En el diario El Mercurio de Santiago de Chile, hoy sale un interesante artículo sobre el consumo de proteínas, titulado “Reducir el consumo de proteínas sería un factor clave para vivir más y mejor”. Esta publicación la transcribo textualmente al final de este artículo. He considerado conveniente analizarla y comentarla.
Además de referirme a esta publicación y a otros temas más generales relacionados con la ingesta de proteínas, abordo brevemente una materia más específica, la dieta y el cáncer, dando atención al tema de la proteína.
Más adelante hago una introducción a las recomendaciones de ingesta de proteínas, cómo éstas han ido variando en el tiempo y finalmente relacionarlo con el cáncer.
En cuanto al artículo de El Mercurio, me referiré de inmediato a lo que me parece más importante:
Se afirma en él inicialmente: Comer carnes y productos lácteos puede ser dañino para la salud de los adultos de alrededor de 50 años, aunque después de los 65 su consumo es beneficioso.
Nada se dice de la importancia del consumo de carnes en el aporte de hierro asimilable; su contribución importante para prevenir o curar anemias importantes especialmente en países en desarrollo.
Se presentan resultados de una investigación realizada por la Universidad del Sur de California de datos de 6.831 adultos y personas mayores. A ellos se les aplicó una encuesta de alimentación y fueron chequeados y seguidos durante 18 años.
Las proteínas, que gozan de una imagen de alimento beneficioso, tienen riesgos importantes que se deben tener en cuenta.
Se afirma que “los adultos de alrededor de 50 años que tienen un consumo de proteínas – sobre todo carne y lácteos – tienen cuatro veces más posibilidades de morir de cáncer o diabetes, y casi duplican el riesgo de morir de cualquier enfermedad en los siguientes 18 años de su vida”. Incluso un consumo moderado triplica el riesgo de cáncer.
El doctor Valter Longo, uno de loa autores del trabajo y director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California expresó a El Mercurio que. “tenemos evidencia convincente de que una dieta alta en proteínas animales es tan dañina para la salud como fumar”.
Contrasta lo anterior con lo siguiente: Sin embargo, en los mayores de 65 años, los efectos en la mortalidad se revierten. Así quienes consumen mucha proteína reducen su riesgo de morir de por cualquier causa en un 28%, mientras que la posibilidad de desarrollar cáncer disminuye en 60%.
En el artículo se da la opinión de dos médicos chilenos.
Doctor Juan Patricio Valderas. Respecto a la carne roja expresa; “Esta tiene grasa saturada y los compuestos que le dan el color rojo, que contienen fierro, tienen un efecto oxidante que causa daños en el ADN, lo que aumenta el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares”. Otro aspecto que no refleja este estudio, según este profesional, es que la proteína de pescados y mariscos es saludable. “En occidente este consumo es muy bajo, pero si estudiamos a los esquimales o los japoneses, vemos que estos alimentos sí tienen beneficios para la salud”, dice.
La doctora Ada Cuevas afirma que “en estricto rigor las proteínas no son dañinas, excepto si la persona tiene una enfermedad renal avanzada, en que un exceso de proteína puede ser perjudicial”. Coincide en que “la proteína animal y los lácteos pueden causar daño por la grasa que tienen”. “Por eso es preferible el pescado, porque la grasa que tiene es el omega-3, que es saludable, a diferencia de la grasa saturada de la carne roja, que no lo es”.
Introducción
El tema de las proteínas en la alimentación humana es bastante complejo y sus recomendaciones han ido variando en el tiempo. Recuerdo que en los años 60 se recomendaba una ingesta diaria de proteína de un gramo diario por kilo de peso. Esto estaba relacionado con recomendaciones promedio nacionales especialmente para países con deficiente alimentación. A la proteína se le daba especial importancia.
Después apareció otro interesante planteamiento en los años 70. Se señalaba que lo importante era la suficiente ingesta de calorías, ya que si ésta era insuficiente la proteína se quemaba para aportar caloría y no se aprovechaba como proteína propiamente tal.
La acentuación del tema de la adecuada disponibilidad de calorías se asoció a una recomendación más baja de proteínas; se entró a recomendar sólo 0,5 gramos por kilo de peso. Posteriormente esa cifra se elevó a un valor del orden de 0,7 gramos.
Es importante en torno a la proteína, el valor biológico de la proteína que se consuma. El más alto valor biológico lo tiene la proteína del huevo y de la leche. Una proteína de un producto vegetal generalmente tiene un valor biológico bastante inferior; eso está relacionado con la composición de aminoácidos esenciales, los cuales son los que el organismo humano no puede sintetizar. Estos aminoácidos deben estar en determinadas proporciones, si uno de ellos está con porcentaje más bajo, hace bajar el valor biológico de la proteína. Surgió así la importancia de las mezclas de vegetales, especialmente de cereales y leguminosas; en general se puede señalar que una combinación de cereal entre un 60 a 70% y de leguminosas de un 40 a un 30% eleva el valor biológico de la proteína mezcla cercana a la del huevo.
En general frente a la pobreza, la deficiencia más aguda es en la proteína, especialmente en la animal; pero recordemos que si hay deficiencia calórica, parte de la proteína no es aprovechada como tal; se le utiliza como aporte calórico.
En los sectores de altos ingresos, se consume habitualmente exceso especialmente de proteínas con un predominio de la proteína animal, que es en general la más cara.
Proteína y cáncer
Cada vez parece tener más importancia la relación entre la dieta y el cáncer. La mala alimentación favorecería la presencia del cáncer y de su agravamiento. Mejorar la dieta puede aminorar la enfermedad y contribuir a su sanación en prácticas en que se agreguen otras medidas.
Hoy ya se afirma de la importancia de alimentar a las células sanas y no a las cancerosas. Gran alimento para las cancerosas está en los cereales refinados, en la azúcar refinada y en el exceso de consumo de proteínas. Desde luego las grasas de origen animal también son dañinas, por ser saturadas; el aceite de pescado no tendría grasas saturadas.
Hace muchos años atrás recuerdo que un ingeniero agrónomo amigo tenía un tumor en uno se sus pulmones y se esposa me señaló que en Holanda un médico que lo atendió le dio una dieta especial que descansaba mucho en frutas y verduras, cereales integrales, nada de proteína y grasas animales ni de leguminosas. Debe tenerse presente que en general las leguminosas tienen el doble de proteínas que los cereales. Con esa dieta había logrado una importante reducción del tamaño del tumor.
He tenido varias otras informaciones sobre este tipo de dieta y su efecto positivo contra el cáncer, basado en alimentar preferentemente a las células sanas y mal alimentar a las cancerosas. Recuerdo que hace un par de años conversé con cierto temor con un médico otorrinolaringólogo al cual consultó un familiar a quien acompañé a la consulta sobre una eventualidad de cáncer a la garganta y le toqué al pasar el tema del cáncer y la alimentación. Su reacción me fue sorprendente; resultó ser gran defensor de la adecuada alimentación, muy similar a la recomendada por ese médico holandés. Me señaló de casos sanados, también me comentó que no importaba perder peso con la dieta modificada.
A continuación presento el artículo en referencia
Masivo estudio en adultos y personas mayores:
Reducir el consumo de proteínas sería un factor clave para vivir más y mejor
Comer carnes y productos lácteos puede ser dañino para la salud de los adultos de alrededor de 50 años, aunque después de los 65 su consumo es beneficioso
SEBASTIÁN URBINA
Notas al margen del artículo:
La investigación
En este trabajo se analizaron los datos de 6.831 adultos y personas mayores. A ellos se les aplicó una encuesta de alimentación y fueron chequeados y seguidos durante 18 años.
Después de una fotografía de un sector de venta de carnes de un supermercado, se señala. Según los investigadores de la Universidad del Sur de California, sobre los 65 años el consumo de proteínas tiene un efecto protector sobre la salud.
Es quizás uno de los mayores cambios de percepción sobre lo que es saludable y lo que no a la hora de comer. Las proteínas, que gozan de una imagen de alimento beneficioso, tienen riesgos importantes que se deben tener en cuenta.
Según una investigación que publicó ayer la revista Cell Metabolism, los adultos de alrededor de 50 años que tienen un consumo de proteínas – sobre todo carne y lácteos – tienen cuatro veces más posibilidades de morir de cáncer o diabetes, y casi duplican el riesgo de morir de cualquier enfermedad en los siguientes 18 años de su vida. Un consumo alto equivale a que alguien que pese 70 kilos coma unos 400 gramos de carne roja.
Pero incluso un consumo moderado triplica el riesgo de cáncer.
“Aunque no existe una comparación rigurosa entre la proteína de las carnes rojas y la de los lácteos, sospechamos que son tan malas una como la otra”, explica a “El Mercurio” el doctor Valter Longo, uno de loa autores del trabajo y director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California.
“Este investigador advierte que tenemos evidencia convincente de que una dieta alta en proteínas animales es tan dañina para la salud como fumar”.
Efecto contrario
Sin embargo, en los mayores de 65 años, los efectos en la mortalidad se revierten. Así quienes consumen mucha proteína reducen su riesgo de morir de por cualquier causa en un 28%, mientras que la posibilidad de desarrollar cáncer disminuye en 60%.
El problema, según Longo, es que “la mayoría de las personas están comiendo el doble de las proteínas que deberían, y el mejor cambio es reducir la ingesta diaria, pero en especial las de origen animal”, dice. Estas últimas hoy representan cerca del 67% del total de este alimento.
Para el doctor Juan Patricio Valderas, médico nutriólogo de la Red Salud UC. Christus, el problema es que en la población occidental la mayor fuente de proteínas sigue siendo la carne roja. “Esta tiene grasa saturada y los compuestos que le dan el color rojo, que contienen fierro, tienen un efecto oxidante que causa daños en el ADN, lo que aumenta el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares”, explica.
Otro aspecto que no refleja este estudio, según este profesional, es que la proteína de pescados y mariscos es saludable. “En occidente este consumo es muy bajo, pero si estudiamos a los esquimales o los japoneses, vemos que estos alimentos sí tienen beneficios para la salud”, dice.
La doctora Ada Cuevas , médico nutrióloga de la Clínica Las Condes, afirma que “en estricto rigor las proteínas no son dañinas, excepto si la persona tiene una enfermedad renal avanzada, en que un exceso de proteína puede ser perjudicial”.
En su opinión, la proteína animal y los lácteos pueden causar daño por la grasa que tienen. “Por eso es preferible el pescado, porque la grasa que tiene es el omega-3, que es saludable, a diferencia de la grsa saturada de la carne roja, que no lo es”, advierte esta especialista.
Respecto de los lácteos, el doctor Valderas dice que hoy existe una amplia oferta de estos productos que son descremados, como leche, yogur y quesillo. Esto los transforma en una saludable fuente de proteínas, como también lo es la clara del huevo.
El problema de las proteínas vegetales es que siendo beneficiosas, se necesita consumir una cantidad exagerada de legumbres o soya, por ejemplo, para obtener lo que se necesita.
En esto coincide Longo, aunque su consejo es que de todas maneras se deben previligiar los vegetales.
2 respuestas
me han operado de cáncer de colon, siempre me intereso informarme sobre los distintos tipos de
cáncer y, me entero a través de este medio que normalmente el cáncer no tiene cura, quisiera saber
si es verdad tal manifestación o si se puede tener una esperanza de curación para la misma.El tema es muy bueno e informativo, los seguiré leyendo. saludos desde uruguay.gracias
8 de enero de 2015
Estmado Juan:
En mi opinión todo cáncer puede ser superado. Tenemos expe3riencias de sanación de cánceres terminales. La lucha contra el cáncer yo la comparo con un partido de tenis, que mientras no se pierda la última pelota, el partido o la lucha se puede sanar. Debe pensarse en tratamientos integrales, uno de ellos es que el paciente tenga confianza en sanar. La alimentación es muy importante y también reforzar el sistema inmunológico. Atentamente. Rolando