El tema del maremoto/(tsunami) nos deja amargos recuerdos y resultados. Dos instituciones SHOA y la ONEMI, especialmente la primera, aparecen con claras y serias responsabilidades, también en algún grado otras son compartidas. Las cabezas de ambas se han alejado de sus instituciones; la primera por destitución y la segunda, por renuncia voluntaria.
Dos instituciones que debieran estar estrechamente relacionadas, al parecer no lo estaban y ante sí.
Cuesta pensar que una dependencia de la Armada chilena haya tenido ese comportamiento. A qué se deberían los errores cometidos por estas instituciones; aparentemente porque en sus cabezas no estaban los elementos más capacitados para cumplir sus importantes tareas. Hay sin duda también responsabilidad en quienes las designaron. También podría estar como causa las presiones ejercidas para evitar dar a conocer los riesgos de los maremotos, como se verá más adelante.
Me ha impresionado la carta publicada por La Segunda del 31 de marzo enviada por la esposa de un ex director del SHOA a la Dirección de este diario vespertino. He creído conveniente incluirla in extenso y destacar y analizar algunos de sus contenidos. Es una carta muy bien redactada y con valioso tenor.
Señora Directora.
Durante el período 2004-2008, mi marido el capitán de Navío Roberto Garnham Poblete, fue director de SHOA, de la Armada de este país. En el lapso, Roberto trató de implementar al máximo las alertas de tsunamis en toda nuestra costa, motivado, además, por lo ocurrido en 2004 con el tsunami de Sumatra, que provocó muchísimas muertes por falta de una alerta temprana. Entregó textos de educación; las cartas de inundación por tsunamis, que eran de conocimiento restringido (Onemi y municipalidades) él las hizo de conocimiento público para que cualquier ciudadano las pudiera bajar de la página de Internet del SHOA, pero lamentablemente los planos reguladores de las ciudades costeras hicieron caso omiso de estas recomendaciones; dio charlas a través de todo el país, y fue al extranjero a especializarse en el tema, estuvo en Hawai, en la NOAA, PTWC, Japón, Paris y Estados Unidos. Incluso fue a la Comisión de Hacienda del Congreso para solicitar recursos para implementar mejor el sistema de detección lejana y cercana de nuestras costas, siendo “diferido”.
Él decía que en cualquier momento podría ser Chile víctima de un gran tsunami. En ese tiempo, el director de la Onemi era el Dr. Maturana, quien pensaba igual y ambos implementaron un sistema de radio-HF en comunicación directa Así, el auto fiscal de mi marido tenía una radio de comunicaciones con una gran antena, al igual que nuestra casa, y la radio estaba en el velador de nuestro dormitorio todas las noches, siempre en contacto directo con Maturana.
Aquí viene lo delicado y difícil de contar: Roberto fue tratado casi de loco y fue amonestado por superiores en reiteradas oportunidades por su insistencia en el tema tsunamis. Fue objeto de burlas dentro del sistema y hubo alcaldes de regiones costeras que se negaron a poner señalética de evacuación, porque eso infundía miedo en los turistas. Siempre le decían que viera las estadísticas, ya que era casi imposible que en Chile hubiera un megaterremoto con un gran tsunami, que eso era de películas y que no diera tantas entrevistas en la televisión, porque eso provocaba temor.
Él se fue del SHOA y tal vez el trabajo de prevención y educación, después de su partida, ya no fue tan prolijo y se perdió.
Gisela Parra Roa
De esta carta cabe destacar varios contenidos:
1) La preocupación de la entonces cabeza de SHOA, capitán de Navío Garnham Poblete
2) Su preocupación por perfeccionarse
3) Su convencimiento de la importancia del tema, basado en lo sucedido en Sumatra.
4) La estrecha relación y facilidad de comunicación con el Dr. Maturana, cabeza de la Onemi.
5) Sus esfuerzos por hacer transparente la información disponible y además porque ella sea trasmitida y se crea conciencia de la importancia del tema.
6) Acontecimientos negativos tales como:
i) Que se hiciera caso omiso de la información en los planos reguladores de comunas costeras.
ii) Que no se asignaran los recursos financieros solicitados incluso con su presencia en la Comisión de Hacienda del Congreso para un mejor sistema de detección.
iii) El tratamiento que recibió, y que fuera amonestado en reiteradas oportunidades por su insistencia en el tema de lo tsunamis. Hasta habría sido objeto de burlas dentro del sistema.
iv) Negativa de algunos alcaldes costeros a poner señaléticas de evacuación, porque ello infundía miedo y podía perjudicar al turismo.
Por otra parte me impresionaron planteamientos que hizo el Dr. Maturana en el encuentro de científicos en la mañana del 19 de marzo, organizado por los decanos universitarios de las facultades de Ciencias. En esa oportunidad intervino como uno de los oradores.
De lo dicho me llamó especialmente la atención:
1. Su dominio sobre el tema y la dedicación que él le prestó a su labor de Director de ONEMI, de su organización y de las asesorías externas que consiguió.. Posiblemente su trayectoria de servidor público y de médico en la Asistencia Pública contribuyó a ello.
2. Los esfuerzos que hizo para hacerla operar eficientemente y para obtener recursos desde que era Ministra de Defensa la Presidenta Michelle Bachelet, petición que quedó dormida en Hacienda.
3. La inesperada petición de renuncia de que fue objeto. Él esperaba continuar en su cargo.
4. Afortunadamente la Universidad de Chile, la Escuela de Salud Pública lo habría recibido en su seno.
5. Que llamara un par de veces a la ONEMI advirtiendo oportunamente el riesgo en que se estaba.
La duda que surge. Por qué a tan destacadas personas, que se esforzaron por perfeccionarse, por aprovechar experiencias externas, por luchar por sus instituciones, se les marginan de sus cargos. Para el primero, seguramente las amonestaciones que recibió contribuyeron a ello. Para el caso del Dr. Maturana, habrán sido los cuoteos políticos o de género que han influido en ello. O será que pedían muchos recursos a Hacienda, que era la que parece tenía mucha influencia en el Gobierno. O serían sus críticas a las Municipalidades costeras. O “al daño que ocasionaban al turismo”, al decir la verdad sobre los riesgos existente. Parte de la verdad es posible que se vaya sabiendo.
Patético es lo que se ha sabido por ejemplo en la isla de Juan Fernández, donde no hubo temblor y no se avisó del riesgo del maremoto; con su bahía casi totalmente abierta al oriente, de donde vendrían las olas. O en el continente, cuando se avisó que no había riesgo de maremoto y fallecieron personas que descendieron al bajo por esa noticia.
Se debe estar consciente de que el terremoto es el de los más grandes registrados en el mundo, en un medio geográfico de condiciones muy especiales. Dará para muchos estudios. Interrogantes que a uno le surgen: por qué fueron varias olas, por qué grandes olas se hicieron presente con tanta tardanza.
Este terremoto nos está dejando valiosas lecciones. El tema de la vivienda merece un tratamiento aparte. Por qué casaS mal construidas con riesgo de vida para sus habitantes, no se destruyeron oportunamente y, por el contrario, se alentaron a sus residentes a seguir viviendo ahí condonándoles sus deudas.