Medicina natural, actualidad y economía

Los riesgos de las focalizaciones. Un caso más el de las becas de estudio otorgadas que después se suspende; otros mencionados: salud Plan Auge y el 7% de los jubilados, las asignaciones familiares y los bonos de bodas de oro.

Molestias ha ocasionado que a más de dos mil alumnos se les haya eliminado inicialmente sus becas universitarias debido a que sus familias habrían mejorado sus ingresos; esto causó una indignación mucho más allá de los directamente afectados. Qué injusto es que a un alumno se le quite su beca por un aumento en algunos casos marginal de los ingresos de su familia. Tremendo es la angustia que ello genera y posiblemente para algunos alumnos se les corta su carrera, con la consiguiente pérdida en los gastos ya incurridos. En mi opinión esto contribuye a crear resentimientos contra la sociedad.

Las protestas y otras gestiones habrían permitido reducir ese número. No se sabe a cuántos se les ha beneficiado y estarían abiertas las apelaciones. Pero el daño sin duda ha sido tremendo para esta masa de alumnos que creyeron en haber obtenido a firme sus apoyos financieros. No se les ha eliminado por sus rendimientos como alumnos, sino que porque su familias habría mejorado de quintil.

Se repite esto en otros ejemplos en el tema universitario; he oído recientemente  la noticia que la rebaja de los altos intereses que cobraba CORFO por los créditos otorgados a alumnos universitarios se les niega a algunos por dos razones, una la de estar morosos y la otra porque los ingresos están por encima de un límite establecido.

Por otra parte habría problemas con una extraña intermediación con otros bancos. Para los que trabajamos y tuvimos cargos directivos en la antigua CORFO en tiempos de la anterior democracia, nos parece extraño que sea esta institución de fomento la que se dedique a dar este tipo de créditos. Lo lógico hubiera sido que el Banco del Estado asumiese esa responsabilidad.

Más adelante sigo refiriéndome al tema de la educación, para después abordar el de la salud y otros casos de focalizaciones que critico.

Soy defensor de la educación superior gratuita, como era en el pasado. Muchos argumentos pueden darse; uno importante es el que postula a la universidad en gran parte es un adulto, que debe libremente elegir su carrera y no sentirse tampoco como creador de una carga para su familia. Esto debe estar ligado a toda una política de Estado de formación de recursos humanos, debe haber adecuados criterios de selección al ingreso basado principalmente en capacidades y aptitudes y los cupos universitarios deben estar relacionados con las necesidades del país.

El que se ha educado gratuitamente en un ambiente de otros valores como era en el pasado, salía en alta proporción con un sentido de compromiso con la sociedad. El que egresa con una alta deuda, seguramente tiene un comportamiento distinto y que el ambiente político y social lo estimula también a una forma de pensar distinta. Qué importantes efectos tiene eso en la sociedad. Cuánto está dañando esto a nuestro medio; cómo ello genera desconfianza hacia los nuevos profesionales; el negocio de la educación y de la salud llega a niveles extremos. Los alumnos y los pacientes llegan a ser apetecidos clientes.

Ha sido a mi juicio nefasto permitir o favorecer el negocio en la educación superior, más aún con financiamientos del Estado. Bien que la legislación tenga prohibido el lucro, pero pésimo que esto no se haya controlado. La prensa comercial, que es la más importante, parece feliz con las páginas enteras que se les contrata para captar alumnos clientes. Incluso las universidades estatales, que ahora son tantas, se ven forzadas a hacer su publicidad, a aumentar sus vacantes, todo ello para poder enfrentar su supervivencia frente a las reducciones que han experimentados en sus aportes estatales. Carreras necesarias para el país, con bajas demandas, que dejan de ser rentables, terminan cerrándose.

Esto de las focalizaciones me recuerda también lo que sucede con el Plan Auge. Si el enfermo enfrenta un mal que no está en el listado de una enfermedad del plan, queda marginado de esos beneficios, frente a otros privilegiados porque su enfermedad cae en una de las incluidas en un listado. Es algo que parece increíble, se piensa más en la enfermedad que en el ser humano. Recuerdo que no pocos médicos estuvieron en contra el Auge, que en mi opinión constituye más bien una demagogia.

Se anuncia que ya no existen listas de espera, pero qué ha pasado con las otras atenciones.

Ayer vi en televisión cómo un paciente tuvo que estar en un importante hospital de Santiago 32 horas en una silla de ruedas en la espera de cama; a un cúmulo de personas se les veía en una sala de espera. Es muy posible que las camas estaban ocupadas por pacientes beneficiados por el Auge. No cabe duda que salud requiere de muchos más recursos económicos.

Ha golpeado a la opinión pública el anuncio de que no se exigirá el examen único nacional para contratar médicos en el sector público. Seguramente la causa sería que los médicos mejor formados y capacitados se irían a trabajar al sector privado. Qué distinto era en el pasado; era muy difícil a un recién recibido en las universidades tradicionales provenientes de alumnos con altas calificaciones para estudiar medicina, conseguir ejercer si no era en el sector público, requería de ese ejercicio profesional supervisados para su madurez profesional y muy conveniente era que tenían que irse al terreno como médicos general de zona. No cabe duda que el modelo y los valores han cambiado: hoy existe otra forma de pensar, quizás hasta dónde eso es consecuencia de los altos costos que les ha significado la carrera y posiblemente los elevados montos en que están endeudados y a altas tasas de interés.

Leía un titular de un artículo de prensa: “Rector de la U. de Chile se indigna frente al fin al examen único nacional para contratar médicos en el sector público”

Presento a continuación párrafos de ese artículo:

Respecto de la información sobre el proyecto de ley del Ministerio de Salud para poner fin al examen único nacional para contratar médicos en el sector público, el Rector de la Universidad de Chile expresó hoy su sorpresa e indignación por la decisión, basada en el supuesto ministerial de que cualquier egresado de una universidad acreditada está apto para ejercer como médico.

“Esta explicación es inaceptable en momentos en que los Tribunales de Justicia están investigando delitos vinculados a acreditaciones de universidades privadas nuevas y en que hemos denunciado reiteradamente que muchas de ellas no cumplen la ley que prohíbe el lucro.

“Al parecer la única explicación real oculta para esta decisión injustificada del Ministerio de Salud que pone en riesgo la salud y dignidad de los pacientes del sistema público de salud, es que en Chile aún no hay una ley que regule el tráfico de influencias, información y dinero de las agencias de lobby.

“El propio ministro de Salud ha criticado el lobby a favor de las tabacaleras y la colusión de las farmacias.

“¿Es posible que el lobby oscuro y no regulado sea más importante y rentable que la salud que reciben millones de chilenos y chilenas en el sistema de salud público? ¿El Ministerio de Salud no tiene la obligación de asegurar el mejor acceso a la salud para la ciudadanía? ¿Los más pobres de Chile pueden estar sometidos a médicos titulados en universidades que están siendo investigadas por haber comprado con dinero y lobby sus acreditaciones?”

En los consultorios municipalizados, que son los más, se dispone en cantidad importante de médicos extranjeros. A lo menos tiempo atrás muchos médicos chilenos preferían no trabajar en estos consultorios porque se desconectaban del hospital, contacto que es muy importante para complementar su formación, mantenerse actualizados y en particular, ahondar en sus especializaciones.

Otro caso de discutida focalización. Recuerdo que durante el gobierno de la presidenta Bachelet se dio unos bonos de ayuda basado también en límites absolutos de ingresos. Una familia que tuviese un ingreso un peso superior al límite no recibía nada. En esa oportunidad escribí un artículo en que proponía una fórmula para establecer un bono decreciente en monto para las familias que superasen el nivel límite establecido. Un economista que había pertenecido a un organismo internacional me comentó que estaba de acuerdo con mi preocupación, que era muy fácil operar así y me sugirió que lo hiciese llegar al Gobierno y a dirigentes gremiales. Así lo hice; los dirigentes gremiales no me respondieron y los asesores de la Presidencia de la República consideraron adecuada mi proposición, y me sugirieron que lo hiciese llegar directamente a la Presidenta Bachelet. Me pareció absurdo lo sugerido ya que pensé que los asesores podrían haberlo planteado directamente. Acepté seguir en el asunto y lo mandé a la Presidencia a través de una carta certificada. No tuve respuesta y el sistema se mantuvo inalterable.

Algo parecido me tocó verlo con las asignaciones familiares. Recordemos que estas tienen un par de montos decrecientes por tramos de ingreso, para rápidamente desaparecer. Teniendo un cargo directivo en la Universidad de Chile, pude apreciar que a trabajadores que habitualmente recibían la asignación, cuando tenían horas extraordinarias por labores estacionales, las perdían, y una vez que sus ingresos bajaban a lo normal debía hacerse todo un trámite burocrático para recuperar esas asignaciones.

Yo he sido defensor del viejo sistema de asignación familiar de la antigua democracia, a ellas todos tenían derecho a recibirlas, por igual monto, independiente de sus niveles de ingresos. Estas asignaciones tenían un positivo efecto de integración familiar. En esa nostálgica democracia se trataba habitualmente ir subiendo en forma paulatina año a año su monto en términos reales.

Lo importantes es que estas asignaciones se financien con impuestos progresivos a las rentas. Una familia de altos ingresos seguramente va aportar más dinero por sus tributos que los que reciba por las cargas familiares, las que son transitorias: Los viejos familiares dependientes por los que recibían asignaciones iban desapareciendo con las muertes y las que se recibían por sus hijos, a su vez iban desapareciendo a medida que pasaban los limites de edad, que eran mayores para los dependientes que estudiaban.

Qué importante que familias de ingresos relativamente altos, recibieran por asignaciones montos sumados superiores si tenían más dependientes que otras familias que poseían menos cargas o no recibían por cargas. Ambas familias pagaban tributos similares.

El tema de las asignaciones familiares merece un artículo especial.

 La focalización se transforma también en un engaño político. Por ejemplo recuerdo la donación o aguinaldo que se anunció para los matrimonios que llegasen a las bodas de oro, es decir cumpliesen los 50 años de casados. Cuando traté de cobrarlo me señalaron que todavía no tenía derecho por el nivel de mi jubilación. No me quedó claro en cuantos años más podría recibirlo, o bien nunca. No habría sido mejor que a todos se nos hubiese entregado una distinción simbólica del Estado, por ejemplo un diploma de reconocimiento firmado por el Presidente de la República y una cantidad de dinero baja, por ejemplo una UF como mínimo para tener una breve celebración y si se quisiese un suma mayor a medida que los ingresos fuesen más bajos.

 Otro caso es la eliminación de 7% para salud para los jubilados. Yo personalmente fui contrario a ello pues a mi juicio era subir ingresos a los sectores más pobres quitándoles recursos financieros al sistema público de salud. Lo lógico hubiera sido rebajarles a todos los jubilados el 2% correspondiente a las licencias, las que no existen en los pensionados. Pero la eliminación del 7% ha sido sólo para una parte de la población. También ahí se da que si una familia supera en un peso el límite, no recibe rebaja alguna.

El Presidente, varios de sus ministros y otros políticos de la Alianza anuncian demagógicamente estos beneficios reiteradamente como que favorecen a todos. Es molesto que se crean expectativas y cuando uno recurre a solicitar los beneficios anunciados, se encuentra que le ha significado una pérdida de tiempo a lo que se suma el desagrado de ver destruida su expectativa.

Qué distinto ha sido el Programa Nacional de Alimentación Complementaria, que ha podido mantenerse. Ha dado un gran apoyo a la medicina preventiva. Toda la población etáreamente más vulnerable tiene acceso a una alimentación básica gratuita independiente de sus ingresos; pero sí está obligada a participar en los programas de medicina preventiva; no necesita de una ficha de pobreza. Lo habitual es que recurra a ello los económicamente más vulnerables; si un hogar se arruina, sabe que la sociedad le entrega un respaldo sin más exigencia que la de que esté incorporado al programa preventivo.

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