Medicina natural, actualidad y economía

Ministerio de Agricultura debe mantener su nombre histórico.  Extraña la proposición de agregarle “Alimentos y Desarrollo Rural”, para quedar como “Ministerio de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural”.

Considero un grave error pretender esos agregados al nombre de este tan tradicional ministerio.

Poco se ha informado de la iniciativa del nuevo nombre se está tramitando en el Parlamento.

Hace poco se ha informado en la Revista del Campo del Diario El Mercurio en un artículo titulado “Avanza nuevo ministerio de Agricultura”. Acompaña de inmediato al título “La Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados terminó la votación en particular del proyecto, que tiene grandes críticas, y ahora pasa a la Comisión de Pesca”.

Cuesta entender el por qué proponer la palabra “alimentos” que generará  a muchos una vaguedad de ideas. Podría entenderse que se refiere a todo lo relacionado con políticas de alimentación y nutrición, con la industria alimentaria, con las importaciones de alimentos de  distintos grados de elaboración.

El tema alimentario nutricional presenta bastante complejidad para enfrentar sus serios problemas que presenta y requiere de un gran esfuerzo intersectorial público y con participación de universidades y organizaciones de productores y consumidores.

Por otra parte el apoyo al Desarrollo Rural es un tema netamente multisectorial. No todo lo rural es agrícola.

Mucho ha afectado a nuestra agricultura y a muchas otras actividades productivas como a la industria nacional la carencia de una política cambiaria. El valor del dólar en Chile está dependiendo en alto grado con el precio del cobre, parece sin considerarse que en el valor de las exportaciones no solo va producto sino que además patrimonio nacional; estamos exportando reservas mineras.

Extraña que el actual Ministerio de Agricultura no se preocupe de esa materia, al parecer que la política cambiaria es solo responsabilidad del Gobierno y que no pueda modificarse por influencias de otros sectores como por ejemplo el industrial y el agrícola.

Es impresionante como en nuestro país se ha destruido la industria manufacturera, gran generadora de ocupación formal y como sectores agrícolas como el de la leche esté de al tres al cuatro, a pesar que nuestro país tiene de las mejores condiciones del mundo para la producción láctea.

Hay tantos otros vacíos en las políticas agrarias de las que debiera haber mayor preocupación; como el caso del regadío.

Además hay un dicho que puede aplicarse en este caso “quien mucho abarca poco aprieta”.

El Ministerio de Agricultura tiene una importante responsabilidad, la de proteger al sector agrícola al enfrentar un medio adverso como actividad productiva y poseer un sistema o proceso de lenta maduración de las inversiones. Su producción descansa en seres vivos sujetos a enfermedades y plagas, y muy dependiente del clima cambiante. Heladas, calores excesivos, fríos y granizo, cambios en luminosidades, sequías, etc.

En resumen, su proceso productivo de lenta maduración y muy sujeto a riesgos biológicos y  climáticos

Enfrenta dificultades en sus mercados, sus ofertas están muy fragmentadas y se encuentran a menudo con poderes compradores concentrados. Muchas de sus producciones son perecibles, por lo tanto no pueden guardarse. Llegan al mercado sin otra alternativa que venderlos al precio que sea.

Muchos productores son pequeños, de bajos ingresos y sujetos a inestabilidades; habitualmente se hace presente la pobreza en extensas zonas agrícolas.

Países desarrollados como EE.UU y europeos llevan políticas proteccionistas basadas principalmente n garantías de niveles de precios, que generan excedentes que se lanzan a los mercados externos a bajos precios, muy inferiores a los que se le pagaron a sus productores, precios que para ellos estaban garantizados de antemano.

Por los antecedentes anteriores y por algunos otros, se hace necesario llevar adecuadas políticas agrícolas asociadas a planificaciones generales y algunas más específicas.

En Chile tenemos varias experiencias históricas de políticas planificadas en el campo agrícola. Pueden mencionarse el Plan de Desarrollo Agrícola  de  Transporte de 1955 preparado por CORFO y el Ministerio de Agricultura; el Plan Decenal de Desarrollo Nacional de 1960; el Plan Nacional de Desarrollo Agrícola de 1965. Mención especial debe hacerse del Plan Nacional de Desarrollo Ganadero, financiado en parte con recursos de préstamos del Banco Mundial con tres grandes componentes, el Programa de Desarrollo Predial y los programas de plantas lecheras  y de mataderos . Cabe mencionarse el gran programa de desarrollo de la remolacha azucarera llevado adelante por la IANSA, en que su finalidad principal era el desarrollo de la agricultura y de la ganadería, y casi como subproducto, la obtención del azúcar; importancia también tenía el desarrollar industrias en ciudades de tamaños intermedios.

Programas extraordinarios fueron algunos más específicos como el de la erradicación de la fiebre aftosa, que parecía tener una meta inalcanzable  y fue lograda.

Entre otros programas interesantes se encuentra el del fomento de la producción de maíz a base de mejoramiento de variedades y de la mecanización de la cosecha, que hacía necesaria la disponibilidad de centros regionales de secado del grano y de su almacenaje.

Meritorio fueron los programas de inseminación artificial en la producción bovina como también la importación masiva de ganado de la raza Hereford dentro de la que cabe destacar la importación de unas 10 mil vaquillas y reproductores traída en avión proveniente del Hemisferio Norte, de países libres de aftosa, para poblar con esta raza las entonces provincias de Magallanes, Aysén y parte continental de la provincia de Chiloé.

Es interesante comentar como se financió este programa. La compra y el trasporte aéreo se hizo con financiamiento de la AID(USDA). Y la venta a los ganaderos chilenos se efectuó con un innovador sistema de crédito, basado en que se prestaba en ganado y se pagaba con ganado proveniente del aumento de masa que se le generaba al productor. Así se evitó que el ganadero tuviese que pagar por el ganado un precio del doble del costo con que se obtenía desde Argentina, pero era ese ganado de un país afectado por la aftosa, el cual no podía llegar a las provincias chilenas sureñas que ya estaban libre de esta epizootia.

Mucha de esas iniciativas s hicieron gracias a que la CORFO tenía amplias atribuciones para actuar en favor de desarrollo del país. Todas estas iniciativas debían pasar por el Consejo Superior de la institución que tenía una amplia representación nacional tanto del sector público como del privado. Además en CORFO debía pasar por el  Comité Ejecutivo Agrícola, con amplia representación del sector agrícola tanto público como privado

Muy importantes son las políticas de comercio exterior que eviten la llegada de productos subsidiados, como también de políticas cambiarias. La agricultura chilena, como también parte importante de la industria manufacturera, han sido fuertemente dañadas en extensos períodos por un bajo valor de la divisa, como consecuencia del alto precio de las exportaciones mineras especialmente del cobre, recurso agotable y con siempre el temor de desarrollo de sustitutos.

En la historia del Ministerio de Agricultura, se tienen muchos antecedentes interesantes. Recuerdo allá por los años cincuenta del siglo pasado había un excedente d mantequilla en l mundo. Se vendía internacionalmente a muy bajo precio. Entonces importábamos mantequilla; para que no dañara a la ganadería chilena se estableció una especie de impuesto a su importación, que se calculaba anualmente para dejar el costo de la mantequilla importaba al precio deseado del de la nacional. A ese impuesto se la llamaba “prestación” y lo captado iba al Ministerio d Agricultura para fomento lechero.

Otro antecedente que es conveniente recordar.  A comienzos de los años 80 se tuvo en Chile una profunda crisis económica derivada de la congelación del dólar por tres años; ella se pudo superar gracias a un cambio en la política nacional con un Gabinete de tinte más nacionalista que neoliberal monetarista. Para ello se devaluó y se establecieron aranceles a las importaciones. El ministro de Agricultura Jorge Prado se destacó por sus políticas agrícolas; promovió un apoyo especial al cultivo del trigo, rubro que era muy importante en la agricultura chilena, mediante la creación en pleno Gobierno Militar de una nueva empresa del Estado COTRISA, para asegurar que la molinería pagase por el trigo chileno un valor similar a costo de trigo importado. Además el Banco del Estado creó una línea de crédito especial usando como garantía la cosecha, ya que gran parte de los trigueros no podían recibir nuevos créditos por sus grados de endeudamiento.

Por otra parte el ministro Prado fomentó el traslado de mejores tecnologías desde el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) a los agricultores mediante los llamados Grupos de Transferencia Tecnológicas.

Estas medidas de política motivaron un considerable mejoramiento en los rendimientos y llegamos en corto plazo a autoabastecernos de trigo lo que no se tenía en el país desde los años cuarenta.

 

 

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