Medicina natural, actualidad y economía

Los transgénicos siguen de actualidad. De EE.UU. llega noticia de súper gusano que amenaza al cultivo del maíz transgénico. Continúa la polémica sobre el uso de los transgénicos.

 

El tema de los transgénicos no deja de ser noticia. Ahora aparece un supergusano que amenaza algunos cultivos de maíz trangénicos en EE.UU: La noticia se publica en un interesante artículo en el diario El Mercurio de Santiago de Chile, llamado el decano de la prensa chilena.

No puede decirse que este diario tenga intenciones de criticar el uso de las semillas transgénicas.

Difícil es tener una posición objetiva sobre el tema de los transgénicos. Inquietudes existen en diferentes sectores. En torno a éste se dan posiciones distintas por diferentes razones. Por una parte están grandes transnacionales como la Monsanto que han realizado importantes investigaciones con logros científicos y tecnológicos extraordinarios y han proyectados sus semillas mejoradas al mundo, especialmente al de los paìses más avanzados. Ha captado seguramente a profesionales muy calificados para el desarrollo y para la defensa de estas tecnologías avanzadas. Como también su influencia económica y política es muy importante

Profesionales especialistas en determinados cultivos y en estas tecnologías, que investigan en esta atractiva materia, pasan a ser casi dogmáticamente defensores de estas tecnologías y incluso tratan hasta de ignorantes a los que ponen en duda estas maravillas. Distinguidos académicos universitarios también se pronuncian en contra de los transgénicos; dan muchas razones bien fundadas en sus posiciones contrarias a ellos.

Llegan a tal extremo estas posiciones de defensa de los transgénicos que buscan impedir que en los alimentos que se comercializan aparezca indicado que son transgénicos o que tienen componentes transgénicos; ello sin duda podría afectar a sus mercados  Estas posiciones contrarias a informar de las realidades a los consumidores son incluso defendidas vehementemente por profesionales del sector salud e incluso por funcionarios de organismos internacionales de Naciones Unidas.

En mi opinión estas posiciones y actitudes no contribuyen a dar confianza en que los alimentos transgénicos son inocuos a los consumidores de ellos.

Más adelante se revisan estos temas y el de la situación de los transgénicos en Chile, donde se está tratando de legislar sobre su introducción a la agricultura nacional.

Se comenta y se presenta in extenso el artículo inicialmente mencionado.

Hay organizaciones de consumidores cerradamente en contra de los transgénicos y otras, que se suman a consensos, en que defienden que los consumidores estén informados de la calidad y de las características de los alimentos que ingieren; se puede decir que esta información sobre lo que se consume es un derecho que tienen los consumidores, derecho que debe respetarse-

He tratado de ser lo más objetivo en la materia para analizar sus pros y sus contras, pero me encuentro que no es fácil tener una oportunidad de analizar el tema en profundidad.

El ideal es que se produzca un amplio debate en el que participen las universidades y las sociedades científicas. Las discusiones tienden más a centrarse en grupos con posiciones similares e incluso se llega a descalificar a los que piensan distintos.

Uno puede preguntarse por qué grandes potencias los han aceptado en forma tan amplia, como es EE UU y por qué Europa ha sido tan reacia a aceptar los cultivos de transgénicos, aunque paulatinamente se ha ido ampliando su presencia.

Dos grandes temas están sobre los transgénicos. Uno es el del consumo de ellos y el otro es el de su producción, de incorporar variedades transgénicas a la agricultura.

Debe recordarse que hasta ahora en Chile se permite el consumo de transgénicos que deben ser importados y se prohíbe la producción de ellos en el país. Sólo se ha autorizado la producción de semillas transgénicas para exportación, en terrenos con ubicaciones reservadas al conocimiento público.

Esta separación de temas está en que el daño por una parte puede darse al consumidor, lo que se subsana con la prohibición futura de su abastecimiento, de sus importaciones. En cambio el daño que pueden generar a la agricultura y a la flora y fauna, pasa a ser permanente y muy difícil o imposible en muchos aspectos, erradicarlo.

Hoy se está legislando para incorporar a la agricultura chilena el uso de transgénicos con una serie de restricciones. Puede llamar la atención que la Academia Chilena de las Ciencias Agronómicas se ha pronunciado favorable a la presencia en Chile de cultivos transgénicos, eso sí con una serie de resguardos.

Un argumento que no comparto en la defensa de los transgénicos es el hambre que hay en el mundo y que puede agravarse con el crecimiento de la población. Se señala que con los transgénicos se puede aumentar la producción de alimentos y así asegurar los abastecimientos alimentarios futuros.

El hambre mundial no depende tanto de las limitaciones en la producción de alimentos sino más bien en el subdesarrollo de amplias regiones. Los bajos ingresos y las deficiencias de sus agriculturas y de otros procesos de obtención de alimentos, comprometen las disponibilidades. Las plantas mejoradas deben, en muchos casos, ser obtenidas para las características reales de los países más pobres. Las altas tecnologías productivas como las de los transgénicos, no mucho ayudan a las naciones más pobres. No es para ello que se investiga; esta investigación avanzada está preferentemente motivada por la obtención de lucro, de producir semillas y plantas de alta productividad para las agriculturas más avanzadas.

Un tema que origina reservas hacia los transgénicos son los riesgos que estos mejoramientos pueden causar en la alimentación humana y animal, en sus efectos sobre las malezas y otras plagas que pueden reforzarse en sus presencias activas y afectar también a la flora y a la fauna local, regional e incluso mundial.

Parece demostrarse que cada vez se obtiene más seguridades sobre el comportamiento de los transgénicos, pero siempre algo de riesgo queda. El riesgo cero parece imposible de lograrse.

Un reciente artículo de fuente externa presenta un interesante caso que permite advertir sobre estos riesgos. Éste se titula; Un supergusano amenaza algunos cultivos de maíz transgénico en EE.UU”.  Su autor es Scott Kilman. The Wal Street Journal, fechado 29 de agosto de 2001.

Su primer párrafo es decidor: “Plantas de maíz ampliamente sembradas en Estados Unidos, el principal exportador del grano, están siendo atacadas por una plaga, pese a que Monsanto Co. modificó genéticamente las semillas para combatir al insecto. Es la primera vez que una plaga ha desarrollado resistencia a una semilla transgénica en el centro del país”. Se plantea que el uso de la transgenia podría conducir a que se generen super insectos dañinos. Esto se está observando en cultivos de maíz, en cuatro sectores del noreste del Estado de Iowa. Si bien son casos aislados, este problema podría extenderse.

 Debe tenerse presente que en dos cultivos importantes mundiales se tiene la presencia de variedades transgénicas. Éstos son los del maíz y  la soya.

En el artículo también se informa que esto está generando un amplio debate entre los agricultores sobre esta generalización de uso de los transgénicos y sus riesgos.

Otro tema que se aborda es el de la resistencia de las variedades modificadas genéticamente por la transgenia al uso de herbicidas, lo que facilita el cultivo continuo, el favorece la aparición de malezas resistentes a esos pesticidas. Esta situación no se daba cuando los suelos se iban rotando con cultivos diferentes afectados por plagas distintas, más específicas a cada especie cultivada. Con esa rotación de cultivos se lograba destruir las plagas específicas al no tener el alimento en el periodo siguiente en que estaba el otro cultivo.

A continuación presente in extenso este interesante artículo

 Un supergusano amenaza algunos cultivos de maíz transgénico en EE.UU”.  

Scott Kilman
The Wall Street Journal
lun, 29 ago 2011

 Plantas de maíz ampliamente sembradas en Estados Unidos, el principal exportador del grano, están siendo atacadas por una plaga, pese a que Monsanto Co. modificó genéticamente las semillas para combatir al insecto. Es la primera vez que una plaga ha desarrollado resistencia a una semilla transgénica en el centro del país.

El descubrimiento ha generado temores de que la forma en que algunos agricultores usan los cultivos biotecnológicos pueda generar súper insectos.

El hallazgo de Aaron Gassmann, entomólogo de la Universidad del Estado de Iowa, indica que gusanos de raíz (o alfilerillo) en el maíz en cuatro campos en el noreste de Iowa han evolucionado hasta resistir el pesticida incluido en la planta de maíz de Monsanto. Esto podría llevar a algunos agricultores a cambiar de semillas y utilizar las que repelen insectos, vendidas por competidores del gigante de la biotecnología con sede en St. Louis, y a volver a aplicar insecticidas sintéticos más fuertes en sus campos.

«Estos son casos aislados, y no está claro cuánto se extenderá el problema», afirmó Gassmann en una entrevista. «Pero es una advertencia de que las prácticas de cultivo deben cambiar«.

El descubrimiento impulsa la carrera entre rivales de biotecnología agrícola por encontrar la próxima generación de genes que pueda proteger a las plantas de los insectos. Los científicos de Monsanto y Syngenta AG, con sede en Basilea, Suiza, ya están investigando cómo usar un descubrimiento médico llamado interferencia por ARN para, entre otras cosas, lograr que los cultivos sean mortales para los insectos que los coman. Si esto funciona, un insecto que muerde una planta así podría ingerir código genético que aniquilaría uno de sus genes esenciales.

Monsanto indicó que sus líneas de semillas de maíz resistente al gusano de raíz están funcionando como era previsto «en más de 99% de las hectáreas plantadas con esta tecnología» y que es demasiado pronto para saber qué significa para los agricultores el estudio.

El descubrimiento se produce en medio de un debate sobre si los cultivos modificados genéticamente que ahora saturan la principal zona agrícola de EE.UU. están cambiando la forma en que operan algunos agricultores.

Estos cultivos a prueba de insectos y resistentes a los herbicidas facilitan tanto el cultivo que muchos agricultores dependen en gran medida de la tecnología, de una forma que viola un principio básico del manejo de plagas, que advierte que usar un mismo método año tras año les da a las plagas más oportunidades de adaptarse.

Monsanto ya está en el centro de este debate debido a su éxito desde los años 90 en la venta de semillas a los agricultores que cultivan plantas que pueden sobrevivir a la exposición a su herbicida Roundup, un químico a base de glifosato conocido por su capacidad de matar casi cualquier cosa verde.

Estas semillas hacen que sea tan conveniente para los agricultores aplicar Roundup que los granjeros dejaron de usar otros productos para combatir las malezas. Como consecuencia, señalan muchos científicos, súper malezas inmunes a Roundup se han extendido a millones de hectáreas en más de 20 estados en el sur y la parte central de EE.UU.

Antes de la llegada de las plantas resistentes al insecticida, los agricultores de EE.UU. solían intentar controlar las plagas al cambiar los cultivos todos los años, a menudo rotando entre maíz y soya. De esa forma, las crías de los insectos que se alimentaban de maíz se morían de hambre al año siguiente. Pero los incentivos por sembrar maíz, debido al apetito de la industria del etanol, los ha llevado a sembrar el mismo grano año tras año.

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3 respuestas

  1. Estimado Rolando:
    Es justamente por respeto a los consumidores anti-transgénicos que estimo que debería existir un etiquetado que identifique a aquellos productos alimenticios de consumo humano que sean LIBRES DE TRANSGËNICO o con sólo trazas de ellos. Esto, pese a que nunca se ha demostrado, con aval estrictamente científico, que los trangénicos causen daño alguno a la salud. Sin embargo, en lo que estoy plenamente de acuerdo es en que «no existe riesgo CERO». Es más: muchos de los productos de alto consumo popular, si hoy se sometieran a las mísmas críticas a las que se se someten los transgénicos, serían «muy peligrosos» para el consumo humano. Entre ellos, la LECHE
    (más de 20% de la población humana es deficiente en lactasa, enzima indispensable para metabolizar el zúcar d ela leche o lactosa); el Gluten de TRIGO (en Chile, 0,5% de la población sufre de Celiasis. Solamente en Santiago, viven unos 25.000 celíacos); los POROTOS, especialmente los de grano rojo, contienen glucósidos que dan origen al HCN. Vale decir que 10 minutos de cocción son suficientes para eliminar esos residus de alta toxicidad. Por otra parte, los brotes de papas sometidos a la luz, pueden causar mareos y parálisis. Además, el CHOCOLATE, contiene Teobromina (tóxica en perros y gatos), y el RIOBARBO y la ACELGA contienen acido oxálico, que tiene la capacidad de formar en el intestino un complejo con minerales como el calcio y el hierro que impide su absorción. Esta misma sustancia es la responsable de que la acelga se recomiende consumir con moderación a quienes tienen tendencia a formar cálculos renales y artritis.
    En el caso del gluten y la lactosa, se especifica en etiquetas aquellos productos que NO LA CONTIENEN. Lo mismo podría hacerse en el caso de los productos que contienen (más que trazas) transgénicas. Esto, más por respeto a los consumidores que por el daño que podrían causar, el cual se ha demostrado (hasta ahora) ser cero.

    No deja de llamar la atención que no haya oposición al uso de la insulina transgénica producida por bacterias como la Escherichia coli, en reemplazo de la que hasta entonces se obtenía del páncreas de vacunos y cerdos y que provocaba, en ocasiones, reacciones inmunológicas de rechazo al producto. La insulina transgénica se produce en bioreactores en los que se multiplican las bacterias a las cuales se le ha transferido un gen humano. delproducida por bacterias modificadas genéticamente que portan el gen humano, es decir que tienen la información para fabricar la insulina humana. De esta forma se ha logrado obtener una insulina similar a la humana con la ventaja de evitar las reacciones inmunológicas indeseadas que se suceden con la insulina de origen animal.

    En cuanto al desarrollo de los «super insectos» o «super malezas» que pudan surgir, confío en que -en caso de ocurrir- la ciencia seguirá desarrollando nuevas formas de controlarlos. Respecto del posible daño ecológico, es de esperar que la legislatura chilena sobre el uso de semillas transgénicas, establezca las salvaguardias para que ello no afecte el patrimonio botánico autóctono del país.

  2. 2 de septiembre de 2011:

    Estimado Alejandro:

    Muchas gracias por tus interesantes aportes sobre el tema. Me parecen tremendamente útiles. De alguna manera quedan incorporados a mi página como comentarios.

    No comparto tu parte inicial de informar a los consumidores anti trasngénicos. Es muy probables que muchos consumidores no estén a favor o en contra de los alimentos transgénicos, pero el saber que se consuma algo en lo que algunos tengan dudas o se les presenten más adelante, frente a nuevas realidades encontradas, sepan lo que están consumiendo o han consumido.

    Estoy enviando tus comentarios a un distinguido ingeniero con post grados que reside en Francia que ha trabajado para importantes instituciones sobre este tema especialmente en los aspectos de políticas presentes en diferentes paìses sobre esta materia y debates que se han presentado, para así recibir más antecedentes; me interesa de todas maneras su opinión

    Él me ha pedido que podamos analizar estas materias especialmente relacionadas con el tema del medio ambiente, los transgénicos y las producciones orgánicas para hacer algunas publicaciones y llegar a editar posiblemente un par de libros al respecto. Prontamente iniciaríamos los temarios de estas publicaciones.

    Algo supe de que algunos transgénicos generaron efectos negativos en consumidores y que ellos fueron modificados; que también cada día se establecen mayores controles para evitar que se repitan efectos de esa naturaleza. He leido otras informaciones negativas, a las cuales no le he dado hasta ahora más atención ni las he registrado. Desgraciadamente los efectos negativos a veces se conocen con posterioridad.

    Entiendo que en varios paìses se exige en el etiquetado que se menciona que el alimento contiene trangénicos.

    En ningún caso soy de los que están contra los transgénicos, pero me interesa que el tema esté en permanente análisis acumulando experiencias y conocimientos.

    Me recuerdo hace ya varios años atrás haber asistido a una presentación en la Universidad de Chie, Departamento de Economía Agraria, de ese prestigioso profesional, agrónomo chileno de la Universidad de California, Miguel Altiere. Su exposición me dejó bastante preocupado.

    Creo que sería interesante que nuestra Academia Chilena de Ciencias Agronómicas lo invitara.

    Saludos.

    Rolando

  3. Estimado Rolando:
    Gracias, por tus nuevos comentarios. Al releer mi nota, vi que el nombre de la bacteria Escherichia coli estuvo mal escrito. Te agradecere corregirlo.
    Saludos cordiales
    Alejandro

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