Medicina natural, actualidad y economía

Preocupante tema es el de los Carabineros de Chile frente a los actos de violencia destructiva que afecta a las grandes ciudades de Chile. Y algo más sobre la crisis nacional actual

En nuestro país tuvimos tres grandes estructuras socioeconómicas puntales de nuestro desarrollo; ellas fueron el sistema nacional de salud, el sistema nacional de educación pública y Carabineros de Chile. Los dos primeros sistemas dependientes respectivamente de los ministerios de Salud y Educación y el segundo, dependiente en la antigua democracia del Ministerio del Interior, para después del Golpe Militar pasar a depender del Ministerio de Defensa y más recientemente volver a la dependencia del Ministerio del Interior.

Los dos primeros sistemas han quedado fuertemente afectados en sus estructuras durante el Gobierno Militar con la municipalización y la pérdida de financiamientos de las Universidades Públicas que disponían de leyes especiales que les aseguraban un financiamiento paralelo al crecimiento de la economía chilena, lo que permitía mantener una educación pública gratuita y un financiamiento creciente para las otras responsabilidades académicas, las de la investigación, la extensión y la creación artística.

La constitución de 1980, aprobada en un vergonzoso plebiscito, acto que ha dejado una mancha negra en la historia nacional, y ha repercutido en nuestra sociedad perjudicialmente generando divisiones preocupante y grandes desigualdades en la sociedad chilena, lo que ha sido posiblemente una causante importante de la presencia de una violencia destructiva que entre otras manifestaciones se hace presente en contra del Cuerpo de Carabineros y a sus establecimientos, desde retenes hasta comisarías. Preocupantes son los actos de violencia contra el personal de la fuerzas de orden, independiente del sexo de ella.

Con la constitución del 80 se destruyeron muchas políticas de Estado, que caracterizaron el desarrollo del pasado. Se eliminaron todas las leyes que daban estabilidad a las políticas de desarrollo, salvo el 10% de las ventas de CODELCO para las Fuerzas Armadas. Hoy los financiamientos son anuales y se establecen apresuradamente en las Leyes Anuales del Presupuesto Nacional.

Volviendo al tema de los carabineros

Me impresionó mucho observar cómo fueron afectadas por el fuego dos carabineras por el ataque de bombas molotov. Eso no puede de dejar serios impactos en los miembros de este Cuerpo como también otras continuas agresiones que están recibiendo.

Dos hechos pueden influir en el ataque a los carabineros; uno, los escándalos financieros observados en los altos mandos y dos. la violencia con que el personal actúa en determinadas situaciones. Mi impresión es que estas últimas no son muchas y que posiblemente sean consecuencias de reacciones humanas que pueden explicar sus actuaciones criticables.

Recuerdo en el pasado el respeto que se tenía a sus funcionarios

Representaban la ley. Sus locales eran respetados y uno podía acercarse a ellos a toda hora del día, desde luego en las de la noche.

Viví en la comuna de La Cisterna desde 1936 a la edad de 4 años y hasta 1959, a 27 años. Recuerdo a la pareja de carabineros a caballo con sus mantas de Castilla y sus carabinas recorrían su sector días y noches. Todos los respetábamos. Nadie pretendía asaltar el Retén El Parrón existente en la soledad del Camino de Ochagavía. Recuerdo al cabo Arévalo que incluso arrendó un tiempo la casa de cuidador que tenía mi familia en la parcela de una hectárea frente a la Plaza Cervantes de la Población Nueva España.

Tengo un par de positivos recuerdos de sargentos de carabineros; eran un personal con mucha experiencia y criterio. Eran grandes colaboradores de la oficialidad joven.

Recuerdo lo que presencié por allá de los años 60 del siglo pasado frente a vendedores callejeros de frutas y verduras en pleno Centro de Santiago. Estaba prohibida esa venta callejera. No era fácil cumplir con esa tarea, ya que los transeúntes los defendían; sin duda se hacían presentes sentimientos humanos. Un sargento estaba actuando para detener a uno de esos vendedores; se formó un círculo de los transeúntes en torno a esta acción. No era fácil superar la situación; había en el grupo una persona, un hombre alto bien vestido que alegaba. El sargento optó por llevarse detenido a esa persona, quien sin duda que debía tener otro comportamiento. Así pudo enfrentar esa difícil situación.

Otro caso que recuerdo de la actitud de un sargento. Esto fue cerca del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la U. de Chile, INTA; yo regresaba con una profesora de ese instituto en su auto, el que ella conducía, desde una reunión de crítica al rector de la Universidad de Chile, entonces un civil designado por el Gobierno Militar.

Un auto se nos adelanta a no mucha velocidad y se nos cruza suavemente originando una ligera colisión. Se detienen los vehículos, el que conducía, el infractor, era un destacado futbolista chileno, profesor primario, sin duda no partidario del Gobierno Militar.

Se trató de llegar a un acuerdo, pero el deportista insistió en llamar a carabineros. Así se hizo; en la espera conversamos sobre el tema universitario y de la reunión de donde veníamos en contra de la rectoría intervenida.

Al rato llega el vehículo policial con un sargento quien consulta sobre lo que había sucedido; el deportista le señala que lo explique la señora profesora; ella lo expresa. El sargento le ofrece la palabra al deportista quien le responde que está totalmente de acuerdo con lo por ella expresado. Después de ello, los invita a alejarse un poco del lugar a conversar. Al poco rato observó que el deportista le da un beso a la profesora de término de la conversación. Interesante lo sucedido, el proceso no sigue más allá. Se economizan trámites futuros. Posiblemente el deportista pidió venir a carabineros para protegerse de que se hiciera un escándalo y un aprovechamiento posterior del hecho por el prestigio que éste tenía.

Cosas del pasado que contrastan con el presente. Recuerdo que un carabinero vio mi auto estacionado con su motor en marcha; captó un ruido anormal del auto que parecía escape libre o una falla en el sistema normal; me sacó un parte. El tubo de escape tenía una pequeña rotura que la solucioné con una soldadura. Tuve que pagar el parte correspondiente.

Hoy no se ven carabineros en las calles y se sienten con frecuencias fuertes ruidos de automóviles y motos con escapes libres y conductores que gozan generando fuertes sonidos y algunos hasta sonoras explosiones, especialmente en horas de la noche. Nadie los controla.

Para qué decir los excesos de velocidad, superiores a las máximas autorizadas; nadie las controla y menos las sancionan. Indigna observar por ejemplo en la Avenida Pedro Aguirre Cerda (o Camino a Melipilla) donde la velocidad máxima señalada era de 60 km/h, muy pocos la respetaban y no hace mucho, se rebajó ese máximo a 50 km/h, lo que desde luego menos se cumple. Da vergüenza observar eso; incluso por buses de turismo. Qué dirán los turistas extranjeros. Uno se pregunta, por qué no se controla eso.

Atentar contra carabineros debería merecer serias sanciones

Partiendo de las que se merece las que le lanza una piedra; qué se intenta con ese lanzamiento si no es herirlo o matarlo. Pero ello no merece actualmente mayor sanción.

Años atrás, por relaciones familiares, tuve varios contactos con miembros de este cuerpo. Ellos manifestaban su molestia al ver a delincuentes que poco antes habían detenido actuando en el mismo terreno. El proceso llamado “puerta giratoria”, que un primer mandatario prometió hacer desaparecer, sin conseguirlo.

El Poder Judicial los libera. Por qué lo hace

No es fácil comprenderlo; ¿Será porque las cárceles están saturadas de detenidos? ¿Por qué en ellas no hay rehabilitación o peor en ella se aprende a más delinquir? ¿O por el sufrimiento que experimentan los detenidos  que es una sanción que no se merecen?. O ¿habrá una exagerada preocupación por los derechos humanos, protección mal entendida?

No hace mucho carabineros revisan un auto sospechoso en la costa de la Quinta Región. En la revisión encuentran armas y drogas. Detienen a los involucrados y el Poder Judicial los libera dando como razón que lo investigado no vale porque los policías no estaban autorizados para hacer esa revisión. Fallo que a mucho nos extraña, fallo en dos instancias de este poder del Estado. A los pocos días se les detiene a esos delincuentes al parecer porque se les sorprendió en el delito en una operación autorizada.

El tema de las carreras clandestinas de automóviles no puede ser controlado por la policía, ya que no estaría autorizada para ello. Parece increíble que no se tenga atribuciones para actuar porque no hay una legislación expresa para castigar esa actividad. Cuesta pensar que no exista antecedente delictual para hacerlo, como lo relacionado con los excesos de velocidad y los riesgos que esas competencias generan. Al igual que los ruidos molestos producidos.

Recientemente aparece la noticia de que han sido seriamente castigados dos personas por lanzar bombas molotov a carabineros. Un caso con cinco años de prisión y el otro por tres años y un día.

Sin dudas es una noticia positiva. Ojalá se generen otras iguales.

Desde el insulto a un policía debería ser sancionado, como también desde luego otro acto de violencia como pretender golpearlos o lanzarles una piedra u otro tipo de objeto.

Estamos frente a una realidad, con los recursos materiales que posee la policía y con las sanciones existentes no hay forma de que le fuerza policial existente pueda evitar que se generen actos destructivos como los que estamos observando.

Parece increíble el ataque a establecimientos de la policía, desde retenes hasta comisarías. No me explico por qué frente a un ataque a un local de esa naturaleza, no lleguen las fuerzas especiales a detener a los que atacan y deban actualmente defenderse los mismos afectados desde el interior de su cuartele. Da la triste sensación de que no se quiere detener a esos atacantes, como también sucede con los encapuchados. Uno tiene derecho a preguntarse por qué no sucede eso.

En la forma como se procede no hay fuerza pública capaz de evitar los desmanes que se van generando. Seguiremos viendo destrucciones de monumentos, de instalaciones públicas, de estaciones de metros, de saqueos de propiedades privadas desde pequeñas hasta grandes empresa como hoteles, supermercados y locales de otras actividades. No solo observamos saqueos sino incluso procesos incendiarios. Ya no es mayor noticia el incendio de un vehículo de la movilización colectiva.

Duele ver que quienes invitan a grandes manifestaciones y a sus participantes en ellas, poco hacen por evitar destrucciones y ataques.

Parece increíble que no pocos, incluso periodistas, designen expontáneamente a la Plaza Baquedano como la Plaza de la Dignidad.

Pienso que a muchos nos impresionó y amargo oír al Alcalde de Santiago lamentarse como se había recientemente destruido para importante de la Plaza Baquedano, en una manifestación no tan numerosa.

Todo lo que está sucediendo, parece lamentablemente que no lo podemos superar en democracia. Tenemos una pérdida increíble de valores; en muchos estratos de nuestra sociedad.

No es acción solamente del lumpen. A qué se le llama así; una definición es “Grupo social formado por las personas social y económicamente marginadas en ambientes urbanos, carente de conciencia de clase, como las personas que practican la prostitución, mendicidad y delincuencia”.

La acción se extiende a muchos otros grupos. Basta ver lo que ha sucedido con establecimientos educacionales como el Instituto Nacional, donde se hicieron presentes los incendiarios llamados “mamelucos blancos” por su vestuario utilizado. Llama la atención por qué no son detenidos como igualmente sucede con los encapuchados en acciones localizadas. Con una fuerza reforzada podrían muchos de ellos ser detenidos.

En las concentraciones en plaza Baquedano, en las noches, se observa lanzamientos de rayos laser contra la visual de los carabineros. Como esas luces surgen de todos los sectores, no solo de zonas marginales.

Muy interesante sería estudiar a fondo las causas de lo sucedido. Planteo inicialmente como una posible causa la falta de oportunidad de un trabajo digno para quien quiera y necesite trabajar. Carecemos de políticas nacionales de empleo, a lo que se suma la gran población de inmigrantes, incluso entre ellos profesionales.

Esto a mi juicio en gran parte se deriva del estilo de desarrollo que llevamos adelante, que por sectores importantes es considerado exitoso.

Recuerdo lo que ya he planteado anteriormente en otros artículos, que para tener un desarrollo justo y perdurable se necesita: 1. Crecimiento económico; 2. Justa distribución de los beneficios del crecimiento; 3. Estabilidad y sustentabilidad, y 4. Pleno empleo.

Esto hace tiempo que no se está cumpliendo en Chile, por eso a mi juicio estamos enfrentando situaciones muy críticas que están destruyendo parte de los avances logrados. Lo que ha sucedido con el Metro es un ejemplo de ello.

 

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