia energética y las energías renovables como las primeras y segundas prioridades de la política energética chilena y adoptar medidas concretas que creen mercados estables en el largo plazo para estos recursos y sus fuentes.
En El Mercurio de ayer 6 de octubre de 2009 aparece la noticia “Harley Shaiken, académico de la Universidad de California: Chile tiene un potencial único en energía renovable”. En la nota se señala que “el norte chileno provee amplios espacios para desarrollar energía solar, y que los ahorros estatales generados por las ventas de cobre pueden ser usados en innovación local y en fondos para la educación, con tal de formar estudiantes en las mejores universidades del mundo que luego sienten las bases en esta área a nivel local”.
Volviendo al libro comentado, me ha parecido de especial interés incluir los párrafos contenidos en su contra portada y en la aleta primera:
Este libro pone en manifiesto las carencias de la política energética chilena. Después de 28 años de aplicación de un modelo que dejó todo en manos del mercado, se ha consolidado un monopolio eléctrico y se ha fracasado en entregar seguridad de suministro a precios razonables para la economía del país. Hoy Chile tiene la energía más cara de América Latina, donde los mayores costos y la sobre utilidad desmedida de las empresas eléctricas los pagamos todos los chilenos cada día.
El estudio demuestra que es posible reemplazar con creces la eventual oferta del proyecto Hidroaysén, sólo con el desarrollo de energías renovables no convencionales y con el uso eficiente de la energía. La incorporación de los diferentes territorios del país que disponen de valiosos recursos energéticos renovables permitiría una democratización de la matriz eléctrica y menores costos de transmisión.
¡Se necesitan represas en la Patagonia? señala que con las reglas actuales del sistema eléctrico, las energías renovables podrían disminuir el poder que hoy ejerce el monopolio Endesa-Colbún, diversificar los actores que participan en la generación y las fuentes de abastecimiento.
En la aleta primera aparece:
Cuando en el año 2007 se creó el Consejo de Defensa de la Patagonia (CDP) y se lanzó su libro de campaña “Patagonia Chilena sin Represas” con argumentos ambientales, sociales, económicos en contra de la destrucción de los ríos de Aysén, numerosos agentes y lobbystas favorables a este tipo de proyectos nos emplazaron a presentar alternativas a la generación eléctrica que producirían las cinco megarepresas de Endesa y Colbún en los ríos Pascua y Baker.
Este libro es un aporte del CDP al debate público en torno a las alternativas energéticas que incentiven la capacidad prospectiva del Estado chileno en esta materia para dilucidar el falso dilema entre energía abundante con “sacrificios ambientales” y escasez energética que ha querido instalar el monopolio eléctrico.
Con este estudio prospectivo se busca responder al emplazamiento a partir de una investigación desarrollada por los expertos Stephen Hall y Roberto Román, ambos de reconocida trayectoria nacional e internacional en materias energéticas.
Los estudios de la investigación que presentamos en este libro, demuestran que es posible y realista reemplazar el proyecto de Hidroaysén basándonos en una utilización racional de nuestras fuentes de energías renovables y con un uso eficiente de energía.
Todo esto, sin la necesidad de inundar la Patagonia de Aysén, ni destruir el paisaje de nueve regiones y 67 comunas, lo que además arruinaría a miles de empresas turísticas y a agricultores que verían afectado su patrimonio por las externalidades negativas de dicho proyecto.
El futuro energético de Chile es demasiado importante para dejar las decisiones en manos del monopolio eléctrico sin una adecuada política de Estado y una amplia participación ciudadana que fortalezca la democracia y un desarrollo equilibrado y justo para las regiones y sus habitantes.
Espero más adelante referirme a este tema, pero he creído conveniente sólo mencionar parte de las conclusiones que presenta el libro recientemente publicado “La Crisis Energética en Chile”, del prestigiado ingeniero Sergio Mancilla Álvarez. Obra que está relacionada con su tesis de doctorado en la Universidad ARCIS.
“LA CONCLUSIÓN MÁS IMPORTANTE DE ESTA TESIS es que en Chile no será posible la atención de la demanda de energía eléctrica en forma segura, a costo mínimo para la economía nacional y con respecto al medio ambiente, mientras la planificación de la expansión y lor recursos generados por la venta de energía eléctrica no vuelvan íntegramente a manos del Estado”.
“El desarrollo basado en los intereses nacionales de las fuentes primarias de energías renovables, convencionales y no convencionales, así como la integración energética regional continuarán siendo sólo temas de estudios de universidades, organizaciones no gubernamentales y ecologistas, mientras el sector eléctrico vital para el desarrollo nacional continúe en manos de empresas privadas”.
“La situación actual favorece el éxito de los lobistas de los poderosos fabricantes de centrales nucleares así como los intereses del oligopolio de generación en perjuicio del medio ambiente y de los consumidores».
«Por cierto, habrá quienes consideren el cambio radical que lo anterior significa sólo el sueño de alguien no suficientemente <