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Sobre la nueva constitución. Inquietudes sobre los resultados de la Convención Constituyente

Para muchos la Convención Constituyente (CC) no ha hecho una buena labor. Hay pronósticos, resultados de encuestas que lo que se acuerde finalmente en la CC, sería rechazado o aprobado por un bajo porcentaje de los votantes. Sus resultados estarían cercanos en un par de puntos al 50%, en circunstancias que una constitución de una república debiera tener un amplio apoyo inicial.

Comparto parcialmente lo que ha planteado hace poco la convencional de derecha Marcela Cubillos, en cuanto a que si el resultado es similar para la aprobación o rechazo, si solo se define por un par de porcentajes que superen o se distancien del 50%, ello es como rechazo. Ella considera, a mi juicio con razón, que una constitución debe ser aprobada por una amplia mayoría.

Tengo la sensación de que lo que sucediendo está favoreciendo a la derecha política, como también lo estaría haciendo ese mayor apoyo, la incapacidad del Gobierno para enfrentar con resultados positivos la lucha contra el delito y la violencia.

Ya hay una publicación con muchas firmas  que recomiendan el rechazo y otra, su aprobación, con un par de personajes importantes que sorprenden por su respaldo.

Por otra parte hay preocupación por la premura con que se pretende sacar pronunciamientos muy importantes. Se produjo recientemente un planteamiento, en que se ha hecho presente a mi juicio con razón, que pedía ampliar el plazo para la entrega de su proposición; pero ello ha sido mayoritariamente hasta ahora rechazado. Es muy posible que la estrechez de tiempo dificulte no solo la redacción de lo que se entregue sino que también la calidad de su contenido.

Mi impresión hoy es que puede ganar en el plebiscito el rechazo, en no pocos casos por ciertas proposiciones. Una de ellas creo importante es la eliminación del Senado y la creación de una nueva cámara con la denominación de regional. También despierta inquietud las proposiciones entorno al Poder Judicial, que se pretende que desaparezca como “Poder” y se transforme en “Sistema”. Ha sido una tradición constitucional que en Chile existan los tres grandes poderes con sus cabezas unipersonales, ellos son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo con sus dos cámaras y el Poder Judicial. Algunos atribuyen esta proposición a que en la educación formal del país se eliminó hace muchos años la asignatura o cátedra de Educación Cívica.

En lo judicial, un componente esencial es la Corte Suprema y su cabeza. Su Presidente, tiene importantes responsabilidades especialmente en momentos de crisis políticas profundas.

Posiblemente este proceso ha sido perjudicado por la presencia de posiciones temporales en parte amplia de la población en torno a dos temas, uno es el populismo y el otro el feminismo, acompañado de la anhelada “paridad de género”. Respecto a esto, se discute ahora incluso como crítica, el que lo propuesto margina al sector de los o las “trans”.

En mi opinión, la “paridad de género” debiera reemplazarse por la “equidad de género”.

Me preocupa oír a nuestro actual Presidente de la República”, como un dogma de él, la condición de “paridad de género” en las diferentes instituciones u organizaciones existentes o que se creen. Parece en esto haber algo de populismo.

Estimo que no es fácil votar a favor de una proposición de constitución si ella contiene cualquier planteamiento específico en que uno esté en desacuerdo. Ello puede contribuir a una mayor votación de rechazo.

Ha entrado en polémica hasta dónde la constitución vigente en Chile contenga en alta proporción planteamientos de la Constitución impuesta por al gobierno o la dictadura militar en 1980 y no se consideren los importantes cambios que ella ha tenido y que nos conduce a la Constitución del 2005, promulgada por el Gobierno del Presidente Lagos, quien firma su ley de vigencia.

Hay un interesante planteamiento en torno al Plebiscito que por amplia mayoría apoyó el apruebo, y que ese acuerdo se mantiene como decisión, pero se debe buscar una nueva forma de proceder en que se vayan aprobando o rechazando cambios específicos, que no alteren mayoritariamente su texto conjunto. Lo anterior lo permitiría la constitución vigente.

Un tema interesante de analizar es cómo se llegó a gestarse la constitución de 1980. Partió con un trabajo de varios prestigiados profesionales elegidos por el Gobierno Militar, para después establecer un Consejo de Estado, al cual se invitó a que se integraran a él los ex Presidentes de la República. En esa época eran tres, Jorge Alessandri Rodríguez, Gabriel González Videla y Eduardo Frei Montalva. Los dos primeros aceptaron integrarse y el primero presidió el Consejo.

En dos constituciones anteriores su preparación estuvo basada en Consejos de Estado.

En la preparación de esta constitución de 1980 participaron bastantes profesionales muy competentes y se trabajó por muchas comisiones de distintos niveles. Después lo preparado por el Gobierno pasó al Consejo de Estado y su producto fue entregado finalmente al Gobierno Militar, el que modificó con el aporte de varios participantes que le hicieron cambios muy importantes. Así se introdujo la ideología económica de la llamada Escuela de Chicago.

Este proceder molestó al ex Presidente Alessandri, quien no habría hecho pública su molestia.

Recomiendo leer la publicación sobre la gestación de la constitución de 1980 a la que se puede tener acceso; indico su fuente.

(Fte; https://www.pauta.cl/politica/constitucion-de-1980-asamblea-constituyente-crisis-social)

Presagio que el plebiscito venidero entregara como resultado el rechazo por estrecho margen. Ello puede crear serios problemas sociales y políticos. También a la larga lo originaria una nueva constitución con un apoyo político electoral muy bajo.

En mi opinión, el problema surge de la forma como quedó constituida la Convención Constitucional. Faltaron en su composición especialmente abogados constitucionalistas de respeto, pertenecientes a diferentes ideologías políticas.

Otro problema polémico es que de aprobarse lo propuesto por la CC, cuál será la forma y especialmente el tiempo en poner en vigencia de los contenidos de la nueva carta constitucional.

Un tema importante es el del Senado, hasta cuándo seguirá vigente frente a los senadores nuevos elegidos que deberían desempeñarse por casi 10 años que deben durar sus cargos. Otro tema de lo acordado es sobre el poder judicial, ahora sistema judicial; se presentan importantes complejidades para alcanzar la vigencia plena del nuevo sistema que se establecería.

De rechazarse lo propuesto por la CC, queda el camino de modificar contenidos de la actual constitución. Debiera seguirse ese camino.

Vienen días muy difíciles para nuestro país, ya los tenemos presentes y agravándose; es desear que el tema de la nueva constitución o de las modificaciones de la actual, no creen al Chile mayores situaciones de tensión y de violentos procederes.

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